El cerco a la Universidad desde el Gobierno Civil (y II)
El cerco a la Universidad de Granada desde el Gobierno Civil (I)
Mas si estos actos políticos pudieran entenderse como una forma del gobierno para limitar la presencia, organización y visibilidad de la oposición, para el Gobierno Civil de Granada, cualquier acto que no sea estrictamente académico será político y, por tanto, prohibido, sancionado o advertido administrativamente. El caso más paradigmático de la frontera que debe existir entre lo académico y lo político lo encontramos en dos actos: el primero, una asamblea en el Aula Magna de Medicina el 6 de mayo de 1975, con presencia del Decano, en la que se lee un informe sobre la represión a que se han visto sometidos los obreros encerrados en la Curia o las multas sobre los que se encerraron en la Iglesia de San Isidro en solidaridad con aquellos, así como la mención a la detención por estos hechos del estudiante de Medicina José Falín Rivas Guerrero.
Dado que estos hechos son “de carácter subversivo”, el acto es “completamente extraño a la vida académica” por lo que pone en conocimiento al Ministro de Educación y Ciencia
Dado que estos hechos son “de carácter subversivo”, el acto es “completamente extraño a la vida académica” por lo que pone en conocimiento al Ministro de Educación y Ciencia este hecho; el segundo, el acuerdo que toma el Claustro de la Facultad de Derecho el 11 de mayo de 1976 en el que se pide públicamente la libertad para los 54 obreros y estudiantes detenidos en el Barranco del Sombrero a finales de marzo de ese año cuando organizaban el 1º de mayo. Aquí el Gobernador Civil, José Manuel Menéndez-Manjón, insta al Ministerio de Gobernación para que se recabe del Ministerio de Educación y Ciencia “la anulación del citado acuerdo (...) pues de lo contrario se establecería un gravísimo precedente”. La razón: “el claro propósito de interferencia en asuntos gubernativos, que no guardan la más mínima relación con la vida académica”. (AHGCG, Caja “Manifestaciones 1976”).
Es elocuente que se prohíba todavía el 1º de mayo de 1977, aún después de haber sido legalizados los partidos políticos y sindicatos, pero también todas aquellas manifestaciones que tengan un carácter netamente reivindicativo
Es elocuente que se prohíba todavía el 1º de mayo de 1977, aún después de haber sido legalizados los partidos políticos y sindicatos, pero también todas aquellas manifestaciones que tengan un carácter netamente reivindicativo. Así, el 27 de abril de ese año se prohibirá una manifestación de estudiantes afectados por la huelga de dos meses de los PNNs de la Universidad de Granada para reivindicar solución a sus problemas y, al mismo tiempo, la petición para la participación democrática en la elaboración de los estatutos de la Universidad. En esta ocasión el argumento –que coincide básicamente con el que se da para denegar el 1 de mayo- no deja lugar a dudas para la arbitrariedad, ya que se basa en que debe primar el derecho de los ciudadanos que deben “disfrutar de un clima de paz”, porque la manifestación debía discurrir por las calles céntricas de la capital, “frecuentadas por personas a cuyas actividades no afectan las reivindicaciones de los estudiantes” y porque “el momento elegido (...) no es el óptimo”, ya que sus fines pueden fácilmente confundirse con “los de propaganda electoral prohibidos”. (AHGCG, Asunto “Reuniones”, Caja 1211, Orden Público, 12.10). Lógicamente, este mismo argumento no afectaba a las manifestaciones de apoyo al régimen que tenían todo el beneplácito de esas mismas autoridades.
A los pocos días los claustros de ambas facultades emitirán una nota de protesta por lo que consideran un “grave atentado contra la autonomía universitaria” y “la libertad de expresión”
La identificación entre el derecho de manifestación y la algarada es absurda, pero así se concibe desde el Gobierno Civil de Granada. De forma similar, se puede prohibir una conferencia aduciendo que la misma puede inducir a “alteración del orden público”. Cuando el 25 de febrero de 1976 Nicolás Sartorius, dirigente de CCOO y uno de los procesados en el 1001, intentaba pronunciar una conferencia en el Hospital Real, con las tres naves del crucero atestadas de estudiantes y obreros, fue suspendida por orden gubernativa ante la indignación de los decanos de Derecho y Filosofía que lo acompañaban. A los pocos días los claustros de ambas facultades emitirán una nota de protesta por lo que consideran un “grave atentado contra la autonomía universitaria” y “la libertad de expresión”, al tiempo que señalaban que este tipo de actos sólo podía realizarse en la Universidad habida cuenta de la falta de libertad en los ámbitos no universitarios, pero devolvían el argumento a la autoridad gubernativa en la medida en que era la prohibición, precisamente, la que provocaba conflictos de orden público.
Podría pensarse que los actos marcadamente académicos podrían tener vía libre para su realización, pero incluso éstos podrían acarrear consecuencias para los organizadores
Podría pensarse que los actos marcadamente académicos podrían tener vía libre para su realización, pero incluso éstos podrían acarrear consecuencias para los organizadores por el mero hecho de haber realizado publicidad fuera de las aulas. Por ejemplo, un ciclo de conferencias que se había organizado por la Facultad de Derecho en abril de 1975, y que se había publicitado en algunas librerías del centro de la ciudad, lleva al Gobernador Civil a advertir al Decano de esa Facultad “de la responsabilidad en que pudiere incurrir, de repetirse tal actuación”, ya que su publicidad “hace trascender esta actividad a una esfera de competencia totalmente extraña a la pura académica”. (AHGCG, Caja 1325-A, del Gobernador Civil a Director General de Política Interior, núm. 19522, de 18 de abril de 1975).
La Universidad se concibe, por tanto, como un recinto amurallado donde no debe entrar la vida ni ésta puede traspasar sus muros. El régimen sabe de la importancia que tiene la Universidad para ser una caja de resonancia de los problemas sociales, más allá de lo meramente académico, y buscará cualquier pretexto para sellar su potencial de transformación social. El auge de la protesta en las postrimerías del franquismo y, sobre todo, en la transición, provocará innumerables censuras en el ámbito de la cultura y, por ende, en el ámbito universitario, tanto en sus recintos o en los aledaños donde intelectuales, profesores o estudiantes participan. Veamos algunas de ellas desde el año 1975 a la legalización de los partidos políticos, en 1977:
Algunas actividades culturales prohibidas por instancias gubernamentales en el distrito universitario de Granada desde 1975 a 1977
Fecha |
Actividad |
5.3.75 |
Exposición de carteles de once “plásticos” y debates en torno a la exposición sobre literatura, arte y medios de comunicación, en el Colegio Mayor San Jerónimo. (Los artistas que exponían eran Julio Juste, Juan Vida, Antonio Chicharro Chamorro, Pedro García o Antonio Salvador, entre otros. Entre los ponentes de las conferencias estaban Concepción Félez, Ignacio Henares, José Carlos Rosales, Álvaro Salvador, Juan de Loxa, Juan Carlos Rodríguez, Cayetano Aníbal, José G. Ladrón de Guevara, Justo Navarro, Celso Emilio Ferreiro, Juan Alfredo Bellón o Antonio Checa, entre otros).
|
9.3.75 |
Recital de flamenco de Rafael Romero en Hospital Real como pórtico a la I Semana de Teatro Andaluz. |
12.3.75 |
Suspensión del concierto de Ovidi Montllor. |
22.3.75 |
Suspensión de la I Semana de Teatro Andaluz que debía celebrarse entre el 9 al 16 de mayo. |
26.4.75 |
Conferencia de Antonio Elorza, profesor de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Madrid, en el Colegio Universitario de Almería, con el título: “Vocabulario político de un pensador socialista”. |
6.5.75 |
Suspendidas las conferencias de Manuel Ramírez, catedrático de Derecho Político de la Universidad de Zaragoza sobre “Derechas e izquierdas en las Cortes de la II República” y de Raúl Morodo, profesor de Derecho Político en la Universidad Complutense, sobre “El derecho en la situación sociopolítica de la España de hoy”. |
24.5.75 |
Conferencia de Carlos Castilla del Pino en Universidad de Málaga, titulada “Análisis estructural del delirio”. |
6.12.75. |
Recital de música en la Escuela Universitaria de EGB de Almería con actuación de los cantantes Miguel Ángel Molina, Manuel del Arco y Jimmy. |
21.2.76 |
Ciclo de conferencias sobre Andalucía que habían organizado las Facultades de Filosofía, Derecho, Ciencias y Medicina. |
26.2.76 |
Conferencia de Nicolás Sartorius en el Hospital Real. |
1.9.76 |
Conferencia de las profesoras granadinas Julia García Leal y Concepción Félez sobre los derechos de las mujeres, en Motril. |
11.2.77 |
Conferencia de Manuel Azcárate en Arquitectura sobre la enseñanza en España. |
La eclosión de la protesta, no obstante, sobre todo en el primer semestre de 1976, hará imposible, en la práctica, controlar todo lo que se mueve en torno a la Universidad y se podrán realizar numerosas asambleas, concentraciones o encierros, que serán, no obstante, vigilados por la policía o, en algunos casos, reprimidos.
Este tipo de prohibiciones llevará a la oposición política, esencialmente a la izquierda, a criticar el doble rasero del Gobierno Suárez
Este tipo de prohibiciones llevará a la oposición política, esencialmente a la izquierda, a criticar el doble rasero del Gobierno Suárez, en la medida en que mientras se mantiene todavía a presos políticos y sindicales en las cárceles o se prohíben numerosos actos de la misma, al mismo tiempo “parece inminente el libre juego de algunos políticos”, como señalan en su comunicado alumnos y profesores en protesta por la prohibición de los actos a favor de la amnistía. Ese escrito venía firmado por Esteban Rodríguez Ocaña, Rafael Juárez Ortiz, Miguel Ortega Huertas y Rafael G. Peinado Santaella. (Diario Ideal, 11.7.76, p. 17).
Era la primera comparecencia de Saborido después de salir de la cárcel y la conferencia estuvo presidida por José Cid de la Rosa, dirigente provincial de CCOO de Granada y el profesor Joaquín Bosque Sendra
Esto mismo se comprueba en el seguimiento que la BPS practica sobre las conferencias que el movimiento obrero realiza en la Universidad, que no se limitará a entresacar algunas de sus opiniones, sino que las denuesta cuando puede. Es el caso de la intervención de Eduardo Saborido Galán, dirigente de CCOO de Andalucía, que impartió una conferencia, organizada por el Departamento de Actividades Culturales de Filosofía, en el Hospital Real ante más de 2.000 personas, sobre “Problemática socio-laboral en Andalucía” el 14 de febrero de 1976, siendo “muy aplaudido”, como reconoce el informante, que no se recata al afirmar que todo lo que dijo era “una perorata”. En esta ocasión era la primera comparecencia de Saborido después de salir de la cárcel y la conferencia estuvo presidida por José Cid de la Rosa, dirigente provincial de CCOO de Granada y el profesor Joaquín Bosque Sendra. Eduardo Saborido llevaba tres meses en libertad, pues había salido de la cárcel de Jaén, tras un indulto, a finales de 1975, por el Proceso 1001. (Diario Ideal, 26.3.76, p. 11).
La policía estará atenta a este tipo de actos, pero también a cualquier rumor que circula por la Universidad
La policía estará atenta a este tipo de actos, pero también a cualquier rumor que circula por la Universidad y, unos días más tarde, informará al Gobernador Civil que “se ha captado el comentario de una próxima visita a nuestra ciudad de [Marcelino] Camacho y Felipe González”, algo que no ocurrió, al menos en esos momentos. (AHGCG, Caja 1325-A). La vigilancia, en fin, que la BPS hace de cualquier acción “subversiva” va desde el movimiento obrero al estudiantil o a la inversa, ya que ellos mismos reconocen la imbricación entre ambos. Así, cuando descubren dónde se va a realizar la reunión de dirigentes de las Comisiones Obreras de la construcción para preparar el 1º de mayo de 1976 y son detenidos medio centenar de ellos en el conocido Barranco del Sombrero, la BPS afirma que el seguimiento de las actividades subversivas se traslada a la Universidad “donde se esperaban ciertas actuaciones subversivas”, pero solamente se ha podido detectar “el lanzamiento de propaganda, aunque no de forma masiva y la celebración de alguna reunión en Centros de la Universidad, donde se intentó exaltar los ánimos” y que luego volvieron a intentarlo tras un recital de Carlos Cano organizado en el crucero del Hospital Real. (AHGCG, Caja “Generales de Orden Público”, Granada Capital, Informe de la DGS, de 3 de mayo de 1976).
Frente a las dificultades con que se mueve la oposición política en el uso de los locales universitarios y, particularmente en los colegios mayores, algunos de ellos, como el Colegio Mayor Loyola, se convierte durante los últimos años del franquismo y la transición en un instrumento al servicio de los intereses de los herederos reformistas del régimen franquista. Allí se celebrarán conferencias con abultada presencia de público y con un contenido claramente político, sin más dificultades. En julio de 1975, por ejemplo, se presentará el libro Tácito presidido por el director del Colegio, Restituto Méndez Fernández –que actuó como moderador- y algunos oradores como Marcelino Oreja Aguirre.
Pero, más elocuente todavía es aún el descaro con que muestra el hilo que les unía al franquismo cuando afirma que, al referirse al Caudillo, el tono fue en todo momento “respetuoso y dentro de un estricto sentido del bueno gusto”
Más evidente es la conferencia que Joaquín Garrigues Walker hizo el 10 de noviembre de 1976 donde no se recató de presentar su partido ante unas 500 personas, en su mayoría jóvenes, para hacer una apología de las sociedades de corte liberal. Lo importante es que, en ambos casos, los informes que elabora la DGS sobre ambas conferencias están repletas de elogios hacia ambos conferenciantes, especialmente hacia Joaquín Garrigues del que se afirma que su actuación fue “muy eficaz, hábil y valiente”, en la medida en que se enfrentó con sentido del humor e ingenio a las preguntas que se le lanzaron desde la izquierda. El informante se ufana al afirmar que “machacó, literalmente, a sus interlocutores y en varias ocasiones arrancó aplausos y risas en el auditórium”. Pero, más elocuente todavía es aún el descaro con que muestra el hilo que les unía al franquismo cuando afirma que, al referirse al Caudillo, el tono fue en todo momento “respetuoso y dentro de un estricto sentido del bueno gusto”. Para denostar más a la izquierda, se relata cómo este mismo conferenciante, que hizo otra intervención similar, posteriormente, en el Club Larra –de mayor altura intelectual que la del Loyola por la audiencia que lo frecuentó y entre los que estaban representantes de organizaciones de izquierda como Ladrón de Guevara (PSP), Estrella Piedrola (PSOE) o Nicolás López Calera (Grupo de Socialistas Independientes)-, volvió a “salir airoso y esta vez ante interlocutores de talla intelectual”.
Bibliografía:
- MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso (Coord.); SÁNCHEZ RODRIGO, Pedro; RUEDA CASTAÑO, Isabel; SÁNCHEZ RODRIGO, José María; CONEJERO RODRÍGUEZ, Miguel y RODRÍGUEZ BARREIRA, Óscar: La cara al viento. Estudiantes por las libertades democráticas en la Universidad de Granada (1965-1981), Vol. I y II, Córdoba, El Páramo, 2012.
- MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso: La lucha del movimiento obrero en Granada por las libertades y la democracia. Pepe Cid y Paco Portillo: dos líderes, dos puentes. Fundación de Estudios y Cooperación de CCOO-A, Granada, 2012.
- MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso: “La Universidad vigilada”, en Revista Andalucía en la Historia, Centro de Estudios Andaluces, núm. 16, 2007, pp. 74-79.
- Archivo Histórico del Gobierno Civil de Granada: Documento del Director General de Política Interior de 21 de septiembre de 1977 a todos los gobernadores civiles, entrada núm. 55086; Caja 1212, Asunto: “Reuniones”. Télex del Director General de Política Interior a Gobernador Civil de Granada, 19 de enero de 1977; Comunicado del Gobernador Civil de Granada al Director del Secretariado de Extensión Universitaria, de 23 de marzo de 1971, Orden Público, ref. 12.10; Caja 1211, Orden Público, 12.10, núm. 25805 de 11 de mayo de 1977; Caja 1209, Asunto: “Reuniones”, Orden Público, núm. 63303 de 19 de noviembre de 1975; Caja 1325-A, de Gobernador Civil a Ministro de Educación y Ciencia, núm. 23411 de 6 de mayo de 1975; AHGCG, Caja “Manifestaciones 1976”. Subcarpeta titulada Federico García Lorca, télex del Gobernador Civil a Delegado Nacional de Provincias, núm. 540, de 22 de mayo de 1976.
- Archivo de la Universidad de Granada: Nota de los estudiantes el 26 de febrero de 1972 al rector, en su punto nº 2, Carpeta Estudiantes, Huelga de Medicina; Oficio del Gobernador Civil de Granada al Rector de la UGR, de 18.1.72, núm. 1869, Secretaría General del Rectorado, carpeta Estudiantes 71/72; Oficio del Gobernador Civil de Granada al rector de la UGR, de 18.1.72, núm. 1869, Secretaría General del Rectorado, carpeta Estudiantes 71/72; Escrito de la Coordinadora Permanente de Distrito, de 7.2. Secretaría General del Rectorado, carpeta Estudiantes, 71-72; Asunto “Reuniones”, Caja 1211, Orden Público, 12.10, núm. 67105, de 9 de diciembre de 1976; Caja 1325-A, del Gobernador Civil a Director General de Política Interior, de 8 de marzo de 1975; Caja 1209, Asunto: “Reuniones”, Orden Público, 12.10, núm. 61241, de 12 de noviembre de 1975.
- Archivo General de la Administración, Memoria del Gobierno Civil de Granada de 1970, de marzo de 1971.
- Actas de la Junta de Gobierno de la Universidad de Granada, Acta nº 466/30.4.69, p. 68 (r).
- Diario Ideal de 24.3.71; entrevista a José Monleón en Diario Ideal, 22.3.75, p. 12; 24.2.77, p. 10; 26.2.76.
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