En la boca del “Lobo”: las torturas físicas en las comisarías granadinas (y III)
>En la boca del “Lobo”: las torturas psicológicas y físicas en las comisarías granadinas (I)
>En la boca del “Lobo”: las torturas psicológicas en las comisarías granadinas (II)
Recordemos que los miembros de la BPS eran voluntarios que se presentaban para hacer esta “labor” policial y, de ahí, que fueran policías muy ideologizados e identificados con los métodos fascistas del régimen, aunque hubo honrosas excepciones. Para ellos, la tortura era consustancial a su función y no dudaban en aplicarla a sus detenidos en todas sus variantes. En la caída de 1961 –fueron detenidos 204 militantes granadinos del PCE-, muchos de ellos fueron torturados dándole las clásicas palizas. Emilio Cervilla Alonso, con el que más se ensañaron, recuerda que inicialmente se lo llevaron la comisaría motrileña de la Plaza de las Palmeras, donde iniciaron las torturas propinándole vergajazos con una fusta de goma y con una cuerda de cáñamo que tenía varios nudos; cada hora paraban para buscar una nueva fórmula como colgarlo de una alcayata que había en el marco de la puerta hasta que las esposas se le clavaban en la carne de las manos o le propinaban patadas en el cuerpo. Y todo ello en medio de insultos e improperios. Y, finalmente, llegó uno de los torturadores más conocidos por los antifranquistas granadinos:
Despertó Emilio Cervilla al día siguiente en la comisaría de Los Lobos, rodeado de otros detenidos que habían corrido la misma suerte que él. Una de las torturas más llamativas todavía a comienzos de los setenta es la de Paco Portillo Villena* durante el Estado de Excepción de 1970, pues era la pieza más codiciada, dada su condición de Secretario Provincial del PCE:
Durante 17 días consecutivos estuvieron torturándolo con más o menos intensidad. Muchos días para conocer a sus torturadores, sus métodos y su carácter. Quienes lo vieron entrar en la cárcel afirman que parecía un “ecce homo”, que había perdido la mitad de su volumen.
Todavía hoy, cuarenta años más tarde, poco antes de morir, era capaz de enumerar a sus torturadores uno a uno
Todavía hoy, cuarenta años más tarde, poco antes de morir, era capaz de enumerar a sus torturadores uno a uno: la brutalidad de “El Jirafa”, el “anticomunismo militante” de Antonio Esteban, que lo hacía uno de los más peligrosos porque estaba en todas las detenciones que se prodjueron en Jaén y en Granada y que le revolvía el estómago cada vez que lo escuchaba; la bestialidad de Hernández y su locuacidad cuando gritaba que con gentuza como Portillo no había que perder el tiempo y siempre tenía en la boca ¡Maera con ellos, maera con ellos!; las amenazas de “El licenciado”, que atemorizaba a la gente con la pistola o los golpes de Pepe Quiles, especialista en el riñón.
El terror ante la tortura llevaba a algunos detenidos, como a otro detenido Ernesto Caballero Castillo, a estar en tensión durante todos los días en que estuvo en comisaría:
El entonces estudiante de Medicina, Antonio Aragón Orellana, por su parte, será brutalmente torturado durante los siete días que permanece en Los Lobos en esas mismas fechas. Lo sacaban de la celda por la noche y lo subían para interrogarlo. Le ponían una pistola encima de la mesa y, posteriormente, con las palmas de las manos apoyadas en la pared, le levantaban la ropa y le propinaban en la espalda dolorosos azotes con una tira de goma de las ruedas de los camiones:
Si en alguna ocasión el interrogatorio lo hacía un policía, en otras ocasiones eran rodeados por cuatro, cinco o seis agentes con el objetivo de demolerlos moralmente
Si en alguna ocasión el interrogatorio lo hacía un policía, en otras ocasiones eran rodeados por cuatro, cinco o seis agentes con el objetivo de demolerlos moralmente. No siempre lo conseguían, pero en otras, daba resultado. La soledad de los militantes antifranquistas –con muy escasas muestras de solidaridad, porque el miedo es libre- ponía a prueba a todos y todas ellas. Cada militante respondía de forma distinta porque en situaciones difíciles como éstas nadie estaba a salvo de mostrar sus debilidades. Ni siquiera los que aparentaban más fortaleza física y mental. Por ello, la BPS buscaba los flancos débiles de los detenidos que, en no pocos casos, sucumbían ante las torturas, las vejaciones o las amenazas. Y, por ello, cuando alguien se atreve a juzgar desde la comodidad de un despacho las debilidades de algunos de los detenidos, sería conveniente que se colocaran en su lugar, en aquellos momentos donde internarte en la Comisaría de Los Lobos era como llevarte al túnel del tiempo. Y, porque, en definitiva, es una injusticia tremenda hacer leña del árbol caído sin poner el acento, el único acento, en el papel brutal de los verdugos.
Bibliografía:
- MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso; SÁNCHEZ RODRIGO, Pedro; RUEDA CASTAÑO, Isabel: La cara al viento. Estudiantes por las libertades democráticas en la Universidad de Granada (1965-1981), Vol. I y II, Córdoba, El Páramo, 2012.
- MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso: La lucha del movimiento obrero en Granada por las libertades y la democracia. Pepe Cid y Paco Portillo: dos líderes, dos puentes. Fundación de Estudios y Cooperación de CCOO-A, Granada, 2012.
- NADAL SÁNCHEZ, Antonio: Licencia absoluta. La historia: los restantes datos 1968-1973. Edición del autor, 2006.
- CERVILLA ALONSO, Emilio, ¿Por qué soy comunista?, autobiografía inédita. Copia en AHCCOO-A.
- Entrevistas en Fondo Oral de CCOO de Andalucía a: Joaquín Bosque Sendra, Antonio Aragón Orellana, Pepe Cid de la Rosa, Francisco Portillo Villena, Ernesto Caballero Castillo, Socorro Robles Vizcaíno). El Fondo Oral dispone de más de un centenar de entrevistas a estudiantes y obreros antifranquistas de Granada).
- Archivo Histórico del PCE
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