'Morirse de éxito'
«¿Quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza?». Esta era una de las míticas frases vinculadas a la cadena Mediaset y que pronunció Jorge Berrocal en el año 2000, en el transcurso del primer Gran Hermano, ese que convirtió en fenómenos sociales a cada uno de los participantes en el concurso de telerrealidad e imagino que es lo que se están preguntando en estos últimos meses Alejandro Echevarría, presidente, Paolo Vasile, consejero delegado y Massimo Musolino, director general de gestión y operaciones, las tres máximas autoridades de Mediaset España. El motivo es la bajada generalizada de audiencia tanto en Telecinco como en Cuatro, que está produciendo cambios absurdos y surrealistas, en un intento desesperado por remontar sin tener que cambiar el modelo de televisión.
En el año 2000, gracias a Gran Hermano, Telecinco, el buque insignia del grupo, encontró un filón que le sirvió para emprender un camino que le ha colocado habitualmente en el liderazgo de los canales generalistas aunque bordeara los límites de la moralidad
En el año 2000, gracias a Gran Hermano, Telecinco, el buque insignia del grupo, encontró un filón que le sirvió para emprender un camino que le ha colocado habitualmente en el liderazgo de los canales generalistas aunque bordeara los límites de la moralidad y a veces los rebasara con un modelo concreto: edificar una fábrica de famosos a base de realities y concursos protagonizados principalmente por modelos o personas guapísimas capaces de hilvanar un discurso coherente. Elegían a personas de la calle para exhibirlas hasta la saciedad y generar un interés en ellas que retroalimentaba todos los programas del grupo. Así se sucedían Gran Hermano, Supervivientes, Mujeres y Hombres y Viceversa y todos los demás. Mediaset lograba de esa forma tener la exclusiva de los personajes a un precio irrisorio porque pagaba sueldos llamativos para alguien ajeno al medio, como los anónimos concursantes que se presentaban a los distintos castings convocados por la cadena, pero ridículos comparados con los desembolsos destinados habitualmente para entrevistar a los protagonistas de la llamada prensa del corazón.
La única verdad es que el público está harto de Sálvame y de los temas que artificialmente trata cada cierto tiempo de lanzar para ver si los espectadores pican el anzuelo igual que en años anteriores, pero como ya no lo hacen, el grupo mediático se está asfixiando en su propia basura
Bien mirado es una jugada maestra: ¿Para qué pagar un dineral a Isabel Pantoja por preguntarle sobre su vida cuando se podía convertir a un desconocido en alguien que generara ese mismo interés a un precio de saldo? Así, Sálvame se erigió en el guía espiritual de todo el resto de programas que han seguido su estela durante años con el beneplácito del público; no obstante, el programa vespertino ya no cuenta con el favor del público y sus directivos están cambiando la estructura, van a sustituir a directores, presentadores, colaboradores e incluso quieren darle una sección a Belén Esteban, la que hasta hace poco era su arma secreta, como si no se dieran cuenta de que este personaje ya no genera interés y que presente lo que presente está abocado al fracaso. Además, parece que Vasile y sus colegas no entienden que el modelo de televisión que durante estos últimos veinte años ha funcionado para Mediaset ha dejado de ser infalible. Pueden culpar a las series turcas de Antena 3, a que la guerra de Ucrania está generando un interés informativo, a que los colaboradores no son interesantes o a que los directores no innovan, pero se equivocan. La única verdad es que el público está harto de Sálvame y de los temas que artificialmente trata cada cierto tiempo de lanzar para ver si los espectadores pican el anzuelo igual que en años anteriores, pero como ya no lo hacen, el grupo mediático se está asfixiando en su propia basura.
Ni tampoco se puede después de respaldar el testimonio de la mujer, cuestionarla en otros programas del mismo grupo televisivo convirtiendo un caso tan dramático en un espectáculo denigrante y humillante para todas las víctimas de malos tratos
Y es que lo que no se puede hacer sin evitar consecuencias lamentables es trasladar a la audiencia una historia perfectamente argumentada con documentación legal y archivo audiovisual de una mujer víctima de malos tratos durante veinte años por parte de su expareja y ser tan incoherentes de mantener al supuesto agresor en el programa hasta el estreno de la entrevista y después transformar su despido en una representación teatral, como antesala a la contratación de familiares del personaje para que pueda seguir ingresando beneficios de forma indirecta; ni tampoco se puede después de respaldar el testimonio de la mujer, cuestionarla en otros programas del mismo grupo televisivo convirtiendo un caso tan dramático en un espectáculo denigrante y humillante para todas las víctimas de malos tratos.
Estoy convencido de que el público ha dado la espalda al canal después de ver cómo lanza a los leones a los mismos personajes que convierte en damnificados, cómo se les cuestiona y cómo se les presiona para que sigan hablando hasta el punto de que su testimonio deja de tener credibilidad. Es el caso de Kiko Rivera, cuando destapó igualmente las desavenencias con su madre que ponían fin a la relación materno filial y podrían estar conduciendo a Isabel Pantoja en estos días a las puertas de los juzgados una vez más con el peligro de volver a entrar en prisión. Lo que en un principio parecía un intento desesperado del hijo de descubrir lo que la madre le había escondido, a medida que pasa el tiempo parece más una forma indiscriminada de ganar dinero a costa incluso de la familia.
Lejos de juzgar asuntos que desconozco, de lo que sí sé es de televisión y a veces me sorprendo pensando cómo es posible que si yo veía desde hace meses que ese canal iba directo a la debacle no lo hicieran sus directivos
Lejos de juzgar asuntos que desconozco, de lo que sí sé es de televisión y a veces me sorprendo pensando cómo es posible que si yo veía desde hace meses que ese canal iba directo a la debacle no lo hicieran sus directivos. Como no me creo más listo que nadie y sé que nada es lo que parece, estoy seguro de que ellos también lo saben y solo están tratando de alargar el chicle al máximo. De hecho, no me cabe ninguna duda de que estos parches que ahora están poniendo en la programación de Telecinco y Cuatro son transitorios, una forma de dejar pasar estos meses que faltan hasta el verano mientras el equipo de I+D de Mediaset trabaja incansablemente para transformar el modelo de televisión y elegir hacia dónde se dirige en el futuro porque si no es así y sigue conservando su idea de que todo gire alrededor de los rumores, el corazón, los personajes sin oficio ni beneficio cuyo mayor mérito ha sido participar en un concurso de guapos o guapas, creo que puede acabar perdida en el limbo y morirse de éxito, o más bien, de no aceptar que el éxito que tuvo le ha abocado hoy al fracaso.