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Historia del Partido Comunista, por Juan Francisco Arenas de Soria

Capítulo X: 'Defender la República. El golpe militar en Granada'

Política - Juan Francisco Arenas de Soria - Viernes, 9 de Julio de 2021
Un nuevo capítulo de la magnífica serie que, en el centenario del PC, nos ofrece Juan Francisco Arenas de Soria sobre la historia del partido, que te recomendamos especialmente.
Composición del autor.
J.F.A.S
Composición del autor.
“…hombres que entre las raíces,

como raíces gallardas,

vais de la vida a la muerte,

vais de la nada a la nada:

yugos os quieren poner

gentes de la hierba mala,

yugos que habéis de dejar

rotos sobre sus espaldas…”


Miguel Hernández

Fragmento de “Vientos del pueblo”

En Granada los acontecimientos de marzo son muestra de la nueva situación, cuando tras la manifestación desarrollada para reivindicar la nulidad de las actas y la repetición de los comicios electorales, los disturbios que se desencadenan durante varios días finalizan con víctimas mortales y el caos en las calles, lo que lleva a la destitución del propio gobernador civil ante lo incontrolado de la situación

Tras la victoria del Frente Popular los grandes terratenientes y la burguesía financiero-comercial paralizan la actividad económica del país ante la nueva situación que recupera las políticas del bienio progresista, donde la reforma agraria ocupaba un lugar central de la propuesta, al igual que reformas socioeconómicas que ayudarán a mejorar las paupérrimas condiciones de vida de la clase trabajadora española, que había sufrido de manera muy especial la derrota de Octubre y la ofensiva patronal tras la misma, con recortes de derechos, despidos de carácter político… La patronal boicoteaba de forma sistemática los intentos que las nuevas autoridades hacían para evitar los despidos de carácter político y reposición en sus puestos de trabajo de las personas afectadas por medidas represivas del período anterior. El pistolerismo falangista y las respuestas al mismo por parte de las organizaciones obreras, fue tensando la situación, con víctimas de ambos sectores, convirtiendo los funerales en auténticas manifestaciones  que ponían sobre la mesa un clima “guerracivilista”. En Granada los acontecimientos de marzo son muestra de la nueva situación, cuando tras la manifestación desarrollada para reivindicar la nulidad de las actas y la repetición de los comicios electorales, los disturbios que se desencadenan durante varios días finalizan con víctimas mortales y el caos en las calles, lo que lleva a la destitución del propio gobernador civil ante lo incontrolado de la situación[i]. En el resto de España la situación no era diferente, con casos como el del asesinato del alférez de la Guardia Civil Anastasio de los Reyes, en los actos de conmemoriación del 14 de abril en Madrid, y cuyo entierro se convirtió en una acto de reivindicación de las derechas a la vez que en una batalla campal por las calles de Madrid entre grupos armados de diferentes tendencias políticas, que tuvo como resultado más de 30 heridos y varias víctimas mortales. A esto habría que sumar el asesinato por elementos cenetistas del concejal del PCE en Málaga Andrés Rodríguez; también cae asesinado al día siguiente el presidente de la Diputación de Málaga, el socialista Antonio Román Reina… lo que mostraba cómo las disensiones entre las fuerzas obreras también acababan solventándose de manera violenta. Más tarde vendrían los asesinatos del teniente Castillo de la Guardia de Asalto y del parlamentario y exministro de la dictadura de Primo de Rivera, Calvo Sotelo.

Una situación de extrema violencia a nivel general que el PCE intenta enfriar con llamamientos a la calma y a no caer en las provocaciones de los grupúsculos de la ultraderecha

Una situación de extrema violencia a nivel general que el PCE intenta enfriar con llamamientos a la calma y a no caer en las provocaciones de los grupúsculos de la ultraderecha. El Partido preparaba para el 12 de julio su V Congreso, con la vista puesta en seguir ahondando en el proceso de unidad del bloque obrero con el PSOE, los cuales aún se debatían en sus fueros internos entre los sectores más conservadores de Prieto frente a los obreristas de Largo Caballero, poniéndose sobre la mesa incluso el peligro de escisión[ii]. El PCE se mantuvo fiel a los gobiernos que surgían del Frente Popular, aunque señalaba el error histórico que se estaba comentiendo al no dar entrada a los partidos obreros en el mismo:

“El Partido Comunista formuló en diversas ocasiones la idea de un Gobierno popular en el que estuviesen representadas las diversas fuerzas que componían el Bloque Popular. Pero la posición de los otros partidos imposibilitó que tal idea pudiese fraguar en aquel momento”[iii]

Para el PCE, en estos momentos era imprescindible empezar a dar cumplimiento al programa del Frente Popular, para responder a las ansias de cambio de las masas populares, atenazadas por la miseria, el cierre patronal, los campos sin cultivar de los grandes terratenientes, el paro forzoso… Había que llevar adelante la “revolución democrática”. La acción política desde el Congreso de los Diputados -17 representantes por la minoría comunista-, pero también desde la calle, por parte del Partido, se centrará en los aspectos mencionados, buscando la estabilidad institucional sin abandonar las necesarias transformaciones sociales. Para el Partido era imprescindible el mantenimiento del Frente Popular, frente al ala conservadora del PSOE y los partidos republicanos de izquierdas que pretendían su extinción. Era clave su mantenimiento como plataforma unitaria de lucha antifascista, donde coordinar las actuaciones y ser garante del cumplimiento del programa electoral. La consigna fue “ni una aldea sin Frente Popular”, elemento clave para el mantenimiento del apoyo de las masas populares al gobierno de la República, que en fechas como el 1º de mayo hacen una auténtica demostración de fuerza. Pero:

“… frente a los febriles preparativos de la reacción, era imperativo actuar con ritmo rápido y con pulso enérgico, los dirigentes republicanos aplicaban una política de blanduras y vacilaciones con respecto a la reacción; con pretextos legalistas demoraban, o realizaban sólo con cuentagotas, el Programa del Frente Popular, demostrando que nada habían aprendido de la triste experiencia del período de 1931 a 1935, en el curso del cual se habían dejado arrebatar la República…”[iv]

Ante la deriva de la situación era necesaria la depuración del Ejército, no podía seguir dirigido por generales monárquicos o declaradamente fascistas, señalándose claramente nombres como los de Franco, Fanjul, Goded, Martínez Anido[v]… Pero el Gobierno republicano presidido desde mediados de mayo por Casares Quiroga hizo caso omiso de las constantes advertencias que llegaban desde múltiples lugares[vi].

A las puertas del mes de julio, ante la tensa situación social que se vivía, el Gobierno de Casares Quiroga y el propio Azaña, temían más una posible insurrección anarcosindicalista que un proceso lanzado desde los sectores más conservadores, error de importante calado, que hacía que el inicio del golpe militar en la noche del 17 de julio pillará completamente desprevenidas a una parte importante de las autoridades republicanas

A las puertas del mes de julio, ante la tensa situación social que se vivía, el Gobierno de Casares Quiroga y el propio Azaña, temían más una posible insurrección anarcosindicalista que un proceso lanzado desde los sectores más conservadores, error de importante calado, que hacía que el inicio del golpe militar en la noche del 17 de julio pillará completamente desprevenidas a una parte importante de las autoridades republicanas. La Internacional Comunista marcaba a través de su delegado, Codovilla, la imperiosa necesidad de mantener el Frente Popular cohesionado frente a la agresión que se estaba sufriendo[vii].  La visión triunfalista frente al golpe en los primeros momentos tras ser sofocado en Madrid y Barcelona, irá dejando paso a una situación mucho más dramática a la que había que hacer frente. Desde la IC y desde el propio Partido la consigna lanzada era clara frente a los que caían en ensoñaciones revolucionarias con la creación de soviets de obreros, campesinos y soldados, “defender la Republica”.

Archivo Histórico del PCE. Fragmento del acta del Comité Central del 30 de julio de 1936[viii]

En Granada la conspiración se encuentra en dificultades ante el reciente nombramiento del general de brigada Miguel Campins como jefe de la guarnición militar, el cual había mostrado su fidelidad a la República, siendo esto un obstáculo para una oficialidad y suboficialidad que ya estaba  claramente comprometida con el golpe

El 17 de julio se producía el golpe militar en la zona del Protectorado de Marruecos y rápidamente va extendiéndose a otras zonas como las Islas Canarias y zonas de la Península. En Granada la conspiración se encuentra en dificultades ante el reciente nombramiento del general de brigada Miguel Campins como jefe de la guarnición militar, el cual había mostrado su fidelidad a la República, siendo esto un obstáculo para una oficialidad y suboficialidad que ya estaba  claramente comprometida con el golpe, a través del que había sido el responsable de la misma, el general Llanos Medina. Campins había tomado posesión el 11 de junio y sin apenas tiempo para tomar el pulso a la plaza granadina se enfrenta al golpe, contando inicialmente con el apoyo del teniente coronel de la Guardia Civil Fernando Vidal Pagán, y del capitán Álvarez de la Guardia de Asalto[ix], responsables de sus respectivos cuerpos.

A pesar de todo, las autoridades civiles se muestran contrarias a la formación de milicias y al reparto de armas, mientras intentan mandar mensajes tranquilizadores a la población

Estos días de impás, hasta la salida de los militares a la calle el 20 de julio, son muy complejos para las autoridades republicanas, ya que no consiguen una definición clara de la posición de los militares y a su vez pretenden contener los deseos de reparto de armas, especialmente después de los acontecimientos de marzo. El gobernador civil, César Torres Martínez[x], nombrado en el cargo el 26 de junio y siguiendo órdenes del gobierno de Madrid, conforma el “Comité Permanente del Frente Popular” en el que estará el diputado comunista Antonio Pretel junto con otras autoridades republicanas, miembros de las organizaciones del Frente Popular y de las fuerzas sindicales. A pesar de los intentos de tranquilizar los ánimos, son constantes las visitas a la capital de dirigentes de los pueblos, encaminándose a las sedes de la Casa del Pueblo (PSOE-UGT) y a la de la calle Navas (PCE-JSU), mostrando los mismos una situación en la que los cuarteles de la Guardia Civil están a punto de sublevarse.  A pesar de todo, las autoridades civiles se muestran contrarias a la formación de milicias y al reparto de armas, mientras intentan mandar mensajes tranquilizadores a la población.

...El escenario, si seguimos el golpe provincia a provincia, es en general distinto. La realidad es que Casares –con Joan Moles Ormella en Gobernación- trató de evitar la distribución de armas por todos los medios a su alcance y, por ello, los gobernadores civiles se vieron, nunca mejor dicho, entre la espada y la pared. Nada en claro se sacó tampoco del amago de Gobierno que iba a presidir Martínez Barrio, quien de forma sorprendente aún intentaba “negociar” con Mola. Los gobernadores civiles que quedaron en manos de los sublevados fascistas, en las provincias o capitales ocupadas en los momentos iniciales, van a pagar con la vida la fidelidad a las primeras órdenes emitidas desde Gobernación, serán masacrados por su fidelidad a las órdenes del Gobierno de la República...”[xi]
En Ideal 17/07/1936.

Antonio Pretel, como representante del Partido Comunista manifiesta en el Comité del Frente Popular la necesidad de armar al pueblo y contar con posibles ayudas de los pueblos granadinos para anular cualquier intentona en la capital, pero no cuenta con el apoyo de las autoridades republicanas ni de las otras fuerzas del Frente Popular, exceptuando el apoyo que encuentra en el socialista Manuel Fernández Montesinos, alcalde de la capital, siendo nítida la reflexión sobre este momento crucial que realiza el dirigente comunista:

               “...Las autoridades y los dirigentes republicanos y socialistas granadinos no comprendieron que había que defender Granada con uñas y dientes, dada su importancia estratégica y militar. Costase lo que costase había que conservar la Fábrica de Explosivos, con instalaciones de producción y carga de cartuchería de todas clases, incluso para la artillería, un gran arsenal, en el que además de gran cantidad de material de guerra diverso, había 25.000 fusiles y otras armas. Sobre esta cifra se hacían cábalas incluso en el Gobierno Civil...”[xii]

Pretel llegará a proponer en nombre del PCE una operación para liberar al general Campins al que consideraba prisionero de los militares golpistas, a la vez que animar la “...llegada de destacamentos ya organizados de braceros armados...[xiii], pero son desoídas sus propuestas, lo que lleva a una postura muy crítica sobre la actuación de las autoridades gubernamentales y del Frente Popular en estos momentos clave:

...La explicación hay que buscarla en que el miedo a los obreros armados era superior al que tenían a los militares y a la reacción con los que, según sus cálculos, podrían llegar a un entendimiento haciendo las concesiones necesarias, por muy grandes y deshonrosas que fueran. ¡No era la primera vez!...”[xiv]

Se organizará un conato de resistencia en el barrio obrero de el Albaicín, donde se establecerán barricadas en los diversos accesos al mismo, pero el uso de la artillería y de la aviación acabarán pronto con la misma

Finalmente la guarnición granadina se subleva el día 20 de julio, arrestando al general Campins después de obligarle a firmar el bando de guerra[xv], produciéndose la salida de las tropas militares a las calles de la capital granadina junto con milicias derechistas y sublevándose la mayor parte de los puestos de la Guardia Civil en la provincia. Las fuerzas de la Guardia de Asalto y de la Guardia Civil se suman al golpe insubordinándose a sus mandos. Se ocupan los lugares neurálgicos de la ciudad, tomando por la fuerza las sedes de las instituciones civiles donde los responsables políticos se habían acantonado con fuerzas supuestamente leales, que a la llegada de las tropas sublevadas entregan a las autoridades civiles y se unen al golpe, siendo arrestado en el Gobierno Civil el teniente coronel Fernando Vidal. Se organizará un conato de resistencia en el barrio obrero de el Albaicín, donde se establecerán barricadas en los diversos accesos al mismo, pero el uso de la artillería y de la aviación acabarán pronto con la misma. Mientras tanto las tropas de aviación del acuartelamiento de Armilla, fieles al Gobierno, marchan hacia Motril tras inutilizar los aviones del aeródromo y posteriormente hacia Almería. Según el profesor Gil Bracero:

...la gran tragedia para los dirigentes republicanos y socialistas fue, precisamente, su excesiva escrupulosidad legalista manifestada en esos días de margen que tuvieron los sublevados para perfilar su sedición. Pruebas de la rectitud republicana y democrática que hicieron gala siempre los integrantes del Comité Permanente del Gobierno Civil, fueron consecuencias que derivaron para sus personas: las autoridades militares rebeldes ejecutaron a todos los miembros del Comité Permanente del Frente Popular y del Comité de Enlace UGT-CNT...”[xvi]
Ideal 21/07/1936.

Pese a esa gran merma, Antonio Pretel y otros diputados como Nicolás Jiménez Fernández y Francisco Menoyo Baños que habían conseguido escapar, sirven de enlaces para organizar la respuesta gubernamental frente a la rebelión cívico-militar, contactando con Madrid a través de otros diputados también granadinos como Fernando de los Ríos o Ramón Lamoneda Fernández

El golpe en la capital lleva a que las principales autoridades republicanas sean arrestadas, César Torres Martínez (gobernador civil), Virgilio Castilla (presidente de la Diputación Provincial),  Manuel Fernández Montesinos (alcalde de Granada), los responsables sindicales, algunos diputados en Cortes etc. Pese a esa gran merma, Antonio Pretel y otros diputados como Nicolás Jiménez Fernández y Francisco Menoyo Baños que habían conseguido escapar, sirven de enlaces para organizar la respuesta gubernamental frente a la rebelión cívico-militar, contactando con Madrid a través de otros diputados también granadinos como Fernando de los Ríos o Ramón Lamoneda Fernández. Así pronto se aprestarán milicias jiennenses, almerienses y malagueñas. El diputado comunista Adriano Romero Cachinero[xvii] (nacido en Villanueva de Córdoba en 1902,  diputado por Pontevedra) organiza en coordinación con Lina Odena (JSU) y Antonio Pretel fuerzas milicianas almerienses[xviii], que constituyen un batallón en el que se integran a las tropas de aviación de Armilla que habían recabado en Almería, y a refuerzos de la zona de Levante, acabando con la sublevación en Motril el 24 de julio de 1936, e interviniendo posteriormente en Guadix, Montefrío e Iznalloz. En la zona norte de la provincia llegarán refuerzos conformados por tropas regulares procedentes de Murcia y Alicante[xix] con una importante resistencia por parte de los guardias civiles y derechistas que los apoyan. En las zonas que se ocupan por los golpistas comienza la salvaje represión de todas aquellas personas afectas al Frente Popular, de forma cruenta e  inmediata, tal y como indicaba el general Emilio Mola en sus directrices sobre el golpe.

En Motril las organizaciones políticas y sindicales del Frente Popular se organizan contra  los insurrectos que han ocupado junto con la Guardia Civil las instituciones motrileñas y nombrado alcalde a Fernando Vinuesa Martín

En Motril las organizaciones políticas y sindicales del Frente Popular se organizan contra  los insurrectos que han ocupado junto con la Guardia Civil las instituciones motrileñas y nombrado alcalde a Fernando Vinuesa Martín. Así comienzan entre el 23 y 24 de julio los primeros enfrentamientos callejeros y con los refuerzos procedentes de Salobreña y Málaga bajo el mando del socialista Juan Venegas (alcalde de Salobreña) y con el apoyo de un pequeño barco de la Armada, el “Ferrándiz”,  hacen que las fuerzas sublevadas huyan hacia Granada. La posición gubernamental en Motril se consolida con la llegada desde Almería de milicias y del crucero “Libertad” que venía operando en la zona[xx] y que aporta nuevas fuerzas de carabineros, infantería y efectivos de las columnas “Octubre” y “Lina Odena” bajo el mando de Adriano Romero Cachinero y la líder catalana de la JSU Lina Odena[xxi].

Imagen del Crucero Libertad[xxii]

Antonio Pretel abandona Granada el 20 de julio ante la cerrazón del gobernador civil para la entrega de armas, llegando a Guadix con el objetivo de reunir todas las fuerzas que se puedan para intentar liberar la  capital, caída ese mismo día. Pero en Guadix, la Guardia Civil con apoyo de un gran número de personas afines al golpe militar controlan el centro de la ciudad. En los pueblos circundantes comienzan a organizarse milicias para tomar la capital accitana, siendo el diputado comunista catalizador de dicha organización, que pondrá sitio a la población accitana. La estación de ferrocarril será el centro de operaciones contra los sublevados, ya que el telégrafo se convierte en elemento fundamental para pedir refuerzos y recibir información. Desde Granada los sublevados enviarán un avión para intentar amedrentar a los defensores del gobierno democrático de la República, pero a pesar de la sorpresa inicial no consigue su objetivo[xxiii]. En “Mártires y héroes de Granada”, escrito en el que años más tarde Antonio Pretel describiría estos sucesos, muestra la intensidad de esos días en los que  la resistencia popular al golpe militar es fundamental para el fracaso del mismo.

La capital accitana es rodeada por fuerzas milicianas de los pueblos adyacentes que se organizan rápidamente ante la sublevación de guardias civiles y los derechistas de la localidad. Pronto llegarán refuerzos desde Almería[xxiv], con milicianos socialistas y comunistas junto con tropas regulares del Ejército fieles al Gobierno, compuestas por las tropas de aviación de Armilla -unos 80 efectivos- y marineros de la base de Cartagena 

La capital accitana es rodeada por fuerzas milicianas de los pueblos adyacentes que se organizan rápidamente ante la sublevación de guardias civiles y los derechistas de la localidad. Pronto llegarán refuerzos desde Almería[xxiv], con milicianos socialistas y comunistas junto con tropas regulares del Ejército fieles al Gobierno, compuestas por las tropas de aviación de Armilla -unos 80 efectivos- y marineros de la base de Cartagena -en torno a un centenar-[xxv]. Destaca en estos momentos la llegada de los mineros de Alquife, fundamentales por el uso de explosivos. La ciudad es tomada al asalto, en el cual es herido Antonio Pretel en una pierna y la cadera, lo que le deja inmovilizado. Inmediatamente comenzarán los preparativos para defender Guadix y comarca frente a la posible reacción de los sublevados de Granada, mientras se solicitan refuerzos para iniciar una ofensiva contra la capital granadina. Una vez descartado el ataque rebelde se organiza una columna para apoyar a las milicias que resisten en Iznalloz, dirigiendo dicha columna se encuentra Antonio Pretel, que organiza junto a Lina Odena las operaciones, a pesar de las heridas recibidas en el asalto al centro de Guadix.

Mundo Obrero, 17/08/1936.

Son unos días trepidantes en los que se organiza la resistencia granadina frente al golpe militar, en los que el diputado comunista juega un papel destacado, como uno de los pocos enlaces con el poder gubernamental ante la caída de la mayor parte de las autoridades con la ocupación de la capital:

               “...Los camaradas me llevan a Almería. El joven socialista Ramos muere de la herida recibida por falta de cirujano que le amputase la pierna. Allí me encuentro a Lina Odena, dirigente de la J.C., y otros camaradas. Me cuentan el ambiente de euforia que existía en la ciudad. Convenimos que sería útil instalarme en el despacho del gobernador (republicano), que acepta complacido. Me preparan una cama en un diván del despacho con los teléfonos y el teletipo al alcance de la mano. Comenzamos la movilización general de todo el mundo, especialmente de los socialistas, que eran los más afectados del “dolce farniente”. A los primeros batallones que los camaradas del Partido habían  formado se unen otros. El crucero “Libertad” los desembarca en Motril, ocupado por los insurrectos granadinos se restablece la comunicación con Málaga. En dirección a Granada entran en el Valle de Lecrín, se recuperan numerosos pueblos y ciudades de la Alpujarra y se mandan pequeños destacamentos móviles a los pasos de Sierra Nevada...”[xxvi]

Antonio Pretel acusa directamente Indalecio Prieto de la decisión de atacar frontalmente la ciudad, decisión que acaba frustrando cualquier oportunidad de tomar la misma, ante el rechazo de la propuesta de infiltrarse tras las líneas enemigas para sembrar el caos en la ciudad, en la que estaban trabajando las fuerzas granadinas

De vuelta en Guadix “...acompañado de Lina Odena, que se convierte en mi enfermera, mi consejera y mis pies y mis manos...”[xxvii] comienzan los preparativos para atacar Granada, aunque la llegada de tropas procedentes de Levante, al mando del comandante de infantería Eloy Camino Peral[xxviii] y del teniente de la Guardia Civil Manuel Burguete Reparaz, con órdenes concretas, rompe con los planes específicos que se estaban urdiendo por las fuerzas granadinas encabezadas por Pretel. Así parten hacia Huétor Santillán, liberando en su marcha las poblaciones que encuentran en el camino, como Diezma. En el entorno de Huétor Santillán se desarrollan intensos combates entre las fuerzas leales a la República que pretenden avanzar hacia El Fargue, y las tropas sublevadas atrincheradas en toda la zona,  los rebeldes, bien organizados y pertrechados consiguen rechazar la ofensiva gubernamental, a pesar de la valentía demostrada en el combate por las tropas de marinería procedentes de Cartagena, que llegan a inutilizar una pieza de la artillería enemiga[xxix]. Los frentes se estabilizarán prácticamente hasta el final de la guerra en la provincia granadina. Antonio Pretel acusa directamente Indalecio Prieto de la decisión de atacar frontalmente la ciudad, decisión que acaba frustrando cualquier oportunidad de tomar la misma, ante el rechazo de la propuesta de infiltrarse tras las líneas enemigas para sembrar el caos en la ciudad, en la que estaban trabajando las fuerzas granadinas.

En estos primeros días Antonio Pretel viajará a Madrid junto con Lina Odena en busca de ayuda, donde es entrevistado por el periódico Mundo Obrero, expresando su convencimiento de la caída de Granada con el apoyo de las fuerzas leales de Málaga y Almería, siendo para él la caída de la capital granadina clave para avanzar sobre la Andalucía Occidental y acabar con la aventura insurreccional de Queipo de Llano

En estos primeros días Antonio Pretel viajará a Madrid junto con Lina Odena en busca de ayuda, donde es entrevistado por el periódico Mundo Obrero, expresando su convencimiento de la caída de Granada con el apoyo de las fuerzas leales de Málaga y Almería, siendo para él la caída de la capital granadina clave para avanzar sobre la Andalucía Occidental y acabar con la aventura insurreccional de Queipo de Llano[xxx]. Pretel se desplazará a Málaga, aunque no conseguirá el apoyo necesario[xxxi]

La zona de la Granada gubernamental y los movimientos militares encaminados a cercar la capital estuvieron enmarcados en las operaciones de la 3ª División, bajo el mando del general Martínez Cabrera, que actuarán de forma coordinada con fuerzas de milicias organizadas sobre la marcha en los diferentes territorios. El impulso vendrá desde los centros de Cartagena, Murcia, Almería y Málaga, con el objetivo de avanzar desde el eje Cartagena-Murcia-Baza-Guadix por un lado, desde Motril hacia el norte y desde Jaén-Málaga pasando por Loja.

En el mes de agosto el general Martínez Cabrera comandante militar de Cartagena visita los frentes granadinos, llegando el día 27 a Guadix y valorando de forma positiva el estado de ánimo de las fuerzas leales que siguen avanzando en diversas zonas[xxxii]. La visita coincide con una ofensiva republicana en la zona de Lugros, y desde Iznalloz la columna de Rivadulla ocupa Calicasas y Cogollos Vega, acercándose de forma importante a la capital[xxxiii]. Pero la evolución de los acontecimientos no será favorable para la República, siendo ocupadas el 12 de agosto de 1936 las localidades de La Roda y Antequera, lo que suponía la ruptura del cerco a Granada[xxxiv]. Un frente el granadino que tendrá un nuevo estremecimiento en los meses de enero a marzo de 1937 con la toma de Málaga y la zona sur de la provincia destacando la caída de Motril[xxxv], pero en estos episodios vinculados a la contienda profundizaremos más adelante.

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Fuentes hemerográficas:

  • Ideal
  • La Publicidad
  • Mundo Obrero

Artículos:

  • ARENAS DE SORIA, Juan Francisco, “El Gobierno del Frente Popular y la repetición de las Elecciones en Granada”, en El Independiente de Granada, 2/07/2021
  • SANZ HOYA, Julián, “Defendemos un régimen de libertad y de democracia. La posición del PCE ante el estallido de la guerra civil española”, en la edición digital de Mundo Obrero, Documentos para un centenario del PCE 1921-2021, 8/03/2021
  • SERRALLONGA I URQUIDI, Joan,  “El aparato provincial durante la Segunda República. Los gobernadores civiles, 1931-1939”, HISPA NOVA Revista de Historia Contemporánea, num.7, Madrid, Universidad Carlos III, 2007

Bibliografías:

  • AA.VV. Historia del Partido Comunista de España, París, Editions Sociales, 1960
  • HERNÁNDEZ SÁNCHEZ, Fernando , El PCE en la Guerra Civil, Tesis Doctoral, UNED, 2010
  • GIBSON, Ian, Granada en 1936 y el asesinato de Federico García Lorca, Barcelona, Edit.Crítica, 1986
  • GIL BRACERO, Rafael, y BRENES, Maribel, Jaque a la República. Granada 1936-1939, Granada, Ediciones Osuna, 2009
  • GIL BRACERO, Rafael y LÓPEZ MARTÍNEZ, Mario, Motril en Guerra. De la República al franquismo (1931-1939). La utopía revolucionaria, Motril, Ediciones y proyectos culturales mediterráneos, 1997
  • RAMÍREZ NAVARRO, Antonio, El optimismo de los desesperados. Historia del PCE en Almería (1922-1939), Almería, Universidad de Almería, 2016
  • SALAS LARRAZABAL, Ramón, Historia del Ejército Popular de la República, Madrid, La Esfera de los Libros, 2006
  • VIGUERAS ROLDÁN, Fco, COELLO INFANTES, Isidoro y ARENAS DE SORIA, Juan Francisco, Antonio Pretel Fernández. Diputado del Frente Popular por Granada, Granada, Asociación Granadina Verdad Justicia y Reparación, 2018

Archivos:

  • Archivo Histórico del Partido Comunista de España (AHPCE)
  • Biblioteca Virtual de Andalucía
  • Archivo de la Casa Museo de los Tiros. Hemeroteca Municipal de Granada.

Citas:

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  • [i] ARENAS DE SORIA, Juan Francisco, “El Gobierno del Frente Popular y la repetición de las Elecciones en Granada”, en El Independiente de Granada, 2/07/2021
  • [ii] HERNÁNDEZ SÁNCHEZ, Fernando , El PCE en la Guerra Civil, Tesis Doctoral, UNED, 2010, pp.102-120
  • [iii] AA.VV. Historia del Partido Comunista de España, París, Editions Sociales, 1960, p.106
  • [iv] AA.VV. Historia del Partido Comunista de España, París, Editions Sociales, 1960, p.110
  • [v]  En Mundo Obrero, 27/02/1936
  • [vi] AA.VV. Historia del Partido Comunista de España, París, Editions Sociales, 1960, p.110-113
  • [vii] HERNÁNDEZ SÁNCHEZ, Fernando , El PCE en la Guerra Civil, Tesis Doctoral, UNED, 2010, pp.130-131
  • [viii] SANZ HOYA, Julián, “Defendemos un régimen de libertad y de democracia. La posición del PCE ante el estallido de la guerra civil española”, en la edición digital de Mundo Obrero, Documentos para un centenario del PCE 1921-2021, 8/03/2021. En el enlace se puede descargar el documento completo.

https://www.mundoobrero.es/pl.php?id=10576

  • [ix] GIBSON, Ian, Granada en 1936 y el asesinato de Federico García Lorca, Barcelona, Edit.Crítica, 1986, pp.85-93
  • [x] Este gobernador procedía de la órbita de Casares Quiroga, siendo miembro del partido autonomista gallego ORGA, aunque en el momento de su nombramiento formaba parte de Izquierda Republicana, el partido de Manuel Azaña. Se puede encontrar una breve biografía en la web impulsada por el Patronato Provincial de Turismo, “Universo Lorca”, https://www.universolorca.com/personaje/torres-martinez-cesar/
  • [xi] SERRALLONGA I URQUIDI, Joan,  “El aparato provincial durante la Segunda República. Los gobernadores civiles, 1931-1939”, HISPA NOVA Revista de Historia Contemporánea, num.7, Madrid, Universidad Carlos III 2007.
  • [xii] ANTONIO PRETEL escribe estas palabras años después en su escrito “Mártires y Héroes en Granada”, Archivo Histórico del PCE (AHPCE), Sección de Manuscritos, 54/2, p.1
  • [xiii] PRETEL, Antonio, op.cit. pp.1-2
  • [xiv] PRETEL, Antonio, op.cit. p.3
  • [xv] El general Miguel Campins será trasladado a Sevilla, donde el 16 de agosto de 1936 es asesinado por un pelotón de fusilamiento por orden del general Gonzalo Queipo de Llano.
  • [xvi] GIL BRACERO, Rafael, y BRENES, Maribel, Jaque a la República. Granada 1936-1939, Granada, Ediciones Osuna, 2009,  pg.205.
  • [xvii] Llegará a Motril con refuerzos para la estabilización de la zona en julio de 1936. Estará al frente de la 55 Brigada Mixta hasta el 13 de septiembre de 1937. Abandona el destino militar debido a una enfermedad que acaba superando y será encagado por el PCE de la reorganización de esta organización en Ciudad Real. Cae prisionero tras el golpe de Casado de las propias fuerzas republicanas. Sometido a Consejo de Guerra Sumarísimo en 1942 en Códoba y en 1943 en Granada, siendo condenado a muerte, siéndole conmutada por 30 años de reclusión perpetua. GIL BRACERO, Rafael, “Motril en guerra. De la República al franquismo (1931-1939). La República vencida”, Motril, Ediciones y proyectos culturales mediterráneos, 1997, pp. 43-44
  • [xviii] SALAS LARRAZABAL, Ramón, Historia del Ejército Popular de la República, Madrid, La Esfera de los Libros, 2006, vol. 1, p. 376
  • [xix] GIL BRACERO, Rafael y LÓPEZ MARTÍNEZ, Mario, Motril en Guerra. De la República al franquismo (1931-1939). La utopía revolucionaria, Motril, Ediciones y proyectos culturales mediterráneos, 1997, p.129
  • [xx] El “crucero Libertad”, anteriormente llamado “Príncipe Alfonso”, fue el que trasladó al exilio al rey Alfonso XIII, tal y como referenciamos en nuestro artículo ARENAS DE SORIA, Juan Francisco “El PCE y los primeros años de la Segunda República en Granada”, en El Independiente de Granada, 21/05/2021

https://www.elindependientedegranada.es/politica/capitulo-iii-pce-primeros-anos-segunda-republica-espanola-granada

  • [xxi] GIL BRACERO, Rafael y LÓPEZ MARTÍNEZ, Mario, Motril en Guerra. De la República al franquismo (1931-1939). La utopía revolucionaria, op.cit. pp.99-108
  • [xxiii] En Mundo Obrero, num.195, 17/08/1936, p.3
  • [xxiv] RAMÍREZ NAVARRO, Antonio, El optimismo de los desesperados. Historia del PCE en Almería (1922-1939), Almería, Universidad de Almería, 2016, p. 101
  • [xxv] En  Mundo Obrero, num.195, 17/08/1936, p.3
  • [xxvi] PRETEL, Antonio, op.cit. pp.12-13
  • [xxvii] PRETEL, Antonio, op.cit., p.13
  • [xxviii] SALAS LARRAZABAL, Ramón, op.cit. p. 386
  • [xxix] En Mundo Obrero, num.195, 17/08/1936, p.3
  • [xxx]  En Mundo Obrero, num.195, 17/08/1936, p.3
  • [xxxi] PRETEL, Antonio, op.cit., p.16
  • [xxxii] En Mundo Obrero, 29/08/1936, contraportada
  • [xxxiii] En Mundo Obrero, 29/08/1936, p.4
  • [xxxiv] SALAS LARRAZABAL, Ramón, op.cit., p. 377-388
  • [xxxv] SALAS LARRAZABAL, Ramón, op.cit, pp.1107-1122

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Juan Francisco Arenas de Soria es profesor de Geografía e Historia y miembro de la Asociación Granadina Verdad Justicia y Reparación.

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Si no tuviste la oportunidad de leer o quieres volver a hacerlo, te ofrecemos la presentación de la serie que, cada viernes, Juan Francisco Arenas de Soria nos ofrecerá semanalmente sobre la historia del Partido Comunista que, en noviembre, cumplirá 'cien años al servicio de la clase trabajadora', con la intención de que los artículos 'nos aproximen a la realidad de un movimiento social clave para entender nuestro país, su lucha por la democracia y la libertad en contextos realmente complejos, y eso sí, siempre desde una perspectiva granadina":