Energías renovables

El Gobierno autoriza la macroplanta solar de Iznalloz, que afecta al hábitat del lince ibérico y eliminará 9.000 olivos y 630 encinas

E+I+D+i - José Miguel Muñoz - Domingo, 7 de Julio de 2024
Ocupará 400 hectáreas al pie de Sierra Arana y también afectará al águila imperial y perdicera, promovida por Endesa, a la que también han autorizado otro megaparque en Moclín que arrancará más de 18.000 olivos.
Plano de ubicación del megaparque, en color rojo, entre Iznalloz y Píñar, prácticamente pegado a la Zona de Especial Conservación (ZEC) de Sierra Arana, que ocupa el área en verde rayada.
Plano de ubicación del megaparque, en color rojo, entre Iznalloz y Píñar, prácticamente pegado a la Zona de Especial Conservación (ZEC) de Sierra Arana, que ocupa el área en verde rayada.

El Gobierno de España ha autorizado esta semana la construcción de dos macroplantas fotovoltaicas de la multinacional italiana Enel, la dueña de Endesa, que se ubicarán en Iznalloz y Moclín. La autorización se ha publicado en el BOE este pasado miércoles. 

Las dos macroplantas salieron a información pública en 2021 y obtuvieron declaración ambiental favorable hace más de un año, tal y como informó este periódico. Ahora ya pueden iniciar la instalación de sus paneles. 

La más grande y con mayor impacto en el territorio es la denominada Caparacena 400, entre las localidaes de Iznalloz y Píñar, al pie de Sierra Arana, con 230 megavatios de potencia instalada a través de 426.000 módulos fotovoltaicos desplegados por unas 400 hectáreas (unos 560 campos de fútbol).

La propia Delegación de Desarrollo Sostenible de la Junta se opuso en un primer momento al proyecto fotovoltaico por "afecciones significativas": la macroplanta invade el hábitat del lince ibérico, reintroducido en Sierra Arana con varias sueltas en los últimos años. "Esos terrenos formarán parte de nuevos núcleos de reintroducción del lince ibérico (Lynx pardinus), incluidos en el Proyecto Life LynxConnnect, y por tanto pasarán a formar parte del Plan de Recuperación del Lince ibérico", según consta en la autorización ambiental otorgada. 

Pero no solo eso, sino que también afecta otras especies protegidas como el águila imperial, el águila perdicera y el águila real, y otros como el gato montés, entre otra numerosa fauna. "Se tiene constancia de la presencia de nidos de águila imperial (Aquila adalberti), especie que tiene un Plan de recuperación. Asimismo, es zona de campeo de otra pareja de águila imperial", dice el documento. Igualmente, "la zona es área de dispersión de juveniles de águila perdicera (Aquila fasciata) especie vulnerable en el CAEA, y el águila real (Aquila crysaetos) incluida en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESPRE) y en el Listado Andaluz de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial".

Plano de ubicación del megaparque, en color rojo, entre Iznalloz y Píñar, prácticamente pegado a la Zona de Especial Conservación (ZEC) de Sierra Arana, que ocupa el área en verde rayada. 

Sin embargo, en lugar de aplicar el principio de precaución y desestimar la macroplanta o buscar otros emplazamientos con menor impacto, se ha hecho lo ya habitual en este despliegue industrial 'renovable' de grandes empresas promovido por las Administraciones: maquillar el proyecto y añadir supuestas medidas correctoras y 'compensatorias'. 

De esta forma, la macroplanta de Iznalloz va va a reducir levemente su tamaño, de los 547.616 módulos fotovoltaicos previstos en el proyecto inicial a los 425.920 autorizados, con 76 hectáreas menos (sobre las 484 iniciales) y la multinacional se compromente a instalar corredores para el paso del lince ibérico y otro tipo de fauna, diversos refugios como majanos y entaramados para el conejo y otras especies, bebederos para animales, 'islas de vegetación natural', refugios de insectos, oteaderos y nidos artificiales para las aves, entre otras correcciones al proyecto inicial. 

Imagen del proyecto inicial de la macroplanta, pintada en verde, que rodea a una gran masa forestal (en verde oscuro). 

Pero el gran impacto en la fauna de Sierra Arana (no hay que olvidar que es ZEC: Zona de Especial Conservación, incluida en la Red Natura 2000) no va a ser el único. Para la construcción de la macroplanta se eliminarán 9.000 olivos, 630 encinas y 7 pinos carrasco, entre otras especies arbóreas. 

Y la planta tendrá una línea eléctrica de evacuación aérea de 28 kilómetros, con 87 grandes torretas de alta tensión, que atravesará terrenos de seis municipios: Iznalloz, Deifontes, Albolote, Atarfe, Colomera y Moclín. Otra cicatriz más en el territorio de la provincia con el consiguiente riesgo para las aves, entre otras afecciones. 

18.000 olivos menos en Moclín

La otra macroplanta autorizada a la multinacional dueña de Endesa es la denominada Caparacena 220 (el nombre de Caparacena, que comparte con el anterior macroparque, alude a la subestación eléctrica de Caparacena, en Atarfe) y se ubicará en Moclín, tendrá 93 Mw de potencia instalada y se extenderá por 186 hectáreas, una superficie parecida a la del pantano de Cubillas, del que la separarán menos de cinco kilómetros.

Plano de ubicación de la planta Caparacena 220, en Moclín, en color rosa y forma triangular. 

Sus 244.440 módulos fotovoltaicos no afectarán a zonas protegidas, como en el caso de la planta de Iznalloz, pero también tendrán un gran impacto en el territorio, dedicado íntegramente al olivar. Todo el terreno que ocupará la macroplanta está ocupado por olivos, por lo que se eliminarán 185 hectáreas de olivares, nada menos que 18.398 olivos, el doble que la anterior macroplanta.

Y también influirá en la población de aves de la zona, al restringir su hábitat, por lo que, como en el otro macroparque, se establecerán medidas 'compensatorias' como oteaderos y cajas nido para rapaces. 

Su línea eléctrica de evacuación, aérea de más de 6,5 kilómetros, pasará por Moclín, Colomera y Atarfe, con 27 torretas. 

Hasta una decena de macroplantas en la misma zona

Pero el problema añadido a esta macroplanta es la acumulación de macroparques fotovoltaicos en esa misma zona, donde se concentrarán hasta una decena de megaplantas, como señala este mapa, extraído de la autorización ambiental otorgada a varias de ellas: 

Como se puede observar, la macroplanta de Moclín, Caparacena 220, en el centro del plano, en rojo, está rodeada de otros megaparques, algunos pegados a ella y muchas de ellas ya autorizadas, como  las de Cimera, Alambra y Coracha (a la izquierda, en rejilla amarilla, verde y rosa), o las de Baluma y Boyante Solar (a la derecha, juntas en azul y verde claro). E incluso, alguna, con declaración de utilidad pública, como la de Cubillas (a la derecha de Baluma y Boyante, con rejilla negra). 

Esa concentración de macroinstalaciones eleva enormemente el impacto en el territorio, algo que no se tiene en cuenta en las autorizaciones ambientales, que solo evalúan una planta concreta, pero no el conjunto de una decena de megainstalaciones lindando unas con otras.

La propia autorización ambiental de la planta de Endesa en Moclín indica que "el promotor concluye que se producirá un impacto sobre el paisaje notable" por la acumulación de instalaciones en la misma zona. Y también lo hace constar la propia Junta en la resolución del Ministerio para la Transición Ecológica : "La Delegación Territorial de Granada de la Consejería de Fomento, Infraestructuras y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía, señala en relación al paisaje que las instalaciones proyectadas se ubican en una zona de transición entre la Vega de Granada y la comarca de los Montes, un ámbito de especial sensibilidad paisajística, por lo que debería garantizarse la minimización de los impactos que supondría la impronta de estas instalaciones sobre la transformación de los paisajes agrarios existentes. Cuestión que se agrava con el efecto acumulativo que supone la concentración de varios proyectos del mismo tipo en este entorno, lo que obligaría a la observación y adopción en los proyectos de medidas paliativas sobre los posibles efectos, de modo que se mitiguen los impactos que se puedan producir". 

Y lo mismo ocurre con las líneas de evacuación eléctrica, que formarán un 'scalectrix' de torretas y líneas de alta tensión, con el efecto no solo paisajístico, sino de afección a las aves.

"En cuanto a la fauna, se indica que para el trazado de la línea total propuesta se han encontrado 16 cruzamientos con otras líneas (se han contabilizado 4 en la LAAT objeto de este proyecto) que entrañan un riesgo de colisión «Alto», según la metodología empleada, concluyendo que serán unos puntos con posibilidad de colisión para las especies sensibles", reconoce el documento de autorización ambiental. 

La acumulación de líneas de evacuación es tal que hasta los propios promotores fotovoltaicos presentan alegaciones a otros proyectos en la zona porque sus líneas de evacuación chocan o se estorban unas con otras. 

Como en la conquista del oeste

El colonialismo energético que sufre la provincia de Granada, como otras muchas zonas de España, se asemeja a la 'conquista del oeste' de las películas americanas. Multinacionales y grandes grupos de inversión se reparten el territorio como si fuera un 'monopoly', y cuando encuentran dificultades para hacerse con los terrenos que les interesan, piden la declaración de utilidad pública para poder expropiar a los propietarios. Todo se les concede, porque el rechazo de proyectos por parte de las Administraciones (sea Junta o Gobierno central) es mínimo, se autorizan la inmensa mayoría de ellos. 

Y lo peor es que ese tremendo sacrificio de territorio destrozado, cultivos eliminados y fauna y biodiversidad dañada se puede estar produciendo en vano. Porque toda esa proliferación de megaplantas, además de no aportar nada a la provincia, más allá de los empleos que se generan en su instalación y las tasas que pagan a los ayuntamientos, generarán una electricidad varias veces superior a la demanda de la provincia y del país, y lo cierto es que no se sabe qué se va a hacer con ella, y si realmente se va a llegar a producir. Todo recuerda cada vez más a una burbuja como la inmobiliaria de 2008, con esas cientos de miles de viviendas que quedaron abandonadas sin vender; a los aeropuertos fantasma que nunca llegaron a operar, o a las autopistas que se tuvieron que rescatar.