La imposición de servicios extraordinarios a la Policía Local de Granada en Semana Santa, denunciada ante la Inspección de Trabajo

La imposición de servicios extraordinarios a la Policía Local de Granada durante la Semana Santa, vía decreto de la alcaldesa, ha acabado denunciada ante la Inspección de Trabajo. El Sindicato Independiente de Policía de Andalucía Sip-An ha registrado esa denuncia por "vulneración de derechos" de los policías locales obligados a prestar esos servicios, en total 339.
El escrito registrado por el sindicato policial, consultado por El Independiente de Granada, expone que las jornadas durante la Semana Santa, para algunos de esos policías, se han prolongado "entre diez y quince horas de trabajo real, sin relevos en algunos casos para descansar o efectuar sus necesidades fisiológicas ni suministro de agua o comida".
La imposición del decreto, sin establecer horarios de salida "supone un incumplimiento generalizado" del convenio "con trabajo nocturno y jornadas superiores a las diez horas, llegando incluso a las quince horas de trabajo".
Estas son las irregularidades denunciadas por Sip-An:
- Incumplimiento total de la regulación sobre horario de trabajo para los servicios especiales.
- Modificación del tiempo y el horario de trabajo y descanso sin estar regulado por la Comisión Paritaria de Seguimiento del convenio
- No se han respetado los descansos obligatorios por ley y convenio
- No se ha garantizado la seguridad y salud de los policías, "en ningún caso".
- Se ha impuesto de forma obligatoria una jornada especial de trabajo mediante orden.
- Se han vulnerado los derechos de los trabajadores, recordando que si la jornada laboral es continua y supera las 6 horas, el trabajador tiene derecho a un descanso de al menos 30 mintuos.
- No se ha aplicado un factor de corrección, ya sea en descanso o económico, por trabajo obligatorio impuesto fuera de la jornada laboral.
El escrito insiste en que, "en muchos casos, los policías carecían de servicios de relevo por las carencias propias de la orden, por falta de efectivos" y "no tuvieron en muchos casos ningún momento de descanso en toda su jornada laboral obligatoria de diez a quince horas impuestas, teniendo que hacer sus necesidades fisiológicas en las cercanías, calles, o parques, y solicitando a allegados o familiares para que le trajeran la comida o agua, pues ciertos puntos de servicios estaban aislados y no había zona donde comprar comida o agua, o en otros supuestos era imposible dejar el puesto de trabajo por la gran afluencia de ciudadanos".