Ian Gibson: "Casi cien años después del crimen de Lorca todavía estamos sin saber dónde están sus restos porque no han querido decirnos la verdad. Es una vergüenza"

Ciudadanía - Redacción El Independiente de Granada - Jueves, 14 de Agosto de 2025

El hispanista Ian Gibson ha enviado un mensaje a los colectivos memorialistas que han organizado la marcha popular conocida como El último paseo, con la que se recuerda las últimas horas de las víctimas del golpe militar de 1936 antes de ser ejecutadas en los parajes de Víznar y Alfacar. Una convocatoria que se organiza coincidiendo con la fecha del aniversario del asesinato de Federico García Lorca. 

En su mensaje, además de reivindicar la figura de Lorca, Ian Gibson considera que "es una vergüenza" que "casi cien años después" del crimen, aún no sepamos dónde están sus restos "porque no han querido decirnos la verdad".

Reproducimos a continuación, en su integridad, el mensaje de Ian Gibson: 

PALABRAS PARA FEDERICO

                                      Ian Gibson

 

¡Oh, ciudad de los gitanos! 

¿Quién te vio y no te recuerda?

Que te busquen en mi frente, 

Juego de luna y arena.

¿Quién te leyó, Federico,  y no te recuerda? ¿Y quién olvida la luna que se fue temprano, aquella madrugada de agosto, para no tener que presenciar la sangre derramada de su hijo predilecto? Porque sí, fuiste hijo predilecto de la Luna, de Selene. Nadie lo captó mejor que tu amigo Vicente Aleixandre, quien, al año de tu asesinato a manos de las miserables derechas granadinas, te evoca “asomado a unas barandas misteriosas” donde ella corresponde contigo y te  platea el rostro. “He sentido -sigue evocando- que sus brazos se apoyaban en el aire, pero que sus pies se hundían en el tiempo, en los siglos, en la raíz remotísima de la tierra hispánica”.

La raíz remotísima de la tierra hispánica. Eso es. Tú te  proclamabas “poeta telúrico, un hombre agarrado a la tierra, que toda creatividad la saca de su manantial”. Así fue. 

Unas barandas misteriosas. “Solo el misterio nos hace vivir, solo el misterio”, reza el pie de uno de tus dibujos. Todo en ti huele a misterio, en ti, el poeta y dramaturgo español hoy más amado, leído, llorado y traducido de todos los tiempos. El que transmite más escalofríos. Y transmite más empatía con los que sufren, con los excluidos y los perseguidos. Y acabaron contigo, entre otras razones, porque los habías criticado duramente. Habías compuesto el alucinante “Romance de la Guardia Civil Española”, que no le perdonaban  (un señor de Tarragona, ¿recuerdas?,  te denunció ante un juez). Y Yerma, que les parecía inmoral y blasfema. Y muchas más cosas. Entre ellas la entrevista que le concediste a Luis Bagaría en junio del 36, donde dijiste que la burguesía granadina era la peor de España. ¡Firmaste tu propia sentencia de muerte! Fue el catoliquísimo exdiputado por Granada de la CEDA -la Confederación Española de Derechas Autónomas de Gil Robles-, el chulesco Ramón Ruiz Alonso, quien orquestó la denuncia. Y quien le exclamó a Miguel Rosales en el coche, camino del Gobierno Civil: “¡Ha hecho más daño con la pluma que otros con la pistola!”  

¡La muerte! En toda tu obra, a lo largo de tus escasos dieciocho años de actividad literaria,  ronda y acecha la Desnarigada, como gustaba de llamarla tu tan reverenciado Rubén Darío.  Y hay claros indicios,  sobre todo en el ciclo de Nueva York, de que intuías, de que sabías, lo que te esperaba:  el asesinato. Pese a lo cual no dudaste en seguir adelante.  

Casi cien años después del crimen todavía estamos sin saber dónde están tus restos porque no han querido decirnos la verdad. Es una vergüenza. Lo que sí sabemos es que en 1986 aparecieron huesos cerca del olivo del parque de  Alfacar cuando se vallaba el recinto, y que fueron  vueltos a enterrar, ilegalmente, dentro del mismo, probablemente donde hoy se extiende la desmesurada fuente ornamental. Durante veinte años se impuso el más riguroso e ilegal silencio al respecto. Sabemos los nombres de los encubridores. También que, en 2014, hace ya once años, un jardinero encontró en Alfacar un cadáver con el cráneo, partido en pedazos, agujereado por un balazo. ¿Dónde ocurrió, exactamente, el hallazgo? En el jardín de la urbanización El Caracolar, situada justo en frente del Parque Federico García Lorca. Los despojos fueron recogidos por la Benemérita y desde entonces las llamadas autoridades no nos han dicho nada acerca de ellos. Es otra vergüenza mayúscula. 

Dicen, siempre se ha dicho, que en los alrededores de Fuente Grande hubo muchísimos asesinatos y entierros. Pero hasta hoy solo se ha descubierto el esqueleto del Caracolar. Yo, por mí, sospecho que se levantó la fea urbanización precisamente para ocultar las fosas. Habrá que averiguarlo como sea.    

En fin, Federico, te acordarás, cómo no, de aquella composición, “Lamentación de la muerte”, donde la voz, que entiendo de cantaor de flamenco,  dice:

Quise llegar adonde

Llegaron los buenos. 

¡Y he llegado, Díos mío!...

Pero luego,

un velón y una manta 

en el suelo.

Pues, para ti, que sí llegaste a donde llegaron los buenos, ni eso. Tú, el poeta más genial de Granada, que además protagoniza tu obra -no me olvido nunca de doña Rosita en su carmen albaicinero-, tirado a una cuneta, bien acompañado, es verdad,  por un maestro republicano y dos banderilleros. 

Me dijo Angelina Cordobilla que una noche, al aparecer aviones republicanos sobre la ciudad, llegaste temblando de tu habitación y te metiste con ella y alguna criada más  debajo del piano. Y que luego les  dijiste :  “Si a mí me matasen, ¿lloraríais vosotros muncho?”  

Nunca dejaremos de llorarte.  Ni de agradecerte tu maravilloso legado. Vivirás siempre en la memoria y el corazón de la humanidad.    

Quisiera estar hoy con los granadinos que sí te aman y que acuden, como cada agosto, a homenajearte entre Víznar y Alfacar, con la acequia de Aynadamar a su vera. Por desgracia no puedo, como tampoco algunos que ya nos dejaron, entre ellos mi añorado compañero Juan Antonio Díaz López. Os envío a todos mi más fraternal abrazo en estos momentos en que la España nuestra, la España de la Libertad, la España mestiza, crisol de razas y culturas, está una vez más en mortal peligro.       

Madrid, 7 de agosto de 2025.