HABLADURÍAS con Luis Fernando López Martínez, psicólogo sanitario y profesor especialista en autolesiones, que reflexiona sobre redes sociales y suicidio
Luis Fernando López Martínez es psicólogo sanitario, profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y, además, coordinador del programa 'Háblemos de Suicidio' del Colegio Oficial de Psicología de Madrid.Es especialista en autolesiones.
En sus primeras reflexiones señala que no se habla de malestar porque hay un fuerte miedo, un fuerte temor y un fuerte rechazo que a otras personas no vayan a entender, no vayan a comprender, o que aparezca el temor al abandono al rechazo que implique la expulsión del grupo o que alguien no pueda entender cómo uno se siente
En sus primeras reflexiones señala que no se habla de malestar porque hay un fuerte miedo, un fuerte temor y un fuerte rechazo que a otras personas no vayan a entender, no vayan a comprender, o que aparezca el temor al abandono al rechazo que implique la expulsión del grupo o que alguien no pueda entender cómo uno se siente, con el temor de que alguien no vaya a entender, vaya a enjuiciar o vaya a ver un estigma sobre lo que uno siente
La demanda o la queja o la necesidad, viene desde la desconexión que sienten con el mundo, del dolor que sienten con sus relaciones, de sus desajustes emocionales, de la pérdida de vínculos significativos en las personas y con las relaciones
De esa desazón interna, emocional que a veces siente, es donde empieza a anidar la fantasía de desaparecer, de morir, de dejar de sufrir y de dejar de sentir la vida como es y empieza a materializarse y empieza a vehiculizarse hacia un comportamiento que se acerca a veces hacia la conducta autolítica, con una forma de escapar de un sufrimiento que no encuentra otra salida, que no sea la muerte.
“2024 es el año de poder repensar hacia dónde nos dirigimos, hacia dónde vamos y sobre todo creo que en la última década se empieza a hablar bien de la conducta suicida, empezamos a tener experiencia no únicamente en los planes de acción"
A la pregunta de ¿cómo ve la situación del tema el suicidio 2024? Luis Fernando responde que desde su punto de vista, “2024 es el año de poder repensar hacia dónde nos dirigimos, hacia dónde vamos y sobre todo creo que en la última década se empieza a hablar bien de la conducta suicida, empezamos a tener experiencia no únicamente en los planes de acción, en los objetivos, en los diferentes planes y sobre todo en una acción coordinada, estructurada de diferentes profesionales multidisciplinares, donde hablar de la conducta suicida y el complejo fenómeno que es. Sí es cierto que creo que 2024 es un año donde hemos depositado y donde vamos asentando algo que es esencial, que es evitar el ruido y evitar el sensacionalismo que ha rodeado precisamente los años precedentes sobre la conducta suicida y autolesiva”.
"Para prevenir la conducta autolítica no necesitamos generar ni sensacionalismo ni generar ruido"
Y añade: “Porque para prevenir la conducta autolítica no necesitamos generar ni sensacionalismo ni generar ruidos. Y creo que los profesionales que trabajamos diariamente con una población con un alto nivel de riesgo, que estamos con una población trabajando, codo con codo de diferentes profesionales con diferentes ámbitos competenciales, entendemos la importancia de minimizar lo que son los efectos, a veces indeseados que se producen por una mala gestión de las redes sociales, de los medios de comunicación, donde se aborda desde el sensacionalismo algo que se tiene que trabajar desde el trabajo diario complementario, desde el trabajo multidisciplinar de los profesionales, abordando pues evidentemente todas las aristas y todas las dimensiones que tenemos que trabajar. Creo que 2024 es un año donde partimos hacia un nuevo horizonte, donde los objetivos y donde los planes, las acciones, los planes motores y muchos profesionales con diferentes campos de actuación y con una verdadera experticia en el campo de la conducta suicida y autolesiva abordamos con la máxima garantía de responsabilidad, evitando el tan temido ruido que como tú bien sabes, tanto daño hace en conductas que el efecto contagio pues sigue estando presente”.
“Creo que es una época de cambios de esperanza, cambio de futuro, donde el dolor, donde la desconexión, la desesperanza, siempre circunscrita al ostracismo, al juicio, al tabú, al estigma, sale, de ese precisamente ostracismo"
Así fue la contundente entrada en nuestro HABLADURÍAS 11+1 de Luis Fernando López. Y siguió diciendo: “Creo que es una época de cambios de esperanza, cambio de futuro, donde el dolor, donde la desconexión, la desesperanza, siempre circunscrita al ostracismo, al juicio, al tabú, al estigma, sale, de ese precisamente ostracismo a la esfera pública, pero con una renovada esperanza de evitar de nuevo el ruido hacia un lugar donde podamos hablar de la muerte para poder conocer y poder estructurar y poder dar un futuro donde podamos hablar de la vida en todas sus dimensiones.
Y aparece el tema de la muerte, el estigma y tabú del suicidio, del que dice que cuesta hablar y más cuando es alguien que tenemos cercano a cada uno de nosotros. Y surge la idea que comenta de “la escasa cultura para hablar de la desesperanza, para hablar de la muerte y para poder ver cuáles son las experiencias que la vida no trae, que a veces no son las que deseamos ni son cómodas ni fáciles de hablar. Hablar de la muerte, hablar de las cuestiones que la vida a veces nos trae tan dolorosas, no es algo sencillo, pero que es muy necesario. La muerte, el dolor, el daño, trae aparejado una serie de aprendizajes y de experiencias que necesitamos reparar y que necesitamos obtener como sociedad y como humanos”.
“Es cierto que hay una incomodidad social para poder hablar de algo que está presente en nuestro día a día y que es la muerte"
Y añade: “Es cierto que hay una incomodidad social para poder hablar de algo que está presente en nuestro día a día y que es la muerte. Pero para poder hablarnos de la vida tenemos que hablar de la muerte, sobre todo porque, al hablar de la muerte, nos pone encima de la mesa cómo estamos viviendo nuestras vidas”. Y así dice que es una práctica que deberíamos recuperar.
También comentó la dificultad de hablar de las emociones, de hablar de los malestares emocionales, de cómo afrontarlos, de qué manera nos podríamos ayudar, de qué cosas necesitamos para salir de ese malestar, de que tememos contar qué un joven está pasando un mal momento, de que a ese joven le cuesta decir que no pasa por su mejor historia de vida en estos momentos. Y en ese contexto aparecen esas conductas suicidas.
“Yo cuando trabajo con mis pacientes y escucho sus relatos, sus experiencias, lo que veo es que sus vínculos y sus relaciones son veces superficiales, efímeros, líquidos,…. trasladan a través de las palabras, de la pérdida de veces del sentido de pertenencia que tienen sus relaciones"
Y nos cuenta: “Yo cuando trabajo con mis pacientes y escucho sus relatos, sus experiencias, lo que veo es que sus vínculos y sus relaciones, cuando hablan de los contactos a veces superficiales, efímeros, líquidos, …. trasladan a través de las palabras, de la pérdida de veces del sentido de pertenencia que tienen sus relaciones".
Y apunta: “No se habla de malestar porque hay un fuerte miedo, un fuerte temor y un fuerte rechazo que a otras personas no vayan a entender, no vayan a comprender, o que aparezca el temor al abandono al rechazo que implique la expulsión del grupo o que alguien no pueda entender cómo uno se siente, con el temor de que alguien no vaya a entender, vaya a enjuiciar o vaya a ver un estigma sobre lo que uno siente".
Y hablamos de cómo son las demandas de esos jóvenes o adolescentes, que no vienen en forma de conducta suicida. Cuenta que la demanda o la queja o la necesidad, viene desde la desconexión que sienten con el mundo, del dolor que sienten con sus relaciones, de sus desajustes emocionales, de la pérdida de vínculos significativos en las personas y con las relaciones y de cómo sienten y experimentan las relaciones y los vínculos que tienen, de las sensaciones como del rechazo, el abandono, la pérdida de sentido, la pérdida de significado de sus vidas, la tristeza, la vergüenza, a veces la rabia por lo que pudo no pudo ser, lo que fue por la culpa de lo que sienten, de lo que no les dieron, de lo que no pudieron hacer, de lo que no pueden decir.
Sobre redes sociales, constata que la imagen que se quiere trasladar a través de la red social es la de un conjunto de éxitos personales individuales, donde la persona ensalza todo lo que lo hace o lo que la sociedad necesita o quiere ver, basado en el éxito, el poder, el hedonismo, un narcisismo digital que es una interacción líquida, efímera, superficial, que se traduce en lo que yo siempre he hablado sobre la dictadura del me gusta
Salen palabras como la desesperanza, la pérdida del sentido, la pérdida de propósito, hacia un mañana, hacia un futuro donde se pueda ver o sentir libre de ese dolor y de esa desazón interna, emocional que a veces siente y es donde empieza a anidar la fantasía de desaparecer, la fantasía de morir, la fantasía de dejar de sufrir y de dejar de sentir la vida como es y empieza a materializarse y empieza a vehiculizarse hacia un comportamiento que se acerca a veces hacia la conducta autolítica, con una forma de escapar de un sufrimiento que no encuentra otra salida, que no sea la muerte.
Y hemos terminado hablando de redes sociales, de la que Luis Fernando ha dicho que la imagen que se quiere trasladar a través de la red social es la de un conjunto de éxitos personales individuales, donde la persona ensalza todo lo que lo hace o lo que la sociedad necesita o quiere ver, basado en el éxito, el poder, el hedonismo, un narcisismo digital que es una interacción líquida, efímera, superficial, que se traduce en lo que yo siempre he hablado sobre la dictadura del me gusta o la dictadura del like, donde miles de personas me están diciendo lo bien que realizo determinada acción, lo bien que estoy expresando determinadas cuestiones y lo que establezco es una serie de agradecimientos, una serie de visualizaciones, una serie de impactos sobre una imagen personal que estoy proyectando en miles y en millones de personas, constantemente.
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