'Habladurías 11+1 con Paulina del Río, creadora de la FUNDACION JOSÉ IGNACIO de Chile, en honor a su hijo que murió por suicidio y que ayuda a otras personas en su misma situación'
Buscaba a alguien a quien entrevistar en este ‘Habladurías’ de cada semana y pretendía que fuera alguien relacionado con el suicido. Estaba buscando y pregunté a mi amigo Miguel Guerrero, mi referencia en todo lo relativo a la prevención del suicidio. Me dio algunos nombres, uno de ellos, el de Paulina del Río, a quien había conocido en un reciente viaje de ella a España, en la que visitó Málaga y Córdoba.
Su madre, Paulina del Río, después de casi tres años en que simplemente no existió, comenzó a escribir en blogs donde los chicos buscaban métodos para suicidarse, ofreciéndoles una escucha cariñosa y sin juicios
Me contaba Miguel que la Fundación José Ignacio nació en Chile como una forma de darle sentido a la vida y la muerte del joven que le dio su nombre, y que murió por suicidio a los 20 años, en 2005.
Su madre, Paulina del Río, después de casi tres años en que simplemente no existió, comenzó a escribir en blogs donde los chicos buscaban métodos para suicidarse, ofreciéndoles una escucha cariñosa y sin juicios. El resultado fue impresionante. Cientos de emails llegaban de distintos países de habla hispana. Tras leer todo lo que existía en ese tiempo sobre suicidio y realizar tres diplomados en temas de psicología, Paulina junto a su sobrina, la psiquiatra Pilar del Río, fueron dando forma a lo que sería la fundación, la cual fue reconocida por el Estado en 2014.
En estos 10 años de existencia oficial, con la ayuda de los miembros del directorio y de algunos voluntarios, en una labor incansable, la Fundación José Ignacio acompañó a miles de niños y jóvenes con ideación suicida
En estos 10 años de existencia oficial, con la ayuda de los miembros del directorio y de algunos voluntarios, en una labor incansable, la Fundación José Ignacio acompañó a miles de niños y jóvenes con ideación suicida, aunque a partir de la pandemia sus esfuerzos se enfocaron en la docencia y en los grupos de ayuda mutua para supervivientes de pérdida por suicidio, que llevan ya 14 años.
Al mismo tiempo, la fundación ha colaborado ocasionalmente con el Ministerio de Salud de Chile, ha entrenado a alrededor de 2.000 gatekeepers, y ha impartido clases, talleres y charlas sobre prevención, intervención y posvención para mayores de 18 años, en especial en universidades, colegios y empresas.
Su fundadora, Paulina del Río, asimismo, ha participado como coautora o editora de algunas publicaciones acerca del suicidio, como experta por experiencia en la Comisión de Salud Mental y Covid-19 de la Organización Panamericana de la Salud –colaborando en la elaboración de la Guía de Recomendaciones de Salud Mental para Las Américas– y recibió el premio Mujer Impacta en Chile por su trabajo de varios años.
Y sigue diciendo Miguel que la Fundación José Ignacio continúa actualizándose permanentemente para llegar mejor con su mensaje de comunidad, solidaridad, cariño y profesionalismo a quienes sufren tanto que no ven más alivio que la muerte, o bien a quienes han perdido a un ser querido por suicidio.
Su conversación es digna de escuchar: habla inicialmente de su hijo y habla de que a pesar de su dolor y de su sufrimiento, él quería seguir viviendo, porque, aunque siempre fue muy ambivalente, él quería vivir pero su dolor era insoportable
Su conversación es digna de escuchar: habla inicialmente de su hijo y habla de que a pesar de su dolor y de su sufrimiento, él quería seguir viviendo, porque, aunque siempre fue muy ambivalente, él quería vivir pero su dolor era insoportable. Era un niño muy querido por sus amigos y por sus amigas, que valoraban sus ayudas y sus consejos.
Cuenta que para ella NO fue una sorpresa que él intentara suicidarse. Que el dolor que sufrió era desgarrador. Que se cayó al suelo cuando se lo dijeron. Que inicialmente fue un periodo de shock. Que en el funeral cuando lo enterraron, ella parecía que estaba en un acontecimiento social, que ella no lloraba.
Se acuerda del día que fue consciente de que no lo volvería a ver físicamente y que ese es un momento brutal, más brutal dice que el momento que una se entera de la muerte, porque se empieza a asumir la muerte y la ausencia
Añade que en un momento ese shock se acaba. Se acuerda del día que fue consciente de que no lo volvería a ver físicamente y que ese es un momento brutal, más brutal dice que el momento que una se entera de la muerte, porque se empieza a asumir la muerte y la ausencia. Y dice que cuesta mucho sobrevivir a eso, cuesta mucho salir delante, cuesta mucho respirar.
Y empezó a abrir un espacio donde decía que su hijo no había encontrado la ayuda que necesitaba y que ella estaba dispuesta a escuchar a quien lo necesitara. Y recibió cientos y cientos de respuestas incluso desde España.
Habla también de soledad y de comunidad, de escucha y de no juzgar, de mal trato y de abuso sexual, de trastornos de salud mental y de gran sensibilidad de quienes escribían los mensajes, porque dice que, si eres sensible, sufres 10 veces más que otra persona frente al mismo problema. Y se pregunta: “Cómo se resiste? ¿Cómo se sale de eso?”
Habla también de soledad y de comunidad, de escucha y de no juzgar, de mal trato y de abuso sexual, de trastornos de salud mental y de gran sensibilidad de quienes escribían los mensajes, porque dice que, si eres sensible, sufres 10 veces más que otra persona frente al mismo problema. Y se pregunta: “Cómo se resiste? ¿Cómo se sale de eso?”.
Y dice que se dio cuenta que servía la oreja, servía el abrazo virtual, servía para decir “lo que tú quieres no es morir, lo que tú quieres es dejar de tener dolor”. Era como mágico explica. Recuerda un mensaje impactante y desgarrador de una chica española de 14 años que decía: “Hola. Leí que ofrecían escuchar”.
Argumenta que ella que había pasado por situaciones importantes de depresión o de ideación suicida, podía conectarse muy bien con el dolor de los demás, añadiendo que “se puede utilizar ese dolor para ayudar en el dolor del otro”. Y dice que “cuando uno escucha el dolor de otros, se sale de uno mismo y deja de estar sintiendo su propio dolor”. Y además añade que “es un camino de dos vías porque ayudas a otro, pero el otro también te ayuda a ti”. Han tenido como objetivo, ayudar a los jóvenes (la mayoría de familias con carencias económicamente porque el riesgo de suicidio tiene que ver con la situación económica, apunta porque “el factor social, el factor económico, el factor económico tiene un peso gigantesco”), aunque ahora ayudan principalmente a quienes han perdido a un ser querido.
Y dice: “Un abrazo ya es lograr algo, una escucha empática ya es lograr algo, un no juzgar ya es lograr algo, pero cuando realmente queremos avanzar algo, es trabajando con el conjunto de la sociedad, cuando lo hacemos en comunidad o no lo hacemos”.
Para escuchar este magnífico podcast, pincha en el siguiente enlace.