Granada produce 300.000 cerdos al año, el doble que en 2006, y 63 millones de pollos, cuatro veces más

Ciudadanía - IndeGranada - Lunes, 18 de Octubre de 2021
Ecologistas en Acción critica el modelo de ganadería industrial por su alto impacto ambiental y los perjuicios sobre los núcleos rurales, cada vez más vacíos y con más paro.
Mapa que muestra la densidad de explotaciones porcinas y avícolas en la provincia.
ecologistas en acción
Mapa que muestra la densidad de explotaciones porcinas y avícolas en la provincia.

La provincia de Granada produce 300.000 cerdos al año y 63 millones de pollos (datos del años 2019). Desde el año 2006 se ha duplicado el número de cerdos (140.000 en esas fechas) y el de pollos se ha cuadruplicado (15 millones en 2006), según un informe de Ecoogistas en Acción, que critica el modelo de ganadería industrial por su impacto medioambiental y sobre el bienestar animal, y los perjuicios que ocasionan en los territorios donde se implantan, donde, lejos de aumentar el empleo y la población del núcleos rurales, en los últimos años se han perdido habitantes y el paro ha crecido. 

Según indica el informe de Ecologistas en Acción, la mayoría de los pollos se sacrifican en instalaciones de la provincia: Avinatur, en Purullena, sacrifica 33 millones de pollos al año; Arenas, en Santa Fe, 500.000 semanales (25 millones al año) y también está el matadero de Payán, en Maracena, "del que no disponemos de datos de producción".

Ecologistas señala que una explotación de 2.500 plazas de cerdo supone una producción de 6.000 cerdos al año (a razón de 2,4 ciclos anuales) y una de 55.000 plazas de pollo impica, a razón de 5 camadas al año, una producción de 275.00 pollos anuales.

"Los cerdos de las granjas europeas pasan toda su vida en un espacio más pequeño que un metro cuadrado (espacio regulado por ley), un espacio apenas suficiente para darse la vuelta o acostarse. Se crían en suelos con grietas en forma de listones para que pasen las heces y la orina", explica el informe.

La alimentación de cerdos suele ser a base de maíz y harina de soja más un suplemento mineral y vitamínico y un uso sistemático de antibióticos, como promotores del crecimiento. A los 5 meses aproximadamente está listos para ir al matadero.

Cuando hablamos de pollos, "nos referimos al tipo “broiler”, una variedad de pollo desarrollada específicamente para la producción de carne".

En la UE la edad aproximada para el sacrificio de los pollo de engorde (broiler) es de 42 días, con un peso de 2,5 kg. excepto los destinados a asaderos, que se retiran a los 35 días, con unos 2 kg de peso.

Debido a esta forma de producción, los pollos de engorde "padecen problemas de bienestar (se amontonan y casi no se pueden mover) suelen sufrir malformación y disfunción esquelética (muchos no son capaces de sostenerse obre sus patas), presentan

lesiones cutáneas( y eso que les cortan los picos al nacer para evitar que se dañen entre ellos) y los ejemplares con aspecto repulsivo, en comparación con animales sanos, abundan más de la cuenta", indica Ecololgistas.

Para esta rápida conversión de alimento en carne es necesario proporcionar a los animales en el pienso una compleja gama de nutrientes esenciales y medicamentos.

Tramitación "alegal"

"Cuando menos, podríamos considerar los procedimientos como alegales", afirma el colectivo medioambiental. La forma en que se tramitan la mayoría de las explotaciones es la de Proyecto de Actuación, contemplado en la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía (LOUA) como trámite urbanístico, y la Calificación Ambiental, según se dispone en la Ley 7/2007, de 9 de julio de Gestión Integrada de la Calidad Ambiental (GICA) para explotaciones menores a unos límites determinados y que se regula por el Decreto 297/1995, de 19 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento de Calificación Ambiental.

Tanto el Proyecto de Actuación, como trámite urbanístico, como la Calificación Ambiental, son tramitados por el ayuntamiento correspondiente.

El modo de proceder, explica el informe, es que el ayuntamiento declara el proyecto como de utilidad pública e interés social, solicita un informe a la Consejería responsable de urbanismo ("que siempre es favorable, ya que solo se refiere a la calificación del suelo y que, además, no es vinculante") y a partir de ahí, el ayuntamiento empieza a dar las licencias oportunas para la construcción de la explotación y el inicio de la actividad.

"En ningún momento se inicia el procedimiento de Calificación Ambiental, como exige el Decreto 297/1995, de 19 de diciembre y nadie se preocupa por ello, empezando por la Consejería responsable de la aplicación y cumplimiento de la GICA, a la que se le ha denunciado varias veces la situación y se desentiende totalmente", afirma Ecologistas.

Con respecto a la utilidad pública, "el único argumento que presentan los proyectos es la creación de puestos de trabajo y que la actividad servirá para fijar a la población rural y así evitar el despoblamiento, agrumentos que no se sostienen", asegura el informe.

En cuanto a considerar que la creación de puestos de trabajo basta para que la actividad se considere como de interés público hay varias sentencias, dice Ecologistas, tanto del TSJA ( Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Segunda, de Sevilla, sentencia en el Nº de Recurso: 70/2014 y con Nº de Resolución: 182/2015 de fecha 27 de febrero de 2015 : “La concurrencia de la utilidad pública o el interés social ha de ser objeto de una cumplida, completa y acabada prueba … es imperiosa la necesidad de demostrar de manera plena el impacto económico y social de la actividad, sin que la mera invocación de la creación de puestos de trabajo ...integren esa prueba seria y exhaustiva que la excepcionalidad de la autorización concedida al amparo del citado precepto exige”) como del Tribunal Supremo (Sentencia del Tribunal Supremo de 19 de mayo de 2008 (recurso 2861/2004), que sintetiza la jurisprudencia del Alto Tribunal citando su anterior Sentencia de 14 de abril de 2004 (casación 6933/2001) en los siguientes términos literales: la utilidad pública o el interés social no pueda identificarse, sin más, con cualquier actividad industrial, comercial o negocial, en general, de la que se derive la satisfacción de una necesidad de los ciudadanos, ya que la extensión de la excepción legal a todo este tipo de instalaciones o actividades, que claro está suponen una mayor creación de empleo y riqueza, supondría la conversión de la excepción en la regla general (sentencia, entre otras, de 23 de diciembre de 1996 )…”)

Además, en cuanto a la creación de puestos de trabajo, la mayoría de los proyectos cuentan con un solo empleado (que suele ser el propietario, "como muchos declaran sin empacho") que además es mal pagado, llegando, en el mejor de los casos, a mil euros mensuales, señala el informe.

En cuanto a que estas actividades sirven para fijar la población en el mundo rural, "solo hay que ver las estadísticas desde el año 2006 al 2019 (época de expansión de las explotaciones porcinas y avícolas) para ver que la población disminuye y el paro aumenta en la mayoría de los pueblos.

Ejemplos:

 



"Como se puede apreciar en estos cuatro ejemplos en localidades donde ha habido un incremento desmesurado de explotaciones ganaderas industriales, en los últimos 15 años se ha perdido una buena parte de la población, se ha duplicado el número de parados ( a pesar de haber menos habitantes) y la tasa de paro se dispara", indica Ecologistas en Acción.

"No se ve por ninguna parte la fijación de la población en el mundo rural que prometen estos proyectos de explotaciones ganaderas", añade.

Otra forma de sortear la legalidad vigente, según el informe, consiste en iniciar una explotación por debajo del límite que establece la legislación, para que sea el Ayuntamiento, y no la Junta de Andalucía, la que controle y supervise todo el procedimiento administrativo.

Así, vemos proyectos de actuación de 2.499 plazas de cerdos o de 54.990 pollos. Eso es así porque a partir de los 2.500 cerdos o 55.000 pollos, ya no es el ayuntamiento el que decide, sino que interviene la Junta de Andalucía y se exige una evaluación ambiental más rigurosa.

Una vez concedida la licencia y puesta en marcha de la explotación, se da el siguiente paso, que es la ampliación, y ya se considera que será fácil de obtener de la Junta, pues la ocupación del suelo está consolidada, del agua ya se dispone y la eliminación de residuos existe.

Gran impacto ambiental

Estas explotaciones "generan un gran impacto ambiental (uso del suelo, consumo de agua, residuos de todo tipo, contaminación de aire suelos y acuíferos, etc) social y de salud2, afirma Ecologistas..

Son muchas toneladas anuales de estiércol (una granja tipo de 2.499 cerdos produce 6.000 tm/ año y una de pollos de 55.000 animales, 1.100 tm/año) que se dispersan por el territorio, unas veces directamente al terreno, como abono y, otras, mediante gestor autorizado que, al final, con o sin tratamientos previos, acaban también en los campos, dice el colectivo.

Si en el año 2019 se criaron en la provincia de Granada 300.000 cerdos, supone que se produjeron 300.000 toneladas de estiércol y los 63 millones de pollos criados en la provincia generaron 250.000 tm de estiércol.

En total mas de medio millón de toneladas de estiércol es esparcido cada año por unas zonas muy concretas de la provincia, casi siempre las mismas fincas, "donde no se vigila las cantidades ni los lugares exactos de vertido".

Estos residuos dispersos generan molestias a la población cercana por los olores (sobre todo debidos a gases de efecto invernadero, como metano y amoníaco) y la proliferación de insectos, millones de moscas sobre todo, principalmente en los meses más cálidos, que además coinciden con las aperturas nocturnas de balcones y ventanas por parte del vecindario.

"También esta situación afecta gravemente a la industria hotelera, y restaurantes, bares y casas rurales (que son abundantes en la zona norte de la provincia) ven disminuir su clientela o se ven abocados al cierre", dice el informe.

Problemas de salud

Las bacterias resistentes a los antibióticos procedentes del ganado "suponen un grave riesgo para la humanidad". Cada vez más se está comprobando, científicamente, que los hacinamientos de animales domésticos son lugares idóneos para la proliferación de bacterias y virus y ya hace años que desde las granjas salen bacterias multirresistentes, que no desaparecen con los antibióticos tradicionales, debido al uso y abuso de estos antibióticos en las explotaciones ganaderas.

Las enfermedades en el ganado son habituales. Sin ir más lejos:

  • En 2018 se detectaron 4.800 casos de peste porcina africana en la UE, 3.800 en jabalíes y 1.000 en pequeñas granjas porcinas. 
  • En 2019, La mayor epidemia animal mató en Asia a millones de cerdos. 
  • La gripe porcina africana se extiende desde China al resto del continente sin que ninguna medida la frene.

En noviembre de 2020, Las autoridades japonesas sacrificaron alrededor de 330.000 pollos en una granja de cría situada al oeste del país tras detectar un brote de gripe aviar y en Holanda sacrificaron 215.000 pollos por la misma causa

Con la pandemia, el Ministerio de Agricultura pidió a las comunidades autónomas a fianles del año pasado que elevara el nivel de vigilancia y de bioseguridad en las explotaciones avícolas, como consecuencia de la situación de la zoonosis influenza aviar (o gripe aviar) en el norte de Europa y se restringió la cría de aves de corral al aire libre, salvo que se pudiera asegurar que no entran en contacto con aves silvestres, a través de telas pajareras u otro dispositivo que impida la entrada de aves silvestres

La actual pandemia de COVID-19 que sufrimos de 2020 "presenta muchos interrogantes, sobre todo después que desde hace años se sabe que virus desconocidos hasta hoy aparecen en cerdos".

En junio de 2020, Científicos chinos han advertido en un reciente estudio del peligro de una nueva cepa de gripe porcina identificada en cerdos del país asiático, que tiene el potencial de contagiar a humanos y provocar una nueva pandemia.

"Es hora de plantearnos el modo de vida que llevamos y las prioridades que tenemos. Hay que elegir entre comer carne barata, expuestos a perder calidad de vida y un medio ambiente adecuado, y exponernos a enfermedades o, apostar por un menor consumo de carne, de más calidad, más saludable, obviamente más cara y que impacte lo menos posible en nuestra salud y nuestro entorno", reflexiona el informe.