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So... what is the culture feeling? El hip hop en el verano de Drake vs. Kendrick

Blog - Un blog para melómanos - Jesús Martínez Sevilla - Miércoles, 4 de Septiembre de 2024
Portada de King of the Mischievous South Vol. 2, de Denzel Curry.
INDEGRANADA
Portada de King of the Mischievous South Vol. 2, de Denzel Curry.

Durante la primera mitad de este año estaba algo sorprendido y hasta preocupado por un fenómeno algo extraño para mí: el hip hop que estaba escuchando me estaba dejando bastante frío. Después de que hace apenas dos años el género dominara mi lista de álbumes favoritos, en los primeros meses de 2024 acumulé decepción tras decepción. El EP Drop 7, de Little Simz, me pareció pobre, un intento de hacer música más fiestera (incluida una canción de funk brasileño) que resultaba más bien esquemático y aburrido. Por su parte, el álbum de Tierra Whack, WORLD WIDE WHACK, no me dejó la menor huella, dada la aparente incapacidad de la que otrora me pareció una de las raperas con más potencial del panorama para componer canciones pegadizas o siquiera convincentes. El muy aplaudido álbum del prolífico rapero underground Mach-Hommy, #RICHAXXHAITIAN, que ha sido recibido como su obra maestra, se me hizo árido en su conjunto a pesar de la brillantez de algunas canciones, mientras que el último disco de Vince Staples, Dark Times, aunque es una mejora sensible respecto a sus dos últimos álbumes, sigue pareciéndome demasiado apagado, un desperdicio del obvio talento del californiano en una retahíla de canciones, en su mayoría, soporíferas. Más allá del notable pero imperfecto LP de ScHoolboy Q, no había nada que hubiera captado mi atención.

La explosión de las tensiones acumuladas durante una década entre el rapero más escuchado del mundo, Drake, y el más admirado por la crítica y por los puristas, Kendrick Lamar, nos dejó un puñado de canciones memorables, una serie de jugadas maestras inesperadas y un ganador indiscutible

Por supuesto, para compensar esta sequía de proyectos en largo, la llegada del calor nos trajo el beef del siglo. La explosión de las tensiones acumuladas durante una década entre el rapero más escuchado del mundo, Drake, y el más admirado por la crítica y por los puristas, Kendrick Lamar, nos dejó un puñado de canciones memorables, una serie de jugadas maestras inesperadas y un ganador indiscutible. Kendrick consiguió la absoluta demolición de Drake como artista y como figura pública, encadenando humillación tras humillación hasta culminar en un histórico concierto en el Forum de Inglewood donde el público cantó su hit “Not Like Us”, en el que acusa a Drake de ser un pedófilo y un colonizador de la cultura hip hop, nada menos que cinco veces seguidas. Como explica F.D. Signifier en su excelente videoensayo sobre el tema, este beef era en muchos sentidos una batalla por el alma del hip hop, pero queda por ver cuáles son las consecuencias a largo plazo de la misma en un momento en que la presencia mainstream del género lo ha hecho mutar de manera probablemente irreversible, convirtiéndolo en parte del ADN cultural del pop pero diluyendo en el proceso muchas de sus marcas identitarias.

Kendrick Lamar, en una imagen del videoclip de su canción “Not Like Us”.

Después, como para aplacar cualquier tentación de caer en el alarmismo respecto al futuro del hip hop, el verano ha traído un par de discos muy diferentes entre sí que, ahora sí, me han parecido muy potentes

Después, como para aplacar cualquier tentación de caer en el alarmismo respecto al futuro del hip hop, el verano ha traído un par de discos muy diferentes entre sí que, ahora sí, me han parecido muy potentes. El primero de ellos es de Denzel Curry, que hace dos de años entregó la obra más elaborada a nivel conceptual y más rica a nivel sonoro de su carrera: Melt My Eyez See Your Future. En esta ocasión, el de Florida ha revisitado un concepto que ya abordó en una mixtape cuando aún era un adolescente: un disco completo donde muestra su devoción por el sonido del rap de Memphis. Frente a la profundidad y las múltiples capas de significado de su predecesor, King of the Mischievous South Vol. 2 es un disco corto y directo, menos de 35 minutos que se pasan volando gracias a la inmediatez de sus canciones. Esto, junto a la multitud de colaboraciones, le dan el frescor de una mixtape, pero con el acabado profesional de un álbum de estudio.

Hits del nivel de “ULTRA SHIT”, “G'Z UP”, “HIT THE FLOOR” o sobre todo “SKED” combinan lo mejor del trap, el horrorcore y demás subgéneros sureños, con sus bajos atronadores, 808s y sintes inquietantes

Hits del nivel de “ULTRA SHIT”, “G'Z UP”, “HIT THE FLOOR” o sobre todo “SKED” combinan lo mejor del trap, el horrorcore y demás subgéneros sureños, con sus bajos atronadores, 808s y sintes inquietantes. “COLE PIMP”, por otro lado, es la canción más animada y ligera, con esos fantásticos ritmos sincopados que insuflan vida a las luminosas cuerdas y pianos, y las perfectas aportaciones de Ty Dolla $ign, con su voz aterciopelada, y el legendario Juicy J, con su flow clásico y su letra chulesca. Hay alguna canción menor, como “SET IT” con Maxo Kream, pero por la propia naturaleza del proyecto, se ignora fácilmente y se disfruta del siguiente temazo. Al final, se trata de un álbum que entra solo y con el que es imposible no menear la cabeza: el hip hop en su forma más esencial.

Portada de I LAY DOWN MY LIFE FOR YOU, de JPEGMAFIA.

El caos controlado siempre ha sido su punto fuerte, como demuestran “SIN MIEDO”, “New Black History” o “vulgar display of power” (obvia referencia a Pantera); si bien en cortes como “don't realy on other men”, “Don't Put Anything On the Bible” o “JIHAD JOE” se le va la mano con los efectos y samples, hasta el punto de desorientar un poco al oyente

Las virtudes del otro álbum que me ha seducido este verano van por otro lado. JPEGMAFIA es, al igual que Curry, uno de los raperos más interesantes y consistentes del panorama: su alucinante disco colaborativo con Danny Brown fue ampliamente considerado como uno de los mejores del año pasado, y sus producciones tienen la cualidad de sorprender siempre y al mismo tiempo llevar siempre su marca inconfundible. Sin embargo, su anterior trabajo en solitario, LP! (2021), nunca terminó de convencerme, así que me enfrenté a este I LAY DOWN MY LIFE FOR YOU sin saber muy bien qué esperar. El resultado, sin llegar al excepcional nivel de los mejores álbumes de Peggy, es un nuevo triunfo. El de Baltimore ha integrado las guitarras atronadoras y distorsionadas del metal en muchas de estas canciones, las más furiosas. El caos controlado siempre ha sido su punto fuerte, como demuestran “SIN MIEDO”, “New Black History” o “vulgar display of power” (obvia referencia a Pantera); si bien en cortes como “don't realy on other men”, “Don't Put Anything On the Bible” o “JIHAD JOE” se le va la mano con los efectos y samples, hasta el punto de desorientar un poco al oyente. Al mismo tiempo, los cortes más reflexivos incorporan unas melosas guitarras acústicas que están perfectamente integradas en su universo sonoro.

De modo que sí: el hip hop aún es capaz de auténticas maravillas en 2024

No obstante, lo mejor del álbum son sus dos canciones más largas y complejas. “Exmilitary”, cuyo título refiere a la mixtape de Death Grips y que emplea el mismo sample que “Tearz”, de Wu-Tang Clan, se transforma a lo largo de sus cinco minutos de una marcha lenta y siniestra a un brutal asalto sonoro. Todo ello atravesado por el típico estilo confrontacional y amenazante de Peggy, que tira dardos a Drake, Freddie Gibbs y a quienes lo han criticado por colaborar con Kanye West. “JPEGULTRA!”, por otro lado, es una perfecta colaboración precisamente con Denzel Curry. Presidida por unos vientos incendiarios y guiada por un bajo subterráneo y una percusión heterodoxa, de timbres metálicos y apagados, la primera parte de la canción te abruma sin contemplaciones, antes de que la última estrofa se transforme en una suave caricia de guitarra acústica, bajo y sintes de fondo. Y es que, como ya demostrara en All My Heroes Are Cornballs (2019) y en EP2! (2021), Peggy es muy capaz de crear música melódica que sorprenda e impacte tanto como sus bangers; así, el soul barroco de “either on or off the drugs” y el magnífico e introspectivo final de “i recovered from this”, todo guitarra acústica, cuerdas y coros, también destacan en el tracklist. De modo que sí: el hip hop aún es capaz de auténticas maravillas en 2024.

El pop, tras absorber lo que podía del hip hop en su versión trap, está cambiando de objetivo: la atención mainstream en EE.UU. parece estar pivotando hacia el country

Aun así, no consigo quitarme de encima cierta sensación incómoda. Me da la impresión de que el hip hop está en un impás difícil de analizar, y mucho más de predecir su posible resolución. La fragmentación del género en mil pequeñas escenas, que anteriormente me parecía una fortaleza, en este momento me parece más bien una debilidad. Ahora que el beef más sonado de la historia ha dejado en el aire la pregunta sobre el futuro de la cultura hip hop, el hecho de que no haya un público unificado genera más incertidumbre sobre hacia dónde se encaminarán sus pasos. El pop, tras absorber lo que podía del hip hop en su versión trap, está cambiando de objetivo: la atención mainstream en EE.UU. parece estar pivotando hacia el country. Algunos artistas que venían del rap lo están abandonando y sumándose a esa ola, o incluso haciendo rock psicodélico. Mientras tanto, más allá de los focos, seguirá habiendo gente que haga rap a la vieja usanza: el abstract hip hop y el hardcore no van a desaparecer (Ka acaba de sacar un disco que ni siquiera está disponible en servicios de streaming). Menos seguro me parece que surjan otras tendencias juveniles renovadoras, como las recientes del drill o el rage. De eso dependerá que el hip hop se estanque en una fase nostálgica y tradicionalista o que siga expandiéndose, como lleva haciendo ya cinco décadas.

 

 

 

 

 

 

Imagen de Jesús Martínez Sevilla

(Osuna, 1992) Ursaonense de nacimiento, granaíno de toda la vida. Doctor por la Universidad de Granada, estudia la salud mental desde perspectivas despatologizadoras y transformadoras. Aficionado a la música desde la adolescencia, siempre está investigando nuevos grupos y sonidos. Contacto: jesus.martinez.sevilla@gmail.com