Votar, siempre votar
Como en Diciembre del año 2015, y en Junio del 2016. Y como tantas veces, me permito hacerte esta invitación, pues ni siquiera es una sugerencia, pues ya somos todos y todas mayorcitos para recibir sugerencias. La invitación, por su parte, creo que forma parte de nuestra ancestral tradición cultural, y por tanto, se asume con más naturalidad y no cómo ningún tipo de intromisión en ningún ámbito. Quizá por ello, no sólo hago la invitación para este 28 de Abril, sino para "siempre". Doy por hecho que conoces lo que pienso, lo que siento y lo que defiendo. Y también la forma en la que lo hago. Por tanto, ni se me pasaría por la cabeza insistir en esos pormenores, ni se me ocurre indicar a que opción política has de votar. Tan sólo que votes, que ejerzas esa posibilidad, y lo hagas con alegría y confianza. Creo que siempre es mejor que dejar pasar la ocasión.
De un tiempo a esta parte, las precampañas y campañas electorales se hacen duras de soportar en términos generales, aunque a mí me gusten y me parezcan siempre útiles. Se prima el espectáculo, incluso aproximándose al arte circense, frente al debate sereno. Han sido, y aún lo seguirán siendo, porque el 26 de mayo hay que volver a votar, semanas y días seguramente densos en cuanto a contenido electoral en los medios de comunicación, en tus conversaciones cotidianas, en tu actividad diaria. Es posible que en algún momento hayas desconectado del vendaval de opiniones, críticas, argumentos, eslóganes, etc. Yo lo he hecho, la verdad. A veces hay que escuchar directamente a la gente, sin intermediarios, para saber que es realmente lo que le importa, y lo que se la trae al pairo (por más tiempo que esos asuntos ocupen los medios de comunicación).
"La política no es diferente a la vida. Un programa electoral te acerca o te aleja de tu visión de la realidad, incluso te acerca mucho o te aleja mucho"
Hay que intentar darle la importancia que tiene, y no más, al aluvión de verborrea vacía, de debates que no son debates, sino ejercicios de egolatría a mayor gloria de la cadena organizadora del mismo. De saber, con antelación, el ganador y el perdedor de los debates, antes de que empiecen. De que te retumben los oídos de escuchar qué es lo que será decisivo y lo que no, que decidirá el voto de la gente indecisa o que le hará persistir en su indecisión. Por eso, te invito a que votes al margen de toda esa parafernalia en la que algunos y algunas quieren convertir nuestra democracia. Que te tomes la molestia de leerte los programas electorales, o al menos las ideas básicas de cada uno. Rechaza, de antemano, la idea de que están escritos para ser incumplidos, aunque, eso sí, no pienses en un cumplimiento al cien por cien. Eso no ocurre en ninguna faceta de la vida, ni siquiera en el "contrato" matrimonial del tipo que éste sea. La política no es diferente a la vida. Un programa electoral te acerca o te aleja de tu visión de la realidad, incluso te acerca mucho o te aleja mucho. No le pidas a la política lo que no le pides a la vida, al amor, a la amistad, a la vecindad. Ya sabemos que la perfección no existe y que lo ideal es acercarse a ella. En política, lo mismo.
"En política no es obligatorio ser un 'hooligan' ni un incondicional. Valora si en tu vida prefieres arreglar los problemas dialogando y hablanco o imponiendo a las bravas. Y después de eso, dedica media hora para ir a votar el día 28 de abril"
Es aconsejable que dejes a un lado la ristra de bobadas que seguramente hayas escuchado estas semanas o días, incluso si alguna de ellas ha salido de boca de alguien de mi formación política, incluso de mi mismo. Que olvides la frase fácil, el halago o el auto-halago, el anuncio apocalíptico o la noticia sorpresa. Y que dediques un rato a echar la vista atrás, con perspectiva, y valores, tu mismo o tu misma, cómo vives y cómo te gustaría seguir viviendo y cómo no, cómo trabajas si es que trabajas, como te diviertes, que anhelos te quedan por cumplir o cuales ya cumpliste, y cual es la situación que te rodea. La de tu familia, tus amistades, tus vecinos, tus paisanos. Y cómo quieres que vivan y sientan. Que te olvides de asuntos que sólo interesan a unos pocos para calentar el ambiente, eso está muy bien en las previas de un gran acontecimiento deportivo o cultural, donde se jalea porque hay que jalear y se anima porque hay que animar. En política no es obligatorio ser un "hooligan" ni un incondicional. Valora si en tu vida prefieres arreglar los problemas dialogando y hablando o imponiendo a las bravas. Y después de eso, dedica media hora para ir a votar el día 28 de abril. Y siempre. Merece la pena. Te lo aseguro.