'Tolerancia y contención, pero política'

Blog - Reflexiones del Por Venir - Chema Rueda - Martes, 28 de Junio de 2022
Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, en su primer cara a cara, en el Senado, el pasado 7 de abril.
RTVE
Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, en su primer cara a cara, en el Senado, el pasado 7 de abril.

Tolerancia mutua y contención en el ejercicio del poder, dos notas fundamentales para el desarrollo de una buena práctica política, que no están recogidas en ninguna Constitución ni en ninguna Ley, pero que aparecen configuradas como dos principios necesarios y convenientes para los actuales momentos políticos, en algunos de los libros o artículos que han ocupado mi atención en las previas y en las posteriores de las Elecciones Andaluzas del 19 de junio y en su complejo contexto político, social y electoral. Por citar algunos, el libro "Como mueren las democracias" de Lewitsky y Ziblatt y varios artículos de la obra colectiva “División de poderes en el Estado de partidos”.

Y sin embargo, si ese ejercicio (y añado yo, y el ejercicio de la oposición por supuesto que también), no se acompaña de las adecuadas dosis de tolerancia y contención, se corre el riesgo de ejercer un mal gobierno y de contribuir al enrarecimiento del clima político

La letra de la ley (incluso de la Constitución, como máxima ley) es la letra de la ley. El espíritu de la ley es el espíritu de la ley. Y la interpretación constitucional de las leyes es la interpretación constitucional de las leyes. En base al cumplimiento de esos 3 vectores, es legítimo, democrático, incluso mayoritariamente aceptado, el ejercicio del gobierno en una sociedad. Y sin embargo, si ese ejercicio (y añado yo, y el ejercicio de la oposición por supuesto que también), no se acompaña de las adecuadas dosis de tolerancia y contención, se corre el riesgo de ejercer un mal gobierno y de contribuir al enrarecimiento del clima político. Tolerancia mutua para reconocerle al adversario político la legitimidad democrática de ser alternativa de gobierno, aunque se intente (lógicamente) por medios democráticos que no lo sea. Obviamente, también la de reconocérsela al gobierno, que no lo es por insaculación. Y contención para saber advertir que determinado ejercicio de las prerrogativas y las competencias de las que dispone un gobierno, no siempre han de ejercerse, o al menos, en toda su intensidad, por más legal que resulte.

Ambos principios son correctos y contribuyen a destacar buenas prácticas políticas y ciudadanas. Ayudan a una relajación del clima político y conforman una saludable competencia democrática trufada de respeto dentro de la diversidad de opiniones y políticas a implementar

En términos generales, considero que ambos principios son correctos y contribuyen a destacar buenas prácticas políticas y ciudadanas. Ayudan a una relajación del clima político y conforman una saludable competencia democrática trufada de respeto dentro de la diversidad de opiniones y políticas a implementar. La idea vendría a ser que existen adversarios y no enemigos políticos, y que quien defiende ideas contrarias (incluso muy contrarias) a otros actores políticos, en el fondo también desean el bienestar y la prosperidad de la sociedad a la que quieren representar, y que, por tanto, su legítima aspiración a gobernar no supone ningún riesgo para el país ni ninguna amenaza para su ciudadanía, como tampoco lo supone el que lo ejerza quien gobierna.

Primero está la política, y después está el cómo mejor se puede ejercer. Por delante, el modelo, el programa, las propuestas y las consecuencias de éstas. Y por detrás, hacerlo de la manera más correcta posible, más tolerante y más contenida. Por aclararnos

Pero claro, los conceptos hasta aquí esbozados no deben llevarnos a un falso "buenrollismo" que despoje a la acción política de toda la carga ideológica, didáctica y de defensa de un programa y de un modelo de sociedad, sin los cuales, la política dejaría de ser política. Y sería otra cosa, que desde luego, para quien suscribe, estaría en las antípodas de lo que merece la pena ser defendido, reivindicado y ejercido. Es decir, primero está la política, y después está el cómo mejor se puede ejercer. Por delante, el modelo, el programa, las propuestas y las consecuencias de éstas. Y por detrás, hacerlo de la manera más correcta posible, más tolerante y más contenida. Por aclararnos.

En España, las Elecciones Generales de 2019 arrojaron un resultado. Ese resultado propició una determinada composición parlamentaria, fruto de la cual, y entre todas las alternativas posibles, se consiguió la investidura de un presidente del gobierno, con fidelidad absoluta tanto a la letra de la Constitución (presentación de un programa de gobierno, votación por la mayoría legal y proclamación), como a los dos principios sobre los que versa esta reflexión (tolerancia, pues se era consciente de que se podría haber dado otra combinación parlamentaria, y por supuesto, hubiera sido respetada, aunque no se dio; y contención, pues la propia suma de voluntades políticas ya apuntaba a las dificultades de un ejercicio no contenido del poder).

El Gobierno resultante lleva 3 años cumpliendo escrupulosamente el programa de gobierno sobre el que se sustentó la investidura del presidente, aunque haya a quien no le guste. Que además, y no habrá nadie que razonadamente alcance a discutirlo, se corresponde con los anhelos principales de la mayoría de la sociedad española

El Gobierno resultante lleva 3 años cumpliendo escrupulosamente el programa de gobierno sobre el que se sustentó la investidura del presidente, aunque haya a quien no le guste. Que además, y no habrá nadie que razonadamente alcance a discutirlo, se corresponde con los anhelos principales de la mayoría de la sociedad española. A saber. Protección social nítida y explícita a los sectores más desfavorecidos, fiscalidad justa y progresiva que permita un fuerte volumen de inversión pública reequilibradora, igualdad real y efectiva, acceso a los servicios públicos, destensionamiento de determinadas tensiones territoriales y permanente búsqueda de acuerdos, nunca fáciles, etc. Programa de gobierno que se ha plasmado, nada más y nada menos, que en 3 Presupuestos Generales del Estado para los años 2020, 2021 y 2022, aprobados sobradamente por la mayoría muy mayoritaria del Congreso de los Diputados, donde reside la soberanía nacional. Todo ello en un contexto muy complejo de pandemia, tensión internacional y crisis económica, por no hablar (tolerancia y contención obligan) de la vergonzosa, desleal y dañina actuación de la oposición política y de la mayoría de los medios de comunicación de este país.

¿Y ahora va a resultar que quien no actúa bajo los principios de tolerancia y contención es el gobierno? ¿Que quienes llevan 3 años (alguno más) deslegitimando miserablemente un resultado impecablemente democrático han sido tolerantes? ¿Que quienes acusan indecentemente al Gobierno de ser enemigo del país se han contenido? ¿Que quienes no reconocen la legitimidad de lo votado y consiguientemente desarrollado se van a permitir acusar al gobierno legítimo de traspasar algún límite? Realmente, ni el hooligan más aventajado podrá sostener argumentalmente esos extremos. De modo que hágase oposición (parlamentaria, ciudadana y mediática) poniendo la política por delante, es decir explíquese la alternativa. Y luego, adóbese esa alternativa de la necesaria tolerancia y contención aludidas. Para que el ejercicio de la oposición resulte creíble y la política no se convierta en un espectáculo deplorable, del que ya sabemos quién saca tajada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Imagen de Chema Rueda

Nacido en Guadix (Granada) en 1963, por tanto de la generación de "A hard days night" y "Satisfaction". Licenciado en Derecho por la Universidad de Granada y funcionario de Administración Local, grupo A, trabaja en el Edificio de Los Mondragones. Fue concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Granada (desde 2003 y hasta junio de 2015. Ha sido Secretario General del PSOE de la ciudad de Granada entre 2008 y 2017 y Miembro del Comité Federal del PSOE desde 2017 a 2021. Actualmente es miembro del Comité Director del PSOE-A. Me apasiona escribir (lo que pienso), debatir y participar en la vida pública, desde todos los ángulos posibles. Me duelen bastantes cosas de la vida y de la política actual, y no pienso dejar de intentar arreglarlas. Me apasiona la vida, la amistad, la Alpujarra y el Atlético de Madrid.