'Perfume Genius opta por la abstracción en su disco más difícil'

Blog - Un blog para melómanos - Jesús Martínez Sevilla - Miércoles, 13 de Julio de 2022
Perfume Genius – 'Ugly Season'
Portada de 'Ugly Season', de Perfume Genius.
Portada de 'Ugly Season', de Perfume Genius.

Hace unas semanas hablaba de proyectos paralelos: esos experimentos que algunos artistas y grupos se permiten de vez en cuando, que no entran del todo en el canon de su obra pero que la complementan, dándonos a los fans un entretenimiento mientras llegan la inspiración o las ganas. A veces esos proyectos paralelos tienen una dimensión adicional: es el caso de los que ni siquiera son estrictamente musicales. Aunque el funcionamiento de la industria musical nos lleve a pensar en nuestros ídolos fundamentalmente como músicos, muchos artistas son polifacéticos y disfrutan de explorar otros campos. Por poner solo algunos ejemplos de artistas a quienes he mencionado en el blog: Kae Tempest es conocide por sus discos, pero ha publicado poesía, ensayo y novela además de implicarse en producciones teatrales, mientras que Le Parody ha compuesto una nueva banda sonora para la legendaria película El espíritu de la colmena, de Víctor Erice, y la está interpretando en vivo durante proyecciones de la misma. En ocasiones, los propios músicos nos piden que tratemos estos trabajos en pie de igualdad con sus obras puramente musicales: hace un par de años Sílvia Pérez Cruz reunió en un maravilloso álbum canciones que había compuesto en diálogo con disciplinas como el cine, la danza o el teatro.

Ahora, Hadreas ha decidido que la música que compuso para el espectáculo era demasiado buena para dejarla en la mera anécdota, y ha grabado dichas composiciones en formato LP. El resultado es Ugly Season, su sexto álbum de estudio y sin duda el más exigente para el oyente

Algo así ha pasado con Mike Hadreas, alias Perfume Genius. El cantante y compositor estadounidense me dejó boquiabierto con Set My Heart on Fire Immediately (2020), una obra maestra del art pop contemporáneo. Pero ya antes de eso, en 2019, había colaborado con la coreógrafa y bailarina Kate Wallich para crear un espectáculo escénico titulado The Sun Still Burns Here. Ahora, Hadreas ha decidido que la música que compuso para el espectáculo era demasiado buena para dejarla en la mera anécdota, y ha grabado dichas composiciones en formato LP. El resultado es Ugly Season, su sexto álbum de estudio y sin duda el más exigente para el oyente. Si bien su estilo siempre ha sido barroco y denso en cuanto a la producción, sus canciones eran directas y cuidadas gemas pop. Aquí, sin embargo, reinan la experimentación y la abstracción: las atmósferas importan más que los estribillos, hay varios cortes instrumentales y abundan los desarrollos largos basados en repeticiones y texturas.

No por nada hay una canción mordazmente titulada “Pop Song”: se trata de la única que hace concesiones a la accesibilidad, con una melodía vocal exquisita sostenida sobre un groove subterráneo y adictivo y unos centelleantes sintes que parecen desmoronarse a cada nota. Y aunque el estribillo nos llega en forma de anti-estribillo, puros “aaah” y “hmmm” sin letra, no hay ningún otro momento en el álbum que se acerque siquiera a ese éxtasis que aquí se insinúa con elegancia. El tono general de Ugly Season es sombrío, con momentos intencionadamente siniestros o desagradables, y esa incomodidad es justo lo que pretende explorar. Gran parte de las letras hablan (a menudo de forma oblicua) sobre el deseo en su materialidad carnal, a veces centrándose en sus dimensiones más obscenas y sucias. No es que esto sea nuevo: son temas que ha explorado a lo largo de toda su carrera. Pero aquí parece haber un esfuerzo continuo por que el sonido refleje esa densidad viscosa de la que habla su poesía. Pese a que recurren a instrumentos clásicos en su mayoría, como el harmonium, la celesta, el clarinete o el guitarrón, Hadreas y su productor, Blake Mills, extraen de ellos sonidos desconcertantes, lo cual tiene su mérito de por sí.

El problema es que el efecto, al menos en mi caso, no termina de merecer la pena: no sé si como acompañamiento para la danza me gustarían más, pero la mayoría de canciones me resultan difíciles de escuchar por sí solas

El problema es que el efecto, al menos en mi caso, no termina de merecer la pena: no sé si como acompañamiento para la danza me gustarían más, pero la mayoría de canciones me resultan difíciles de escuchar por sí solas. “Ugly Season” me parece admirable sobre el papel, pero su reggae pegajoso y pesado y la voz distorsionada de Hadreas por encima me dan tal dentera que no puedo sobreponerme. En vez de parecerme perversamente erótica, que es lo que pretende, me da un poco de náuseas. Tampoco disfruto del sonido emborronado y asfixiante de “Photograph”, y el orientalismo de la larguísima “Eye on the Wall” solo me resulta aceptable a ratos por su hipnótica combinación de percusión y bajo. “Scherzo” es un interludio dramático protagonizado por el piano que, desprovisto del contexto escénico para el que fue concebido, resulta algo gratuito; “Cenote” tiene el mismo problema, aunque conecto más con sus sintes luminosos y serenos a lo Brian Eno. Incluso “Herem”, que me parece de las canciones más logradas, me deja bastante frío en su contemplativa parte intermedia.

“Hellbent”, en cambio, sí me parece un descubrimiento. El aire un poco calculado y distante de otras partes del álbum desaparece en este relato desquiciado en el que Hadreas parece estar masticando cada palabra mientras la batería y la guitarra se vuelven totalmente locas sobre un fondo de sintes pulsantes. “Teeth”, por último, sin llegar a enamorarme, sí me deja con ganas de reescucharla. Sus sonidos limpios y su estructura relativamente clásica la hacen más acogedora a mis oídos, mientras que la letra sobre el recuerdo combina con éxito imágenes muy concretas con otras misteriosas. El problema es que no me merece la pena escuchar los 52 minutos de disco por tres canciones, especialmente cuando buena parte del resto me aburre o me da cierta grima. En realidad, no me sorprende demasiado: en el disco anterior mis canciones menos favoritas fueron precisamente aquellas que seguían estos impulsos más atmosféricos y abstractos, como “Moonbend”. Al final va a resultar que lo que más me gusta de Perfume Genius es lo pop, y no lo art.

Puntuación: 6.4/10

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Imagen de Jesús Martínez Sevilla

(Osuna, 1992) Ursaonense de nacimiento, granaíno de toda la vida. Doctor por la Universidad de Granada, estudia la salud mental desde perspectivas despatologizadoras y transformadoras. Aficionado a la música desde la adolescencia, siempre está investigando nuevos grupos y sonidos. Contacto: jesus.martinez.sevilla@gmail.com