'Otro 12-O es posible'
Este 12 de octubre participaron en el desfile del día de la hispanidad, no sólo los habituales miembros de las fuerzas armadas. Junto a ellos, recorrieron las calles de Madrid representantes de todos los servicios públicos que trabajaron durante meses en el dispositivo especial relacionado con la erupción de La Palma: bomberos, protección civil, agentes forestales, etc. También un vehículo y varios trabajadores y trabajadoras de la Agencia Estatal de Meteorología, en la cual trabajo.
El mensaje está claro. Como nación, reconocemos el papel de los y las trabajadoras públicos que defienden nuestra sociedad frente a un potencial enemigo exterior armado. Pero también el de quienes intervienen con toda la fuerza del papel público del estado frente a una catástrofe natual como la del volcán. Creo que es un acierto del Gobierno y que debería avanzar en esta línea.
Restringir la imagen del estado a la de sus fuerzas armadas es una visión trasnochada, propia de siglos y mentalidades pasadas. Hoy en día, el papel del estado como proveedor de seguridad debe entenderse en un sentido amplio. No se trata sólo de defendernos de un ataque violento. Se trata de garantizar una sociedad más próspera, más equitativa y amable. Una sociedad que nos haga sentir orgullosos y orgullosas como país. Algo de esto aprendimos también en la pandemia, cuando, subitamente, tomamos conciencia de lo esenciales que son muchas personas cuyo trabajo consiste en cuidar lo público.
Por eso, sería bueno ir avanzando hacia una festividad que celebrara al personal sanitario, de la justicia, al profesorado o a quienes cuidan a nuestros mayores en las residencias, por no hacer la lista interminable.
El 12 de octubre, la patria y la bandera no son, ni mucho menos, de quienes se envuelven en ella y gritan, sino de los millones que construimos país, día a día, con nuestro trabajo o nuestra participación social
Se trata de ir construyendo fechas y símbolos que nos unan. Me gustaría que cada año se fuese ampliando esta lista y que cada vez más, el 12 de octubre fuera tomando el simbolismo que tiene por ejemplo en Estados Unidos el 4 de julio. Una jornada en la que se reconoce desde el primero al último a todos los estamentos y personas que construyen país. Entre ellos, pero no sólo, los militares. Quizá así, aprenderíamos algunas cosas, como la importancia de pagar unos impuestos que permiten sostener todos esos servicios públicos, el papel que tiene el estado como garante de la calidad de vida y también lo poco patriótico que es, en el día de la fiesta nacional, abuchear a tu presidente del gobierno, sólo porque no es de tu cuerda. Porque el 12 de octubre, la patria y la bandera no son, ni mucho menos, de quienes se envuelven en ella y gritan, sino de los millones que construimos país, día a día, con nuestro trabajo o nuestra participación social.