'Moreno Bonilla: A Vox rogando y con el mazo dando'
Curiosas y llamativas las ultimas declaraciones del sr. Moreno Bonilla, que ahora compagina su insulso e insustancial modo de ejercer la política con su recientemente estrenada "baronía" dominadora en el PP post-Casado. Todo ello bien adobado del eterno juego al despiste sobre la fecha de las Elecciones andaluzas, asunto del que parece haber aburrido incluso a tertulianos y sabelotodo, y cómo no, del sí pero no, del quiero, pero no puedo o puedo, pero no quiero, a la hora de plantear la alianza con la extrema derecha.
Con el objetivo político, poco disimulado pero imposible de lograr, de situarse en la centralidad del tablero político andaluz, el señor Bonilla lo que hace es jugar, o intentarlo, en varios tableros a la vez
Todo un cúmulo de despropósitos y ambigüedades. Con el objetivo político, poco disimulado pero imposible de lograr, de situarse en la centralidad del tablero político andaluz, el señor Bonilla lo que hace es jugar, o intentarlo, en varios tableros a la vez. Por un lado, aparenta ejercer con la sonrisa puesta, una especie de feminismo institucional, que parece bien intencionado, sin aristas y, por tanto, sin compromiso ni reivindicación, mientras que, a la hora de la verdad, va asumiendo, gota a gota, el ideario machista de la extrema derecha y las políticas negacionistas y los recortes presupuestarios exigidos por el colaborador ultra. Sin despeinarse.
Por otra parte, alardea de que la "nueva" etapa del PP va a abrir espacios de colaboración y diálogo con el PSOE, pero achaca la falta de esos espacios, hasta la presente, no a la "vieja" etapa del PP, sino curiosamente a la otra parte. De risa, si no fuera un asunto serio. Tan serio que, paralelamente a lo anterior, abre la puerta a gobernar con la extrema derecha, eso si, lo hace depender de la actitud de la misma. Cómo si lo importante en política fuera la actitud y no el programa político. Vamos, que viene a decir que, si la extrema derecha le pide ahondar en la desigualdad, en la discriminación, en las políticas de odio y en la regresión democrática, pero lo hace con buenas formas, está dispuesto a tragar. Pero no se queda ahí. Además de todo lo anterior, afirma que está dispuesto a integrar a Ciudadanos (o lo que quede de esa fuerza política). Insisto, de risa, si no estuviéramos ante la pantomima de un personaje insulso encantado de conocerse.
Pensará que para qué salirse del argumentario generalista y vacío de "la importancia de llegar a acuerdos", pero sin decir cuales, de "sentarse a la mesa a debatir asuntos de Estado, que no son pocos", de nuevo sin citarlos, y de recalcar que "dialogar no es dar un cheque en blanco
Lo he dicho antes, parece querer jugar en todos los tableros a la vez, no parece importarle el programa ni la agenda política de nadie, todo lo pretende basar en un "buenismo" insultante en el cual todas las demás fuerzas políticas colaborarán, si lo hacen con sonrisa y buen rollito. La política, ya si eso, para otro momento. Pensará que para qué salirse del argumentario generalista y vacío de "la importancia de llegar a acuerdos", pero sin decir cuales, de "sentarse a la mesa a debatir asuntos de Estado, que no son pocos", de nuevo sin citarlos, y de recalcar que "dialogar no es dar un cheque en blanco". Ahí queda todo.
Y así vamos a estar hasta que convoque las Elecciones en Andalucía. Amagando y no dando, dejando pasar el tiempo hasta el momento que crea que los hados le son más favorables a sus exclusivos intereses electorales, o menos favorables a los adversarios políticos. Si pocos charcos ha pisado de aquí para atrás (ya los han pisado otros por él), que nadie espere que ni siquiera se acerque a unos en este tiempo. Huirá de la polémica, se esconderá ante los problemas y ensayará sumejor sonrisa cada mañana para seguir diciendo nada, haciendo nada y proponiendo nada. Dejándose arrastrar por la corriente buenrollista de que no es una persona agresiva, ni altisonante, ni polémica. Que es alguien con muy buena intención a quien si algo se le tuerce es por culpa de otros, de la pandemia, del mal tiempo o de lo que sea.
Y entre tanto, él por una parte, y superiores instancias del PP, por otra, allanando el camino para la previsible llegada de la extrema derecha a los gobiernos. Suavizando diferencias, mostrando comprensión ante las posibles divergencias, midiendo espacios de confrontación, pero, en definitiva, preparando el terreno. Lo dicho, Moreno Bonilla y el PP andaluz, a Vox rogando y con el mazo dando.