Certezas y responsabilidades electorales
Ni existían setenta proyectos diferentes para España el mes pasado. Ni existían 32 modelos diferentes de Europa el pasado domingo. Ni, por supuesto, existían, ni existen, ni existirán 18 modelos diferentes de ciudad. Y sin embargo, hemos de aceptar y respetar, democráticamente, que tal número de candidaturas se presentaran a las Elecciones Generales del 28 de Abril, y a las Europeas y Municipales del 26 de mayo. Respeto democrático y certeza constatada en los respectivos boletines oficiales, así como en las cabinas y mesas de los colegios electorales, algunas de las cuales se quedaron pequeñas ante el aluvión de ofertas políticas contenidas en las diversas papeletas. Pero también, en mi opinión, profunda irresponsabilidad de las y los dirigentes políticos, que nunca de la ciudadanía, que vota cómo, donde y a quien le da la real gana.
Considero que esa pluralidad, llevada al ámbito municipal, merece un análisis algo más complejo. Porque la ciudad es lo que es y un Ayuntamiento es lo que es. El mecanismo de elección de alcaldesa o alcalde es el que es, y la Ley D`Hont es la que es
Quizá esa sea la primera e indiscutible certeza de todo el proceso electoral pasado. La exagerada y a todas luces irreal pluralidad de opciones políticas en liza. Haciendo un gran esfuerzo (incluso de imaginación), se puede admitir que en un escenario tan amplio como el europeo, con una circunscripción electoral única en la que todos los votos "cuentan" de cara a un resultado global, en una elección que se celebra cada 5 años y cuya transformación en un "ganador" final pasa, tras la votación, varios filtros más, puedan presentarse tal número de candidaturas. Digamos que en el ámbito europeo, propuestas simbólicas, testimoniales, unipersonales, viscerales, egoístas, o simplemente extravagantes, pueden tener su sentido, al margen otras consideraciones. Pero considero que esa pluralidad, llevada al ámbito municipal, merece un análisis algo más complejo. Porque la ciudad es lo que es y un Ayuntamiento es lo que es. El mecanismo de elección de alcaldesa o alcalde es el que es, y la Ley D`Hont es la que es. La economía, la financiación y la normativa presupuestaria local es la que es. Las competencias locales son las que son. Y las normas de organización, funcionamiento y régimen jurídico de los ayuntamientos son las que son. Y todo ello hace absolutamente exagerado e irreal la existencia de 18 opciones políticas municipales. Y si bien, la ciudadanía no ha de conocerlo en profundidad, las y los responsables políticos que aspiran (legítimamente) a formar parte de un ayuntamiento, si deben conocerlo muy profundamente. Y si no es así, están total y absolutamente incapacitados de inicio para la tarea a la que aspiran. Incapacidad que han ratificado las urnas. En mi opinión.
Ha comprendido las dificultades emanadas de la forma y las circunstancias en que el PSOE asumió la alcaldía en 2016. Ha confiado en que ese es el camino a seguir, sin alharacas, pero con firmeza. Y ha penalizado claramente (quitando, y si acaso, manteniendo por los pelos, los votos de 2015) a las fuerzas políticas que, sin mojarse, han permanecido a la expectativa tres años
Pese a todo lo anterior, existe una segunda e indiscutible certeza en Granada. El PSOE es el claro ganador, con mucha diferencia sobre la segunda fuerza. La ciudadanía ha valorado el esfuerzo realizado por el gobierno socialista en solitario de los últimos 3 años. Ha comprendido las dificultades emanadas de la forma y las circunstancias en que el PSOE asumió la alcaldía en 2016. Ha confiado en que ese es el camino a seguir, sin alharacas, pero con firmeza. Y ha penalizado claramente (quitando, y si acaso, manteniendo por los pelos, los votos de 2015) a las fuerzas políticas que, sin mojarse, han permanecido a la expectativa tres años. Aunque dichas fuerzas políticas hayan crecido, hasta multiplicarse, para estas Elecciones. La aritmética electoral resultante del pasado domingo ni siquiera llega a oscurecer esta evidente certeza.
Pero una aritmética electoral que han de conocer al dedillo quienes deciden por un "quítame de allá esas pajas", presentar una candidatura similar programáticamente en el 99,9% a otra u otras, aunque diferenciada muy nítidamente en las vísceras en el 0,1% restante
Y junto a las certezas, están las responsabilidades, íntimamente unidas. Porque como señalaba en la última frase del párrafo anterior, existe una aritmética electoral que puede frustrar la certeza del resultado electoral. Una aritmética electoral (insistiré una y mil veces) que no tiene por qué ser conocida por la ciudadanía que vota libremente a quien le apetece. Pero una aritmética electoral que han de conocer al dedillo quienes deciden por un "quítame de allá esas pajas", presentar una candidatura similar programáticamente en el 99,9% a otra u otras, aunque diferenciada muy nítidamente en las vísceras en el 0,1% restante. Que están obligadas y obligados a conocer al dedillo quienes deciden presentar una candidatura para darse el (dudoso) "gustazo" de obtener unos centenares (o varios), o miles (muy pocos), incluso decenas de votos, cuya única finalidad es restarlos directa y exactamente de otra fuerza política idéntica en programa y propuestas, pero que está liderada, o de la que forma parte, la persona más famosa en estos casos: la o el compañero ,"ni muerto". Esa persona por cuya derrota política se está dispuesto a todo. Incluso a posibilitar el gobierno del adversario político.
Es profundamente legítimo y democrático, insisto. Y es profundamente respetable el voto otorgado a estas fuerzas políticas. Y lo digo con conocimiento de causa, pues mis grandes esfuerzos en esta campaña han ido dirigidos a alertar (a posibles votantes) de la profunda irresponsabilidad (de las dirigencias). Pero, por lo mismo, creo profundamente democrático, llamar la atención, no ya sobre la irresponsabilidad que supone pretender mostrar a la ciudadanía, un panorama con 18 opciones políticas diferentes, cuando resulta costoso llegar a distinguir realmente más de cuatro. Sino sobre las nefastas consecuencias que tal "alarde" puede conllevar a la hora del reparto de escaños o concejalías en el salón de plenos. Esperemos un sincero ejercicio de reflexión colectiva sobre ello.