Ocho canciones de Bob Dylan (y III)
Para terminar la serie, revisitamos ocho canciones de Bob Dylan. Hemos elegido aquellas por su calidad musical o lírica o su repercusión posterior. Y sin miedo al spoiler: dudando que suenen esta noche (el repertorio de los últimos conciertos está basado en los discos más reciente), si así fuera se modifican tanto que es difícil reconocerlas. Por cierto, la más reciente es de 1997, no porque no existan obras maestras en los discos posteriores sino por la dificultad de analizar el presente: su instantaneidad no admite muchas proyecciones.
Ocho momentos en la vida de Bob Dylan (II)
Siguiendo la serie, hoy nos toca revisionar ocho instantes en la extensa vida de Bob Dylan. Tarea ímproba, pues supone rebuscar entre lo real, lo inventado y las medias verdades de nuestro amigo. Animado salmón nadando contracorriente, por fortuna es mortal y, como el personaje de Shakespeare, cuando se le pincha, sangra, recordándonos que para levantarse hay siempre antes que caer. Visionario de la música, su vida nos recuerda a ese personaje de Kiekergart que, vestido de payaso, baja al pueblo para avisar que el circo, instalado en las afueras, se está quemando. Los lugareños se burlan de él pero no pueden impedir que las llamas acaben calcinando el pueblo entero. Así es Dylan, al que el tiempo siempre acaba dándole la razón.
Bob Dylan en ocho discos (I)
Según me comentó el orientador escolar del Parque de las Ciencias, cada mil años cae un asteroide en Granada. Afortunadamente, las posibilidades de que aterrice Bob Dylan en nuestra ciudad son mucho mayores. Ya pudimos disfrutar de él en Abril de 1999 y lo volveremos a hacer el próximo 8 de julio, además de la fantástica visita a Motril en julio del 2004. Pese a que Heisenberg formuló el principio de incertidumbre en 1927, que insinuaba que cualquiera materia se altera por el hecho de ser analizada, proponemos una serie de tres entregas para demostrar que a la obra dylaniana no le afecta ni el agua regia.