Republicanos granadinos en San Simón: La isla de la muerte (I)
Señala el historiador Rodríguez Teijeiro que una primera consideración que hay que tener presente es el hecho de que Galicia queda en manos de los sublevados desde los primeros momentos de la Guerra de España y pasa a convertirse, de inmediato, en zona de retaguardia, lo que será determinante para la configuración del entramado represivo en las distintas provincias gallegas. En relación con lo anterior, una diferencia sustancial respecto a otras zonas del territorio nacional serán las enormes dificultades, si no imposibilidad absoluta, que tienen los partidarios de la República para escapar: no es fácil hacerlo por mar ya que la costa está controlada por la marina sublevada, la frontera portuguesa apenas es permeable y el frente de guerra se encuentra a considerable distancia.
Desde los primeros momentos, es tal el número de republicanos detenidos que los franquistas deben habilitar nuevos espacios de reclusión
Desde los primeros momentos, es tal el número de republicanos detenidos que los franquistas deben habilitar nuevos espacios de reclusión. Por ello, a comienzos del mes de octubre de 1936, la saturación de detenidos en las ciudades de Vigo y Pontevedra motivará la creación de una prisión provisional en el antiguo lazareto situado en la Isla de San Simón. Se señala en el excelente trabajo de Gonzalo Amoedo y Roberto Gil, que estas islas se convirtieron en un campo de concentración al inicio de la guerra por una decisión personal del general Martínez Anido, responsable franquista de Instituciones Penitenciarias. Su ubicación de aislamiento y alejada de los centros urbanos más importantes era fundamental para infundir pánico entre la población.
Si hay un lugar donde el ser humano ofendió a la naturaleza, ese es la Isla de San Simón. Ningún lugar tan pequeño acumula tanta belleza y, al mismo tiempo, miseria y horror. Fue el particular Auschwitz
Si hay un lugar donde el ser humano ofendió a la naturaleza, ese es la Isla de San Simón. Ningún lugar tan pequeño acumula tanta belleza y, al mismo tiempo, miseria y horror. Fue el particular Auschwitz español donde fueron a parar seis mil republicanos españoles entre 1936 y 1943 que encontraron allí su particular corredor de la muerte. Esa isla diminuta pertenece al Archipiélago de San Simón, junto a la de San Antón –a la que se une por un puente construido en 1927- y otros islotes situados en la ría de Vigo y perteneciente a la parroquia de Cesantes, en el municipio de Redondela, ese mismo que vio nacer en 1888 al dirigente socialista granadino Alejandro Otero Fernández.
Aunque fue calificada oficialmente como colonia penitenciaria, en realidad fue un campo de concentración de presos políticos comunistas, socialistas, republicanos o anarquistas
Tan pequeña y con una historia dilatada: fue centro monástico en la Edad Media, luego en los siglos XII y XIII habitada por templarios y después por franciscanos, la orden de los paulinos de San Simón; en 1589 fue saqueada por piratas ingleses, entre los que se encontraba el célebre Sir Francis Drake; presenció en 1702 la batalla de Rande, donde los navíos de Holanda e Inglaterra, unidos por la guerra de Sucesión, asaltaron la flota castellana de tres galeones cargada de mercancías de Indias. Un siglo de abandono hasta que en 1838 una Real Ordenanza la convirtió en leprosería o lazareto para aislar a quienes llegaban en barco de otros países europeos. Una isla tan particular que los únicos lazaretos de España fueron el de San Simón y el de Mahón (Menorca), construido en 1917. El lazareto se clausuró en 1927. Y, finalmente, desde octubre de 1936 a 1943 fue la cárcel franquista del terror. Aunque fue calificada oficialmente como colonia penitenciaria, en realidad fue un campo de concentración de presos políticos comunistas, socialistas, republicanos o anarquistas.
Según testimonios, el director de San Simón y de las prisiones de Pontevedra, Fernando Lago Búa, y el médico forense Bustelo, fueron responsables, junto con el teniente Rodríguez de la Guardia Civil, de muchos "paseos"
Siguiendo a Rodríguez Teijeiro, se pueden datar tres épocas en esta prisión redondelana. En el primer periodo, desde agosto de 1936 hasta abril de 1937, que aprovechando las instalaciones de este antiguo convento y lazareto se instaló en las primeras semanas de la guerra una especie de cárcel provisional para presos gubernativos que aún no habían sido encausados por la jurisdicción militar, con el propósito en muchos casos de sacarlos, bien entrada la noche, para conducirlos a juicios militares o directamente para asesinarlos. En esa época, muchos de los detenidos de San Simón fueron víctimas de sacas organizadas por elementos de Falange y por los llamados "cívicos", y ejecutados en las cunetas de las carreteras y ante los muros de los cementerios. Efectivamente, los primeros presos republicanos procedían de lugares próximos como Vigo, Pontevedra, Orense o Villagarcía de Arosa. Según testimonios, el director de San Simón y de las prisiones de Pontevedra, Fernando Lago Búa, y el médico forense Bustelo, fueron responsables, junto con el teniente Rodríguez de la Guardia Civil, de muchos "paseos". Tanto el director y médico fueron sustituidos y fusilados por su participación en actividades de extorsión y lucro en las actividades económicas de la prisión amparados en sus cargos.
En 1937 llegan a San Simón un millar de presos ancianos trasladados de prisiones de toda España, lo que lleva la situación de hacinamiento y precariedad a su máximo nivel
El segundo periodo se produjo al derrumbarse los frentes del Norte, por lo que muchos prisioneros fueron conducidos hasta San Simón. Por ejemplo, en el otoño de 1937 llega a la ensenada de San Simón el barco cárcel "Upo Mendi", con unos 600 presos, la mayoría “gudaris” vascos. En 1938 comienza el traslado de presos de San Simón hacia otras prisiones, como Pamplona, Miranda de Ebro, Burgos o Astorga, así como hacia batallones disciplinarios de Canarias o Marruecos. Los presos de San Simón comienzan a trabajar en obras de infraestructuras del exterior, como la carretera de la playa de Santa Cristina de Cobres. Ese mismo año llegan a San Simón un millar de presos ancianos trasladados de prisiones de toda España, lo que lleva la situación de hacinamiento y precariedad a su máximo nivel. Tras la caída del frente de Asturias, se llegó a una pronta masificación al coincidir simultáneamente más de 2.500 presos en la isla, en terribles condiciones de hacinamiento. Hubo muchas muertes por enfermedades, por la falta de higiene y el hambre.
Por su edad y por las penosas condiciones físicas en que se encontraban, 274 septuagenarios pudieron ir libremente a morir a sus casas, como antes lo hicieron en la isla miles de republicanos y antifranquistas, aunque algunos murieron por el camino
Y, el tercer periodo, al finalizar la guerra civil, cuando se trasladarían a ella -en lo que se ha conocido eufemísticamente como “turismo carcelario”- a presos republicanos de toda España. Fue una época en la que concentró a los presos mayores de sesenta años de edad, alguno de hasta más de 80 años, trasladando a centenares de ellos desde todas partes de España. La isla no estaba tan masificada, con entre 600 y 700 presos, aunque con un número de muertos muy elevado. De todos esos presos del tercer periodo hemos podido identificar a medio centenar de represaliados granadinos, a los que rescatamos del olvido. Veintidós de ellos no volvieron porque dejaron sus huesos en esa bella isla maldita, como si la muerte fuera la salvación para dejar de padecer. El 12 de Febrero de 1943, coincidiendo con el principio del fin de la Alemania Nazi, se evacua la isla de "despojos humanos", mediante decreto de Franco en el que se posibilitaba que los reos pudieran escoger destino penitenciario. Por su edad y por las penosas condiciones físicas en que se encontraban, 274 septuagenarios pudieron ir libremente a morir a sus casas, como antes lo hicieron en la isla miles de republicanos y antifranquistas, aunque algunos murieron por el camino.
Desde 1936 hasta 1944, nada menos que 6.000 enfermos crónicos, viejos, inútiles y discapacitados ("impedidos") que se habían convertido en un estorbo fueron concentrados en un único centro penitenciario, un auténtico campo de exterminio, en el que pagaran -muchos, con su propia vida- por su doble condición de “parásitos sociales” y de enemigos de la Patria
Para comprender el papel que jugó la prisión del lazareto de San Simón, hay que recordar que el Director General de Prisiones entre 1938 y 1942, Máximo Cuervo Radigales, había establecido una política penitenciaria que se prolongó por décadas según la cual los presos republicanos y antifranquistas debían pagar sus penas con la privación de libertad y con trabajos de reconstrucción de zonas devastadas. El proyecto fue gestionado por el Patronato para la Redención de Penas por el Trabajo, presidido por el padre Pérez del Pulgar, figura destacada de la Iglesia franquista. Los presos forzados se clasificaron como obreros especializados y se dividieron en varios tipos según la obra y el lugar para ejecutarla (obras públicas, industrias militarizadas, obras civiles, minas y talleres, obras hidráulicas, obras forestales, carreteras, ferrocarriles, edificios públicos, etc.). Pero a los franquistas se les planteó el problema de qué hacer con los no aptos -bien por desnutrición o bien por su avanzada edad- para ese tipo de trabajos. Desde 1936 hasta 1944, nada menos que 6.000 enfermos crónicos, viejos, inútiles y discapacitados ("impedidos") que se habían convertido en un estorbo fueron concentrados en un único centro penitenciario, un auténtico campo de exterminio, en el que pagaran -muchos, con su propia vida- por su doble condición de “parásitos sociales” y de enemigos de la Patria. La leprosería de la Isla de San Simón (Pontevedra) fue el lugar escogido para encerrar a este colectivo de “despojos humanos”.
La historia de San Simón merece ser contada para que la isla del terror emerja de las brumas que el manto de silencio de la dictadura mantuvo sobre su historia durante tanto tiempo
No es de extrañar que en esta isla murieran 450 presos de hambre, sobre todo, durante la hambruna de comienzos de los cuarenta. De ellos, fueron veintidós los presos granadinos los que murieron, precisamente, entre 1940 y 1942, la mayoría eran sexagenarios. Además del hambre y la falta de mínimas condiciones higiénicas, otros, según las notas oficiales, morían por “accidente”, igual que en Auschwitz, es decir, que era, en la práctica, un campo de exterminio. La historia de San Simón merece ser contada para que la isla del terror emerja de las brumas que el manto de silencio de la dictadura mantuvo sobre su historia durante tanto tiempo.
San Simón: la paradisíaca isla del terror
Nos cuentan nuestros amigos memorialistas gallegos que San Simón es uno de los parajes más desconocidos y, a la vez, más reconocidos de Galicia: a todos les suena, pero pocos han tenido el placer de visitarlo. Cuando se entra en él, no deja indiferente a nadie no solo por su aquilatada historia, sino por una atmósfera “mágica” que todo lo envuelve. No en vano, como recuerda una placa conmemorativa dedicada a Julio Verne, ese pequeño rincón del Atlántico inspiró el atraco del famoso Nautilus del Capitán Nemo, creado en su libro Veinte mil leguas de viaje submarino, aunque su autor nunca estuviera allí.
Dormían hacinados, en filas prietas que les impedían el movimiento; muchos morían de hambre porque el rancho se basaba en mondas de patatas cocidas y un chusco de pan diario y, paradojas de la vida, rodeados de tanta agua, pero la potable, precisamente, era escasa
Los historiadores gallegos que han recuperado una historia olvidada –y conscientemente soterrada- describen las condiciones de vida infrahumanas de quienes sufrieron esa prisión: dormían hacinados, en filas prietas que les impedían el movimiento; muchos morían de hambre porque el rancho se basaba en mondas de patatas cocidas y un chusco de pan diario y, paradojas de la vida, rodeados de tanta agua, pero la potable, precisamente, era escasa. La hambruna era tal que los reclusos explotaban la riqueza y la biodiversidad de las costas de la isla para obtener mariscos. Se los comían crudos y esto los convertía en víctimas de dolencias digestivas. Eso y las pésimas condiciones higiénicas, pues en los primeros años no contaron con asistencia médica. Mal vestidos -muchos descalzos-, la isla se convirtió en un paraje infernal donde los presos eran fantasmas que deambulaban por la isla –no podían escapar porque el mar era una reja infranqueable- exhibiendo girones de ropa y cuerpos exangües que apenas podían levantarse, hambrientos y enfermos de tanta lluvia y extrema humedad. Muchos esperaban la muerte para terminar ese calvario.
O el padre Nieto, un jesuita avulense, un predicador armado, que oficiaba la misa con su pistolón al cinto, y era el encargado de dar el tiro de gracia. Hombre de Dios que, como recogen los comentarios de algunos presos que quedaron vivos, llegó a machacar la cabeza de un preso con su enorme crucifijo porque no quería confesarse antes de ser fusilado
Nunca una palabra tuvo tanto sentido. Aislados del mundo, San Simón fue sinónimo de desesperanza y de miedo. Desesperanza porque era imposible alimentar la evasión. Como si fuera el Castillo de If –la famosa prisión del Conde de Montecristo, de Alejandro Dumas-, los muros naturales del mar Atlántico, la vigilancia permanente de la isla mediante garitas y las rondas de las patrullas militares –estas tenían su guarnición en la inmediata Isla de San Antón-, hacían imposible cualquier intento de fuga. Y de miedo, no solo al frío o la sarna o al hambre, sino a los malos tratos, la tortura o a las sacas indiscriminadas en cualquier momento del día para fusilarlos. Se hizo célebre el director de la prisión, Fernando Lago Búa, bautizado como “El carnicero de San Simón”; o el padre Nieto, un jesuita avulense, un predicador armado, que oficiaba la misa con su pistolón al cinto, y era el encargado de dar el tiro de gracia. Hombre de Dios que, como recogen los comentarios de algunos presos que quedaron vivos, llegó a machacar la cabeza de un preso con su enorme crucifijo porque no quería confesarse antes de ser fusilado o gritaba a un preso malherido que estaba agonizando en el suelo, “Muere, muere, rojo impío” mientras lo golpeaba con su bastón. Estos curas armados se creían a pie juntillas aquella frase de Pilar Primo de Rivera que decía “Franco es nuestro Señor en la tierra” y desde su superioridad “moral” tenían el privilegio de tratar a los presos republicanos como animales a los que había que exterminar. Por eso, como en otras cárceles, a los presos se les obligaba a asistir a los actos religiosos –reevangelizadores- , formando en la bandera y vitoreando el “¡Viva España!”; o haciendo cursillos catequéticos para salvar su alma.
La desesperanza y la soledad, se acrecentaba para los andaluces, para los granadinos que habían sido arrancados de su tierra, a mil kilómetros de distancia, en medio de los días plomizos y lluviosos sin ver la luz del sol de Andalucía y el dolor de saber que tu familia no puede venir a verte. Soledad, soledad, añadida a la privación de libertad y a las pésimas condiciones carcelarias. ¿Habría que añadir más dolor a esos hombres sexagenarios que nunca supieron qué mal habían causado defendiendo el gobierno legítimo de la II República?
Desde aquí nuestro reconocimiento y gratitud a Celestino Poza Cobas, médico pontevedrés que había sido diputado por la Unión Republicana. Fue juzgado por los fascistas y encarcelado, junto a uno de sus hijos también médico, en la Isla de San Simón y ayudó a salvar la vida de muchos prisioneros
Pero en medio del terror, también apareció la solidaridad. Desde aquí nuestro reconocimiento y gratitud a Celestino Poza Cobas, médico pontevedrés que había sido diputado por la Unión Republicana. Fue juzgado por los fascistas y encarcelado, junto a uno de sus hijos también médico, en la Isla de San Simón y ayudó a salvar la vida de muchos prisioneros. También destacó la labor de solidaridad que llevaron a cabo las mujeres de los pueblos de la ría, las llamadas “madrinas”, ayudando a los prisioneros en todo lo que podían: llevándoles comida, lavando y arreglando su ropa, manteniendo correspondencia y haciendo de enlaces con sus familias.
Es más que probable que las mujeres de los presos granadinos nunca vinieran a ver a sus maridos en San Simón por la enorme distancia que les separaba y porque la inmensa mayoría de ellas no tenían recursos para desplazarse hasta la isla
No hay que olvidar el papel que jugaron las mujeres de los presos. Era común verlas en el otro lado de la ribera. En su desesperación introducían comida en las cunas con la esperanza de que llegasen flotando hacia sus seres queridos. Muchas de ellas venían de lejos y asumían el elevado coste para desplazarse hasta la isla, sabiendo que sólo podían ver a sus seres queridos a través de una reja, ya que no se les permitía el contacto físico en los locutorios. Mujeres que solían ser humilladas por los guardias de la prisión, sobre todo, cuando intentaban llevar comida a sus maridos. Es más que probable que las mujeres de los presos granadinos nunca vinieran a ver a sus maridos en San Simón por la enorme distancia que les separaba y porque la inmensa mayoría de ellas no tenían recursos para desplazarse hasta la isla.
Granadinos en la Isla de San Simón
Ya hemos mencionado que hemos podido identificar a medio centenar de granadinos que fueron enviados a San Simón y a otros tres que estuvieron en la también terrorífica prisión pontevedresa de Figueirido. Probablemente sean más, pero a fecha de hoy estos son los granadinos que hemos podido inventariar en el trabajo que emprendimos hace más de una década en el Diccionario de la represión en Granada (1931-1981), todavía en elaboración.
RELACIÓN DE REPUBLICANOS GRANADINOS EN LA PRISIÓN DE SAN SIMÓN (PONTEVEDRA)
Nombre y apellidos |
Natural |
Vecindad |
Profesión |
Sumario |
Condena |
Aguayo Leira, Torcuato |
Guadix |
Guadix |
Jornalero |
- |
- |
Aneas Martín, Francisco |
Almuñécar |
Almuñécar |
Campesino |
257/37 |
Reclusión perpetua. Conmutada por 12 años |
Arellano Cobo, Daniel |
Lentegí |
Lentegí |
Jornalero |
1.180/37 |
12 años y 1 día |
Arias Redondo, Manuel |
Jayena |
Jayena |
- |
191/37 |
Muerte; conmutada por reclusión perpetua |
Caballero Rodríguez, Antonio |
Moreda |
Iznalloz |
Herrero |
18.042/39 |
Reclusión perpetua |
Carmona Rodríguez, Manuel |
Granada |
Granada |
Albañil |
1.627/38 |
Reclusión perpetua. Conmutada por 20 años y 1 día |
Checa/Cabrera Garrido, Miguel |
Guadix |
Guadix |
Jornalero |
- |
- |
Díaz, José |
Almuñécar |
Almuñécar |
Campesino |
- |
- |
Enríquez Zaragoza, José |
Padul |
Padul |
Jornalero |
20.291/39 |
12 años y 1 día |
Fajardo Gómez, José María
|
Píñar |
Píñar |
Jornalero |
18.686/39 |
12 años y 1 día |
Fernández Espejo, Federico |
Turón |
Turón |
- |
- |
- |
Fernández Ortega, Gregorio |
Huéscar |
Cortes de Baza |
Jornalero |
18.652/39 |
12 años y 1 día |
García García, Antonio Miguel |
Játar |
Játar |
Campesino |
362/37 |
20 años y 1 día. Conmutada por 6 años y 1 día |
Gimeno Marino, Diego |
Granada |
- |
Empleado |
- |
- |
Gómez Romero, Alfonso |
Ventas de Huelma |
Ventas de Huelma |
Empleado |
- |
- |
González Jiménez, Juan |
Almuñécar |
Almuñécar |
Campesino |
1.187/37 |
12 años y 1 día. Conmutada por 6 años y 1 día |
Jiménez Arcos, Cristóbal |
Montefrío |
Íllora |
Campesino |
1.182/37 |
Reclusión perpetua. Conmutada por 12 años y 1 día |
Jiménez Marzo, Diego |
Granada |
Granada |
Albañil |
1.672/38 |
12 años y 1 día |
Jiménez Ríos, Antonio |
Láchar |
Chimeneas |
Campesino |
17.087/39 |
15 años |
Lara Galdeano, Juan |
Jayena |
Jayena |
- |
- |
- |
León Ruiz, José |
Granada |
Granada |
Zapatero |
- |
- |
+Linares Hernández, Miguel |
Pulianas |
Pulianas |
Jornalero |
1.825/38 |
6 años y 1 día |
López Gavioto, Francisco |
Albuñol |
Villanueva de los Infantes |
Industrial |
169/39 |
12 años |
+López Sánchez, Victoriano |
Torvizcón |
Torvizcón |
Jornalero |
29.956/39 |
12 años y 1 día |
Luján García, José |
Arenas del Rey |
Arenas del Rey |
Trabajador del campo |
1.176/37 |
Reclusión perpetua. Conmutada por 12 años y 1 día |
Luna Ortega, Francisco |
Huétor Tájar |
Huétor Tájar |
Empleado |
- |
- |
Maqueda Arroyo, Luis |
Benalúa de Guadix |
- |
Jornalero |
- |
- |
+ Martín Moreno, Rogelio |
Albuñol |
Albuñol |
Pastor |
19.215/39 |
Reclusión perpetua |
+Martin Pérez, Miguel |
Almuñécar |
Almuñécar |
Campesino |
779/38 |
Reclusión perpetua |
Medrera Ruiz, José |
Otívar |
- |
- |
- |
- |
Moles Montosa, José |
Fornes |
- |
Campesino |
- |
Muerte; conmutada por reclusión perpetua |
+Moles Pino, Joaquín |
Jayena |
Jayena |
Campesino |
191/37 |
Reclusión perpetua |
Molina Gómez, Miguel |
Cádiar |
Cádiar |
- |
1.539/42 |
Muerte; conmutada por reclusión perpetua |
Monteagudo Martín, Miguel |
Alhama de Granada |
Alhama de Granada |
Campesino |
177/37 |
Muerte; conmutada por 20 años y 1 día |
Monteagudo Moya, Miguel |
Alhama de Granada |
Alhama de Granada |
Campesino |
46.855/39 |
12 años y 1 día |
+ Moreno Fernández, Andrés |
Albuñol |
- |
- |
19.215/39 |
12 años y 1 día. Conmutada por 6 años y 1 día |
Moreno Lorenzo, Francisco |
Vélez de Benaudalla |
- |
- |
46.618/39 |
12 años y 1 día |
+ Navarro González, Joaquín |
Escúzar |
- |
Pastor |
20.705/39 |
Reclusión perpetua. Conmutada por 12 años y 1 día |
Núñez Ruiz, Francisco |
Güevéjar |
Güevéjar |
Campesino |
29.991/39 |
12 años y 1 día |
Ortega Abarca, José |
Motril |
Motril |
- |
912/37 |
20 años |
Peinado Zafra, Jesús |
Castillo de Locubín (Jaén) |
Granada |
Industrial |
250/37 |
12 años y 1 día. Conmutada por 6 años y 1 día |
Pérez Morillas, José |
Guadix |
- |
Carrero |
17.044/39 |
Reclusión perpetua. Conmutada por 20 años y 1 día |
Petri Rosales, Manuel |
Albuñuelas |
Deifontes |
Campesino |
17.610/39 |
20 años. Conmutada por 12 años y 1 día |
Prados Navarro, Salvador |
Fuente Vaqueros |
Granada |
Jardinero |
11/38 |
12 años y 1 día |
Román Jiménez, Enrique |
Granada |
Granada |
Sombrerero |
1.022/38 |
12 años. Conmutada por 6 años y 1 día |
Rosillo Llamas (o Llana), Manuel |
Motril |
- |
- |
- |
20 años. Conmutada por 12 años y 1 día |
Salas Canalejo, Francisco |
Ventas de Huelma |
Chimeneas |
Campesino |
45.961/39 |
12 años y 1 día |
Salvador Caja, Antonio |
Cúllar |
- |
Funcionario |
- |
- |
+ Segura Salazar, Rafael |
Ogíjares |
Albolote |
Campesino |
29.379/39 |
12 años y 1 día |
Usero Olmedo, Antonio |
Baza |
Granada |
Vendedor periódicos |
475/37 |
6 años y 1 día |
Verdú Valverde, Juan |
Gor |
Gor |
Molinero |
14.777/39 |
12 años y 1 día |
Fuente: AMOEDO LÓPEZ, Gonzalo y GIL MOURE, Roberto.: Episodios de terror durante a Guerra Civil na provincia de Pontevedra. A illa de San Simón Ed. Xerais y MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso y SÁNCHEZ RODRIGO, Pedro: Diccionario de la represión en Granada (1931-1981) y elaboración propia.
Los presos eran utilizados como mano de obra en canteras y construcción de carreteras
Junto a estos, otros tres presos republicanos granadinos fueron trasladados a la prisión habilitada del cuartel de artillería de Figueirido (Pontevedra). Poco se sabe de ella, aunque probablemente comenzara a funcionar desde la caída del frente de Asturias y que funcionó hasta 1943. Se encuentra en la subida de Figueirido al Lago de Castiñeiras. Por el centro pasaron miles de presos, sobre todo gallegos y asturianos. Los presos eran utilizados como mano de obra en canteras y construcción de carreteras. Muchos de ellos murieron de enfermedad y de hambre y están enterrados en fosas comunes de los cementerios de Salcedo y de Vilaboa.
RELACIÓN DE REPUBLICANOS GRANADINOS EN LA PRISIÓN DE FIGUEIRIDO (PONTEVEDRA)
Nombre y apellidos |
Natural |
Vecindad |
Profesión |
Sumario |
Condena |
Dumont Morón, Francisco |
Órgiva |
Pinos del Rey/Valle |
Hojalatero |
3.180/38 |
Reclusión perpetua |
Robledo Villa, Timoteo |
Calera (Toledo) |
Cúllar |
Trabajador del campo |
1.288/39 |
Reclusión perpetua |
Velasco García, Santiago |
Purullena |
Purullena |
Carpintero |
30.028/39 |
Reclusión perpetua |
Fuente: AMOEDO LÓPEZ, Gonzalo y GIL MOURE, Roberto, op. cit. y Diccionario de la represión en Granada (1931-1981) por Alfonso Martínez Foronda y Pedro Sánchez Rodrigo, en elaboración.
Otros republicanos granadinos poblaron la prisión Central de Celanova (Orense) instalada en el Monasterio de San Salvador de Celanova desde los primeros días de agosto de 1936, como apéndice de la que se había ubicado en Orense, que se había quedado pequeña
Y otros republicanos granadinos poblaron la prisión Central de Celanova (Orense) instalada en el Monasterio de San Salvador de Celanova desde los primeros días de agosto de 1936, como apéndice de la que se había ubicado en Orense, que se había quedado pequeña. A inicios de 1938 el número de reclusos se había incrementado notablemente y se convertiría en centro de reclusión para presos condenados a penas graves y en mayo de ese año se convertiría en Prisión Central. Llegó a acoger a más de mil quinientos reclusos y en 1943, coincidiendo con el año de cierre de muchas prisiones, se cerrará en septiembre de ese mismo año.
RELACIÓN DE REPUBLICANOS EN LA PRISIÓN CENTRAL DE CELANOVA (ORENSE)
Nombre y apellidos |
Natural |
Vecindad |
Profesión |
Sumario |
Condena |
Mancilla Fuentes, Antonio |
Montefrío |
Montefrío |
Trabajador del campo |
28.455/39 |
12 años y 1 día |
Masegosa Martínez, Carlos |
Cúllar |
Cúllar |
Trabajador del campo |
50.516/39 |
Reclusión perpetua |
Polo Rivero, Francisco |
Atarfe |
Atarfe |
Trabajador del campo |
20.751/39 |
Reclusión perpetua. Conmutada por 20 años |
Sola Reche, Domingo |
Pulpite (Cúllar) |
Pulpite (Cúllar) |
Trabajador del campo |
31.927/39 |
Reclusión perpetua |
Morales Gordo, Rafael |
Tocón (anejo de Íllora) |
Tocón (anejo de Íllora) |
Trabajador del campo |
30.134/39 |
12 años y 1 día |
Fuente: MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso y SÁNCHEZ RODRIGO, Pedro, Diccionario de la represión en Granada (1931-1981) por Alfonso Martínez Foronda y Pedro Sánchez Rodrigo, en elaboración.
Y para no ser menos que otras prisiones, allí dejó su vida el granadino Rafael Morales Gordo, que moría el 7 de diciembre de 1941 por “hematemesis de úlcera gástrica”. Tenía 28 años.
Queremos agradecer afectuosamente la colaboración de Manuel A. Fernández Pita, fundador y Presidente de la Asociación Cultural Memoria Histórica y Democrática de A Coruña por su colaboración desinteresada facilitándonos datos y documentos sobre la Isla de San Simón.
Bibliografía:
- ABAD GALLEGO, Xoán, La isla de los Muertos (Vida y muerte en la colonia penitenciaria de San Simón), Boletín del Instituto de Estudios Vigueses, 2001, pp. 137-172.
- AMOEDO LÓPEZ, Gonzalo y GIL MOURE, Roberto.: Episodios de terror durante a Guerra Civil na provincia de Pontevedra. A illa de San Simón Ed. Xerais. http://www.xerais.es/libro.php?id=1391759.
- BARRANCO CASTILLO, Enriqueta: La tía del abanico. 1938: espionaje en Granada. Aratispi Ediciones, Málaga, 2018.
- HIDALGO CÁMARA, Juan: Represión y muerte en la provincia de Granada, 1936-1950. Arráez Editores, Mojácar (Almería), 2014.
- LÓPEZ-BARRAJON, Sol: “San Simón, isla de la muerte”, El Público, 20 de octubre de 2016.
- RODRÍGUEZ TEIJEIRO, Domingo: “Los espacios de reclusión franquista en Galicia. Análisis de la población reclusa. (1940-1950). Minius XVI, 2008, pp. 243-262.
- RODRÍGUEZ, D., “Los espacios de reclusión en Galicia. Prisiones y campos de concentración”, en JUANA, J. de y PRADA, J. (coords.), Lo que han hecho en Galicia. Violencia política, represión y exilio (1936-1939), Barcelona, Crítica, 2006.
- Archivo Histórico Provincial de Cádiz, Prisión Central del Puerto de Santa María, expedientes de reclusos.
- Archivo Real Chancillería de Granada
- El Defensor de Granada
- www.asturiasrepublicana.com/libertad15-pon3.html
La isla de San Simón en Internet
- La libertad es un bien muy preciado. Campo de concentración del lazareto de la isla de San Simón. (www.asturiasrepublicana.com)
- Los campos de concentración franquistas (www.riomon.com)
- Memoria viva de una reclusión (www.elcorreogallego.es)
- La isla negra (222.derechos.org/nizkor/españa)