Así se ha puesto de manifiesto en una reunión mantenida entre dirigentes de la Asociación de Vecinos, que preside Lola Fandiña, y concejales del grupo municipal con su portavoz, Rocío Díaz, a la cabeza. El arreglo de calles, la mejora de la limpieza y la recuperación de espacios públicos son algunas de las principales demandas.

 

Los vecinos se han quejado de que la calle Secanillo Alto, junto al cementerio, se quedó a medio asfaltar. La obra comenzó gracias a un dinero procedente del Gobierno central pero no cubrió las necesidades por completo y la consecuencia es que, cuando llueve, es casi impracticable. Empeora la situación que arriba del todo hay una fábrica de mármoles de la que entran y salen camiones. “Es un proyecto pendiente de ejecución que los vecinos han reclamado de forma insistente en las juntas municipales de distrito. Nosotros lo dejamos hecho y exigimos a Cuenca y sus concejales que lo saquen del cajón y lo finalicen de una vez”, ha protestado Rocío Díaz.

 

Desde la entrada a esa fábrica se puede ver una zona de cuevas que en el barrio llaman “las de Ceferino” porque fue el propietario de esos terrenos. Allí viven okupas que, ocasionalmente, plantean problemas de seguridad. “Vamos a pedirle al gobierno local que nos informe de cuántas personas hay allí, quiénes son y cuál es su situación”, se ha comprometido Rocío Díaz.

 

El descenso desde Secanillo también es complicado. Junto a la carretera sólo hay un camino muy estrecho por donde hay que andar en fila india. Tampoco hay mejoría al llegar al Camino Nuevo del Cementerio, muy estrecha y sin andenes. A los lados se observan numerosos solares abandonados y llenos de maleza seca, sin desbrozar. “Cualquier día hay aquí un incendio y no sabemos qué consecuencias podrá tener”, resalta Lola Fandiño, a la que secundan otros vecinos que llevan en la barriada toda la vida y que aseguran que la limpieza, de un tiempo a esta parte, deja mucho que desear. “Vienen a limpiar de vez en cuando, pero muy por encima”, aseguran.

 

El cruce entre esa carretera y el camino denominado Barranco del Abogado es otro de los puntos donde los vecinos hacen hincapié. Junto a la fuente hay un terreno que hasta los años 60 del siglo pasado era público y en el que se ubicaba un lavadero prácticamente idéntico al de la Puerta del Sol, en el Realejo. Ese terreno tuvo luego un uso privado y el lavadero se tapó. Los vecinos entienden que el espacio podría recuperarse y así podrían disponer de una zona de ocio de la que precisan. Rocío Díaz y el portavoz adjunto del grupo, Antonio Granados, han asegurado que harán gestiones para averiguar de quién es la titularidad de esa parcela y, si se constata que es pública, demandarán que se vuelva a poner “a disposición de quienes viven en el barrio”, ha indicado Rocío Díaz.

 

La portavoz ha lamentado que a una barriada “céntrica, muy bien cuidada por los vecinos, que en algunos casos llevan allí toda su vida, con unas vistas magníficas y con grandes posibilidades” no se le saque todo el partido ni se le resuelvan sus problemas “porque el gobierno que preside Francisco Cuenca, como en otras tantas zonas de la ciudad, se muestra