'Mujeres, el amanecer de la II República'
La participación de las mujeres en la Guerra Civil española fue significativa y diversa. La República y la guerra generaron un contexto de cambio y transformación social, lo que permitió a las mujeres ocupar un espacio antes vedado: el ámbito público y político.
No todas las agrupaciones de mujeres tenían agendas políticas idénticas. Algunas se enfocaron en la lucha contra el fascismo y el franquismo, mientras que otras propugnaron la igualdad de derechos entre hombres y mujeres
Antes de la guerra, algunas mujeres ya habían participado en organizaciones feministas y políticas, pero durante el conflicto, se crearon nuevas agrupaciones específicas para mujeres. Estas organizaciones se unieron al frente republicano con el fin de defender la democracia y los derechos adquiridos por las mujeres en el periodo anterior a la guerra.
Sin embargo, no todas las agrupaciones de mujeres tenían agendas políticas idénticas. Algunas se enfocaron en la lucha contra el fascismo y el franquismo, mientras que otras propugnaron la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. En este sentido, no todas las mujeres que participaron en la Guerra Civil española se identificaban como feministas, aunque sus acciones y luchas tuvieran un efecto positivo para la liberación femenina.
La imagen de la miliciana fue una representación simbólica de la mujer que participaba activamente en la guerra y se opone al fascismo. Esta imagen, que se popularizó gracias a las fotografías y carteles propagandísticos, contribuyó a la creación de una nueva imagen de la mujer, alejada de los estereotipos tradicionales de género. La miliciana fue una figura poderosa y valiente, que luchaba por una causa justa, lo que ayudó a romper las barreras culturales que impedían a las mujeres participar en la esfera pública y política.
Hoy, 8M – Día Internacional de la Mujer, 2023, quiero hablarles sobre un tema muy importante: el papel de la mujer en la República Española. Como sabemos, la República Española fue un periodo de la historia de nuestro país que abarcó desde 1931 hasta 1939, y que se caracterizó por ser un periodo de importantes cambios políticos, sociales y culturales.
Uno de los aspectos más significativos de este periodo fue la lucha por los derechos de la mujer. Durante la República Española, las mujeres comenzaron a ocupar un lugar más prominente en la sociedad española y a luchar por sus derechos y libertades
Uno de los aspectos más significativos de este periodo fue la lucha por los derechos de la mujer. Durante la República Española, las mujeres comenzaron a ocupar un lugar más prominente en la sociedad española y a luchar por sus derechos y libertades.
Hablemos de Historia
Hagamos un poco de Historia, la ley española, antes de la Constitución democrática de la Segunda República, garantizaba la subordinación de la mujer a través de un control social formal. Los Códigos Civil y Penal establecían claramente la subordinación femenina, y la mujer casada estaba especialmente constreñida por la legislación vigente.
Las mujeres necesitaban la autorización de sus esposos para realizar cualquier tipo de actividad económica, aunque se tratara de una mujer recién casada que de soltera hubiera estado llevando un negocio
Por ejemplo, el marido era el administrador de los bienes y enseres de la pareja y el representante de su esposa, y ésta necesitaba su permiso para participar en todo acto público como pleitos, compras y ventas, o cualquier tipo de contrato. Las mujeres necesitaban la autorización de sus esposos para realizar cualquier tipo de actividad económica, aunque se tratara de una mujer recién casada que de soltera hubiera estado llevando un negocio. Además, las mujeres no controlaban su salario y eran sus esposos los que, por ley, lo administraban. Por ejemplo, el artículo 57 del Código Civil (que venía del año1889) establecía que el marido debía proteger a su esposa y ella debía obedecer a su marido. Las mujeres estaban obligadas a fijar su residencia dondequiera que decidiera el marido (artículo58), que este, era el administrador de los bienes y enseres de la pareja, así como el representante de su esposa.
La situación de la mujer en el contexto de la ley y la cultura de la época en la que la subordinación a la autoridad masculina estaba firmemente arraigada. Se menciona que la ley otorgaba al marido una autoridad jerárquica sobre su esposa e hijos, y que cualquier transgresión a su autoridad era castigada severamente.
La ley y los valores culturales reforzaban la doble moralidad sexual, en la que se consideraba legítimo que los hombres tuvieran relaciones extramatrimoniales, pero se castigaba severamente a las mujeres que cometían adulterio.
Respecto a la violencia de género, la ley no consideraba suficientemente grave el maltrato del marido a su esposa y que los crímenes pasionales que producían la muerte del marido se consideraban parricidios y estaban penados con cadena perpetua, mientras que el castigo para un marido que sorprendía a su mujer cometiendo adulterio y mataba a ella o al adúltero o les causaba graves heridas era menos severo.
A pesar de las numerosas reformas en el régimen jurídico de las mujeres durante la Segunda República, la nueva Ley de Contratos Laborales mantenía todavía el control del marido sobre el sueldo de su esposa, aunque preveía la posibilidad de que las mujeres administraran sus salarios siempre que obtuvieran previamente autorización marital o en el caso de separación legal o de facto
A pesar de las numerosas reformas en el régimen jurídico de las mujeres durante la Segunda República, la nueva Ley de Contratos Laborales mantenía todavía el control del marido sobre el sueldo de su esposa, aunque preveía la posibilidad de que las mujeres administraran sus salarios siempre que obtuvieran previamente autorización marital o en el caso de separación legal o de facto.
En primer lugar, es importante destacar que la Constitución de la República Española, aprobada en 1931, reconoció el derecho al voto de las mujeres. Esto significó un gran avance para la igualdad de género y para la participación política de las mujeres en la vida pública. Además, durante la República se crearon leyes y políticas destinadas a mejorar la situación de la mujer en la sociedad. Por ejemplo, se establecieron medidas para proteger a las mujeres trabajadoras, se promovió la educación femenina y se incentivó la participación de las mujeres en la vida cultural y artística del país.
También se crearon organizaciones y asociaciones que lucharon por los derechos de la mujer, como la Federación Española de Mujeres Libres, que promovió la igualdad de género y la libertad individual de las mujeres. Sin embargo, a pesar de estos importantes avances, la situación de la mujer en la República Española no fue fácil. Todavía había muchas desigualdades y barreras que impedían el pleno desarrollo de las mujeres en la sociedad.
Además, la Guerra Civil y el posterior régimen franquista significaron un retroceso en los derechos y libertades de la mujer en España. Durante muchos años, las mujeres sufrieron discriminación y represión, y tuvieron que luchar nuevamente por sus derechos.
El 14 de abril de 1931 finaliza el reinado de Alfonso XIII de Borbón con la implantación de un régimen democrático, la denominada Segunda República Española. La instauración de este nuevo gobierno supuso una modificación de las leyes vigentes, concediendo a las mujeres ciertos derechos que hasta entonces les habían sido negados. Su rol se limitaba a las tareas del hogar, rol asignado a su género a lo largo de la historia, donde su actividad principal debía enfocarse en el cuidado de los hijos, el cumplimiento de las tareas del hogar y complacer al esposo de quien dependían económicamente. Entre algunos de los decretos de emergencia establecidos al inicio de la República, es pertinente destacar el proclamado el 8 de mayo de 1931, que autorizó a mujeres a ser elegidas para cargos en las Cortes Constituyentes. Esto permitió elegir a las tres primeras diputadas en las elecciones parlamentarias del mes siguiente: Clara Campoamor, del Partido Radical; Victoria Kent del Partido Radical Socialista y Margarita Nelken, del Partido Socialista.
Victoria Kent, Margarita Nelken y Clara Campoamor. Mirador de Atarfe
Esto permitió elegir a las tres primeras diputadas en las elecciones parlamentarias del mes siguiente: Clara Campoamor del Partido Radical, Victoria Kent del Partido Radical Socialista y Margarita Nelken del Partido Socialista
A los pocos días, el 26, se decretó un Seguro de Maternidad para aquellas mujeres que estuvieran realizando un trabajo remunerado, y el 27, se consideró su participación en el jurado en casos de crímenes pasionales. Sin embargo, el sufragio femenino activo no se concedió hasta la implementación de una nueva Constitución nacional ese mismo año. Estableció la igualdad en términos legales y políticos entre hombres y mujeres, el artículo 2 mantenía la igualdad de todos los españoles ante la ley, y el artículo 36 que todos los ciudadanos, de uno u otro sexo, tenían los mismos derechos electorales. Esto otorgó a las mujeres el derecho al voto que históricamente había sido fuertemente rechazado por un sector que argumentaba que el intelecto de las mujeres era inferior al de los hombres, y que estaban muy influenciadas por la Iglesia. También apelaron a su "carácter débil" y "desequilibrio emocional" como impedimentos para el buen juicio, condición necesaria para participar en los procesos electorales. La lógica, la reflexión y la capacidad intelectual se consideraban características masculinas, mientras que a las mujeres se les atribuían cualidades como la sensibilidad, la sumisión y la dulzura.
La realidad es que existía una gran desigualdad en el sistema educativo para uno y otro sexo, ya que mientras a los hombres se les educaba en disciplinas como la ciencia y la literatura, a las mujeres se les instruía para ser dóciles y aspirar únicamente al matrimonio y, con ello, a la reproducción, estas diferencias en el acceso a la educación, así como al trabajo y la legislación, solo reforzaron la disparidad entre los dos géneros.
Es correcto afirmar que los nuevos decretos y la nueva Constitución significaron un avance en el campo de los derechos, pero aun así quedaron relegados algunos aspectos, como el requisito de autorización del marido para acceder a trabajos que ya tenían una remuneración limitada. La entrada de las mujeres al mercado laboral significó una independencia económica que amenazaba la masculinidad de sus cónyuges, quienes debían ser los únicos proveedores de la familia.
El 18 de julio de 1936, el golpe de estado fascista y el estallido de la guerra, tuvieron graves repercusiones en el frente y en la retaguardia Al comienzo del conflicto, la propaganda utilizó la figura femenina como incentivo para el reclutamiento de fuerzas de combate. La imagen de una mujer vestida de miliciana y armada apelaba a cualidades que entonces se consideraban masculinas, como la valentía y el coraje. Sin embargo, esto no estuvo acompañado de una consideración de las mujeres como iguales, tanto entre las compañeras de armas como entre las que ocupaban altos cargos en el campo republicano. Para ellos, las mujeres aún eran seres débiles, y argumentaban que debían ser protegidas del peligro en el frente ya que eran necesarias para reponer las posiciones que los hombres habían abandonado al incorporarse a la lucha.
El papel de la mujer durante la Guerra Civil Española, en particular su participación en diversas organizaciones y sus contribuciones al conflicto fue determinante. Había dos organizaciones principales de mujeres durante este tiempo: la Milicia Antifascista de Mujeres (AMA) y la Federación Nacional de Mujeres Libres (Mujeres Libres)
El papel de la mujer durante la Guerra Civil Española, en particular su participación en diversas organizaciones y sus contribuciones al conflicto fue determinante. Había dos organizaciones principales de mujeres durante este tiempo: la Milicia Antifascista de Mujeres (AMA) y la Federación Nacional de Mujeres Libres (Mujeres Libres).
La AMA era una organización políticamente diversa que se enfocaba principalmente en apoyar el esfuerzo bélico desde el frente interno. Sus miembros eran mujeres con creencias comunistas, socialistas, republicanas y católicas, aunque las dos primeras eran las más destacadas. Si bien la AMA fue antifascista y defendió los derechos conquistados durante el período democrático reciente, no cuestionó las relaciones de género imperantes ni la división sexual del trabajo establecida. La organización apeló al instinto maternal de las mujeres para luchar en defensa de sus hijos y familia, pero no tenía aspiraciones feministas de autonomía.
Por otro lado, las Mujeres Libres surgieron en 1936 con ideales anarquistas y tenían como objetivo lograr la igualdad de género en el marco de una ideología libertaria. Al igual que la AMA, Mujeres Libres rechazaba el fascismo pero también aspiraba a revolucionar el rol social de la mujer. Sin embargo, las exigencias del conflicto impidieron que este objetivo se cumpliera plenamente. Mujeres Libres alentó a las mujeres a dejar sus hogares y roles tradicionales como madres protectoras para contribuir a la revolución. La organización cuestionó el papel histórico de la mujer y el sexismo dentro de las organizaciones anarquistas que influyeron negativamente en la participación de la mujer. Las milicianas, o mujeres que lucharon en el frente, representaron una nueva imagen de mujer que rompió con el tradicional estereotipo del "ángel del hogar".
Aunque eran una minoría entre las mujeres que participaron en el conflicto, su papel fue significativo. La propaganda de las milicianas tenía como objetivo inspirar a los hombres a luchar para reafirmar su masculinidad. El característico mono azul que vestían estas mujeres era práctico y cómodo, lo que lo convertía en un efectivo uniforme para el campo de batalla. En general, la participación de las mujeres en la Guerra Civil española contribuyó al esfuerzo bélico, pero también desafió los roles de género tradicionales y abrió nuevas posibilidades para la participación de las mujeres en la política y la sociedad.
En resumen, la participación de las mujeres en la Guerra Civil española tuvo un gran impacto en la sociedad de la época. A pesar de que no todas las mujeres que participaron en el conflicto se identificaban como feministas, sus acciones y luchas tuvieron un efecto positivo en la liberación femenina. Además, la imagen de la miliciana representó una nueva forma de entender el papel de la mujer en la sociedad, lo que ayudó a cambiar las percepciones culturales y de género en la España de la época.
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