'Luis López García, sindicalista de CCOO y alcalde comunista de Maracena (y III)'
-Luis López García, “Orovives”. In memoriam. La dignidad de la clase obrera (I)
-Luis López García, “Orovives”, de la detención de 1961 a primer alcalde comunista de la democracia en Maracena (II)
Uno no sabe muy bien cómo una persona llega al compromiso militante. Pudiera influir en ello las pésimas condiciones de vida que, cada día, le provocan la desazón de la explotación, pero esto no es como un resorte que responda a un automatismo, porque a la inmensa mayoría de los trabajadores les apretaba también el zapato y no respondían de la misma forma; pudiera ser que cada quien tenga un barro particular vacunado contra las injusticias; pudiera ser que cada quien transita de forma diferente por los caminos sembrados de cristales; pudiera ser eso o la suma de todo eso o, simplemente, el peso que algunos acontecimientos aislados tuvieron en su vida. En todo caso, el combate desigual contra la dictadura sólo podía asumirse, como dijera Vázquez Montalbán, “desde una nueva, extraña fe, concebida como virtud histórica y no como virtud teologal”.
Aún con estas dificultades se irá consolidando un Comité Provincial cada vez más amplio, así como una red mínima para la distribución de la propaganda. Un trabajo excesivo en tiempos de clandestinidad y con los medios tan precarios con los que contaban, pero superado por el altruismo y la firme convicción de sus militantes
Habíamos señalado anteriormente que el PCE había enviado a Francisco Portillo Villena, en 1963, para recomponer la organización en Granada, tras la caída de 1961. Pero no será sólo el trabajo de Portillo el que recomponga la red del Partido, sino también la incorporación de otros que habían sido detenidos o encarcelados, aunque éstos serán una minoría. De hecho, muchos de los detenidos en 1961 no volverán a la actividad partidaria hasta pasado algún tiempo y otros, por distintas razones, no volverán a militar más en la organización. La represión surtía efecto entre quienes le habían visto las orejas al lobo. Aún con estas dificultades se irá consolidando un Comité Provincial cada vez más amplio, así como una red mínima para la distribución de la propaganda. Un trabajo excesivo en tiempos de clandestinidad y con los medios tan precarios con los que contaban, pero superado por el altruismo y la firme convicción de sus militantes. (Véase Francisco Portillo Villena “El Tío del maletín”, en el Independiente de Granada, 2022)
Claro que esa reorganización tuvo su tiempo de silencio porque, poco después de la caída de 1961, como recuerda el propio Luis López García, a los que habían sido detenidos, se les tuvo en una especie de “reserva” porque estaban fichados y no se podía permitir nuevas detenciones. Luis recuerda que a él lo tenía “como apartado” por eso de que estaba “quemado” por la detención, pero esta situación duró poco, porque al poco tiempo aparecerá en escena un militante –otro referente inexcusable del movimiento obrero granadino- que será Pepe Cid de la Rosa. La inquietud de Pepe Cid no había pasado desapercibida por el Partido en Maracena y, a finales de 1961, le proponen formalmente el ingreso. Será concretamente “El Chico Félix” el que hable con él –no hizo falta convencerle de nada porque prácticamente él se sentía militante del PCE- e, inmediatamente, formará parte de una de sus células. A partir de ahí participará activamente en las labores normales de sus militantes: lectura y debate de la política del partido o reparto de propaganda. Tal es su carisma que a los pocos meses formará parte del Comité Local del PCE de Maracena y, un año más tarde, a finales de 1962, ya es el responsable del partido en su pueblo. En los años siguientes se irán incorporando otros militantes que recompondrán la organización como el propio Luis López García y su hermano Juan, José López Ávila “El Abuelito”, Manuel González “El Santos”, Pepe Martín García, Manuel Castro Castellano “El Lechero”, José López Medina “El Trum", Pepe López, Manuel Legaza, Miguel Mochón Rivas, Francisco Rojas Cámara y los hermanos Miguel y José Cámara Legaza, entre otros.
Y, en Maracena, los militantes comunistas y otros, comenzaron a reunirse en El Blanqueo o en las alamedas del Genil, aprovechando el buen tiempo, para ir hablando de ese nuevo movimiento obrero que, en el caso de Maracena, también dirigía Pepe Cid
De forma paralela a la actividad del partido, y a través de él, comenzarán a oír las experiencias de las CCOO que habían nacido en las huelgas asturianas de 1962, aunque en esos momentos, muchas de ellas nacían y morían con los conflictos, pues estaban todavía configuradas como movimiento. Y, en Maracena, los militantes comunistas y otros, comenzaron a reunirse en El Blanqueo o en las alamedas del Genil, aprovechando el buen tiempo, para ir hablando de ese nuevo movimiento obrero que, en el caso de Maracena, también dirigía Pepe Cid. La extensión y coordinación de las CCOO por Andalucía a mediados de los sesenta tenía como protagonistas a dirigentes sevillanos como Eduardo Saborido Galán, Francisco Acosta Orge o Fernando Soto Martín, entre otros, que recorrían las provincias para que los grupos embrionarios se presentaran a las elecciones sindicales de 1966.
En el caso de Granada, sin ser exhaustivos, esos grupos embrionarios comenzaron a configurarse en determinados sectores como en la construcción, pero también en transporte, banca, metal, químicas, en la enseñanza y en el campo. Y aparece un primer núcleo dirigente con nombres como el propio Pepe Cid de la Rosa, Pepe Martín García, José López Ávila “El Abuelito”, Emilio Cervilla Alonso, Francisco Saavedra Zurita, José Rica Castro, Pepe Mula, Antonio Cortés, Diego Martínez Sánchez, Cándido Capilla Gómez, Manuel Sánchez Díaz, Juan Gálvez Lozano, Pedro Girón Torres, Juan Verdejo Cantero y su hijo Agustín, Luis Afán de Rivera, Manuel López López o Joaquín Gallegos, entre otros.
Un trabajo arduo ya que sus militantes tenían que sacar tiempo libre y recursos propios para extender la organización por los pueblos.
El proceso para llegar a las elecciones sindicales de 1966 fue difícil porque hemos de considerar que desde las exiguas formas de organización primaria hasta la realización de asambleas, más o menos abiertas, se tuvo que pasar por fórmulas de organización más rudimentarias en función del nivel de concienciación de los trabajadores o de las cortapisas de orden represivo. Un trabajo arduo ya que sus militantes tenían que sacar tiempo libre y recursos propios para extender la organización por los pueblos. Luis López recuerda que:
El trabajo de hormigas de muchos de ellos llevó a una acumulación de fuerzas que devino en la huelga de la construcción de Granada de julio de 1970 que tuvo las consecuencias represivas que todos conocemos
Aún con todas las dificultades, gracias al trabajo militantes, el triunfo en estas elecciones supuso la extensión de las CCOO por toda la geografía española, al tiempo que muchos trabajadores comenzaron a asumir los planteamientos reivindicativos de aquellas. A partir de su ilegalización en 1967, su situación de “paralegalidad” proyectó a CCOO como la única fuerza sociopolítica de vanguardia de todo el antifranquismo. El trabajo de hormigas de muchos de ellos llevó a una acumulación de fuerzas que devino en la huelga de la construcción de Granada de julio de 1970 que tuvo las consecuencias represivas que todos conocemos.
Una mano de obra escasa o nulamente cualificada que procedía, en sus tres cuartas partes, de las zonas rurales. Y, en esas condiciones laborales y sin un empresariado capaz de canalizar las nuevas demandas, el conflicto estaba servido
El origen del conflicto obedecía a la sobreexplotación que la patronal mantenía sobre los trabajadores con toda clase de abusos, de contrataciones irregulares y con sueldos miserables, así como a las pésimas condiciones de vida y trabajo y a una situación generalizada de marginación social de los trabajadores. La construcción había sido –y aún sigue siéndolo- una profesión auxiliar de todas las demás ramas de la producción. La construcción era calificada por las propias autoridades laborales franquistas como “la sala de espera entre el campo y la industrialización” o actividades relacionadas con la misma, como la madera, la pintura o la electricidad. En una provincia como la de Granada, eminentemente rural, la incapacidad de su industria, escasa y pequeña, no pudo absorber sus grandes excedentes agrarios que, además de la sangría migratoria, hubo de dedicarse, al sector secundario del que casi un 40 por 100 lo hizo en la construcción. Una mano de obra escasa o nulamente cualificada que procedía, en sus tres cuartas partes, de las zonas rurales. Y, en esas condiciones laborales y sin un empresariado capaz de canalizar las nuevas demandas, el conflicto estaba servido.
Sin entrar en el desarrollo del conflicto, que es el lugar para ello, sí nos interesa el testimonio de Luis López, porque fue uno de que vivieron en primera persona los trágicos acontecimientos:
Yo fui a la huelga con una furgoneta con los albañiles y nos fuimos andando hasta la redonda y allí aparecieron los grises. Este chiquillo estaba al lado mío. Y de pronto se liaron a dar palos de tal manera que a mí se me atrancó un pie en el paragolpes de un coche y aquello no salía… allí se daban palos por todos lados y caían piedras por todos lados, porque la gente –como aquello no estaba asfaltado- cuando le daban palos, tiraban piedras. Los escaparates se hicieron polvo. Aquello fue tremendo. Y todo porque queríamos que nos subieran un poco el salario. ¿Y por aquello había que matarse unos a otros allí? A este jovencillo le dieron tres o cuatro palos en la cabeza e iba irritaíllo, pero se iba riendo y al revolver una esquina se escondió. Se vino conmigo a la AISS y allí lo mataron. Y allí se lió del todo. Decenas de heridos y tres muertos. Allí perdimos todos: los heridos y los muertos y perdió la humanidad, porque allí hacíamos lo que se hacía en otros países con normalidad”. (Entrevista a Luis López García, en AHCCOO-A).
Luis López García siguió militando en el PCE y en las CCOO, manteniendo un compromiso inequívoco hacia estas, de forma que su trabajo se centró en esos momentos en el movimiento obrero
Luis López García siguió militando en el PCE y en las CCOO, manteniendo un compromiso inequívoco hacia estas, de forma que su trabajo se centró en esos momentos en el movimiento obrero. Volverá a sentir los rigores de la represión cuando se produce la detención de 54 militantes de CCOO en el Barranco del Sombrero a finales de abril de 1976. (Véase en el Independiente de Granada “Caída del Barranco del Sombrero de 1976 (I y II”). La solidaridad con los encarcelados no se hará esperar y otros compañeros intentaron paralizar algunas obras el día 31 de abril, pero la vigilancia policial abortó algunos de estos intentos, produciéndose el mismo día las detenciones de Luis López García y Antonio Ávila González “El Poleo”, “por haber formado parte, al parecer, de un piquete para provocar un día de huelga de la construcción en Maracena”. Ambos pasaron por el Juzgado de Instrucción núm. 3 de Granada, que dictó auto de prisión provisional incondicional, por un supuesto delito de sedición, abriéndose causa en el Tribunal de Orden Público. (Diario Ideal, 1.5.76, p. 17).
Los años vertiginosos de la transición se vivieron intensamente por Luis López
Los años vertiginosos de la transición se vivieron intensamente por Luis López: las manifestaciones por la amnistía, la convocatoria de la jornada de lucha del 12 de noviembre de 1976 convocada por la Coordinadora de Organizaciones Sindicales (COS), con decenas de detenidos. Y, al mismo tiempo participó en actos multitudinarios como la recepción que los comunistas hicieron en Sevilla a dirigentes exiliados. Y, particularmente, recuerda la recepción que se hizo en Jaén en plenas fiestas de San Lucas, el 18 de octubre de 1976, a Ignacio Gallego Bezares (Siles, 1914) –miembro del Comité Central del PCE- que venía del exilio y que era oriundo de esa provincia.
Y, si hay algo que Luis recuerda con dolor es la muerte de los abogados laboralistas de CCOO y del PCE la noche del 24 de enero de 1977 y que se conoció como la “Matanza de Atocha”
Se refiere Luis a que ese mismo día jugaba en el Estado de la Victoria, el Real Jaén y el Córdoba y como este último tenía en la camiseta y el escudo los colores verde y blanco, la policía los confundió con la bandera andaluza y comenzó a reprimirlos pensando que venían también a la recepción que los comunistas habían previsto para Ignacio Gallego. Años de transición nada seráficos y, si hay algo que Luis recuerda con dolor es la muerte de los abogados laboralistas de CCOO y del PCE la noche del 24 de enero de 1977 y que se conoció como la “Matanza de Atocha”. Allí, como consecuencia de los disparos de la extrema derecha resultaron muertos los abogados laboralistas Enrique Valdelvira Ibáñez, mi paisano Luis Javier Benavides Orgaz y Francisco Javier Sauquillo; el estudiante de derecho Serafín Holgado; y el administrativo Ángel Rodríguez Leal. Resultaron gravemente heridos Miguel Sarabia Gil, Alejandro Ruiz-Huerta Carbonell, Luis Ramos Pardo y Lola González Ruiz, casada con Sauquillo. Al menos, refiere Luis en la entrevista, sus vidas no fueron en balde porque, según él, ese atentado mostró la fortaleza del PCE, la disciplina del Partido congregando a cientos de miles de personas en Madrid en silencio absoluto, sin entrar en provocación alguna y, precipitó la legalización del PCE y, poco más tarde, de los sindicatos.
Su compromiso sindical se mantuvo en la transición y fue protagonista en los primeros momentos de construcción del sindicato
En fin, su compromiso sindical se mantuvo en la transición y fue protagonista en los primeros momentos de construcción del sindicato. Cuando a finales de 1976 la Coordinadora Nacional de CCOO decide ir hacia la construcción del sindicato, en Granada el núcleo de dirección lo constituyen Pepe Cid de la Rosa, como Secretario General, Luis López García (Secretario de Finanzas), José López Ávila “El Abuelito”, Carlos Palomo Blanco, Magdalena Martín Entrena, Rafael Hueso Carrión y Manuel Sánchez Díaz. Posteriormente, durante el I Congreso de la Unión Provincial de CCOO de Granada, celebrado del 28 al 30 de abril de 1978, ya en la legalidad, formó parte de su Comisión Ejecutiva. Y como tal también fue delegado al I Congreso Confederal de CCOO (Madrid, 21 al 24 de junio de 1978) donde sería elegido Marcelino Camacho como primer Secretario General de CCOO, ya en la legalidad.
El primer alcalde comunista de la democracia en Maracena
Fue, accidentalmente, el primer alcalde comunista de la democracia en Maracena. Accidentalmente, porque como él mismo indica,
Y Luis ocupó el segundo lugar porque su nombre se asociaba al de una persona honesta e íntegra, represaliado del franquismo y unido íntimamente al movimiento obrero
Más allá de esta narración, lo cierto es que el PCE, consciente del prestigio de Martínez Morales, consideró que atraérselo a su candidatura, aunque no tuviera un perfil político definido, podría ofrecerles la mayoría absoluta, como así fue. Y Luis ocupó el segundo lugar porque su nombre se asociaba al de una persona honesta e íntegra, represaliado del franquismo y unido íntimamente al movimiento obrero. El resto, la fuerza inequívoca que tenía el PCE de Maracena. Luis se encontró accidentalmente con la alcaldía y su gestión fue valorada muy positivamente por la ciudadanía porque encabezó la candidatura del PCE en las elecciones de 1983 y volvió a tener mayoría absoluta.
Su militancia en el PCE lo lleva a ser Delegado por Granada al IX Congreso andaluz y en la I Conferencia Regional del PCE de abril de 1979
Su militancia en el PCE lo lleva a ser Delegado por Granada al IX Congreso andaluz y en la I Conferencia Regional del PCE de abril de 1979. Pero fueron años convulsos en lo político que derivaron en una fuerte crisis en la organización: los distintos reveses electorales, el afianzamiento del PSOE como fuerza hegemónica de la izquierda y, sobre todo, la intensificación de los conflictos internos entre los denominados “renovadores” y los “prosoviéticos” (creación del Frente Leninista, del PC. y del PCPA). La creación de Izquierda Unida, finalmente, derivó en la llamada “autoexclusión” (con ese término se refirió el Comité Central del PCE liderado entonces por Gerardo Iglesias) de miles de comunistas encabezados por Santiago Carrillo y otros 22 miembros de su Comité Central que se opusieron a la creación de Izquierda Unida. En el caso de Granada, más del 80 por 100 de sus afiliados fueron “autoexcluidos”, lo que llevó a la dirección provincial del PCE y a dirigentes históricos como el propio Paco Portillo, Pepe Cid de la Rosa o Javier Terriente, entre otros, a crear la Mesa para la Unidad de los Comunistas y, posteriormente, el Partido de los Trabajadores de España (PTE).
La decisión para Luis, como para otros muchos militantes comunistas, no fue sencilla, pero se inclinó junto con la mayor parte de las personas que compnían su agrupación de Maracena, y con su compañero en la fundación de CC.OO
La decisión para Luis, como para otros muchos militantes comunistas, no fue sencilla, pero se inclinó junto con la mayor parte de las personas que compnían su agrupación de Maracena, y con su compañero en la fundación de CC.OO. Pepe Cid, hacia la defensa de su identidad comunista a la sombra del fuerte liderazgo de Santiago Carrillo, frente al proyecto de Izquierda Unida. Nuevamente Luis, encabezando la Mesa por la Unidad de los Comunistas arrasará en las elecciones municipales de 1987, con otros baluartes en el área metropolitana como la vecina Atarfe con Pepe Lucena. Será su último mandato.
Como ejemplo de su permanente compromiso con el movimiento obrero, Luis López participará el 17 de marzo de 1982 en la ocupación de la AISS para reclamar el patrimonio sindical
No es este el espacio para seguir desgranando los avatares políticos de Luis López García, pero antes de terminar el artículo, y como ejemplo de su permanente compromiso con el movimiento obrero, Luis López participará el 17 de marzo de 1982 en la ocupación de la AISS para reclamar el patrimonio sindical. Y es que, desde el primer día de la legalización de los sindicatos, una de las batallas permanentes de CCOO fue la devolución del patrimonio sindical, que pertenecía a las organizaciones sindicales obreras. Pero al gobierno de la UCD primero y el del PSOE, después, no les interesó la implantación de CCOO. Por eso, dilataron todo lo que pudieron la devolución del patrimonio sindical acumulado, es decir, todos aquellos locales que había usado el vertical. Porque cuando se realizaron las primeras elecciones sindicales democráticas –defenestrado ya el antiguo sindicato único franquista-, en lugar de transferir estos locales a los sindicatos mayoritarios, los gobiernos iban cediendo sus espacios a distintas administraciones como el INEM, el IMAC o se instalaban Delegaciones Provinciales de Trabajo, cuando no se adaptaba alguno de los locales para vivienda del propio delegado provincial de turno, lo que demostraba la poca o nula voluntad de devolver ese patrimonio a quien realmente le pertenecía.
A las 12 de la mañana de de ese 17 de marzo casi un centenar de sindicalistas de CCOO ocuparon una de las plantas y dos horas más tarde, un fuerte dispositivo policial, provisto de material antidisturbios, irrumpen de forma violenta en el edificio, arrojando botes de humo y agrediendo a varios sindicalistas
A las 12 de la mañana de de ese 17 de marzo casi un centenar de sindicalistas de CCOO ocuparon una de las plantas y dos horas más tarde, un fuerte dispositivo policial, provisto de material antidisturbios, irrumpen de forma violenta en el edificio, arrojando botes de humo y agrediendo a varios sindicalistas, entre ellos, a Pepe Cid de la Rosa mientras intentaba dialogar con la policía. A resultas de la acción policial resultaron contusionados y con heridas leves, el propio Pepe Cid, el Secretario General del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), Rafael Navarrete Raya y otros dos dirigentes sindicales: Enrique Palma Marín (Secretario de la Madera de CCOO) y Andrés Navarro Vinuesa (Secretario de la Construcción de CCOO), así como Luis López García. Después que todos ellos pasaran por el Hospital Clínico y darles de alta, fueron conducidos a las dependencias policiales donde se le instruyeron diligencias para ser remitidas a la autoridad laboral.
La solidaridad hacia los detenidos fue inmediata tanto de partidos políticos como el PCE o el MC, como de otros sindicatos como la UGT, la CNT o la Candidatura Granadina de Trabajadores
La solidaridad hacia los detenidos fue inmediata tanto de partidos políticos como el PCE o el MC, como de otros sindicatos como la UGT, la CNT o la Candidatura Granadina de Trabajadores. Desde el Gobierno Civil se justificó la acción alegando que los encerrados habían adoptado “una postura de franca desobediencia a los requerimientos de desalojo y una clara actitud de resistencia al mismo”, al tiempo que CCOO anunciaba que presentaría una querella contra un capitán, un sargento y dos números de la Policía Nacional por estimar que su actuación fue desproporcionada. (El País, 18 de marzo de 1982, p. 55 y Diario Ideal del 18.3.82, p. 15).
Final: Un ejemplo para generaciones futuras
Ayer le dimos un “hasta luego” en la sede del PCE de Maracena, flanqueado por una fotografía de Luis y de la bandera republicana. Allí, en un salón abarrotado de amigos y camaradas, le dirigió unas palabras Juan Francisco Arenas, como Secretario Provincial del PCE, se le leyó un poema de Miguel Hernández, intervino Jesús Miguel Gómez Gutiérrez y cantó Juan Pinilla. Y, frente al féretro, su compañera del alma, María Rivas García y, junto a ella, Nati Bullejos, la compañera de Pepe Cid de la Rosa. Las dos tuvieron la fortuna de compartir su vida con dos compañeros referentes de la dignidad de su clase.
Cuando el 4 de enero de 2018 el grupo municipal Maracena Para la gente le rindió homenaje como “uno de los regidores más íntegros y reconocidos de Granada”, lo hacía porque Luis López García era un ejemplo de la identidad obrera: la solidaridad, la dignidad y la ayuda mutua
Cuando el 4 de enero de 2018 el grupo municipal Maracena Para la gente le rindió homenaje como “uno de los regidores más íntegros y reconocidos de Granada”, lo hacía porque Luis López García era un ejemplo de la identidad obrera: la solidaridad, la dignidad y la ayuda mutua. Viejos símbolos de identidad obrera que –aunque no se los hubieran transmitido otros viejos luchadores por el silencio que había impuesto la dictadura- formaban parte de códigos inherentes a una tradición en el seno de la clase obrera. Una solidaridad que sabe que quien siembra, recoge. Eso no lo hubieran dicho ni Pepe Cid ni Luis López, porque se lo hubiera impedido su inmodestia.
Y queremos terminar con las palabras que ayer pronunció ante su viuda uno de sus hijos políticos, Jesús Miguel Gómez Gutiérrez:
Descanse en paz.
Bibliografía:
- ARENAS DE SORIA, Juan Francisco, “Luis López García, “Jorovive”, en El Independiente de Granada, octubre de 2019
- AA.VV.: España años 50. Política y Sociedad. Diputación de Granada, Granada, 2020.
- CERVILLA ALONSO, E.: ¿Por qué soy comunista?, copia en AHCCOO-A
- MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso: La lucha del movimiento obrero en Granada por las libertades y la democracia. Pepe Cid y Paco Portillo: dos líderes, dos puentes. Fundación de Estudios y Cooperación de CCOO-A, Granada, 2012.
- VÁZQUEZ MONTALBÁN, Manuel.: “Nosotros los comunistas”, en Miquel NÚÑEZ, La revolución y el deseo, Memorias, Barcelona, Península, 2002.
- Archivo Histórico Nacional, Fondos Contemporáneos, Dirección General de la Policía, Exp. 53102, R.S. núm. 6644/XIV, de 13 de junio de 1961.
- Entrevistas a José López Aranda, Francisco Portillo Villena, Pepe Cid de la Rosa y Luis López García, en Fondo Oral del Archivo Histórico de CCOO de Andalucía.
El homenaje de Alfonso Martínez Foronda y Pedro Sánchez Rodrigo:
-
Luis López García, “Orovives”. In memoriam. La dignidad de la clase obrera (I)
-
Luis López García, “Orovives”, de la detención de 1961 a primer alcalde comunista de la democracia en Maracena (II)
Pedro Sánchez Rodrigo (Burgos, 1960). Es licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Granada, donde cursó la especialidad de Historia Contemporánea. Ha ejercido como profesor de Secundaria de Geografía e Historia desde 1984. Desde hace años colabora con la Fundación de Estudios Sindicales- Archivo Histórico de CC.OO.-A.. Ha participado en la obra colectiva “La cara al viento. Estudiantes por las libertades democráticas en la Universidad de Granada (1965-81)”, publicada por la Editorial El Páramo en el año 2012, y, junto con Alfonso Martínez Foronda, es autor de “La cara al viento. Memoria gráfica del movimiento estudiantil de Granada durante la dictadura y la transición”, obra publicada por la Universidad de Granada, también en 2012. Ha colaborado en el volumen La Resistencia andaluza ante el tribunal de orden público en Andalucía. 1963-76, editado en 2014 por la FES/Archivo Histórico de CC.OO.-A y la Junta de Andalucía, y en otros trabajos colectivos, como De la rebelión al abrazo. La cultura y la memoria histórica entre 1960 y 1978 (Diputación de Granada, 2016) y La Universidad de Granada, cinco siglos de historia. Tiempos, espacios y saberes, coordinado por Cándida Martínez López (III Volúmenes, EUG, Granada, 2023) con el artículo “Antifranquismo en las aulas. El movimiento estudiantil”. También con Alfonso Martínez Foronda ha publicado el libro “Mujeres en Granada por las libertades democráticas. Resistencia y represión (1960-1981)”, publicado en 2016 por la Fundación de Estudios y Cooperación de CC.OO. Actualmente está jubilado y colabora en la elaboración del Diccionario de la Represión en Granada 1931-1981.
Alfonso Martínez Foronda (Jaén, 1958). Es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Granada. Desde 1984 es profesor de Enseñanza Secundaria. Actualmente es profesor del IES Albayzín. Ha sido secretario general de CCOO de Jaén desde 1993-2000 y desde 2004 es miembro de la Comisión Ejecutiva de CCOO-A, desde donde ha presidido hasta 2103 las Fundaciones de Estudios Sindicales-Archivo Histórico y la de Paz y Solidaridad.
Como investigador, ha publicado numerosos artículos de opinión sobre aspectos docentes y sociales. Colaborador habitual del Diario Jaén desde 1994-2000 publicó La firma del viento (2007), una antología de artículos de opinión. Como investigador del movimiento obrero andaluz ha publicado La conquista de la libertad. Historia de las Comisiones Obreras de Andalucía (1962-1977), en 2005; De la clandestinidad a la legalidad (Breve historia de las Comisiones Obreras de Granada), en 2007; sobre las Comisiones Obreras de Jaén desde su origen a la legalización del sindicato (2004); la unidad didáctica El sindicalismo durante el franquismo y la transición en Andalucía; diversas biografías de dirigentes sindicales andaluces como Ramón Sánchez Silva. Al hilo de la historia (2007); Antonio Herrera. Un hombre vital, en 2009; Andrés Jiménez Pérez. El valor de la coherencia, en 2010, entre otros. En 2011 su investigación La dictadura en la dictadura. Detenidos, deportados y torturados en Andalucía durante el Estado de Excepción de 1969, (2011), fue premiada por la Junta de Andalucía como la mejor investigación social de ese año. Posteriormente, ha publicado La “prima Rosario” y Cayetano Ramírez. Luchadores por la libertad en una provincia idílica (2011); sobre el movimiento estudiantil en la UGR, con otros autores, “La cara al viento. Estudiantes por las libertades democráticas en la Universidad de Granada (1965-81); sobre la historia del movimiento obrero granadino, con su investigación La lucha del movimiento obrero en Granada. Paco Portillo y Pepe Cid: dos líderes, dos puentes“, 2012; sobre el Tribunal de Orden Público, La resistencia andaluza ante el Tribunal de Orden Público en Andalucía (1963-1976); Diccionario de la represión sobre las mujeres en Granada (1936-1960) o La resistencia malagueña durante la dictadura franquista (1955-1975). Actualmente, junto a Pedro Sánchez Rodrigo, está confeccionando un diccionario sobre la represión en Granada desde la II República al golpe de estado de 1981.