Artículo de Jesús Fernández y José A. Garzón

Estrellas con olor a petricor

Política - Jesús Fernández Martín y José A.Garzón Guerrero - Viernes, 13 de Septiembre de 2019
El parlamentario de Adelante Andalucía por Granada Jesús Fernández y el astrónomo y doctor en Física José A. Garzón Guerrero firman este artículo en el que aportan las claves de la actividad cultural organizada por la Asamblea de IU Huétor Vega "Ven a ver las estrellas".
'Ven a ver las estrellas', el título de la actividad organizada por IU Huétor Vega.
Facilitada por los autores
'Ven a ver las estrellas', el título de la actividad organizada por IU Huétor Vega.

“Te espero cuando miremos 

el cielo de noche: tu allá, yo aquí”

Mario Benedetti

¿Cuántas veces miramos al cielo? ¿Cuántas veces contemplamos el maravilloso mundo de las estrellas? ¿Somos conscientes de la grandiosidad del universo? ¿Sabemos a qué huele el universo? ¿Sabemos lo que se escucha en Venus?

Son infinidad de interrogantes que desde la Asamblea de IU de Huétor Vega nos esforzamos por contestar.

Y para ello de forma anual organizamos una actividad que se denomina “Ven a ver las estrellas” donde José A. Garzón nos ilustra sobre todos los aspectos de nuestro firmamento. Si el año pasado nos adentramos con nuestros 5 sentidos en el espacio en esta ocasión nos ha deleitado con el análisis de las diversas representaciones y significados que han tenido las estrellas y el resto de objetos del cielo para la Humanidad desde nuestros primeros antepasados hasta la actualidad.

'Sin movernos de la plaza Abdal Malik pudimos viajar hasta la cueva de Lascaux, en el sur de Francia, donde hace más de 18.000 años los homínidos primitivos crearon las primeras representaciones de estrellas, cúmulos y constelaciones, y visitar lugares pretéritos donde se crearon los primeros calendarios solares y lunares'

Sin movernos de la plaza Abdal Malik pudimos viajar hasta la cueva de Lascaux, en el sur de Francia, donde hace más de 18.000 años los homínidos primitivos crearon las primeras representaciones de estrellas, cúmulos y constelaciones, y visitar los lugares pretéritos donde se crearon los primeros calendarios solares y lunares en la Europa de la Edad del Cobre y en la antigua Mesopotamia, recorrimos el camino que llevó a la creación de los registros de posiciones y catálogos estelares más antiguos que se conocen, provenientes de la antigua China y los que se realizaron en tiempos de la Grecia clásica y que incluso pervivieron hasta la revolución instrumental del siglo XVII. Justamente en ese siglo, en el año 1609, fue cuando se produjo un enorme salto en la capacidad para ver con más precisión los objetos del firmamento: Galileo apuntó al cielo su mejorado, aunque rudimentario, telescopio y observó los primeros detalles de la superficie lunar y de los planetas Júpiter y Saturno, que dibujó en sus cuadernos y cuyo registro fue la primera prueba de que en el espacio había cosas semejantes a las que se podían encontrar en la Tierra y otras que nos eran totalmente desconocidas. El aumento de la calidad óptica de los telescopios ayudó a que los astrónomos pudieran registrar, en forma de dibujos, detalles mucho más finos de los objetos conocidos y descubrir otros nuevos en formas de cúmulos o nebulosas. No sería hasta el siglo XIX, con la invención de dos nuevas técnicas ópticas, la espectroscopía y la fotografía, cuando la Astronomía se convirtió en la ciencia de la Astrofísica y se pudieron estudiar cosas nunca imaginadas, como el interior de las estrellas o la composición, estructura y evolución de los objetos cósmicos. A través de uno de esos métodos Henry Draper obtuvo en 1840 la primera astrofotografía de la historia, de nuestro satélite natural, iniciando así una frenética carrera por captar objetos celestes cada vez más débiles y con más detalle: nebulosas, cúmulos, nebulosas planetarias y galaxias. Cada una de las etapas de este viaje interestelar finalizaba comparando las diferentes representaciones que lo largo de la historia se habían realizado de algunos objetos del cielo, incluyendo las imágenes y simulaciones más modernas, que después podrían ser observados por los asistentes a través del telescopio.

Una vez finalizada la conferencia acudimos a la falda de los Alayos y del Cerro Huenes para ver en el Canal de la Espartera los elementos más importantes del cielo granadino. En 2016 el “Camino de Santiago” o Vía Láctea fue la protagonista de la observación, en 2017 fue la hermana Luna y el año pasado fue Saturno y sus grandes anillos. Este año la protagonista ha sido la Galaxia de Andrómeda y la curiosa tormenta veraniega que nos acompañó esa noche transportando un estupendo olor a petricor.

Es curioso cómo se convierte en realidad la frase de Mario Benedetti donde no solo dos personas separadas por cientos de kilómetros pueden estar viendo el mismo cielo, sino que personas separadas por miles de años han tenido como testigos de su existencia a las mismas constelaciones que hoy podemos disfrutar, las cuales han dado vida a numerosas historias mitológicas a lo largo del tiempo y del espacio.