La ejecución de Encarnación Magaña el 11 de agosto de 1942
El 11 de agosto de 1942 ocho personas fueron ejecutadas en Almería, acusadas de "adhesión y auxilio a la rebelión" e infracción a la Ley de Seguridad del Estado por difundir el "Parte Inglés", un simple folleto que recopilaba noticias emitidas por la emisora BBC de Londres sobre la Segunda Guerra Mundial.
Las autoridades les acusaban de intentar favorecer la victoria de Inglaterra y la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, bajo el supuesto de que esto podría provocar un cambio de régimen en España
Estas ejecuciones cumplieron con la sentencia de la causa instruida en 1941 contra Joaquín Villaespesa Quintana, Encarnación García Córdoba, Cristóbal Company García, Francisco García Luna, Antonio González Estrella, Juan Hernández Granados, Diego Molina Matarín y Francisco Martín Vázquez.
La detención de más de un centenar de almerienses en 1941 fue parte de una operación represiva intensificada. Los encarcelados en la prisión del El Ingenio vivieron condiciones extremadamente duras, aislados y sometidos a un trato inhumano. Las autoridades les acusaban de intentar favorecer la victoria de Inglaterra y la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, bajo el supuesto de que esto podría provocar un cambio de régimen en España. Se les acusó de pertenecer a una organización clandestina de tipo marxista dedicada a la propaganda, agitación, acción y socorro rojo.
Encarnación Magaña y otros acusados fueron condenados y posteriormente fusilados sin las debidas garantías procesales
Encarnación Magaña y otros acusados fueron condenados y posteriormente fusilados sin las debidas garantías procesales. La ejecución fue realizada en el cementerio de la ciudad de Almería, donde los cuerpos de los fallecidos fueron enterrados en una fosa común sin que sus familiares pudieran velarlos en privado.
Encarnación Magaña Rosa fue una activista política y anarquista nacida el 30 de noviembre de 1921 en Tabernas, municipio de la provincia de Almería. Desde muy pequeña queda huérfana, tras morir su padre en un accidente laboral en 1922, cuatro años después también perdería a su madre, así que muy joven fue adoptada por Rafael García Montesinos y Epifanía Córdoba Tortosa, de ahí la doble identidad ya que el nombre Encarnación García Córdoba con el que se la juzgó, era el nombre después de la adopción.
Desde joven se involucró en la política y se unió a las Juventudes Libertarias y a Mujeres Libres, donde paso a ocupar poco después los cargos de secretaria y presidenta interina de Mujeres Libres
Desde joven se involucró en la política y se unió a las Juventudes Libertarias y a Mujeres Libres, donde paso a ocupar poco después los cargos de secretaria y presidenta interina de Mujeres Libres. Con ellas realizó actividades de agitación y propagada, como el festival benéfico de Solidaridad Internacional Antifascista, en el Teatro Cervantes, o las visitas a los frentes de Granada para llevar prensa y comestibles a los milicianos. Fue procesada varias veces y finalmente detenida en 1941 por imprimir "propaganda subversiva". Fue juzgada y condenada a muerte, siendo ejecutada el 5 de agosto de 1941 en Almería, a la edad de 19 años.
Fue encarcelada en la Prisión llamada Gachas Colorás. Esta cárcel se caracterizaba por su insalubridad y el trato inhumano hacia quienes allí estaban confinados. A eso se añadían los gravísimos interrogatorios a los que Encarnación fue sometida, diseñados para quebrantar incluso a las personalidades más fuertes. Es en ese contexto de extrema violencia, presión y coerción cuando Encarnación entregó una carta que escondía en su zapato, sin duda consciente del destino que esa acción le acarrearía. La decisión de entregar un documento incriminatorio revela la severidad de los métodos utilizados durante los interrogatorios para obtener confesiones.
El caso de Encarnación García Córdoba no es solo una historia de sufrimiento individual, sino también un reflejo de la brutalidad con la que las autoridades franquistas reprimían cualquier forma de disidencia o sospecha
El caso de Encarnación García Córdoba no es solo una historia de sufrimiento individual, sino también un reflejo de la brutalidad con la que las autoridades franquistas reprimían cualquier forma de disidencia o sospecha. La combinación de aislamiento, condiciones inhumanas y técnicas de interrogación agresivas fueron empleadas sistemáticamente para desmantelar redes de resistencia y castigar a quienes se percibían como enemigos del régimen.
El juicio se inició el 28 de abril de 1941 y se cerró el 11 de agosto de 1942, con la masiva ejecución. Además de las ejecuciones, se dictaron cuatro sentencias de cadena perpetua y decenas de largas condenas a los 101 encausados, siendo muy pocos los que lograron la absolución. Entre ellos se encontraba Miguel Castillo Socias, aunque también vivió la dureza del Ingenio, la vieja cárcel de la barriada de Los Molinos, donde eran encarcelados los "desafectos" al régimen.
El juicio fue una burda pantomima, ya que las víctimas condenadas a muerte no eran criminales, sino jóvenes luchadores antifascistas detenidos por distribuir clandestinamente los boletines informativos emitidos por la BBC inglesa
El juicio se celebró en la Escuela de Artes y Oficios de Almería, que actualmente es el instituto Celia Viñas. Fue una burda pantomima, ya que las víctimas condenadas a muerte no eran criminales, sino jóvenes luchadores antifascistas detenidos por distribuir clandestinamente los boletines informativos emitidos por la BBC inglesa. Estos boletines eran conocidos por su amplia difusión en España, ya que España en esos años apoyaba a Alemania e Italia en la contienda.
Se les consideró "autores de un delito de adhesión a la rebelión, como parte de una organización clandestina de tipo marxista para la propaganda, la agitación, acción y el socorro rojo"
Los ocho almerienses fueron acusados de intrigar y querer favorecer la victoria de Inglaterra y la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial, lo que podría llevar aparejado propiciar un cambio de régimen en España. Se les consideró "autores de un delito de adhesión a la rebelión, como parte de una organización clandestina de tipo marxista para la propaganda, la agitación, acción y el socorro rojo".
En el año 1941, la policía detuvo en la capital y provincia de Almería a más de un centenar de almerienses sospechosos de ser contrarios al régimen del general Franco, en plena fase represiva. Su paso por la cárcel del "Ingenio" fue un rosario de sufrimientos. Los hombres fueron aislados y apenas tenían contacto con el resto de los internos.
El juicio contra los procesados por el llamado caso del "Parte Inglés" tuvo extrañas connotaciones y dudosas garantías procesales. El periódico «Yugo» de Almería, jueves 14 de mayo de 1942, insertaba la orden de la plaza para el día 13 de mayo de1942:
Durante la posguerra en España, se cometieron numerosas violaciones de los derechos humanos y se llevaron a cabo injusticias en nombre del régimen franquista. El caso del "Parte Inglés" es solo uno de los muchos casos de procesos judiciales sin garantías y donde se condenó a personas sin pruebas suficientes o simplemente por motivos políticos.
En este caso en particular, y como en la mayoría, el juicio se llevó a cabo de manera sumarísima, lo que significa que se redujeron los plazos procesales y se simplificaron las garantías y pruebas requeridas
En este caso en particular, y como en la mayoría, el juicio se llevó a cabo de manera sumarísima, lo que significa que se redujeron los plazos procesales y se simplificaron las garantías y pruebas requeridas. Además, se trataba de un Consejo de Guerra de Plaza, que estaba compuesto por militares y no por jueces civiles.
La historia de Encarnación Magaña es particularmente conmovedora, ya que demostró una gran entereza y valentía hasta el final, y se convirtió en un ejemplo para las demás mujeres encarceladas con ella. Su negativa a recibir la comunión y sus palabras finales antes de ser fusilada, "¡Tirad al corazón! ¡Matadme!", son un testimonio de su fuerza y determinación en un momento tan difícil.
Es importante recordar que casos como este fueron comunes en la posguerra española, donde las víctimas de la represión franquista fueron numerosas. La lucha por la justicia y los derechos humanos sigue siendo un desafío en muchos lugares del mundo, y es necesario recordar estas historias para no olvidar los errores del pasado y asegurarnos de que no vuelvan a repetirse en el futuro.
Reflexiones finales
El espantoso desenlace de este juicio, que culminó en la ejecución de ocho inocentes y el encarcelamiento de muchos más, fue un acto de barbarie que muestra hasta qué punto el régimen franquista estaba dispuesto a llegar para consolidar su poder y eliminar cualquier forma de oposición. Estas ocho personas, cuyas vidas fueron truncadas injustamente, han pasado a la historia como mártires de la lucha antifascista.
Es fundamental recordar y honrar a estas víctimas para que su sacrificio no sea olvidado y para que las generaciones futuras comprendan los horrores de la represión y la injusticia
Es fundamental recordar y honrar a estas víctimas para que su sacrificio no sea olvidado y para que las generaciones futuras comprendan los horrores de la represión y la injusticia. La Memoria Histórica es un pilar esencial para la construcción de una sociedad más justa y democrática, donde los derechos humanos sean respetados y donde actos semejantes nunca vuelvan a ocurrir. En este sentido, la lucha por la verdad, la justicia y la reparación continúa, no solo en Almería, por este caso, y en Granada, como El Independiente de Granada abandera con su pionero Foro de la Memoria, sino en toda España.
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