"La comunicación pública"
La comunicación política es una herramienta esencial en la gestión de la percepción pública y la confianza de los electores. En su forma ideal, debería facilitar un diálogo constructivo y educativo entre los políticos y la ciudadanía, permitiendo una toma de decisiones informada y reflexiva. Sin embargo, la realidad se desvía de este ideal, presentando un escenario donde la manipulación y la simplificación excesiva prevalecen, distorsionando la realidad y empobreciendo el debate público.
El escenario político español, con sus múltiples partidos y actores civiles y las complejidades socioeconómicas, religiosas, territoriales y culturales, ofrece un claro ejemplo de cómo la comunicación política puede moldear las percepciones de manera significativa.
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Popular (PP) representan las dos principales fuerzas políticas del país, cada uno con su propia estrategia de comunicación y posicionamiento ideológico. El PP y su hijastro VOX, por ejemplo, buscan desesperadamente posicionarse como el bastión de la estabilidad y el conservadurismo, promoviendo una imagen de continuidad y seguridad, sí continuidad con la dictadura, que resuena para una amplia sección del electorado de clase media empobrecida y alejada de los antiguos privilegios de la corrupción, esa en la que nacieron en el siglo XIX y de la que hoy desgraciadamente aun malviven, esa que valora la previsibilidad en la gestión gubernamental amiguista y trasnochada.
La comunicación del PSOE, cargada de ideales y propuestas detalladas, enfrenta el desafío de ser correctamente interpretada y valorada en un entorno mediático que favorece los eslóganes sobre el análisis profundo
Por otro lado, el PSOE, abraza una ideología más moderna, progresista y social, es percibido como un partido de propuestas más densas y complejas. Esta complejidad, aunque rica en contenido y potencialmente más transformadora, puede ser interpretada por los electores como una forma de incertidumbre. La comunicación del PSOE, cargada de ideales y propuestas detalladas, enfrenta el desafío de ser correctamente interpretada y valorada en un entorno mediático que favorece los eslóganes sobre el análisis profundo.
Aristóteles sugiere que lo familiar es a menudo percibido como más bello. Esta idea encuentra un paralelo interesante en la política, donde la familiaridad con un partido o sus políticas puede generar una mayor aceptación y comodidad entre los votantes, incluso si esto conlleva una comprensión superficial de las implicaciones políticas reales. En este sentido, la simplificación excesiva con que llevan sus ideas los miembros de la derecha, se convierte en una estrategia que no solo facilita en su mercado potencial la digestión de la desinformación, sino que también fomenta un sentido de grupo, reconocimiento y confianza (vean sus redes sociales y sus medios afines).
La falta de claridad y coherencia en las propuestas políticas, puede alimentar la desconfianza y el escepticismo entre los ciudadanos
Sin embargo, esta simplificación tiene un costo significativo. La falta de claridad y coherencia en las propuestas políticas, puede alimentar la desconfianza y el escepticismo entre los ciudadanos. Ante este panorama, se vuelve imperativo que los partidos políticos adopten un compromiso más firme hacia una comunicación honesta y transparente. La retórica vacía y la simplificación excesiva, aunque posiblemente efectivas en el corto plazo para captar votos, no hacen más que perpetuar la apatía y el desinterés político.
Es crucial que los partidos trabajen hacia la reconstrucción de la confianza perdida, no a través de eslóganes simplistas, sino mediante un diálogo abierto y sustantivo que respete la inteligencia y el derecho de los ciudadanos a una información clara y veraz.
Solo así se podrá esperar que la democracia en España, y en cualquier otro lugar, florezca sobre la base de decisiones bien informadas y no en la manipulación de percepciones.