Último adiós en la intimidad a los niños a los que mató su abuelo en Huétor Tájar
El padre de los niños de diez y doce años a los que su abuelo materno mató en su vivienda de Huétor Tájar, tras permanecer atrincherado con ellos desde el domingo por la noche unas doce horas armado con una escopeta para la que tenía licencia de caza, ha dado su último adiós a los menores con un reducido grupo de familiares en el cementerio de este municipio, que concluía este miércoles por la noche los tres días de luto oficial declarados tras el crimen.
Fuentes cercanas al caso han indicado a Europa Press que el padre, de unos 50 años, ha podido despedirlos, como era su deseo, en la intimidad, en la línea de la petición que ya formulaba el pasado martes en un breve comunicado el Ayuntamiento de Huétor Tájar, cuyos servicios sociales ha puesto a disposición del progenitor asistencia psicológica, y rogaba respeto para "no generar más dolor en esta situación".
El municipio, de unos 10.500 habitantes, comenzará ahora también, tras los tres días de luto oficial y el sepelio, a última hora de la mañana de este jueves, a elaborar su propio duelo por un suceso que, como señalaba el consistorio en este comunicado, ha conllevado el "despliegue masivo" de los medios de comunicación en su territorio estos días.
Los restos mortales del abuelo, de 72 años, fueron trasladados a Loja para su incineración e inhumación este pasado miércoles por la tarde, todo ello después de que el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de este municipio del Poniente, encargado de las diligencias judiciales abiertas por la muerte de los dos hermanos, autorizara el traslado de los cuerpos para su entierro una vez finalizadas las autopsias en el Instituto de Medicina Legal de Granada en el marco de una investigación judicial que está declarada secreta por un mes.
Fuentes cercanas a la investigación detallaron a Europa Press que, tras el análisis de los cuerpos, otras muestras han sido enviadas al Instituto Nacional de Toxicología para completar estos trabajos.
En la noche del domingo, fueron varios vecinos los que alertaron al 112, en torno a las 21,45 horas, de que se estaban viviendo momentos de tensión en el domicilio entre el abuelo y el padre de los menores, que fue encañonado y acabó abandonando el domicilio quedando allí los niños.
Tras horas de negociaciones, y al ver que los pequeños no salían para ir al colegio, como había sugerido el abuelo que ocurriría, la Guardia Civil irrumpió en el domicilio en torno a las 8,25 horas del lunes tras comprobar que no había movimientos en la vivienda.
En ese mismo momento, según detalló el delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández, el anciano se quitó la vida y los agentes hallaron los cadáveres de los pequeños en dos habitaciones distintas, uno de ellos con herida de arma de fuego.
La investigación apunta que el otro murió por asfixia, según precisaron a Europa Press fuentes del Instituto Armado. El padre tuvo que ser trasladado tras los hechos a un centro hospitalario donde fue sedado y se ha ido recuperando en los últimos días, saliendo en la mañana de este jueves para dar el último adiós a sus hijos.
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