Cientos de vecinos acompañan la procesión del 'Señor de las Roscas' de Montefrío para pedirle que llueva
Ayto. Montefrío
Salida en procesión del Cristo de la Caridad y Paciencia, también conocido como el 'Señor de las Roscas'.
Cientos de vecinos de Montefrío han acompañado la procesión del Señor de la Caridad y Paciencia, más conocido como el “Cristo de los Pobres” o “el Señor de las Roscas”, para pedirle que llueva.
Muchos de los vecinos han llevado roscas de pan a la iglesia, una curiosa tradición en la que el párroco de la localidad bendice en el altar las roscas como símbolo de la prosperidad y la abundancia. Desde hace más de un siglo, cada comienzo de mayo los montefrieños llevan sus bolsas repletas de roscas de pan a la iglesia, para que el Cristo de los Pobres las consagre, en un emotivo acto en el que se colocan todas las bolsas junto al altar mayor.
Posteriormente, el Cristo recorre las calles del Barrio Alto de Montefrío acompañado de multitud de fieles. Al finalizar su recorrido, de nuevo en el Convento de San Antonio, se lanzan fuegos artificiales.
Este año, los montefrieños han vuelto a llevar sus roscas a la iglesia, donde han sido bendecidas por el cura, y posteriormente cientos de vecinos han acompañado a la talla para pedirle que llueva, ante la grave sequía que estamos padeciendo.
Banastas y bolsas con roscas de pan bajo el altar de la iglesia. ayto.
Como explica la alcaldesa de Montefrío, Remedios Gámez, la procesión del Señor de las Roscas “es uno de los mejores ejemplos del folclore popular montefrieño, y se lleva a cabo desde hace más de un siglo”
La talla, que data del siglo XVII y fue restaurada tras la Guerra Civil, es una de las imágenes más veneradas del municipio, y le rinden devoción vecinos y vecinas de todas las edades.
Antiguamente, recuerda la alcaldesa, “en épocas de sequía los montefrieños le pedían al Señor de la Caridad y Paciencia que lloviera para tener buenas cosechas, y esperamos que esta vez vuelva a funcionar porque son muchos los agricultores de nuestro municipio que miran al cielo cada día para ver si llueve”.
Gámez agradece a los vecinos “el cariño con el que cada año celebran y dan vida a esta costumbre tan nuestra”, así como el trabajo de la Hermandad de la Virgen de los Remedios y de la parroquia.
