'Un gol a la FIFA'

Blog - Punto de fuga - Cristina Prieto - Jueves, 23 de Marzo de 2023
Alexia Putellas, jugadora del Fútbol Club Barcelona femenino, ganadora del premio The best.
UEFA
Alexia Putellas, jugadora del Fútbol Club Barcelona femenino, ganadora del premio The best.

La Federación Internacional de Fútbol  (FIFA) pretendía firmar un contrato con Visit Saudi,  la autoridad de turismo de Arabia Saudita, para que esta agencia oficial fuera uno de los patrocinadores del  próximo Mundial  Femenino que se disputará en Australia y Nueva Zelanda el próximo verano. Lo pretendió pero no lo ha conseguido ante al plante de jugadoras pertenecientes a distintas federaciones que anunciaron su intención de no acudir a la cita deportiva si el presidente de la organización, Gianni Infantino, ratificaba el acuerdo. Estas deportistas han tenido toda la dignidad de la que carecieron sus compañeros varones al jugar el pasado mundial de fútbol en Catar y, han sido ellas, las que les han metido en gol por la escuadra.

Es de suponer que Arabia Saudita se habrá quedado noqueada cuando unas mujeres - ¡qué atrevimiento!- han dado al traste con un patrocinio cuyo único objetivo es utilizar el deporte para lavar la imagen de un país que el año pasado ejecutó a 122 personas y continúa encarcelando a mujeres que luchan por la libertad de expresión y su equiparación en derechos con los hombres

Es de suponer que Arabia Saudita se habrá quedado noqueada cuando unas mujeres - ¡qué atrevimiento!- han dado al traste con un patrocinio cuyo único objetivo es utilizar el deporte para lavar la imagen de un país que el año pasado ejecutó a 122 personas y continúa encarcelando a mujeres que luchan por la libertad de expresión y su equiparación en derechos con los hombres. No entraba en los planes de una de las últimas seis monarquías absolutas del mundo, permanente cuestionada por organizaciones de derechos humanos y que mantiene a las mujeres bajo el yugo de sus familiares varones para la toma de decisiones como el matrimonio, el divorcio, la tutela de los hijos o las herencias que unas jugadoras de fútbol plantaran cara a su propaganda externa. ¡Qué lección han dado al mundo!

Y como de dinero se trata, esta noticia ha pasado prácticamente desapercibida. Poco se ha comentado la presión ejercida por estas deportistas e, incluso, el propio Infantino ha calificado el asunto de “tormenta en un vaso de agua”. Por el contrario, algunas jugadoras han sido contundentes en sus manifestaciones. “Si de verdad quieres impulsar el deporte femenino, queremos que sea con el apoyo de personas que comparten nuestra misma filosofía y nuestros valores como jugadoras y como deporte”, afirmaron en un comunicado conjunto las británicas Lucy Bronze y Keira Walsh, ambas campeonas de Europa, que visten esta temporada la camiseta del Fútbol Club Barcelona. Bronze y Walsh describen esos valores como “el apoyo a las mujeres, el deporte de calidad, el fútbol de calidad y totalmente inclusivo, aquí acogemos a todo el mundo”, en referencia a la declarada homosexualidad de algunas de las jugadoras que competirían bajo el patrocinio de un país que castiga esta orientación sexual con penas de cárcel.

El mismo órgano ha condenado y sentenciado a otras mujeres por cargos similares, incluida Sakina al-Othman, una mujer ciega de 35 años que fue sentenciada a 40 años de prisión, la misma pena que ha recibido la también defensora de los derechos de las mujeres Sakina Al-Aythan

La FIFA que recoge en sus estatutos el compromiso de “respetar todos los derechos humanos reconocidos internacionalmente”, así como el de “promover la protección de estos derechos” parecía no encontrar ningún problema en aceptar como patrocinador al país cuyo Tribunal Penal Especializado condenó el pasado 25 de enero a la activista Salma Al-Shehab a 27 años de prisión por apoyar los derechos de las mujeres desde la red social Twitter. Al-Shehab, una estudiante de doctorado en la Universidad de Leeds (Reino Unido), de 34 años y madre de dos hijos, fue detenida en enero de 2021 durante una visita a Arabia Saudita y juzgada por este tribunal creado en 2008 y bien conocido en el país por su total desprecio por las garantías legales. El mismo órgano ha condenado y sentenciado a otras mujeres por cargos similares, incluida Sakina al-Othman, una mujer ciega de 35 años que fue sentenciada a 40 años de prisión, la misma pena que ha recibido la también defensora de los derechos de las mujeres Sakina Al-Aythan.

Mejor haría el todopoderoso presidente de la FIFA en apoyar a las jugadoras ante las demandas que están planteando a sus federaciones para que ellas cuenten con las mismas condiciones que sus compañeros varones, entre otras, la calidad de los hoteles, las sedes de entrenamiento y los recursos a los que tienen acceso las delegaciones

Mejor haría el todopoderoso presidente de la FIFA en apoyar a las jugadoras ante las demandas que están planteando a sus federaciones para que ellas cuenten con las mismas condiciones que sus compañeros varones, entre otras, la calidad de los hoteles, las sedes de entrenamiento y los recursos a los que tienen acceso las delegaciones. Una carta enviada a Infantino por 25 selecciones, recoge las demandas de las futbolistas. Y, por supuesto, la cuantía de los premios, que es muy diferente para los equipos femeninos y masculinos. Un total de 440 millones de dólares se repartieron las selecciones de jugadores el pasado año en el mundial de Catar mientras que ellas, en 2019, sólo percibieron 30 millones. El presidente de la FIFA ha anunciado que los premios del Mundial Femenino alcanzarán los 150 millones, lejos aún de la cifra de los equipos masculinos aunque estas cantidades deberían estar al mismo nivel para los mundiales de 2026 y 2027.

Y, todavía hay que escuchar a algunos iluminados hablar de los privilegios de ser mujer. Debe ser que los bolsos de mano no han alcanzando todavía la categoría de maletines. Pero, por muy pequeños que sean, tienen capacidad para guardar mucha más dignidad. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Imagen de Cristina Prieto

Madrileña afincada en Andalucía desde 1987, primero en Almería y posteriormente en Granada donde he desarrollado mi carrera profesional como periodista. Me licencié en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, cursé mi suficiencia investigadora en la Universidad de Granada dentro del programa Estudios de la Mujer y leí mi tesis doctoral en la Universidad de Málaga.