La banda que lidera Antonio Arias une su música al cine y la poesía en la presentación de ‘Un perro andaluz'

Lagartija Nick invoca a los genios surrealistas en un fascinante concierto

Cultura - J.I.P. - Domingo, 30 de Octubre de 2022
Crónica de un concierto especial en el que la banda granadina rompe otra vez fronteras con un cautivador espectáculo, que viaja al surrealismo de los años 20 por el túnel de la belleza, en la presentación de ‘Un perro andaluz’.
Lagartija Nick, en el Teatro Isabel La Católica.
IndeGranada
Lagartija Nick, en el Teatro Isabel La Católica.

Ahora que hasta el hartazgo se apuesta por la inteligencia artificial, a contracorriente, reivindico la fascinante capacidad de la inteligencia natural y emocional; el ingenio, para crear belleza, a veces, extrema, la que conmueve y emociona.

Esa fue una de las señas de aquella generación llamada de plata de las Ciencias y las Artes, la que tuvo que abandonar el país, tras un golpe de estado fascista, o pagaron con vida la defensa de ser libres, aquella que, por su monumental legado y fuente continua de inspiración, bien podría ser llamada de diamante

Esa fue una de las señas de aquella generación llamada de plata de las Ciencias y las Artes, la que tuvo que abandonar el país, tras un golpe de estado fascista, o pagaron con vida la defensa de ser libres, aquella que, por su monumental legado y fuente continua de inspiración, bien podría ser llamada de diamante, o con la mente material de ahora, del microchip, como el elemento más preciado, al igual que agua o las fuentes de energía.

Honrar a esa generación irrepetible de genios no está a la altura de cualquiera, a no ser de caer en el espanto. Solo unos pocos elegidos, con la exuberante energía creativa de aquellos, pueden atreverse. Pero la gesta, con ello, no es suficiente. Para rendir tributo de verdad, a la esencia que les motivó, hay que compartir un compromiso político y vital que, sobrevive a duras penas en estos tiempos, excluyente a quienes se atreven a reivindicar la justicia social, la libertad.

Imágenes del Festival Internacional Jóvenes Realizadores.

Un siglo después, frente a tantas dificultades, solo Antonio Arias y su banda, Lagartija Nick, podían firmar una obra tan completa, fascinante y onírica, como homenaje a la Generación del 27 sobre poemas desconocidos de Luis Buñuel, pero que navega en una de sus recurrentes inspiraciones: el surrealismo de los poetas de los años veinte

Un siglo después, frente a tantas dificultades, solo Antonio Arias y su banda, Lagartija Nick, podían firmar una obra tan completa, fascinante y onírica, como homenaje a la Generación del 27 sobre poemas desconocidos de Luis Buñuel, pero que navega en una de sus recurrentes inspiraciones: el surrealismo de los poetas de los años veinte.

Es su último disco, Un perro andaluz, al que más tiempo han dedicado a su preparación, nada menos que un lustro, que en su presentación en Granada deslumbró con una puesta en escena impresionante, al fusionar su música, la que le es reconocible y la que se adentra en nuevos territorios sonoros, algunos inimaginables, con el cine y la poesía.

Rock, sí, pero qué música, que se convierte en celuloide de los años 20 y suena a poesía, -siempre la poesía-, de quien creó los versos más hermosos, como Federico García Lorca, o de los que ocultamente derramaron su inspiración poética sobre papel en blanco, porque sus destinos los llevaron por otras artes, como Luis Buñuel o José Val del Omar, al que Los Lagartija dedicaron al año siguiente del descomunal Omega, un disco de élite, algunas de cuyas canciones sonaron como banda sonora de trozos de sus películas.

Un viaje al surrealismo de los años 20 por el túnel de la belleza, el camino más complicado, pero que permite a los Lagartija conectar a otros genios, de entonces

Un viaje al surrealismo de los años 20 por el túnel de la belleza, el camino más complicado, pero que permite a los Lagartija conectar a otros genios, de entonces, como Pablo Picasso, autor de poemas, desde su juventud, también desconocidos, plasmados en sus obras de arte, y contemporáneos, como el grande, único y libre, el maestro Enrique Morente. O Jesús Arias, periodista, escritor y músico, sí, pero más que eso, por encima de su brillo, un artista total, que fue excelso poeta, del amor, la pérdida, la vida.

Una noche mágica

Programado por el Festival Internacional de Jóvenes Realizadores -el último certamen de buen cine en Granada, enterrado Cines del Sur-, fue en el Teatro Isabel La Católica, “algo menos católica”, dijo con toda razón durante el formidable espectáculo el líder de la banda, Antonio Arias, que, como médium, ejerció de maestro de ceremonias en la noche del jueves, al invocar sobre el escenario a aquellos genios, héroes y fuentes de inspiración, en un concierto mágico en el que adelantó su próximo disco, que verá la luz al fin en diciembre, y del ya conocíamos tres canciones.

Lagartija Nick, -una de sus virtudes-, no se parece a ningún grupo de música y ningún grupo se parece a Lagartija Nick. Quizá porque es imposible imitar esa atmósfera eléctrica e industrial, que no desdeña otras tendencias, pero que arriesga en cada trabajo, siempre rompiendo fronteras, despegando etiquetas con arduo trabajo y brutal honestidad

Lagartija Nick, -una de sus virtudes-, no se parece a ningún grupo de música y ningún grupo se parece a Lagartija Nick. Quizá porque es imposible imitar esa atmósfera eléctrica e industrial, que no desdeña otras tendencias, pero que arriesga en cada trabajo, siempre rompiendo fronteras, despegando etiquetas con arduo trabajo y brutal honestidad, desde hace 31 años -¿ya?-, con Inercia, y una cima, Omega (1996), con Morente.

La elegía, sin lamento por sus muertes, sino al contrario, en una fiesta -cumplía Valde Omar 118 años- fue perfecta. Cine, múdica de decibelios y poesía se fundieron sobre un escenario poco acostumbrado al rock y que pareció despertar de su letargo, en el que antiguos proyectores de Super 8 emitían películas de aquellos grandes cineastas.También de Chaplin y Ciudadano Kane, la obra maestra de Orson Welles.

Para empezar, parte de Un Perro Andaluz, con la memorable Me gustaría para mí (Las libélulas). Los otros dos adelantos, Bacanal y Al meternos en el lecho, llegarían después, en el particular homenaje a Buñuel, con impactos sonoros, como evocar la jota aragonesa y el fandango, con los estelares acompañamientos del guitarrista Eduardo Espín Pacheco, hijo de la cantaora Carmen Linares, y de la mandolina de Ramón Rodríguez.

O ese otro ritmo hallado en Las Hurdes, con Eric Jiménez emulando una tamborrada de Calanda, ciudad natal del autor de la Edad de Oro, con cuyas imágenes en la pantalla el concierto alcanzó uno de los momentos cumbre de la noche. La banda inmóvil. Eric hizo sonar la batería, un violín partía de las máquinas de J.J. Machuca. Y Juan Cordorniú y Antonio Arias rompen el silencio para adentrarse al universo de Lagartija Nick. Magistral.

La banda emocionaba, en diálogo con los fragmentos de las películas, solo iluminada por las tintineantes texturas lumínicas de los proyectores Super 8 distribuidos sobre el escenario

La pantalla, como en cine mudo, no cesaba de proyectar imágenes de aquellas películas, Un perro andaluz, La edad de oro, Los olvidados, o Aguaespejo granadino. La banda emocionaba, en diálogo con los fragmentos de las películas, solo iluminada por las tintineantes texturas lumínicas de los proyectores Super 8 distribuidos sobre el escenario.

Ahora, el grupo invoca a Enrique Morente y versiona Ciudad sin sueño y Vuelta de paseo, de Enrique Morente y Lagartija en el Omega, que aún se mantiene como obra cumbre de la música española, tan incomprendido, entonces, como inconmensurable con el paso de un cuarto de siglo.

Y en homenaje a su hermano, Jesús, Antonio Arias desentraña Teatro bajo la arena, -“un cielo adormecido/de pronto se despierta/ale hop!/aquí tenéis una guerra/llega el mayor espectáculo del mundo”-  una belleza de canción de otra belleza de disco que es Crimen, Sabotaje y Creación (2017). Y brinda también Guernika, del artista total.

Termina el concierto. Pero aún queda un bis. Los Lagartija son tan grandes que en el homenaje a la Generación del 27 suena Somalia, de Los Cielos Cabizbajos (2019), dedicado a Jesús Arias, que firmó esta canción, en la que el periodista Jon Sistiaga presta su voz a una crónica de guerra y hambruna

Al final, imágenes de Val del Omar de La Alhambra, un muro de rock, puro Lagartija Nick, con el verso popular: “Gitana, si me quisieras yo te compraría la mejor cueva que hubiera”, que han musicalizado, entre otros, Vicente Amigo, en tangos, hasta Los Planetas en Espíritu olímpico.

Termina el concierto. Pero aún queda un bis. Los Lagartija son tan grandes que en el homenaje a la Generación del 27 suena Somalia, de Los Cielos Cabizbajos (2019), dedicado a Jesús Arias, que firmó esta canción, en la que el periodista Jon Sistiaga presta su voz a una crónica de guerra y hambruna.

Se despide la banda, entre una larga ovación, en agradecimiento a una noche mágica, en la que Lagartija Nick invocó el espíritu de los genios surrealistas, en nombre todos los genios. Como ellos.

Imagen del Festival Internacional Jóvenes Realizadores