“Cuanto mejor, más”
Esta semana se ha celebrado el Día Internacional de Turismo que este año ha tenido como lema “Repensar el turismo”, lo que ya una idea de la necesidad de abordar cambios estructurales en este sector que representa en torno al 10% de la economía mundial y que en nuestro país espera recuperar el 98% del PIB turístico pre-pandemia, cercano al 15%.
…ahora se hace más evidente que el modelo de turismo, a sus diferentes escalas y escenarios, debe reformularse en clave de dos palabras que a menudo se manejan con demasiada soltura y desconocimiento de su verdadero significado: sostenibilidad y resiliencia
Aunque la necesidad de repensar el turismo era previa al covid-19 y a las consecuencias económicas de la invasión rusa de Ucrania, ahora se hace más evidente que el modelo de turismo, a sus diferentes escalas y escenarios, debe reformularse en clave de dos palabras que a menudo se manejan con demasiada soltura y desconocimiento de su verdadero significado: sostenibilidad y resiliencia.
Que el turismo sea sostenible, en su triple vertiente, económica, ambiental y social, (a la que yo añadiría la dimensión cultural), parece una obviedad universal tanto si nos referimos a la isla indonesia de Bali, donde la Organización Mundial del Turismo ha celebrado esta edición, como si nos referimos a nuestra comunidad autónoma o a la propia Granada, provincia y capital.
Que el turismo sea resiliente, capaz de amortiguar los impactos y adaptarse a las situaciones adversas y de cambio que se producen en estos tiempos ‘líquidos’, (incluso gaseosos), es una cualidad asociada a la anterior que ahora hemos visto reforzada su enorme importancia
Que el turismo sea resiliente, capaz de amortiguar los impactos y adaptarse a las situaciones adversas y de cambio que se producen en estos tiempos ‘líquidos’, (incluso gaseosos), es una cualidad asociada a la anterior que ahora hemos visto reforzada su enorme importancia.
Por esta razón me ha parecido especialmente curioso y contra corriente que el nuevo consejero de Turismo, y también de Cultura y de Deporte, del gobierno andaluz se haya destapado con unas declaraciones, en las que afirmaba, cito literalmente, que "ahora no toca hablar de inventos como el de la denominada tasa turística”. Y abundaba en esa línea, afirmando “que no se dan ahora mismo las mejores condiciones financieras ni económicas para el sector turístico (…) ante la que habría que preguntarse por qué y para qué".
Las declaraciones eran tan desafortunadas y vergonzosas que tuvo que retirarlas de sus redes sociales, aunque ya se habían propagado 'urbi et orbe'
No tengo el gusto de conocer al ínclito Arturo Bernal, y sus aptitudes para el cargo; yo solo lo recordaba por sus famosas declaraciones al respecto de los premios Goya entregados en 2018 en Sevilla, en las que decía, y es también literal, “sólo hay una cosa que me da más pereza y hartura que los separatistas catalanes que es la infumable e impresentable pantomina del cine español y aguantar cada año una cuadrilla de ingratos que viven o han vivido de las ayudas de un país al que no paran de denostar…”. Las declaraciones eran tan desafortunadas y vergonzosas que tuvo que retirarlas de sus redes sociales, aunque ya se habían propagado urbi et orbe.
En todo caso, repensar el turismo es una obligación y una necesidad y negarse a la reflexión y al debate, apenas recién llegado al puesto, no parece la mejor actitud
Recomiendo a este miembro del gobierno andaluz que se lea el manifiesto elaborado para la celebración de esta efeméride del turismo y que eche un vistazo a las declaraciones de expertos en la materia y líderes de todo el mundo y así encontrará cumplida respuesta a sus preguntas del por qué y para qué debatir sobre el futuro del turismo, incluido el debate sobre la conveniencia y/o necesidad de implantar una tasa turística en Andalucía. En todo caso, repensar el turismo es una obligación y una necesidad y negarse a la reflexión y al debate, apenas recién llegado al puesto, no parece la mejor actitud.
A mí por el contrario, desde hace mucho tiempo, como a muchos granadinos y andaluces, nos parece que sí toca hablar de la reorientación del modelo de turismo de Andalucía como además expresa el mismo ‘Plan General del Turismo Sostenible de Andalucía META 2027’ aprobado por el gobierno andaluz el año pasado
A mí por el contrario, desde hace mucho tiempo, como a muchos granadinos y andaluces, nos parece que sí toca hablar de la reorientación del modelo de turismo de Andalucía como además expresa el mismo ‘Plan General del Turismo Sostenible de Andalucía META 2027’ aprobado por el gobierno andaluz el año pasado, a cuyas matrices DAFO (Debilidades + Amenazas + Fortalezas + Oportunidades) y CAME (Corregir las debilidades + Afrontar las oportunidades + Mantener las fortalezas + Explotar las oportunidades) me remito.
Los alcaldes de las ciudades de Sevilla, Málaga y Granada también se han manifestado, de diferentes formas, a favor de este debate general sobre una transición (otra de las palabras mágicas) hacia un modelo de turismo sostenible, de calidad y excelencia, y en esa reformulación plantean la necesidad de buscar un amplio consenso para habilitar un marco legal para la implantación de una tasa turística, si bien de manera voluntaria y con la flexibilidad que requiere cada contexto.
Está claro que el sector debe tener voz en este debate pero los hosteleros deben saber que el turismo no es un tema suyo particular, porque es una actividad que además del impacto socioeconómico afecta a la calidad de vida de todos los ciudadanos
Una de las razones esgrimidas por el consejero andaluz del ramo para oponerse a la tasa turística es idéntica a las de una parte de la patronal de la hostelería: el miedo a perder competitividad como destino. Está claro que el sector debe tener voz en este debate pero los hosteleros deben saber que el turismo no es un tema suyo particular, porque es una actividad que además del impacto socioeconómico afecta a la calidad de vida de todos los ciudadanos y tiene una repercusión en el urbanismo, en la movilidad, en los servicios públicos y en todas las esferas de las ciudades ‘turísticas’.
En mi opinión la reflexión que deberíamos hacer es la de si nos interesa un turista que no esté dispuesto a pagar un euro adicional a cambio de mejores servicios públicos
En cuanto al miedo a la pérdida de competitividad yo creo que ahora se debe temer más por otras cuestiones que por la posible incidencia de 1 o 2 euros en la pernoctación, como se está planteando. Cabe decir al respecto que en todo caso en las ciudades españolas como las de las Baleares o Barcelona, o en el largo listado de las europeas (Lisboa, Ámsterdam, París, Roma, Atenas, Bruselas, Viena, Budapest, Praga, Berlín… hasta 160 ciudades), en las que se ha implantado alguna tasa o gravamen de este tipo, no ha habido incidencia negativa al respecto del número de viajeros, antes al contrario, se han incrementado los visitantes, poniéndose de manifiesto que el turista que se desplaza por distintos lugares del mundo se va acostumbrando a pagar estos recargos, que en algunos lugares son muchos más elevados que a los que aquí se barajan, y a la hora de elegir su destino pesan más otra serie de variables. En mi opinión la reflexión que deberíamos hacer es la de si nos interesa un turista que no esté dispuesto a pagar un euro adicional a cambio de mejores servicios públicos.
...el quid de la cuestión está en el destino finalista que deben tener estos recursos económicos extraordinarios, (...) y ello podría solucionarse con la transparencia y la participación ciudadana
En Granada tenemos que abandonar la idea instalada en nuestra mentalidad colectiva (que verbalizó el alcalde que salió escoltado por la policía entre cartones) del ‘contri más mejó’. No podemos estar anclados solamente en el número de visitantes y prestar más atención a otros indicadores de calidad, que están asociados a la sostenibilidad y a la resiliencia que antes señalaba. En este sentido hay que darle la vuelta al tema y abonarnos al ‘cuánto mejor, más’.
Porque se puede también morir de éxito si no apostamos ahora por un turismo de calidad, buscando la excelencia como destino
Porque se puede también morir de éxito si no apostamos ahora por un turismo de calidad, buscando la excelencia como destino, en el que se mire y se mida también el tiempo de pernoctación, el gasto medio en la ciudad, la desestacionalización del turismo; no podemos someternos a la tiranía del dato mensual del % de ocupación como único indicador, si no avanzar hacia un turismo sostenible como hilo conductor, tanto en la propia actividad, como en su impacto sobre la ciudad y sus habitantes, generando un espacio de complicidad con el conjunto de la sociedad sobre la importancia del turismo como sector estratégico en nuestro modelo socioeconómico.