'Nadie es profeta en su tierra'
Reconozcámoslo: hay muchos españoles que no soportan el cine de Pedro Almodóvar. No es mi caso, creo que es uno de los principales cineastas con los que ha contribuido este país a la historia mundial del celuloide. Y estoy seguro de que las generaciones venideras, si es que sobreviven al cambio climático, las epidemias, los meteoritos o los cometas, estudiarán en los colegios la importancia de este estudioso de la condición humana que ha sabido reflejar en sus cintas la sociología de varias generaciones. Y pese a la incuestionable calidad de sus historias, cuando estrena una película recibe críticas demoledoras de algunos de los medios de comunicación más seguidos, así como de periodistas y personas de a pie.
Lo que llama la atención es que en un país una película sea recibida sin apenas entusiasmo, mientras que el resto del mundo la aplauda entusiasmada. Es lo que ha pasado con 'Madres paralelas', la última propuesta de Pedro Almodóvar
El arte es subjetivo, eso es obvio, y por mucho que trate de basarse en teoremas y teorías para concederle un valor objetivo, lo cierto es que una obra de arte es buena o mala en función de quién la mira y nada más. Quizás por eso es muy fácilmente manipulable la opinión de los espectadores a través de datos que supuestamente evidencian la calidad o la ausencia de la misma. Lo que llama la atención es que en un país una película sea recibida sin apenas entusiasmo, mientras que el resto del mundo la aplauda entusiasmada. Es lo que ha pasado con Madres paralelas, la última propuesta de Pedro Almodóvar. Pese a que en España pasó sin pena ni gloria por los cines, apenas levantó pasiones, y ni siquiera la Academia de Cine de este país la ha considerado la mejor candidata a los Óscars de este año ni ha sido una de las películas que ha recibido más nominaciones a los Goya, fuera de aquí la cosa cambia: Copa Volpi a la mejor actriz en el Festival de Venecia, dos premios de la asociación de críticos de Los Ángeles, dos nominaciones a los Globos de Oro y una a los premios ingleses más importantes: los BAFTA. En cuanto a la taquilla, mientras parece que ha sido el cuarto estreno menos exitoso en España, en otros países, como Francia, ha liderado los índices de recaudación y en Estados Unidos va subiendo como la espuma.
El propio director manchego ha reconocido que imaginaba que aquí su película no gustaría porque habla de la memoria histórica. Es posible, aunque hay un sector de la población que repudia todo lo que representa Almodóvar: la modernidad, la espontaneidad, la ideología política que subyace en algunas de sus obras, la frescura a la hora de mostrar imágenes subidas de tono o la falta de pudor al lanzar mensajes realmente importantes recubiertos de supuesta superficialidad.
Estoy harto de escuchar a espectadores que repudian con énfasis a Penélope Cruz, pese a haber ganado los premios más importantes del panorama internacional, como si fuera la culpable de los males del país
Estoy harto de escuchar a espectadores que repudian con énfasis a Penélope Cruz, pese a haber ganado los premios más importantes del panorama internacional, como si fuera la culpable de los males del país. Tal vez al principio, la actriz pudiera pecar de inexperiencia, pero después de tanto bagaje cualquiera crece profesionalmente, aunque haya gente que se quede con la imagen de sus primeras apariciones.
No se trata de que nadie sea profeta en su tierra sino que aquí los conocemos más, los juzgamos más y no solo por su profesión sino por su ideología política, por su calidad humana o por su físico. Eso mismo les ha ocurrido a Javier Bardem, Pilar Bardem o Antonio Banderas. Quiero creer además que la falta de reconocimiento viene más de ahí, de saber de qué pie cojea cada uno, porque la otra alternativa me deprime bastante: pensar que los españoles no sabemos distinguir lo excepcional hasta que no nos lo muestran desde el exterior. De hecho, en la televisión tenemos el ejemplo de La Casa de Papel, que empezó emitiéndose en Antena 3 y esta cadena decidió que no seguía con el proyecto porque la audiencia no había respondido; afortunadamente, llegó Netflix y la catapultó al Olimpo de las series más vistas en el mundo, incluso se está rodando un remake coreano.
Quizás esta es también la cuestión, que hay españoles que no se sienten cómodos con la idea de que un homosexual que utiliza un lenguaje coloquial y muestras cuerpos desnudos y sexo explícito en algunas de sus películas sea uno de nuestros principales embajadores
No es algo que suceda únicamente en España, aunque hay algunos países que encumbran sin matices a sus artistas, como es el caso de Francia o Estados Unidos, siempre por encima de los demás, orgullosos de que les representen en el mundo. Quizás esta es también la cuestión, que hay españoles que no se sienten cómodos con la idea de que un homosexual que utiliza un lenguaje coloquial y muestras cuerpos desnudos y sexo explícito en algunas de sus películas sea uno de nuestros principales embajadores.
Lo que parece evidente es que la representante de España en los Óscar a la mejor película extranjera lo tiene más crudo que Madres paralelas, que pese a no haber sido designada podría recibir la nominación a mejor actriz o incluso alguna otra, teniendo en cuenta que se ha convertido en la película de Almodóvar con las mejores críticas en todo el mundo.
Siempre me ha resultado sorprendente que seamos capaces de aplaudir sin matices a cualquier futbolista español destacado en la selección nacional y en cambio haya tantos detractores de cada artista de nuestro país que triunfa en el mundo a través del cine, como si consideráramos que no tiene derecho, que no se lo merece o que es un desertor. Lástima, porque dentro de cien años es difícil que se recuerde a la mayoría de esos jugadores de fútbol, pero es más fácil que aparezca en un lugar destacado de los libros de historia en el apartado cultural el nombre del director manchego como uno de los artistas españoles contemporáneos más influyentes.