¿Dónde está mi árbol?
Hace unos años las lluvias lograron hacerle morder el polvo. El joven sauce no pudo aguantar erguido debido a que desde pequeño creció torcido y nadie se preocupó de enderezarlo. En su momento dejé escrito en no recuerdo qué medio, que a pesar de todo, a pesar de no dar prácticamente sombra, a pesar de los "terribles" abejorros que lo visitaban en primavera atraídos por sus vistosas flores amarillas, a pesar de que junto a los majestuosos olmos y acacias vecinos parecía un "paria", yo aprendí a quererlo. Por eso, la noche que se dio de bruces contra el frio asfalto, ahítas sus raíces de humedad tras varios días de lluvia, lloré como un niño. Lloré al verlo yacer en medio de la calle bajo la incesante lluvia; lloré al ver como se le iba la vida, como del escandaloso crepitar inicial de raíces cercenadas, fue bajando gradualmente la frecuencia de amputaciones, cada vez más espaciadas, como el moribundo que se agarra a la vida buscando impulsivamente el aire a bocanadas mientras inexorablemente esta se le va. A la mañana siguiente, las motosierrras de los operarios del Ayuntamiento lo descuartizaban y reducían a polvo. Entonces, pensé, sería cuestión de días que el área de mantenimiento volviera a plantar uno nuevo. Tal vez ahora planten un olmo, me dije. Pero no. Plantaron una señal de tráfico y solaron el alcorque. Imagino que si el árbol caído fuera de Recogidas, Gran Vía o algún otro lugar céntrico, se habría repuesto de inmediato. Pero hasta para eso hay clases. Después de la señal de tráfico que algún lumbreras plantó, como quiera que los coches no la podían ver al estar ubicada en zona de aparcamiento en batería, fue sustituida por una farola. Del árbol nunca más se supo. Es un ejemplo, un simple ejemplo, de la sensibilidad del anterior equipo de gobierno municipal con nuestro patrimonio verde, con nuestros árboles. Espero que el nuevo equipo sea más sensible y sepa que el respeto por el medio ambiente también se manifiesta en estos detalles, por minúsculos que parezcan y por alejado que esté el problema de la Plaza de Carmen.