La gran evasión de los últimos maquis granadinos
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1952: Los últimos seis guerrilleros granadinos, el Grupo de Pablo, se fueron andando hasta Francia y tardaron cuatro meses en llegar
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1951: El guerrillero Macho de Huétor-Tájar se fue en bicicleta desde Granada a Port Bou haciéndose pasar por un obrero en busca de trabajo
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1949: Cae desmantelada la red de fugas de CNT en un asalto a su piso franco de la calle Paz, con la muerte de seis guerrilleros que preparaban la huida a Marruecos
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1947: Yatero y parte de su grupo huyeron vía Madrid-Barcelona, se escondieron en un colegio de curas y pasaron la frontera por Gerona
Juan Medina García, Yatero, logró formar grupo guerrillero propio y mantenerse en cara norte de Sierra Nevada-La Peza-Huétor y pueblos de los alrededores hasta la primavera de 1947. Él y su grupo fueron los encargados de ejecutar al denunciante de los últimos Hermanos Quero (mayo de 1947). Yatero y parte de su grupo de guerrilleros, aproximadamente un tercio, tomaron pronto la decisión de emprender la ruta del exilio hacia Francia. Otros miembros de su guerrilla local se incorporaron a la Agrupación Guerrillera de Granada (Agrupación Roberto) o a pequeños grupos locales.
'Yatero' falleció en Francia un tiempo antes de que lo hiciera Franco. Ningún investigador habló con él para que narrase su odisea
Yatero falleció en Francia un tiempo antes de que lo hiciera Franco. Ningún investigador habló con él para que narrase su odisea. La principal fuente de información sobre su exilio fue su viuda, María Martín González. Durante su estancia en la Sierra (1939-47), Yatero y María habían tenido una hija y dos hijos; estuvieron separados y viviendo en la zozobra durante doce años. Él perseguido por las sierras, ella vigilada estrechamente por la Guardia Civil en su casa de Tocón de Quéntar.
Hay datos que apuntan que Yatero y parte de su grupo llegaron a Madrid mediante salvoconductos o documentación falsificados. Allí permanecieron unas semanas, escondidos en un colegio de jesuitas ya que era verano y estaban de vacaciones; el portero era un emigrado de Granada. Sin que se sepa la ruta posterior, hacia el mes de octubre llegaron a Barcelona. En la ciudad condal permanecieron escondidos en una casa de unos conocidos, los Coca, en tanto se les buscaba enlace para pasar a Francia. A finales de diciembre, con un guía, consiguieron atravesar la frontera. A principios de 1948 se establecieron en Francia Juan Medina García (Yatero) y tres o cuatro de sus acompañantes: Francisco Cabrerizo, Cabrerico de Guadix; Ricardo Osorio Martín, Trujillo; Francisco Román, Ramón de Cenes; y posiblemente Antonio Hermoso, El Malagueño. Se establecieron primero en Burdeos y posteriormente en Langeais, en casa de su primo Antonio Gómez, exiliado tras la guerra civil. Yatero trabajó como leñador, en una azulejera y después en la fábrica de juguetes Poliflex.
María Martín, la esposa, se quedó trabajando de criada en Granada. Poco tiempo después, una hija de la señora donde trabajaba se casó y fue a vivir a Barcelona. Ella se trasladó también con su hija; intentó conseguir el pasaporte para salir a Francia y reunirse con su esposo, pero le fue negado. Finalmente, optó por regresar a Granada a llevarse a los dos hijos varones. Se estableció en un pueblecito al lado de Andorra, siempre ayudada por la familia Coca. Y desde allí, en el año 1951, consiguió atravesar la frontera a traviesa campo con un guía.
Nunca aclaró qué organización le ayudó a preparar la ruta del exilio. Se especuló que fue el PCE, pero esta posibilidad es cuestionable porque en 1947 el Partido Comunista todavía se empeñaba en mantener viva la lucha antifranquista con sus guerrilleros en las sierras y pueblos de España
Nunca aclaró qué organización le ayudó a preparar la ruta del exilio. Se especuló que fue el PCE, pero esta posibilidad es cuestionable porque en 1947 el Partido Comunista todavía se empeñaba en mantener viva la lucha antifranquista con sus guerrilleros en las sierras y pueblos de España. No tenía estructura de fugas montada. Lo más probable es que Yatero se sirviera de la red de fugas de la CNT-Libertarios que estuvo operativa en Granada-Sevilla-Cádiz entre 1947 y 1949. Eran especialistas en falsificación de documentos. Así lo insinuó en la Transición algún anarquista granadino.
Ollafría y Castillillos, vía Marruecos
Los siguientes grupos de guerrilleros locales en percatarse de lo inútil de su lucha fueron Ollafría (Juan Garrido Donaire) y los tres hermanos Castillillos (Manuel, Antonio y José Castillo Escalona). Ollafría perteneció al grupo de Salsipuedes (Manuel Castillo Capilla) entre 1939 y 1942; a partir de esa fecha y hasta 1947 formó guerrilla propia en la zona de los Montes y Vega norte de Granada. En 1946 contaba con un grupo reducido de miembros, tras la unión de los tres hermanos Castillo Escalona, originarios de Cogollos Vega y anteriormente formando grupo con el huido Yatero.
Sus únicas acciones guerrilleras se encaminaron a dar golpes económicos (sobre todo secuestros con rescate). Consiguieron reunir unas 400.000 pesetas mediante al menos una docena de secuestros de gente adinerada o de derechas de los pueblos de la Vega. Permanecieron escondidos en Granada durante los siguientes meses en espera de su oportunidad
En los meses finales de 1947 y durante 1948 comenzaron a preparar su salida de España. Sus únicas acciones guerrilleras se encaminaron a dar golpes económicos (sobre todo secuestros con rescate). Consiguieron reunir unas 400.000 pesetas mediante al menos una docena de secuestros de gente adinerada o de derechas de los pueblos de la Vega. Permanecieron escondidos en Granada durante los siguientes meses en espera de su oportunidad.
El grupo de Ollafría entró en contacto con el comité provincial de la CNT para que le proveyera de papeles falsificados. Una vez con los salvoconductos en sus bolsillos, poco a poco los seis se fueron escabullendo hasta Cádiz, refugiados en pisos francos de la CNT: eran Ollafría, José Jerez Cervera, Manuel García Hermoso y los tres hermanos Castillo Escalona. Aquí contactaron con la red de salida de los anarquistas gaditanos. El 20 de marzo de 1949 consiguieron pasar a Tánger haciéndose pasar por marineros del pesquero Tres hermanas mandaderas, que había sido adquirido por la CNT. Dos de los hermanos Castillo (Manuel y Antonio) se fueron después a Francia, mientras José acabó poniendo una tienda en Casablanca.
Caída de la red de fugas de CNT
En 1947, la CNT mantenía una pequeña estructura en Granada. Ricardo Vizcaíno Alarcón había regresado del exilio en 1940 y unos años más tarde actuaba como secretario de su comité provincial anarquista; también el antiguo secretario de Organización y Defensa de CNT, Vicente Castillo Muñoz, participaba en la red anarquista. Su sede la tenían ubicada en un piso y un bajo de la calle Paz, número 1, en Granada capital. En el piso de arriba vivía la hermana de Ricardo Vizcaíno con su familia. Desde este lugar mantuvieron abierto un canal de comunicación con la CNT de Sevilla y Cádiz que ayudó a exiliarse tanto a anarquistas como a socialistas y comunistas por la vía de Algeciras y Gibraltar. Entre ellos a los mencionados anteriormente.
En 1949 fue desmantelada la red de evasión de CNT en Granada con la muerte y asesinatos extrajudiciales de media docena de guerrilleros, tanto de CNT como de miembros de la Agrupación Roberto que preparaban su huida al extranjero
En 1949 fue desmantelada la red de evasión de CNT en Granada con la muerte y asesinatos extrajudiciales de media docena de guerrilleros, tanto de CNT como de miembros de la Agrupación Roberto que preparaban su huida al extranjero. El punto final a esta red de fugas libertaria lo puso la Guardia Civil el 26 de mayo de 1949. Sus pesquisas (parece que con la ayuda de El Sevilla), tras un importante atraco a un cortijo cercano a Granada, les llevaron hasta un piso y una tienda de caramelos de la calle Paz, número 1, frente a la Placeta de la Alhóndiga. Allí estaban refugiados seis hombres. Se entabló un tiroteo en el que resultaron muertos Gabriel Martín Montero, Corralico; y José Sánchez Porras, El Catalán (en realidad, éste pidió ser rematado por su compañero Gabriel para que no le cogieran).
Las fuerzas de seguridad apresaron con vida a José Martín Montero, José García Pimentel, José Pérez Jiménez y Milesio Pérez Jiménez. Los hermanos Pérez Jiménez habían actuado de enlaces en su pueblo, Agrón, con la Agrupación Roberto, hasta que decidieron pasar a la clandestinidad y buscar el exilio. Los hermanos Martín Montero eran de Monachil, tenían una larga trayectoria como guerrilleros en los grupos de Yatero, Agrupación Guerrillera de Granada y Agrupación Roberto. García Pimentel, también de Monachil, era amigo de los dos anteriores.
Los cuatro guerrilleros supervivientes fueron interrogados, torturados y ejecutados extrajudicialmente, cuatro días después, en un cortijo del término municipal de La Zubia
Los cuatro guerrilleros supervivientes fueron interrogados, torturados y ejecutados extrajudicialmente, cuatro días después, en un cortijo del término municipal de La Zubia. La desarticulación de la red de la CNT de Granada acarreó también su desarticulación en Algeciras, donde mataron a Antonio González Tagua, secretario del comité regional de la CNT.
A partir del mes de mayo de 1949 quedó inoperativa la red de fugas de la CNT a través del Estrecho de Gibraltar. Su desaparición se echó de menos en los años siguientes, pues en 1950 no salió ningún guerrillero granadino hacia el exilio; y en el año 1951 sólo se dio un caso.
Macho y su huida en bicicleta
Macho era el alias de Antonio López Rodríguez (nacido en 1911). También utilizó los apodos de Justo y Álvarez. Era de Loja, aunque estaba avecindado en Huétor Tájar. Era delegado de la organización del PCE en el distrito de Salar. Tras la guerra civil permaneció unos meses internado en la cárcel de Loja. Estuvo colaborando como enlace de la Agrupación Guerrillera de Granada y después con la Agrupación Roberto al menos desde 1945 hasta el 18 de agosto de 1950. Recordemos que aquel día, el teniente coronel de la Guardia Civil de Granada, Eulogio Limia, organizó una macrorredada en los pueblos de Loja y Salar, con más de 150 detenidos entre enlaces y maquis. Siete de ellos fueron fusilados directamente.
Antonio López Rodríguez fue uno de los ocho vecinos de aquellos pueblos linderos que consiguieron zafarse e incorporarse a uno de los batallones de la Agrupación Roberto
Antonio López Rodríguez fue uno de los ocho vecinos de aquellos pueblos linderos que consiguieron zafarse e incorporarse a uno de los batallones de la Agrupación Roberto.
En la Agrupación Roberto permaneció durante unos meses, escondido en las sierras. Le tocó vivir la etapa en la que Roberto ya estaba pensando en evacuar a todos los guerrilleros del Oriente de Andalucía y buscaba la forma de contactar con el PCE de Madrid y Francia para conseguirlo.
Pero Macho no quiso esperar. Se las ingenió para llegar hasta Granada capital, donde compró una bicicleta y unas herramientas de trabajo. Se montó en su bicicleta y empezó a pedalear por la carretera de Murcia. Iba vestido con ropa de trabajo y pidiendo empleo por donde pasaba; se hacía pasar por un muerto de hambre andaluz que buscaba trabajo dónde se lo dieran. Poco a poco se fue acercando a Barcelona, adonde llegó en julio de 1951. Desde Barcelona continuó hasta Francia, adonde pasó con su bicicleta granadina tres meses más tarde. Desde allí escribió a su compañera de Huétor Tájar contándole su peripecia. Se alistó en la Legión Extranjera francesa.
Su caso es muy similar al personaje que protagoniza James Coburn en la película La gran evasión (1963), único de todos los fugados de la prisión nazi que consigue escapar sin llamar la atención por haber elegido una bicicleta para ir parsimoniosamente de pueblo en pueblo.
El taxista que paseó 15 años por Bilbao
El caso de José García Elena, Angelillo o Curro, también es digno de película. Era natural de Málaga y trabajó como enlace de la Agrupación Guerrillera en sus inicios, hasta que con la dura represión de 1947 decidió echarse a la sierra. Se encontraba entre el centenar de hombres que se enfrentaron a unos 1.500 guardias y militares en la refriega de Cerro Lucero (6 de diciembre de 1948). Las duras condiciones de vida de guerrillero le fueron convenciendo de que lo mejor era abandonar la lucha y exiliarse.
En una fecha imprecisa de 1949, Angelillo inició la marcha desde Andalucía hacia el Norte de España. Adoptó una identidad falsa –se hacía llamar Antonio Domínguez García, natural de Vejer de la Frontera–. Recaló en Bilbao en espera de poder conseguir pasaporte para pasar a Francia, pero sus intentos fueron en balde. Así es que decidió asentarse en la ciudad vasca y buscar trabajo. Muy pronto se hizo taxista.
Cuando a partir de septiembre de 1951 fue desmantelada toda la estructura de la Agrupación Guerrillera de Granada, por delación de su jefe Roberto, la Guardia Civil conoció la existencia del guerrillero Angelillo. Entre él y su familia habían montado la estrategia de hacer creer que se había exiliado en Amsterdam desde diciembre 1949. Fue sometido a juicio sumarísimo en ausencia y su nombre no sería olvidado en el futuro.
El taxista Antonio Domínguez García continuó trabajando con normalidad por las calles de Bilbao y País Vasco hasta que ya en 1963 fue descubierta su verdadera identidad. Fue procesado de nuevo y condenado a seis años de cárcel, de los que cumplió algo más de dos en el penal de Málaga
El taxista Antonio Domínguez García continuó trabajando con normalidad por las calles de Bilbao y País Vasco hasta que ya en 1963 fue descubierta su verdadera identidad. Fue procesado de nuevo y condenado a seis años de cárcel, de los que cumplió algo más de dos en el penal de Málaga.
La fallida “operación Gemaine” del PCE
No fue hasta 1950 cuando la cúpula del PCE residente en Francia comprendió que la guerrilla antifranquista en los montes de España no tenía futuro. Había que intentar sacar a sus militantes del país antes de que fuesen aniquilados sistemáticamente. En algunas regiones consiguió establecer rutas de fuga, pero con Andalucía tenía rotos los contactos, tanto con la militancia del llano como con los maquis de las sierras.
El secretario general del PCE, Santiago Carrillo, planificó un modo de entrar en contacto con los comunistas de las sierras granadinas y malagueñas utilizando a la esposa de un militante y guerrillero de Alhama de Granada. Se trataba de Armando Castillo Pérez. Este hombre había hecho la guerra civil en varios lugares de España; después estuvo de partisano francés contra los nazis; incluso entró varias veces a provincias de Aragón y Cataluña a ayudar a maquis de aquellas zonas.
Para complicar aún más las cosas, Francia había decidido aquel año 1950 ilegalizar al PCE y detener a sus dirigentes. Con lo cual tuvieron que pasar a la clandestinidad. Santiago Carrillo le propuso al jameño Armando Castillo Pérez utilizar a su esposa, Germaine Muñoz Aznar, como correo para conseguir el enlace con los comunistas y guerrilleros del oriente andaluz. Germaine había nacido en Francia, hija de emigrados españoles tras la Primera Guerra Mundial. En principio, si entraba como turista, no tenía por qué levantar sospechas.
Carrillo y Castillo pactaron que su esposa no debería conocer con exactitud la verdadera misión que traía a España. Así evitaba dar datos si la interrogaba la policía. Debería contactar en Granada con su cuñado, Jerónimo Castillo Pérez, también significado izquierdista
Carrillo y Castillo pactaron que su esposa no debería conocer con exactitud la verdadera misión que traía a España. Así evitaba dar datos si la interrogaba la policía. Debería contactar en Granada con su cuñado, Jerónimo Castillo Pérez, también significado izquierdista. Santiago Carrillo se entrevistó con Germaine y le propuso ingresar en España para hablar con su cuñado. Ella aceptó y comenzó a efectuar los trámites burocráticos en el consulado español de Lyon. Estuvieron de papeleos durante varios meses, sobre todo para conseguir el visado por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores de España.
Ya a finales de 1950 se fue al garete la estrategia de Santiago Carrillo de contactar con los comunistas granadinos: Germaine recibió la negativa a su petición de visado, el espionaje español había averiguado que estaba casada con un comunista y activista español. La orden textual del ministro Martín Artajo fue: “Rechazamos el visado y, desde este momento, damos órdenes a los puestos aduaneros, vigilancia de policía, etc. para impedir su pase a España”.
Santiago Carrillo ya era consciente para principios de 1951 de que las fuerzas de orden público de Franco estaban protagonizando una verdadera matanza de sus hombres. Unos cuantos meses después, en junio de 1951, fue cuando el jefe máximo de la Agrupación Guerrillera de Granada, Roberto, se desplazó a Madrid a intentar contactar con el partido para preparar el exilio de todos los guerrilleros que quedaban en las sierras de la Penibética. (El resultado lo pueden leer en el capítulo anterior: Granada no perdona a maquis traidores).
1.000 kms. a pie de los últimos maquis
La detención de Roberto en Madrid (26 de septiembre de 1951) y sus declaraciones llevaron al progresivo desmantelamiento de toda la estructura de la Agrupación Guerrillera de Granada. Sus hombres empezaron a caer como moscas en enfrentamientos directos, emboscadas y entregas voluntarias. Los dos grupos mayoritarios que quedaban eran los batallones 6º (Málaga) y 7º (Granada). El de Málaga fue entregado por Roberto, en diciembre de 1951, haciéndoles creer que se les evacuaba hacia Marruecos.
El 7º batallón, desconectado de su estado mayor, desconfiado y sospechando algo raro, había comenzado a vagar por las sierras de Granada que hasta entonces no eran su territorio habitual. Sus movimientos fueron muy rápidos, temiéndose lo peor
El 7º batallón, desconectado de su estado mayor, desconfiado y sospechando algo raro, había comenzado a vagar por las sierras de Granada que hasta entonces no eran su territorio habitual. Sus movimientos fueron muy rápidos, temiéndose lo peor. Y empezaron el acopio de dinero para preparar el exilio por su cuenta.
Este 7º batallón tenía como jefe a Manuel Pérez Rubino, Pablo el de Motril, y su composición se reducía a una decena de hombres. Estos eran: Enrique Urbano Sánchez, Fermín; Miguel Salado Cecilia, Gómez; Francisco Martín Alonso, Villena; Ricardo Martín Castillo, Alejandro; José Navas Navas, Rafael; Manuel Calderón Jiménez, Ramiro; Antonio Fajardo Ruiz, Duarte; José Cecilia Sánchez, Jerónimo; y Sebastián Olivares Ruiz, Martín. Ubicaron una especie de cuartel general en la cara sur de la Sierra de Baza, en la cortijada de El Raposo. Desde aquí se desplazaban con facilidad a Sierra Nevada, la Alpujarra y Costa por el Sur; y a Sierras de Cazorla, la Sagra y Quesada por el Norte. Jamás regresaron a la Axarquía, Almijara y Sierra de Loja, conocedores de que ya estaban batidas por la Guardia Civil tras la detención de su máximo jefe.
A principios de enero de 1952 tenían claro que su único destino era el exilio. Sólo barajaron la opción de Francia. Y comenzaron a pensar en acumular fondos a base de dar golpes económicos, o secuestros de ricos con exigencia de un pago por el rescate. El día 7 de enero se desplazaron hasta Belerda (entre Guadix e Iznalloz), donde consiguieron 50.000 pesetas tras un rápido secuestro. A finales de febrero, el 7º batallón inspeccionaba la sierra de Quesada (Jaén), cuando fue sorprendido por la Guardia Civil y les produjo una baja (Manuel Calderón Jiménez, Ramiro), 23 de febrero. Desde aquí se refugiaron en los picos más altos de la Sierra de Pozo Alcón, para ir dando un rodeo hasta las laderas de la Sagra.
Consiguieron saber que tanto Pedro como su hijo, Manuel Ballesta Martínez-Carlón, eran aficionados a la caza de perdiz con reclamo; les sorprendieron en el puesto habitual y obligaron a Pedro Ballesta a ir con su coche a Huéscar a buscar 500.000 pesetas, mientras ellos se quedaron en el cortijo con el hijo como rehén
Ya en el término de Huéscar, se aproximaron al Cortijo Cueva del Agua, situado a los pies del pico de la Sagra. Era propiedad de Pedro Ballesta Contreras, un adinerado de Vélez Rubio que se había casado en segundas nupcias con la más rica de Huéscar. Consiguieron saber que tanto Pedro como su hijo, Manuel Ballesta Martínez-Carlón, eran aficionados a la caza de perdiz con reclamo; les sorprendieron en el puesto habitual y obligaron a Pedro Ballesta a ir con su coche a Huéscar a buscar 500.000 pesetas, mientras ellos se quedaron en el cortijo con el hijo como rehén. Esto ocurrió el 14 de marzo.
Los nietos de Pedro Ballesta recuerdan que su padre llegó a Huéscar de noche, ya que se le averió el coche y tuvo que pedir prestada una caballería en otro cortijo. El Banco Español de Crédito estaba ya cerrado y al día siguiente era sábado. El hacendado fue sigilosamente hasta la casa del director de la oficina bancaria, que se llamaba Salvador Díaz Ruiz-Coello, y le abrió para darle lo que tenía. En total se llevó 300.000 pesetas (Los guerrilleros dijeron que habían sido 280.000, más dos escopetas, jamones y embutidos. Otra fuente afirma que sacó de Banesto 400.000 pesetas, de las que entregó 350.000).
Retroceso a Sierra de Lújar
El Grupo de Pablo regresó a refugiarse a la Sierra de Baza, cortijada de El Raposo. Eran ya primeros días de mayo. Pero sus contactos les advirtieron que la Guardia Civil había ido a buscarles por allí (Quizás delatados por su antiguo compañero Polopero, que se entregó por entonces en la cercana aldea de Charches). Los nueve miembros del batallón atravesaron Sierra Nevada y se presentaron en la sierra de Lújar, donde tenían un antiguo refugio. El 6 de junio, la Guardia Civil les tenía preparada una emboscada en la mina del Piojo; en el enfrentamiento cayeron abatidos Duarte y Jerónimo, mientras el resto se desperdigó por los alrededores.
Los siete supervivientes decidieron volver sobre sus pasos, atravesar Sierra Nevada, la Sierra de Baza, Sierra Cazorla y encaminarse hacia Francia. A pie, con más de 1.000 kilómetros por delante y sin más guía que el mapa de un libro escolar y las estrellas. En la travesía de Sierra Nevada volvieron a perder a otro hombre, Sebastián Olivares Ruiz, Martín. Había desertado.
Los seis restantes del batallón quedaron divididos en dos grupos debido a un nuevo enfrentamiento con guardias civiles. No conseguirían reagruparse hasta una semana después, ya en la Sierra de Cazorla. Debían darse prisa en caminar rápido; eran conscientes de que el desertor, Martín, les podría haber delatado y tendrían a toda la Guardia Civil de Granada tras ellos
Los seis restantes del batallón quedaron divididos en dos grupos debido a un nuevo enfrentamiento con guardias civiles. No conseguirían reagruparse hasta una semana después, ya en la Sierra de Cazorla. Debían darse prisa en caminar rápido; eran conscientes de que el desertor, Martín, les podría haber delatado y tendrían a toda la Guardia Civil de Granada tras ellos. Pero Martín esperó bastantes días para entregarse, de manera que les diera tiempo a poner tierra de por medio.
Cuando Martín contó los planes de huida del Grupo de Pablo, el capitán de la 136 Comandancia de Granada Rafael Caballero se preparó para seguirles los pasos a lo largo de toda la Península. Los guerrilleros eligieron la ruta del sureste de Albacete (Bonete) para encaminarse a Buñol (Alicante). Como no conocían el terreno y evitaban carreteras y caminos, decidieron andar solamente las noches iluminadas por la luna. Era verano y la climatología no sería un impedimento.
Pasaron miedo y tuvieron algunos problemas en encuentros con vecinos de las poblaciones. Pero también fueron osados y entraron a tiendas a adquirir alimentos. Los cuartelillos de muchos de los pueblos recibieron avisos de que unos campesinos andaluces, con pantalones de pana y albarcas, iban caminando hacia el Norte. Adoptaron las precauciones aprendidas en sus largos años en la sierra: no fumar, no hablar, caminar a distancia uno de otro para evitar ser ametrallados en grupo, moverse en zigzag. Si se encontraban con pastores o gente de campo, preguntaban por dónde encontrar trabajo. Supieron que la represión de la guerrilla levantina había acabado ya puesto que los habían liquidado a todos o habían huido. Así es que las patrullas de guardias civiles patrullaban por parejas, no en grupos numerosos como en Andalucía.
Al atravesar la provincia de Castellón fueron conscientes de que Martín debía haberse entregado ya porque notaron patrullas más numerosas buscándole. Entonces decidieron internarse en la zona montañosa de Teruel en vez de continuar hacia Cataluña. Mientras, en Granada, el capitán Rafael Caballero Ocaña había comenzado por averiguar la ruta de marcha presionando a los aldeanos de El Raposo. Sus investigaciones y quizás las declaraciones del delator Martín debieron orientarle hacia la ruta de Barcelona; y allí que se fue el capitán a esperarles y cortarles el paso. Habían investigado los familiares que tenían los fugitivos en Barcelona y les pusieron vigilancia en espera de su arribada.
Descartada la ruta de Barcelona, mejor por Huesca
Pero el grupo había cambiado de planes y se dirigió al Pirineo aragonés. Pasaron por Alcañiz, donde adquirieron alimentos y ropa. A mediados de septiembre se encontraban a orillas del Ebro, entre Caspe y Maella. De todas formas, y aunque el capitán Caballero les esperaba en Barcelona, la Guardia Civil de las provincias de Zaragoza y Tarragona tenía vigilados todos los puentes sobre el gran río. Sabían que era imposible vadearlo o cruzarlo a nado.
Pero se equivocaban. El Ebro bajaba crecido, se atrevieron a coger una barca en la orilla y al intentar atravesarlo en dos turnos, con la sola ayuda de una tabla haciendo de remo. Fracasaron en el intento y recurrieron a un barquero profesional que había un poco más abajo
Pero se equivocaban. El Ebro bajaba crecido, se atrevieron a coger una barca en la orilla e intentar atravesarlo en dos turnos, con la sola ayuda de una tabla haciendo de remo. Fracasaron en el intento y recurrieron a un barquero profesional que había un poco más abajo. Tuvieron que obligarle y amenazarle para que retrasara su denuncia. Una vez más, un numeroso contingente de guardias les pisaba los talones, aunque al barquero le hicieron creer que eran contrabandistas. Pagaron 100 pesetas al barquero y éste les protegió en cierto modo, pues declaró que parecían cazadores y que eran cuatro (en vez de los seis que buscaban).
La rápida marcha les llevó a atravesar Zaragoza y adentrarse en la provincia de Lérida, sin saber realmente adónde iban. Entraron a comprar en Lérida y Balaguer con toda tranquilidad; les pareció que habían descartado su búsqueda o realmente los dieron por contrabandistas. Descartaron dirigirse a Andorra o al Valle de Arán; sería mejor atravesar los Pirineos por las altas cumbres en la zona de Huesca. Atravesaron el prepirinero por Alquézar y Biescas. Casi sin darse cuenta, se encontraban al pie del Monte Perdido. Allí convencieron a un pastor para que les hiciera de guía y los llevara al otro lado de la frontera.
Los seis sanos y salvos en Francia
Llegaron vivos los seis que salieron de Granada: Manuel Pérez Rubino, Pablo el de Motril; Enrique Urbano Sánchez, Fermín (Río de la Miel); Miguel Salado Cecilia, Gómez (Almuñécar); Francisco Martín Alonso, Villena (Almuñécar); Ricardo Martín Castillo, Alejandro (Ítrabo); y José Navas Navas, Rafael (Agrón). Su odisea de unos mil kilómetros acabó el 14 de octubre de 1952. Tardaron algo más de cuatro meses desde que salieron de Granada. Fue el grupo de guerrilleros antifranquistas llegado desde más lejos de todos los que cruzaron la frontera francesa en trece años de lucha interna. No utilizaron más medio de transporte que sus propias piernas.
Las autoridades francesas les ayudaron a buscar trabajo, aunque procuró repartirlos por parejas. El Partido Comunista como tal no pudo protagonizar su acogida (por estar ilegalizado); su lugar lo ocupó Solidaridad Democrática Española, una organización ligada al PSOE en el exilio. De no haberse interesado, podrían haber corrido el riesgo de ir a parar a Córcega o a la guerra de Indochina, como se dieron algunos casos.
En cuanto a la actitud del gobierno de Franco, jamás olvidó ni perdonó. Ni mucho menos puso puente de plata a quienes se exiliaron para salvar sus vidas
En cuanto a la actitud del gobierno de Franco, jamás olvidó ni perdonó. Ni mucho menos puso puente de plata a quienes se exiliaron para salvar sus vidas. El capitán Rafael Caballero continuó buscándoles por Barcelona hasta finales de noviembre de 1952, cuando ya se supo que estaban en Francia. España solicitó la extradición de los seis guerrilleros granadinos, aunque no obtuvo respuesta positiva. De todas formas, aquellos hombres siempre se sintieron vigilados de cerca por la policía gala.
Durante bastantes años después, los familiares de aquellos guerrilleros exiliados continuaron siendo interrogados y molestados, tratando de conocer el paradero de los huidos. Se les espiaban los movimientos y se les interceptaban la correspondencia. Este hecho les obligaba a utilizar direcciones interpuestas, e incluso de otros países. Algunas de aquellas cartas se conservan en archivos policiales y sus destinatarios nunca llegaron a saberlo.
Durante bastantes años después, los familiares de aquellos guerrilleros exiliados continuaron siendo interrogados y molestados, tratando de conocer el paradero de los huidos
En Francia se sintieron libres y bastante seguros de su nueva vida. No obstante, no se puede afirmar con rotundidad que fuera así. El más perseguido de todo el Grupo de Pablo era precisamente su jefe, Manuel Pérez Rubiño. Nunca se pudo probar si su prematura muerte, en 1955, fue un accidente de tráfico o un asesinato: Pérez Rubiño y Enrique Urbano vivieron en el mismo pueblo y trabajaban juntos en una empresa eléctrica; Enrique Urbano se encontró indispuesto una mañana y no se subió al coche donde murió Pablo el del Motril, y otros trabajadores, en extrañas circunstancias. Sus familiares mantuvieron la tesis de que se desplazó gente de derechas de Motril y un suboficial de la Guardia Civil para quitarlo de en medio.
También he extraído información del libro “La guerrilla antifranquista en Andalucía. Censo de guerrillas y guerrilleros”, de José Antonio Jiménez Cubero.
Si no pudiste leerlos o quieres volver a recuperar las tres primeras partes de la excepcional serie de Gabriel Pozo Felguera Auge y caída de la guerrilla antifranquista en Granada:
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Primera parte: Año 1947: El maquis granadino pone muy nervioso al dictador Franco
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II Parte: Gallego Burín gana el pulso al gobernador a cuenta del baño de sangre con los maquis
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III Parte: Granada no perdona a maquis traidores