La Desbandá, sendero de la memoria
Estos días, la Segunda Marcha Senderista de La Desbandá recorre la antigua carretera de la costa, 260 kilómetros, desde Málaga hasta Almería. Sin duda, un esfuerzo admirable para rendir homenaje a las víctimas de este episodio espeluznante de la Guerra Civil. Se trata de la movilización más importante del movimiento memorialista andaluz para recordar este crimen de guerra contra población civil indefensa. Sucedió en febrero de 1937, cuando miles de personas salieron huyendo, perseguidas por las tropas de Queipo de Llano, que acababan de tomar la capital malagueña. Familias enteras se fueron con lo puesto, presas de pánico por el terror radiofónico del general golpista, que desde Radio Sevilla transmitía infames soflamas, amenazando con asesinar a los rojos y violar a las rojas. Y cuando supo que esta avalancha humana, con más de 5.000 niños, intentaba escapar, se permitió bromear: “Grandes masas huían a todo correr hacia Motril. Para acompañarles en su huida y hacerles correr más aprisa, enviamos a nuestra aviación, que los bombardeó”.
El periodista Arthur Koestler, del Daily Worker, fue testigo de la masacre: “El río de refugiados se dirige a una trampa mortal. La carretera está todavía abierta, pero bajo el fuego de los barcos de guerra y de los aviones que ametrallan a los refugiados”. Y al conocer el genocidio, el médico canadiense Norman Bethune acudió con su ambulancia para socorrer a miles de heridos y anotó en su diario: “Yacían hambrientos en los campos, atenazados, moviéndose solamente para mordisquear alguna hierba. Sedientos, descansando sobre las rocas o vagando temblorosos sin rumbo. Los muertos estaban esparcidos entre los enfermos con los ojos abiertos al Sol”. Ochenta años después, el doctor Bethune ha sido reconocido con un monumento en Motril, sin duda un nuevo éxito de los colectivos memorialistas.
'Han pasado 80 años y la Memoria Democrática no acaba de entrar en los centros educativos'
Sin embargo, nos queda mucho por hacer. Todavía no hemos conseguido retirar los restos del criminal de guerra Queipo de Llano, que sigue enterrado con honores en la basílica de La Macarena. Y otro dato que escandaliza, las jóvenes generaciones aún desconocen este desgarrador episodio que sembró la muerte en sus pueblos. Consecuencia de una transición que, por temor a otro golpe militar, apostó por el olvido, negándoles el derecho a ser informados. Por eso, la Asociación Granadina Verdad, Justicia y Reparación está informando a los estudiantes en los Institutos, ya que han pasado 80 años y la Memoria Democrática no acaba de entrar en los centros educativos. Y no es fácil, pues tenemos que contar con la complicidad de algunos profesores comprometidos; la mayoría no quiere complicarse la vida. Por supuesto, las puertas de los centros escolares religiosos, a pesar de estar subvencionados con dinero público, están herméticamente cerradas a la Memoria.
Cuando nos permiten entrar en las aulas, lo hacemos como actividad extraescolar y comprobamos enseguida el brutal impacto de la desmemoria. En un Instituto, preguntamos a los estudiantes quién sabía lo que era La Desbandá: de un centenar, sólo dos levantaron la mano para confesar que habían oído algo en casa. Y es que sus padres, que sufrieron la represión de la dictadura y el olvido de la transición, prefieren no hablar. Lamentablemente, todos los jóvenes conocían al dictador Franco, algunos incluso conocían a Queipo de Llano, la voz del terror radiofónico, pero nadie les había hablado jamás de Norman Bethune, el médico que había salvado la vida de tantos vecinos. Afortunadamente, el héroe de La Desbandá empieza a ser conocido por los jóvenes, gracias a nuestros encuentros informativos.
'Reivindicamos un Centro de Interpretación sobre La Desbandá y que la Carretera de Málaga a Almería sea declarada Sendero de la Memoria'
Recientemente, un Instituto francés incluyó la Memoria Histórica en su viaje de estudios y nos pidió que hiciéramos una visita guiada con sus alumnos a los lugares lorquianos. Nos emocionó ver cómo un centenar de estudiantes franceses se interesaban por conocer los trabajos de excavación de las fosas comunes, la búsqueda, recuperación e identificación de los desaparecidos, y los homenajes a las víctimas del franquismo. Una asignatura todavía pendiente en el sistema educativo andaluz. Esperemos que, en un futuro próximo, la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía nos permita hacer esa visita guiada con nuestros propios estudiantes. Y con este objetivo didáctico, que consideramos una prioridad, reivindicamos también un Centro de Interpretación sobre La Desbandá, que pueda ser visitado por grupos escolares, y que la carretera de Málaga a Almería sea declarada Sendero de la Memoria.
Francisco Vigueras e Isidoro Coello son miembros de la Asociación Granadina Verdad, Justicia y Reparación.