Nidos de quebrantahuesos, museos naturales y yacimientos arqueológicos con vestigios de hace siglos

¿Qué esconde un nido de quebrantahuesos abandonado hace cientos de años? Esta fue la pregunta que se formuló Sergio Couto del Laboratorio de Arqueología Cultural de la Universidad de Granada (MEMOLab). Comenzó a buscar nidos olvidados de quebrantahuesos en el sur de España –de donde la especie desapareció hace entre 70 y 130 años dependiendo de la región– sospechando ya que se iba a topar con un insólito museo de historia natural.
Así, según ha informado la UGR, Couto se sumergió en los libros de los naturalistas que visitaron las sierras de Andalucía en el siglo XVIII y XIX y dejaron tras de sí "unas historias muy detalladas, que ilustraron con fotografías en blanco y negro". Junto a ello, consultó a las personas mayores de la zona de 70, 80 años, que se acordaban porque habían convivido con la especie o porque algún pastor les había comentado algo. Habló, además, con naturalistas que trabajan en la actualidad siguiendo a especies rupícolas, que viven en zonas rocosas. Así comenzó a armar el puzle, que le llevó a él y al equipo del MEMOLab-UGR a emprender una investigación de años que todavía continúa.
Una alpargata de esparto completa de hace siete siglos (finales del siglo XIII); un fragmento de piel curtida y pintada de la misma época que se asemeja a una máscara; un resto de cestería del XVIII; una flecha de una ballesta; cuerdas, aparejos para los caballos, hondas …
Descubrió que los habitáculos de este buitre osteófago construidos hace cientos de años guardaban tesoros inesperados: una alpargata de esparto completa de hace siete siglos (finales del siglo XIII); un fragmento de piel curtida y pintada de la misma época que se asemeja a una máscara; un resto de cestería del XVIII; una flecha de una ballesta; cuerdas, aparejos para los caballos, hondas …, entre miles de trozos de huesos de ungulados que forman parte de su dieta o cáscaras de huevo.
Con la colaboración de muchos naturalistas locales y un grupo de investigadores liderado por el Grupo de Investigación en Ecología y Gestión de Fauna Silvestre del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC – CSIC, UCLM, JCCM), el estudio del material acumulado en los nidos de quebrantahuesos no sólo ofreció información valiosa sobre la ecología alimentaria de las especies a lo largo del tiempo, sino también sobre las condiciones etnográficas e incluso bioculturales históricas de las regiones donde habitan. La investigación ha sido publicada en la revista Ecology.
Entre 2008 y 2014, este equipo de investigación examinó más de 50 nidos históricos de quebrantahuesos bien conservados en el sur de España
Entre 2008 y 2014, este equipo de investigación examinó más de 50 nidos históricos de quebrantahuesos bien conservados en el sur de España. Se analizaron detalladamente 12 de estos nidos, identificando los restos capa por capa, como si de una excavación arqueológica se tratara.
El hallazgo fue asombroso: se recuperaron 2.483 restos. La mayoría (2.117) eran restos óseos, evidencia directa de su dieta, junto con 43 fragmentos de cáscara de huevo, fruto de la reproducción de la especie. Pero lo más sorprendente fue que el 9,1% de los restos encontrados eran de origen humano: 226 objetos antropogénicos, incluyendo 25 objetos de esparto, 72 de cuero, 11 de pelo y 129 fragmentos de tela.
La interpretación de estos resultados es crucial. Más allá de lo ecológico, los elementos antropogénicos hallados tienen un inmenso valor etnográfico
La interpretación de estos resultados es crucial. Más allá de lo ecológico, los elementos antropogénicos hallados tienen un inmenso valor etnográfico. Estos artefactos son similares a los encontrados en cuevas cercanas con ocupación neolítica, lo que demuestra el uso de fibras vegetales en el Mediterráneo ibérico desde el Epipaleolítico, hace unos 12.000 años. Además, los restos de cáscaras de huevo ofrecen una oportunidad única para estudios toxicológicos comparativos, algo vital para comprender la carga de pesticidas y la historia de la extinción local del quebrantahuesos. Esta información es clave para la recuperación de la especie en Europa.
En definitiva, el quebrantahuesos es una especie clave. Sus nidos, resguardados en cuevas y abrigos rocosos con condiciones estables de temperatura y humedad, han funcionado como auténticos museos naturales, conservando materiales históricos en excelente estado. Los estudios estratigráficos de estos nidos enriquecen nuestro conocimiento de la ecología regional, pero también revelan detalles sobre las condiciones etnográficas, históricas y bioculturales locales.