Investigadoras del Centro de Instrumentación Científica ganan por quinto año consecutivo el primer premio de FOTCIENCIA en la categoría Micro.
C. Hernández/L. Molina/I. Sánchez/UGR
Imagen de las tres científicas de la UGR premiada, que muestra un pelo que rodea los estambres de la flor de Tradescantia.
Concepción Hernández Castillo, Lola Molina Fernández e Isabel Sánchez Almazo, investigadoras del Centro de Instrumentación Científica de la UGR, han ganado por quinto año consecutivo el primer premio de FOTCIENCIA en la categoría Micro, entre cerca de 500 imágenes presentadas. Este certamen, organizado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), lleva 20 años acercando la ciencia a la sociedad a través de imágenes.
La entrega de premios ha tenido lugar en Kutxa Fundazioa Plaza, San Sebastián. Tras su inauguración en San Sebastián, una exposición con las 10 fotografías ganadoras y otras 39 imágenes recorrerá distintos museos, centros culturales, educativos y de investigación durante este año. La Universidad de Granada será una de las paradas de esa exposición en una fecha aún por determinar. El Servicio de Microscopía Electrónica de Barrido y el Servicio de Fotografía Científica de la Universidad consigue con este premio, de nuevo, un reconocimiento a su trabajo que lo mantiene como un referente en fotografía científica nacional e internacional.
Texto de las autoras que acompaña a la fotografía premiada: “En la imagen se muestra el detalle microscópico de un pelo, uno de entre los numerosos que componen la pequeña corona que rodea los estambres de la flor de Tradescantia, una planta común en nuestros jardines. Lo que resulta especialmente interesante es que esta planta ha sido objeto de extensos estudios debido a su sensibilidad a ciertos agentes tóxicos. Cuando se expone a sustancias contaminantes, muestra una serie de respuestas fisiológicas, incluyendo cambios en la morfología, coloración y tasa de crecimiento. Estas respuestas se deben a la activación de genes específicos relacionados con el estrés y la respuesta a las toxinas.La utilización de plantas como biosensores tiene un enorme potencial en aplicaciones relacionadas con la vigilancia temprana del medio ambiente. Pueden constituir un medio altamente sensible y económico para detectar la contaminación química en el agua, en el aire y en el suelo. ¿No sería interesante vigilar la calidad ambiental de nuestros cultivos con plantas autóctonas sensibles a las alteraciones del medio? Equipo: QEMSCAN 650F (Thermo Fisher)”.