Ciencia ciudadana

Las Jornadas Lagunas de Sierra Nevada homenajean al hidrogeólogo granadino Antonio Castillo Martín

E+I+D+i - IndeGranada - Martes, 16 de Julio de 2024
En esta quinta edición se ha puesto en marcha el primer estudio extensivo sobre la biodiversidad de los microorganismos en ambientes extremos mediante técnicas de ADN ambiental.
Recogida de muestras en el lagunillo bajo del Púlpito, el pasado sábado.
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Recogida de muestras en el lagunillo bajo del Púlpito, el pasado sábado.

Las Jornadas de ciencia ciudadana Lagunas de Sierra Nevada han celebrado su quinta edición el pasado fin de semana, del 12 al 14 de julio, en el albergue universitario de Sierra Nevada, organizadas por la UGR en colaboración con el Espacio Natural de Sierra Nevada (ENSN) como parte de la campaña de ciencia ciudadana “74 Oasis Glaciares de Alta Montaña” y el proyecto SmartEcomountains.

La cita ha servido para homenajear a Antonio Castillo Martín, hidrogeólogo del (CSIC) Consejo Superior de Investigaciones Científicas y asociado al Instituto del Agua de la Universidad de Granada. El albergue universitario ha congregado a más de 50 participantes, entre montañeros, investigadores y agentes del Espacio Natural de Sierra Nevada en esta iniciativa pionera en el país que sitúa a Sierra Nevada a la vanguardia en la alianza entre gestión, investigación y participación ciudadana.

La inauguración estuvo a cargo de la directora conservadora del Espacio Natural, Linarejos Rosario Pérez, y el coordinador científico del Observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada, Regino Zamora. Por primera vez, las jornadas combinaron el carácter práctico del arte con el teórico de la ciencia. El primer día destacó por charlas temáticas como 'Las lagunas en la poesía sobre Sierra Nevada', de Manuel Titos; 'Lagunas de Sierra Nevada, ideas para el futuro', de Antonio Castillo, y la visión pictórica de 'Sierra Nevada: mapa de un paisaje', por parte de Francisco Carreño.

Foto de familia, con el Veleta al fondo, de las personas que han participado en las jornadas, con detalle de Antonio Castillo Martín. Fotos: UGR

En el ámbito científico, investigadores de la Universidad de Granada y del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (IACT) plantearon objetivos científicos como el estudio del ADN ambiental y biodiversidad oculta de las lagunas, el seguimiento del estado ecológico mediante técnicas satelitales o la trazabilidad isotópica del agua y sus aplicaciones. 

Los dos días siguientes se dedicaron a jornadas de muestreo, con ocho equipos multidisciplinares formados por científicos, voluntarios montañeros y agentes del Espacio Natural de Sierra Nevada distribuidos por los principales valles de la sierra para muestrear sus principales lagunas glaciares.

Recogida de muestras en bote en la bella laguna de la Gabata. ugr

Las muestras recogidas serán analizadas en los laboratorios del Instituto del Agua de la UGR y del IACT, aportando valiosa información sobre el impacto del incremento de la temperatura y la contaminación, o el aporte creciente de aerosoles saharianos en el funcionamiento hidrológico y ecosistémico de las montañas.

Este es el primer estudio extensivo en Sierra Nevada que abordará la biodiversidad de los microorganismos en estos ambientes extremos mediante técnicas de ADN ambiental, así como el funcionamiento hidrológico y las conexiones tróficas mediante el estudio de isótopos estables. 

La ciencia ciudadana es clave para mejorar la interacción entre ciencia y sociedad. En la alta montaña su importancia crece cada día, ya que a pesar del desarrollo de nuevas tecnologías, sigue siendo indispensable el trabajo de campo para validar muchas de las medidas satelitales y de otro tipo de sensores. Los voluntarios montañeros ayudan a superar las limitaciones de recursos humanos de los equipos de investigación para acceder a lugares remotos y de difícil acceso, donde se encuentran las lagunas de Sierra nevada, verdaderos laboratorios natural del cambio global.

Estos proyectos se fundamentan en la convicción de que para conservar no solo es necesario conocer, sino también transmitir el conocimiento a la sociedad y a los gestores. Solo así, se pueden aumentar el alcance de los proyectos científicos y convertir a la ciencia y la educación en motores de cambio para comprender, preservar y restaurar las montañas, de las que dependen muchos de los servicios ecosistémicos imprescindibles para el ser humano.