Un trabajo de investigación realizado por investigadores de la Facultad de Ciencias de la Educación y del Centro de Investigación Mente y Cerebro (Cimcyc) de la Universidad de Granada (UGR), en el que ha participado el Centro de Tecnología Biomédica de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), ha analizado cómo cambia el cerebro humano a través de la formación musical.
Según informa la UGR en una nota de prensa, el estudio evidencia diferencias en las áreas cerebrales que se activan en músicos frente a personas sin formación musical cuando realizan tareas de creatividad musical.
El investigador del Laboratorio de Neurociencia Cognitiva y Computacional, con sede en el CTB-UPM que ha participado en este estudio, Juan Verdejo Román, ha explicado que su intención era "comprender qué pasaba en el cerebro de los músicos cuando improvisan una pieza musical, por qué ellos pueden realizar con naturalidad esa tarea creativa que supone todo un desafío para el resto de las personas".
Para comprobarlo, los investigadores diseñaron un experimento en el que se pedía a personas con formación musical y sin ella que llevasen a cabo tareas de improvisación musical al tiempo que se utilizaba la resonancia magnética funcional para observar cuáles eran las regiones cerebrales que se activaban en cada una de ellas.
"Nuestro trabajo ha demostrado que los músicos, cuando realizan tareas de creatividad musical, muestran activaciones cerebrales diferentes que personas sin conocimientos musicales. Específicamente, presentan mayores activaciones de regiones motoras, prefrontales izquierdas, así como de la ínsula y la región parietal inferior. Al mismo tiempo muestran mayor desactivación de áreas del DMN (Default Mode Network)", ha señalado el investigador.
El trabajo, que forma parte de la tesis doctoral de Marcela Pereira Barbosa, de la UGR, señala, además, que las áreas cerebrales relacionadas con la improvisación musical son diferentes según la experiencia musical. "En el caso de los músicos, se ha encontrado una correlación entre el tiempo de improvisación y la activación del área suplementaria motora. Sin embargo, en los no músicos el tiempo de improvisación se asoció con la activación de la ínsula", ha explicado la investigadora.
La improvisación musical
Estos resultados no solo demuestran que la actividad cerebral ante la tarea musical es distinta en función de la experiencia musical, sino también que el tiempo que se dedica a la improvisación musical influye en la activación de diferentes áreas cerebrales.
"En los músicos se relaciona con regiones motoras responsables de la planificación motora y el control cognitivo, mientras que en los participantes sin experiencia musical se relaciona con la ínsula, una región implicada, entre otras funciones, en la integración multisensorial de la información y procesamiento emocional", ha añadido la directora de la tesis, Purificación Pérez-García.
La importancia de este trabajo, que ha sido publicado en 'Scientific Reports', radica en que se ha logrado diseñar una tarea específica para discriminar la creatividad musical, con la peculiaridad de que se puede realizar en un equipo de resonancia magnética, permitiendo registrar la actividad cerebral asociada.
Esta tarea podrá ser utilizada en futuros estudios de neuroimagen para estudiar la activación cerebral asociada a la creatividad musical en músicos u otro tipo de población.
Asimismo, pone de manifiesto el modo en que la formación musical puede modular el funcionamiento del cerebro. "Consideramos que es importante que la sociedad conozca los beneficios psicológicos de la práctica musical y que dichos beneficios son el resultado de los cambios cerebrales que la música produce en el cerebro", ha comentado Pérez-García.
Por tanto, la directora de la tesis ha concluido que este estudio ayudará, junto con otros, con resultados en la misma línea, "a que la sociedad conozca los beneficios de la práctica musical".