Raúl Rodríguez: "Soy un trabajador de una música que no tiene nombre"
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"Hay que conseguir que bailen a la vez el cerebro y el corazón"
─ Hace apenas cuatro días actuaba el gran Santigo Auserón aquí… Le echamos de menos zarabandeando.
"Para mí es un gran maestro en todo, sobre todo porque te enseña sin aleccionar, simplemente siendo él mismo, manteniendo una coherencia"
─ Tengo una vinculación muy especial con él y aprendí mucho a su lado en los años en los que estuve en La Zarabanda. Para mí es un gran maestro en todo, sobre todo porque te enseña sin aleccionar, simplemente siendo él mismo, manteniendo una coherencia. Siento que hay una línea de continuidad de sus enseñanzas en mi música y en mi pensamiento, y él siempre se ha ocupado de hacerme saber con cariño y calidad que está atento y comprometido con lo que hago. Le debemos mucho de lo mejor de nuestra cultura a su trabajo y a la dignidad de su trayectoria.
─ En capítulos anteriores no me quedó muy claro lo de que hacía ‘Antropomúsica creativa’. Si es tan amable…
─ Es una disciplina intermedia que he tenido que inventar para no volverme loco, poniendo de acuerdo mi formación como investigador constante con mi oficio de músico ambulante. Trato de abrir una veta intermedia entre la querencia por el saber y el gusto por el sabor. Creo que los que trabajamos con materiales sonoros colectivos, músicas populares que nos preceden, necesitamos encarar esa labor aprendiendo técnicas de conocimiento que nos permitan estar siempre abiertos a un nuevo descubrimiento. Mezclar las dos lógicas me permite enfocar mi material biográfico como testimonio etnográfico, lo que le un da sentido a los pasos dados.
─ Lorca decía que no se podía entender Andalucía si uno no conocía el Caribe ¿está de acuerdo? Porque ambos para allá que se fueron…
─ Pertenecemos al sistema cultural del Caribe Afro-Andaluz, como lo conceptualizó el sabio Antonio García de León desde México. Ninguna rama en esa trama histórica de intercambios culturales es ajena a la otra. Si queremos, de verdad, conocernos, ese mar que nos une es el espejo en el que mirarnos para poder vernos más allá del primer reflejo.
─ Por cierto, él, invitado por un colega suyo como Fernando Ortiz, que con Carpentier fue uno de los primeros observadores del ajiaco sonoro cubano…
"Grandes sabios, personas que no le temían a la luz de la razón y que enfocaban sus vidas como una obra de arte en permanente construcción"
─ Grandes sabios, personas que no le temían a la luz de la razón y que enfocaban sus vidas como una obra de arte en permanente construcción. Fernando Ortiz me abrió un campo de conocimiento muy fértil, especialmente con su concepto de "transculturación" y su trabajo sobre los "negros curros", motivo iniciático de mi primera canción. Es curioso: lo que me hizo levantar la voz y convertirme en "contaor" fue el trabajo de un antropólogo.
─ Sin embargo usted es nativo del triangulo flamenco por excelencia… ¿cómo sintió esa llamada?
─ El descubrimiento del Son tradicional y, en concreto, el impacto que me produjo el Tres cubano, fue un campanazo que aún me retumba por dentro y me impulsó a querer conocer más. Poco a poco fui intimando con la historia común y empezando a pensar en nuestra cultura de otra forma, desde una óptica más abierta en la que Iberia no es el centro del mapa, sino un punto en una trama más compleja que tiene un tercer vértice en la orilla africana.
─ Tras ‘Razón de Son’ y ‘La Raíz Eléctrica’, llega ahora ‘La Razón eléctrica’. Dice que como un ‘regreso a casa’, cuente por favor…
─ Es una síntesis, tras una tesis y su antítesis. Un trabajo que utiliza ese marco cultural del Caribe Afro-Andaluz para investigar la mecánica interna de la creatividad. El sujeto que estudia se convierte en objeto de estudio y aquí ya observo mi experiencia como músico viajero para abrir una línea de investigación que nos acerque a comprender un poco cuál es la tecnología del ingenio, cómo se enciende el chispazo primero y cómo se relacionan las ideas con la realidad.
─ ¡Por un momento creía que había inventado el ‘Tres flamenco Stratocaster’!
"Yo mismo estoy descubriendo aún a qué suena realmente"
─ En este Tres Flamenco ya puede pasar cualquier cosa. Al ser un instrumento nuevo, no tiene legislación vigente, no existen precedentes ni sucesores, lo que me concede una libertad que ayuda a que salgan afuera todas las influencias posibles que me han formado. Yo mismo estoy descubriendo aún a qué suena realmente. Y éso es lo mejor: soy un trabajador de una música que no tiene nombre.
─ Por cierto ¿qué tiene el Tres que pulsa la cuerda de la alegría?
─ Es la campana que abre la puerta interior. Tiene tan pocos elementos que obliga a generar ideas motrices. Las cuerdas dobles generan una simpatía acústica que transforma la realidad. En él se encarna esta verdad: "la vida, cuando uno se la toma en serio, es muy divertida".
─ Sigue fiel al formato libro-disco ¿teoría y práctica?
─ Siempre: hay que conseguir que bailen a la vez el cerebro y el corazón