Qué podía ser mejor que Los Planetas
Tras años de pubertinaje, 1994 fue el curso en el que muchos de nosotros nos volvimos adultos. No es casualidad que fuera el año en que se estrenó Pulp Fiction. Pero también parte de culpa la tuvo la publicación en junio de ese año de Super 8, el primer disco de Los Planetas. La escena musical de ese año no prometía especialmente. Si repasamos la lista de los discos más vendidos (cuando aún se vendían), nos encontramos a los Monjes de Silos, Julio Iglesias, Gloria Stefan, Ana Belén y Víctor Manuel, los Tres Tenores y José Luis Perales. Llamarles música sería un acto de caridad tal que debería desgravar en el IRPF.
En un ambiente indie dominado por grupos que cantaban en inglés de 3º de BUP (Cancer Moon, El Inquilino Comunista, Australian Blonde, Penelope Trip…) con letras de forajidos (cuando lo más alejado de la ley había sido calcar nota por nota los éxitos anglosajones) el sonido de la banda y sus apenas audibles letras en castellano causan sensación
Hacía cinco años que en el bar El Tornillo el estudiante de Derecho Felipón Carrillo, futuro abogado del grupo, presentaba su compañero de Facultad Florent a su amigo Jota. Enseguida descubren que coinciden en parte de sus gustos musicales. Meses después, ante la idea decidida de Florent de montar un grupo, Jota convence a su novia de entonces, May Oliver, de sumarse al rock. Ella, que domina el piano y el violoncelo, es de gustos más exquisitos: además de música clásica, le gusta el pop orquestado tipo François Hardy o Serge Gainsbourg. En unos meses medio dominan la guitarra y el bajo que compran apresuradamente y empiezan a trabajar un repertorio en el piso de la calle La Tórtola de la abuela de May, al que incorporan piezas de Florent. Como primer batería se suma Paco Rodríguez, formación con la que realizan bolos de la ciudad con el nombre de Los Subterráneos. Christina Rosenvinge empieza a sonar con ese nombre y deciden llamarse Los Planetas, prácticamente en el momento que Paco abandona las baquetas siendo sustituido por Carlos Salmerón que aprende a utilizarlas sobre la marcha. Con esta formación graban la cuarta maqueta que será la definitiva: contiene Mi Hermana Pequeña, El Centro del Cerebro, La Caja del Diablo y Espiral. La maqueta empieza a sonar en Radio 3 y llama a atención de la discográfica Elefant Records, fundada por Luis Calvo que les graba el primer disco: el Medusa EP. Lo graban apresuradamente la nochevieja de 1992 con el productor Antonio Arias, de Lagartija Nick, que les deja a mitad de mezcla para recibir el nuevo año. En un ambiente indie dominado por grupos que cantaban en inglés de 3º de BUP (Cancer Moon, El Inquilino Comunista, Australian Blonde, Penelope Trip…) con letras de forajidos (cuando lo más alejado de la ley había sido calcar nota por nota los éxitos anglosajones) el sonido de la banda y sus apenas audibles letras en castellano causan sensación.
Los negocios basados en el miedo siempre dan resultado: la iglesia, el matrimonio, las discográficas… El sello Elefant no lo tiene claro y el grupo se presenta al concurso de maquetas de la revista Rock de Lux con dos nuevos temas: Brigitte y Rey Sombra. El premio era grabar un LP con la discográfica RCA. Sentado, esperando a que llamen, reciben el segundo premio. Pero Luis Liñán, de la discográfica RCA, piensa que son mejores que los ganadores: Eat Meat. Este grupo, como los que compitieron en el certamen de la Diputación de Granada de 1992 y en el que Los Planetas quedaron quintos, acabaron donde todas las bandas que no han tenido suerte: en esa gran gasolinera que hay en el cielo. Y aparece la oportunidad de grabar en una multinacional.
La formación original de los Planetas: Florent, May, Paco Rodríguez y Jota.
En febrero de 1994, con Fino Oyonarte de Los Enemigos a la producción, comienza la grabación del disco que conoceremos como Super 8.
Como los mejores discos de la historia, el álbum comienza con un bombazo: unos acoples de guitarra dan la bienvenida a un glorioso riff espacial sobre el que descansa una sideral declaración de amor. Como Cary Grant y Deborah Kerr citándose en el Empire State en la película Tú y Yo, De Viaje nos convoca a tocar el cielo
Como los mejores discos de la historia, el álbum comienza con un bombazo: unos acoples de guitarra dan la bienvenida a un glorioso riff espacial sobre el que descansa una sideral declaración de amor. Como Cary Grant y Deborah Kerr citándose en el Empire State en la película Tú y Yo, De Viaje nos convoca a tocar el cielo. Todo el que la escucha queda irremediablemente atrapado en ella y en el trenzado lírico de las guitarras de J y Floren. Después de todo, ¿qué podría ser mejor que estar siempre juntos tú y yo? Un sentimental espera algo posible, un romántico algo contra toda probabilidad. Como Dante ante Beatriz al final de su viaje por todas las virtudes y defectos del sentimiento humano, con un verso que define lo que es el cielo: el amor que mueve el sol y las demás estrellas. Ecos de otro grupo verdaderamente memorable del estado, Family, cuyo componente Javier Aramburu diseñará la icónica portada.
Qué puedo hacer supuso la puerta de entrada a las radiofórmulas. Una canción pop perfecta, de escucha fácil y con una letra más profunda de lo que parecía en inicio y que ya dejaba entrever la capacidad del grupo de tocar las fibras sensibles de la desesperación. No nos engañemos: si te han dejado, no es por otro: eres tú, como el protagonista de El Sexto Sentido, el que está muerto.
Si está bien inaugura los temazos medio tiempo con una letra sublime que deja en evidencia a los cretinos que piensan que las cosas pueden ser más fáciles de lo que son. Para esos momentos en que debes hacerte a la idea de que ya no estás en las aguas jurisdiccionales del amor sino de la lástima, que es todo lo contrario.
El sexo adolescente y las chicas al borde del peligro protagonizan 10.000, con ecos de Jesus and Mary Chain, Moose y Oasis. Jesus es otra canción potente que muestra a las claras que el cristianismo no tiene buenas relaciones con la realidad ordinaria
El sexo adolescente y las chicas al borde del peligro protagonizan 10.000, con ecos de Jesus and Mary Chain, Moose y Oasis. Jesus es otra canción potente que muestra a las claras que el cristianismo no tiene buenas relaciones con la realidad ordinaria.
La cruda psicodelia de Estos últimos días se mueve entre la nostalgia, la morriña, la saudade y la melancolía: para cuando terminan contigo de la peor forma posible, mendigando algo de cariño.
Con influencias de los Sugar de I Can’t Change Your Mind se ofrece otra perla pop como Brigitte (coescrita por May) sobre el hecho de averiarse gravemente el mecanismo de la ilusión. A continuación, nos conducen a la primera gran canción sobre substancias: Rey Sombra. Las drogas armonizan las desgracias: tres o cuatro se convierten en una sola, abstracta e inconcreta. Todo ello con un estilo tan adictivo como las píldoras que se tragaban, con préstamo de Leonard Cohen incluido.
El homenaje a Ian Curtis (y también a los Cure de Pictures of You) que es Desorden nos dejan a la puerta de La Caja del Diablo. La primera de las canciones planetarias de acción lenta, como el metilfenidato del Concerta. Toda una resaca de tres trayectorias en el cerebro y que devuelve a la protagonista de su primer single para mostrar esa gran fábrica de neurosis que es la familia. Como para echar un breve sueño antes de entregarte de golpe al insomnio y a la pesadilla.
Decía Voltaire que ser original es copiar con criterio. Introducir en un disco de debut a Jesus and Mary Chain, Velvet Undergorund, Joy Division, Boo Luna, Julian Cope, TV Personalities, Ride, Stereolab, Guided By Voices, Rain Parade, Pixies, Beach Boys, Sonic Youth, Primal Scream, Wedding Present, Dinosaur Jr, Teenage Fanclub, Spacemen 3 y tantos y tantos grupos más y hacerlo en un lenguaje nuevo, con el sonido potente que fueron capaces de obtener grabando en directo, con todos los instrumentos a la vez (si excluimos voces y algunas guitarras y bajos sobre grabados) en el estudio 2 de Sonoland nos dejó a todos con un alma de guardia, como una lucecita encendida.
Y cuando no tenemos la fortaleza suficiente para expulsar de nuestra cabeza a los inquilinos que nos hacen daño (la culpa, el miedo…), cuando cualquiera da una patada en la puerta de nuestra mente y hace allí vida propia, siempre nos queda la música para ayudarnos a tirar la muleta de lisiadas relaciones, de enganches tóxicos o de círculos viciosos
Auténtico arranque del indie español, el disco se ha transformado en una suerte de memoria móvil; porque hay dos tipos de memoria: la que se mueve y nos ayuda a vivir y la que se estanca y nos arrastra hacia abajo. Y cuando no tenemos la fortaleza suficiente para expulsar de nuestra cabeza a los inquilinos que nos hacen daño (la culpa, el miedo…), cuando cualquiera da una patada en la puerta de nuestra mente y hace allí vida propia, siempre nos queda la música para ayudarnos a tirar la muleta de lisiadas relaciones, de enganches tóxicos o de círculos viciosos.
Los que hemos operado a nuestro gato recordamos cuando se pasaba el día tumbado mordiéndose la costra de su herida: ni más ni menos que lo que hemos hecho todos. Pero a partir de este momento, pudimos contar con nuestro particular guardián entre el centeno: Los Planetas que nos han proporcionado salvíficas soluciones a las mayores catástrofes emocionales en forma de himnos con mensajes cortos pero contundentes que ayudan a que el dolor se pierda como lágrimas en la lluvia. Cuando vomitarse encima no va a cambiar nada (lo sé porque lo he probado). Y si la vida es una mierda, imagina si encima eres del Atleti.
Pero a partir de este momento, pudimos contar con nuestro particular guardián entre el centeno: Los Planetas que nos han proporcionado salvíficas soluciones a las mayores catástrofes emocionales en forma de himnos con mensajes cortos pero contundentes que ayudan a que el dolor se pierda como lágrimas en la lluvia
La colección de canciones perfecta para abandonar para siempre la estúpida etapa de los granos. Como para que Peter Pan se vaya con la música y su puto gorrito verde a otra parte. Clasifico a la gente entre los que desprecio, los que me dan asco y los que escupiría en la boca. Con los que no disfrutan con este disco tendría que buscar una nueva gradación.
Veinticinco años se cumplen de la grabación y publicación de esta joya. En su momento, hubo alguien de la compañía RCA que le pareció “la mierda más grande jamás grabada”. Una leyenda explica que el empleado de la discográfica Decca que rechazó la cinta de los Beatles intentó que desaparecieran cuando tuvieron éxito. Supongo que sería el que les mandó a Yoko Ono para que se separaran. ¿El lumbreras de RCA será el que les ha mandado la orquesta sinfónica?