'Lorca y el Generalife. Crónica de un despropósito'
La historia actual del flamenco sigue siendo la de las voces que callan. Muy pocos manifiestan su disconformidad, denuncian, investigan el destino del dinero público o, simplemente, dicen no a lo establecido de forma abierta. Es la historia de lo políticamente correcto, a la que ha contribuido la casi inexistente crítica merced a los despidos, eres, ertes y más bendiciones liberales llevadas a cabo en algunos periódicos, cuestión última de la sentencia a muerte del juicio honesto y veraz sobre hechos puntuales.
Hablaremos de un despropósito que nos han colado a los granadinos (y a los andaluces) sin que nadie se haya pronunciado al respecto. También es un despropósito, por ejemplo, que la Junta de Andalucía haya decidido suprimir la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico
Despropósito significa fuera de razón, de sentido o conveniencia. De eso va esta columna, con afán de revertir esa inercia que aludimos al principio. Hablaremos de un despropósito que nos han colado a los granadinos (y a los andaluces) sin que nadie se haya pronunciado al respecto. También es un despropósito, por ejemplo, que la Junta de Andalucía haya decidido suprimir la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico. Quizá esto no es más que un antecedente de lo que le espera al sector cultural en los próximos 4 años.
Vayamos con los hechos: El día 19 fue el estreno de Lorca y Granada 2022, una obra que tiene como precedente la polémica surgida en la licitación pública propuesta por la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales. Inicialmente ganó este contrato la empresa del bailaor granadino Manuel Liñán, quien se encontraba en pleno proceso de inversión y preparación de la obra cuando se vio sorprendido por una impugnación y la consiguiente adjudicación del ciclo al espectáculo que dirigía, inicialmente, Eduardo Guerrero. Este hecho supuso que la mayor parte de la compañía de Liñán, compuesta por granadinos en más de un cincuenta por ciento, sufriera un grave perjuicio económico al desestimar todo el trabajo previsto durante los días que habían reservado para las galas y ensayos correspondientes al ciclo.
El contrato que presenta la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales deja muy claro en esta cláusula lo siguiente:
Echemos un vistazo a la propuesta original y a la propuesta actual, sin que esto sirva para criticar, en ningún momento, al elenco que se está dejando sus pies sobre las tablas del Generalife, sino para denunciar un hecho grave
La compañía se obliga a llevar a cabo la representación pública de 30 funciones del espectáculo JONDO. De primer llanto, del primer beso, en el programa cultural “Festival Lorca y Granada” en los Jardines del Generalife, con la participación de los artistas que figuran en la propuesta artística seleccionada en convocatoria pública, entre los días 19 de julio y 27 de agosto de 2022.
Echemos un vistazo a la propuesta original y a la propuesta actual, sin que esto sirva para criticar, en ningún momento, al elenco que se está dejando sus pies sobre las tablas del Generalife, sino para denunciar un hecho grave. La propuesta original que fue sometida a valoración contemplaba los siguientes nombres (se puede consultar en la página web de la Junta): Eduardo Guerrero (creación, coreografía y dirección), Sharon Fridman (dirección escénica), Joselito Acedo (guitarra), Pasión Vega (voz cantante), Manuel Reina (percusión), Matías López “Maty” (cantaor), Ana Salazar (cantaora), Rafael Ramírez, Sara Jiménez, Águeda Saavedra, Florencia Oz, Iván Orellana, Alberto Sellés, Salomé Ramírez (cuerpo de baile). Obsérvense que entre el cuerpo de baile existen, incluso, premios nacionales, premios del Festival de Jerez o una Lámpara Minera, y que estas referencias contribuyeron a la mayor puntuación del espectáculo.
Veamos ahora la ficha artística con la que se está desarrollando el evento: Eduardo Guerrero (dirección coreográfica), Sharon Fridman (dirección, creación coreográfica contemporánea, iluminación y especio escénico), Pino Losada (guitarra), Pablo García (Batería), Manu Soto (cantaor) Ana Salazar (arreglos vocales y cantaora), Mónica Prado, Clara Checa, Elsa del Mar Ribas, Irene Flores, Lorena Moreno, Nino González, Alejandro Fernández (cuerpo de baile), Carmen Linares (artista invitada) y Pasión Vega (artista invitada).
¿La Agencia Andaluza de Instituciones Culturales consiente que haya existido un beneficio del buen nombre de estos artistas para obtener mayor puntuación? ¿Quién es el responsable de este incumplimiento de contrato y quién lo consiente? ¿Veremos escurrir el bulto a los responsables de tamaño despropósito?
¿La Agencia Andaluza de Instituciones Culturales consiente que haya existido un beneficio del buen nombre de estos artistas para obtener mayor puntuación? ¿Quién es el responsable de este incumplimiento de contrato y quién lo consiente? ¿Veremos escurrir el bulto a los responsables de tamaño despropósito? A todo esto, debemos añadir una observación a tener en cuenta: Eduardo Guerrero se queda exclusivamente con la dirección coreográfica. Este hecho es muy significativo pues resulta incomprensible a todas luces que un proyecto que se presenta al concurso de la Junta como creación de Eduardo Guerrero, quien es la imagen que aparece en todos los carteles, no termine como creación suya, sino dirigido por Sharon Fridman, quien, inicialmente, sólo se iba a ocupar de la dirección escénica. Es posible que con esta maniobra evite suspicacias a propósito del espectáculo que debe realizar en Sttutgart el día 3 de agosto, ausentándose del ciclo.
Como ciudadanos, como contribuyentes, estamos obligados a preguntarnos qué ocurre con las cuestiones que atañen a lo público. Independientemente de las medidas que debería tomar la Agencia Andaluza por el incumplimiento del contrato, urge que el sector cultural y las empresas que concurrieron a tal licitación, reciban explicaciones por parte de la Junta de Andalucía ante este despropósito que empaña la imagen del sector y pone en tela de juicio los procedimientos que sigue la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales para otorgar las licitaciones y velar por el cumplimiento de los contratos.