Sierra Nevada, Ahora y siempre.
PUBLIO CORNELIO ANULINO (Segunda mitad del siglo II)

El granadino más poderoso del Imperio Romano

Cultura - Gabriel Pozo Felguera - Domingo, 25 de Marzo de 2018
¿Sabes quién fue el granadino más poderoso del Imperio Romano? El escritor y periodista Gabriel Pozo Felguera te lo desvela en este fascinante reportaje que te recomendamos que leas y compartas, si te gusta la historia poco conocida o que permanece oculta de esta tierra. Cada domingo, en El Independiente de Granada.
Grabado en cobre del arco de Septimio Severo. Una de las esculturas de arriba representaba al militar granadino.
Indegranada
Grabado en cobre del arco de Septimio Severo. Una de las esculturas de arriba representaba al militar granadino.
  • Perteneció al orden senatorial de Iliberri; mandó varias legiones de la frontera germánica; reprimió la primera invasión de moros en la Península (170-1); venció en la batalla de Issos (194); y conquistó el reino de los Partos (Siria)

  • Guerreó al lado de su amigo Septimio Severo contra el pretendiente Albino en Lyon; fue prefecto de Roma y construyó su famoso arco en el Foro (203)

  • En Granada sólo le recuerda el pedestal grabado que sostuvo su escultura de bronce en el foro de la ciudad ibero-romana de Iliberri (Albayzín)

Seguro que ha sido el granadino con mayor poder de toda la historia. Se llamó Publio Cornelio Anulino (Publius Cornelius Anullinus). Vivió toda la segunda mitad del siglo II y los primeros años del siguiente. Sirvió a varios emperadores de las dinastías antonina y severa; colmó su carrera político-militar con Septimio Severo, de quien fue íntimo amigo de juventud. Ganó batallas por todos los rincones del imperio y fue prefecto de Roma, segundo tras el emperador. En sus tiempos, el imperio romano alcanzó la mayor extensión. En Granada (entonces llamada Iliberri) le dedicaron una estatua; sólo nos ha llegado el pedestal que la soportaba.

(Este artículo es complementario al publicado hace unos meses:  La ciudad romana de Iliberri que duerme bajo Granada)

Ya conocemos que la ciudad ibero-romana de Iliberri tenía cierta importancia y población; desde que le fue concedido el título de ciudad romana por haber servido a César en sus luchas contra Pompeyo. Iliberri contó con varias familias pudientes (del orden senatorial), que superaban el millón de sextercios de fortuna para entrar en la élite. Otros iliberritanos/as se destacaron en los siglos I y II como senadores o sacerdotisas en Roma, siempre al servicio de la dinastía de emperadores antoninos, originarios de la Bética (actual zona de Andalucía y alrededores).

Hacia 138-142 debió nacer Publio Cornelio Anulino en Iliberri (Granada). Miembro de la tribu Galeria e hijo de un magistrado de clase senatorial. A los doce años, como era costumbre, eran enviados a Roma para iniciar su carrera político-militar. Es decir, entre los años 150 y 160 recibió la formación y prácticas habituales en cargos públicos de Roma (mercados, leyes) y entrenamiento militar en el Pretorio y quizás alguna legión

Hacia 138-142 debió nacer Publio Cornelio Anulino en Iliberri (Granada). Miembro de la tribu Galeria e hijo de un magistrado de clase senatorial. A los doce años, como era costumbre, eran enviados a Roma para iniciar su carrera político-militar (cursus honorum). Es decir, entre los años 150 y 160 recibió la formación y prácticas habituales en cargos públicos de Roma (mercados, leyes) y entrenamiento militar en el Pretorio y quizás alguna legión. En aquellos primeros años de formación también comenzaba a formarse en Roma otro provinciano llamado Septimio Severo, procedente de Leptis Magna (actual Libia). Entablaron una amistad que se iba a prolongar durante todas sus vidas.

Las referencias escritas y epigráficas nos dan algunas pistas de la actividad de Anulino de su formación romana: en el año 158 aparece como cuestor y al siguiente como tribuno de la plebe. Eran cargos secundarios, de tipo concejil, preparatorios para ir ascendiendo en la administración romana. También por ese tiempo fue ayudante del jefe de la Annona (mercado), depósito de ánforas del monte Testaccio y puerto fluvial de Roma. En los años 161-2 pasa a ser curator alves tiveri, algo así como el concejal responsable del mantenimiento de las aguas del río Tiber, el sistema de suministro de aguas y cloacas. Los cargos en la Roma de aquellos siglos solían ser de uno o dos años, rotatorios entre la clase senatorial.

A partir de entonces se ausentó de Roma para comenzar su verdadera formación militar en las legiones del limes o fronteras. Hay referencias a que estuvo en la región de Narbona como procónsul (aunque aquí no había ninguna legión); lo más probable es que sus primeras estancias legionarias tuviesen lugar en Germania (allí se encontraban las legiones XXX Ulpia Victrix, I Minerva, VIII Augusta y XXII Primigenia).

Expulsar a los moros de la Bética

En el año 169, nuestro paisano iliberitano-granadino se hallaba de regreso en Roma. Suponemos que, a pesar de su juventud, ya estaría curtido en batallas y en el gobierno de cohortes. Eran momentos difíciles porque en los bordes del imperio habían surgido invasiones: en la frontera del Danubio y en la provincia hispana Bética. En el caso que más nos interesa asistimos al que debió ser el primer regreso oficial de Publio Cornelio Anulino a la tierra que lo vio nacer. Fue nombrado procónsul de la provincia Bética, algo así como gobernador. Pero al mismo tiempo también fue nombrado legado (general jefe) de la Legión VII Gémina, la única que existía en toda Hispania.

Tras la inicial conquista y pacificación total de Hispania, hacía ya más de un siglo, Roma entendió que con la Legión VII era suficiente ejército para toda la Península. Ubicó su cuartel general en lo que hoy es León; disponía de batallones móviles o vexillatios que desplazaba puntualmente a los lugares del territorio donde hacían falta. Nada más llegar Anulino a gobernar la Bética (con capital en Córduba), se encontró con la que parece primera invasión del pueblo Mauri (moro). Unos pocos miles de hombres habían cruzado el Estrecho y se extendieron desde el Sur rapiñando todo lo que podían. Ocurrió durante los años 170-171. Su intención no debía ser la conquista del territorio, sólo una especie de razzia a llevarse todo lo que encontraran. Asaltaron Itálica, la ciudad romana de Ronda (Acinipo y alrededores), hasta llegar a Mérida. Parecía que las intenciones de los Mauri era saquear el Camino de la Plata e, incluso, llegar a las minas de oro de las Médulas.



Un legado romano lleva encadenado a un jefe del ejército parto, Bajorrelieve del Arco de Septimio Severo. ¿Podría estar representado Anulino en alguna de estas figuras?

En aquel momento entró en acción el legado Anulino. No hay certeza sobre si tomó toda la Legión VII Gémina y la desplazó hacia el Sur persiguiendo a las tribus Mauri, hasta obligarles a saltar el Estrecho. O, por el contrario, si hubo suficiente con alguna cohorte o vexillatio. Es segurísimo que hubo legionarios de la VII en Itálica por aquellos años. Y que también saltaron a la provincia Mauritania Tingitania (norte de Marruecos). Aquellas invasiones de tribus Mauri se iban a repetir periódicamente a partir de entonces, hasta el siglo XV.

La represión Mauri debió ser el primer gran éxito de Anulino como general de una legión.

A las legiones de Centroeuropa

No sabemos cuánto tiempo más estuvo Publio Cornelio Anulino gobernando la Bética, pero no debió ser mucho, pues en 173 estaba de regreso en Roma. El emperador Marco Aurelio le encargó la proconsulatura de Raetia. Esta provincia romana ocupaba una franja coincidente con Suiza-Baviera Augusta Vindelicorum (actual Ausburgo); allí estaba ubicada la Legión III Itálica.

Regresó de la frontera a Roma a ocupar el cargo de cónsul sufectus (sustituto), en el que solían permanecer un año (175). Lo compartió con el futuro emperador Pértinax. Una vez acabado el año de consulado, el emperador volvió a enviarlo, en 176, a la frontera germana, pero en esta ocasión a un punto más caliente: Mogontiacum (Maguncia)

Regresó de la frontera a Roma a ocupar el cargo de cónsul sufectus (sustituto), en el que solían permanecer un año (175). Lo compartió con el futuro emperador Pértinax. Una vez acabado el año de consulado, el emperador volvió a enviarlo, en 176, a la frontera germana, pero en esta ocasión a un punto más caliente: Mogontiacum (Maguncia), donde contaba con dos legiones ya visitadas en su etapa de formación: la VIII Augusta y la XXII Primigenia. Allí permaneció por tiempo indeterminado, pero parece que no mucho después de 180 en que murió su protector Marco Aurelio y empezaron las purgas de su hijo Lucio Aurelio Comodo.

En el 180 le perdemos la pista al iliberitano-Granadino durante doce años, hasta el 192 en que es asesinado Comodo y su antiguo compañero de consulado, Pértinax, es elegido emperador por el Senado. Le reclama para marchar a la provincia llamada África Proconsular, en calidad de gobernador y legado de la única legión de aquel inmenso territorio. Esta legión estaba acantonada en Lambaesis (zona cercana a Tazoul-Lambese, Argelia). Aquella legión era de las más jóvenes, se llamaba III Augusta.

Al servicio del emperador Septimio Severo

Ya sabemos que en Roma se había hecho muy amigo de otro provinciano como él llamado Septimio Severo, que procedía precisamente de la provincia a la que Anulino estaba recién llegado como gobernador.  El año 193 comenzó en el imperio romano con Pértinax como emperador, pero su cabeza iba a durar muy poco sobre su tronco; se sucedieron  levantamientos de varios gobernadores de provincias, que los historiadores han llamado “el año de los cinco emperadores”: Didio Juliano compró el nombramiento de emperador, estando en la ciudad de Roma, a la guardia pretoriana; el general Pescenio Niger (o Nigro) gobernaba en Asia Menor y se autoproclamó emperador; el cuarto del año 193 fue Clodio Albino, gobernador de Britania. Y el quinto, Septimio Severo, gobernador de Panonnia Superior (zona de Austria Actual), también autoproclamado.

Roma empezó cuatro años de guerras civiles (193-7) protagonizadas por los cuatro generales que se autoproclamaron emperadores. Septimio Severo tomó una de sus legiones de Carnumtum (zona de Viena) y se plantó en Roma en poco más de un mes; tomó la ciudad, decapitó a Didio Juliano y compró a la guardia pretoriana. Cada legado de provincia tomó partido por su emperador. El granadino Publio Cornelio Anulino, en África, se puso de parte de su amigo de juventud Septimio Severo.



Campaña contra Pescenio y Partos (años 193-196). Septimio Severo atravesó los Balcanes y ganó varias batallas escaramuzas a Pescenio Nigro en Asia Menor. Finalmente, con la llegada del ejército de Anulino desde África acabaron definitivamente con él en Issos. Después iniciaron la conquista del reino Parto (campaña marcada con 5). Fuente: revista Desperta Ferro..

Severo pactó el reparto del imperio con Albino, que permanecía en Britania, e inició una larga marcha con varias legiones hacia Asia Menor, donde se encontraba gobernado esa parte oriental del imperio el general Pescenio Niger. Mientras Septimio Severo iba por tierra a través de Dalmacia y Tracia, el iliberritano Anulino embarcó a su legión africana y navegó hacia Asia menor. La intención era que Severo entrase con sus legiones a través de los Dardanelos, por el noroeste, y Anulino por Chipre hasta el golfo de Issos. La presión de las legiones por el norte hicieron que Pescenio Niger retrocediera hasta Issos, donde una operación magníficamente diseñada por el granadino se tradujo en una rotunda victoria. El general Niger huyó en dirección a la Siria (entonces reino de los Partos), pero Anulino le dio caza y lo ejecutó. Esta batalla ocurrió a finales del año 194, precisamente en el mismo lugar en que Alejandro Magno había humillado a los persas en el 333 antes de Cristo.

 

El encuentro entre los dos coemperadores en la zona de Lyón fue favorable a Septimio Severo. Allí estaba Anulino dirigiendo a la caballería. La de Lugdunum fue la mayor guerra civil entre legiones romanas, en la que posiblemente combatieron unos 100.000 legionarios entre ambos bandos

En el imperio romano ya no quedaban nada más que dos emperadores: Albino en Britania y Septimio Severo en territorios orientales. Los años siguientes, 194-95, el paisano Anulino se sumó a la campaña de Roma contra el imperio de los Partos (Siria y parte de Irak actuales). Las guerras párticas acabaron con la conquista de aquellas nuevas tierras y la pacificación de la zona.

Pero mientras tanto, en 196, Clodio Albino había trasladado la mayor parte de las tres legiones británicas (II Agusta, VI Victrix y XX Valeria Victrix) hasta el continente, concretamente a Lugdunum (Lyon). Su intención era gobernar solo. Se calcula que serían entre 18.000 y 40.000 hombres, contando a los galos mercenarios. La Legión VII Hispana se puso de su parte; también reclamó la ayuda de las legiones establecidas en el límite germánico, que eran el mayor número. Pero las germánicas no lo hicieron, sino que esperaron el regreso de Septimio Severo desde Siria. Como hombre de confianza del emperador cabalgaba el general granadino Publio Cornelio Anulino.

El encuentro entre los dos coemperadores en la zona de Lyón fue favorable a Septimio Severo. Allí estaba Anulino dirigiendo a la caballería. La de Lugdunum fue la mayor guerra civil entre legiones romanas, en la que posiblemente combatieron unos 100.000 legionarios entre ambos bandos. La batalla final ocurrió el 19 de febrero del año 197.



Pintura que representa a Julia Domna, Septimio Severo y Caracalla. La cara de su hijo Geta fue mandada borrar por Caracalla después de asesinarlo.

Septimio Severo quedó como único emperador desde 197 hasta su muerte (211). Y Anulino convertido en su hombre de confianza en la capital, Roma. Pues Severo se dedicó a viajar y guerrear sin descanso a partir de entonces, tanto en el Este, Egipto, África y Britania, donde le sorprendió la muerte. En tanto que el granadino se quedó en Roma para ser los ojos, oídos, boca y manos del emperador.

Gobernador de Roma

Publio Cornelio Anulino, en torno a los 60 años de edad, dejó las armas y tomó la toga. Se movía entre el Capitolino y el Palatino. El Senado fue su casa a partir de entonces. El calendario del año 199 llevó su nombre ya que lo habían elegido cónsul por doce meses. Ya por entonces y hasta el 203 ocupó el puesto de prefecto de la urbe de Roma. El cargo era algo así como alcalde y gobernador sustituto si el emperador no estaba en la ciudad. Por aquellos años el emperador Septimio Severo nunca estuvo en Roma.

Publio Cornelio Anulino se encargó de planificar y ejecutar las grandes obras públicas de aquellos años; dragó el Tíber y agrandó el puerto fluvial para que pudiesen acceder barcos más grandes que antes descargaban en Ostia; inició la construcción de termas (que después se llamaron de Caracalla); acuñó monedas con la efigie del emperador y la emperatriz, Julia Domna. Pero sobre todo fue quien se encargó de ejecutar un proyecto del Senado consistente en preparar la conmemoración del decenario de Septimio Severo como emperador. Eso iba a suceder en 203.

Por primera vez en la historia de los bajorrelieves romanos, aparecen extrañas perspectivas y cabezas exageradas en sus narraciones. La inspiración y el diseño los coordinó Anulino, en su triple calidad de senador, prefecto de Roma y general que formó parte del estado mayor del emperador en aquellas campaña

En un tiempo récord construyeron el arco de Septimio Severo en la parte occidental del Foro de Roma. La mayoría de los bajorrelieves que decoran los tondos del arco narran el desarrollo de las guerras de Asia y  párticas en las que estuvo presente Anulino al lado de su amigo el emperador. Por primera vez en la historia de los bajorrelieves romanos, aparecen extrañas perspectivas y cabezas exageradas en sus narraciones. La inspiración y el diseño los coordinó Anulino, en su triple calidad de senador, prefecto de Roma y general que formó parte del estado mayor del emperador en aquellas campañas. Alguno de los generales o legados que representan aquellas figuras debe referirse al iliberritano. Hay partes de los tondos que están muy deterioradas, pero otras se encuentran aceptablemente debido a que estuvieron tapadas por una iglesia o cubiertas de lodo hasta casi tres metros de altura, durante muchos siglos.

Pero hubo más rastros del granadino en este imponente arco: originalmente, lo coronaban unas figuras de bronce. En el centro había una cuadriga gobernada por la diosa Victoria, en la que iba el emperador Septimio Severo; a su lado derecho figuraba un hombre a pie y un general a caballo; en el lado de la izquierda (visto de frente), se repetía la escena. Los cuatro personajes eran Anulino y Caracalla (hijo mayor del emperador), por la derecha Plauciano , primo hermano de Severo y jefe del Pretorio, y el segundo hijo del emperador, Geta.

El conjunto de bronce debió durar muy poco intacto. El motivo fue que Cayo Fluvio Plauciano fue ejecutado por su primo en 205 tras los sucesivos desencuentros que tuvo con la emperatriz Julia Domna. En cuanto a la escultura de Geta, también fue retirada por su hermano Caracalla tras haberlo asesinado cuando el primero llegó a emperador (en 211). Incluso lo condenó a una damnatio memoriae (sentencia al olvido), por lo cual su nombre está borrado de la leyenda principal del Arco.





Denarios de la época de Severo (hacia 203-211) en cuyo reverso se ve el conjunto escultórico que coronaba su arco de triunfo.

Las fastuosas celebraciones del decenario de Septimo Severo en 203 nos han dejado un par de monedas acuñadas con la efigie del emperador, en cuyo reverso aparece el arco con las figuras de bronce encima. No hay referencia a la fecha en que aquellas enormes esculturas fueron derribadas; es probable que perdurasen hasta las invasiones bárbaras y desmoronamiento del imperio romano de occidente.

También existen varios grabados y dibujos originados a partir del siglo XVII, muy posiblemente interpretaciones de los pintores a partir de otros vetustos dibujos de épocas pasadas. En el siglo XVIII se hizo una impresión en plancha de cobre.

Vestigios de Anulino en la literatura y en Granada

A pesar de los 1.800 años transcurridos de la existencia de Publius Cornelius Anullinus, conocemos bastantes rasgos de su vida por los escritos referentes al Senado de Roma, a las crónicas del historiadores y por varias epigrafías que le mencionan.



Pedestal con la inscripción de Publio Cornelio Anulino, en el Museo Arqueológico provincial de Granada.

La más importante inscripción sobre él fue hallada en el foro romano de Granada. El hecho ocurrió en 1754 durante las excavaciones del Padre Flores en la parte alta del Alvayzín, antigua calle del Tesoro. Apareció un pedestal de piedra, quizás de la cantera de El Turro, sobre el que estuvo situada la escultura de cuerpo entero de Publio Cornelio Anulino; se intuye el amarre de uno de los pies. Aquella escultura, probablemente de bronce, debió estar situada en el peristilo del foro. Hoy está desaparecida. Debió ser levantada por el senado del Municipium Florentinum Iliberritanum o quizás por el hijo del homenajeado, que se llamó igual y fue senador en 216.

El pedestal puede verse en el Museo Arqueológico (cuando lo abran). Dice lo siguiente: “A Publio Cornelio Anulino, hijo de Publio, de la tribu Galeria, iliberitano, prefecto de la ciudad, cónsul, procónsul de la provincia de África, pretor, tribuno de la plebe, cuestor, legado de la provincia Narbonense, procónsul de la provincia Bética, legado de la Legio VII Gémina, Pía, Félix, legado de Augusto propretor de la provincia de Raetia, encargado de la custodia del cauce y de las márgenes del Tíber…”.

A partir del año 203 no hay ninguna referencia escrita sobre este granadino tan poderoso del imperio romano.





Epigrafía sobre Anulino. En el Corpus Scriptorium Latinorum (CIL, enciclopedia que recoge todas las inscripciones latinas aparecidas) figura varias veces el nombre del granadino Publio Cornelio Anulino. En algunos casos, se incluye fotografía (como la tomada a finales del siglo XIX por la comisión de monumentos de Granada que vemos arriba). Existe una referencia a él en Siria, quizás por su participación en la conquista de Adiabene (Erbil, región kurda) y Osrnoene (Edesa) en 195 (correspondiente al año 948 de Ab Urbe Condita, de la fundación de Roma). Hay otra inscripción epigráfica en Ohringen (Alemania), en la que aparece como legado Augusto de la cohorte de los helvéticos y britones (número de clasificación CIL XIII 6542); en Roma aparece durante su actividad administrativa en las inscripciones pétreas CIL VI 1352 y CIL VI 1982-83.

La foto de abajo es un dibujo hecho después de 1754 por el equipo del Padre Flores, cuando el pedestal de Anulino fue encontrado en el Carmen de Lopera (actual Carmen de la Concepción), lugar que acogió el foro de Iliberri-Florentia. Se aprecia que por entonces estaba más completo que en la actualidad.