Un cumpleaños total
Ya lo advirtieron Jota y Floren en la presentación del concierto cuando prometieron una “experiencia increíble”. Y bien que lo cumplieron sobre el escenario del Auditorio Manuel de Falla de Granada, de los pocos recintos que aún le quedaban por pisar en los 23 años de bendita existencia de la banda que ha marcado a varias generaciones y señaló el camino a seguir para innumerables grupos, en una influencia estelar que aún sigue.
En una dilatada carrera en la que disco tras disco -y ya van 9- se han mantenido a la vanguardia, guiados por su propio instinto, explorando nuevos caminos, desde el pop, rock, a la psicodelia, el flamenco o el trap, celebrar el 20 aniversario del álbum en el que apostaron todo en una encrucijada vital, no resultaba tarea fácil, ni siquiera para Los Planetas.
Jota, en plena actuación. Juan Pérez-Fajardo
Pudieron optar por un concierto a su estilo, como así cautivaron en el 15 aniversario, con su actuación estelar en el Primavera Sound de Barcelona. Pero a estas alturas, nadie como los granadinos para afrontar retos y sorprender a su avalancha de seguidores.
¿20 años? Como si ahora todos y todas, más viejos que entonces, y probablemente, menos sabios, pensáramos que todo lo bueno pasó tiempo atrás. Pero para eso están Los Planetas, para que nos lleven a la felicidad esperando nuevas canciones, nuevas experiencias, mientras vivimos las nuestras
Un disco ya clásico, merecía una reinvención como tal: arropado por una orquesta y coro. Una experiencia que ya tantearon hace un par de años, cuando se hicieron acompañar por un conjunto de cuerda o, en el caso de Jota, con aquella impactante actuación en el Crucero del Hospital Real, con el coro universitario, que emocionó.
Nadie mejor para dirigir la sinfonía que Alonso Díaz Carmona, en su debut con la batuta, vestido para la excepcional ocasión, con un impecable chaqué, impensable para los que puedan desconocer que el líder de Napoleón Solo completó con nota los estudios de composición y dirección de orquesta y que ahora trabaja con Soleá Morente. Uno de esos genios que habitan Granada, como David Montañés o Germán Tejerizo, que asumieron los arreglos orquestales.
Una noche mágica. Juan Pérez-Fajardo
Y al fin que apareció la orquesta y Jota, ataviado con una cazadora con el emblema tóxico que el magistral Javier Aramburu diseñó para marcar un tiempo, un espacio, un sello.
Para entonces, la sala junto a la Alhambra, donde han actuado orquestas y directores universales, ya estaba repleta de fans dispuesto a participar de un cumpleaños especial, muchos con las camisetas conmemorativas o con sello planetario.
Eric,con una batería de color azul eléctrica emoción, los 57 músicos de la OCG y Jota, junto al maestro de ceremonias, frente al atril. Y arranca -sin un, dos, tres, para los que tanto lo han escuchado en sus actuaciones- Segundo premio, la canción referencial -y última en ser grabada en 1998-, de un disco cumbre de la música española, de una banda que sin querer creó el indie patrio, pero que partió del rock y el pop británico que marcó su adolescencia para convertirse con los años y la madurez en una descomunal banda, con un complejo mundo propio.
Comenzó el trance. Jota canta una de las historias más tristes de amor –“Si nunca quise ser el único a tu lado…”-, de esas que abundan en la discografía planetaria para tortura propia y ajena en ese imaginario alegato a la infelicidad.
Luego fueron interpretadas por el orden del disco las canciones con el mando de la orquesta. Floren, en una esquina del majestuoso escenario, marca Desaparecer. Y sigue La Playa, Parte de los que me debes, Un mundo de gente incompleta, Ciencia ficción, Montañas de basuras…
Brillantes la OCG yel coro.Juan Pérez-Fajardo
Y Cumpleaños total, con el apóstrofe final de Jota: “20 años”.
Laboratorio mágico da paso a Toxicosmos, una de las estrellas de la noche más iluminada de la galaxia planetaria, en la que se estrenó el coro, pese a que Jota tuvo que repetir el arranque, no escuchado por el micrófono apagado.
Y para terminar con la sinfonía interpretando canciones que son estados de ánimo, Línea1 y La Copa de Europa: “Cuánto tiempo he perdido ahí afuera, cuanto por descubrir en mi cabeza…”, la canción que para quien aún tuviera dudas mejor explica esta experiencia mágica.
Es probable que se echara de menos a la banda al completo, con Banin y Julián Méndez, y más guitaras entre los espectaculares sonidos de 30 músicos de cuerda, brillantes, como toda la orquesta y el coro. Y algún bis, tras los cerca de diez minutos de aplausos y saludos, de entrar y salir a los camerinos, con el público astronautas todos y todas, puestos en pie.
¿20 años? Como si ahora todos y todas, más viejos que entonces, y probablemente, menos sabios, pensáramos que todo lo bueno pasó tiempo atrás. Pero para eso están Los Planetas, para que nos lleven a la felicidad esperando nuevas canciones, nuevas experiencias, mientras vivimos las nuestras.
Feliz aniversario. Esta noche, de nuevo, celebración.
__________________________________
Si no lo disfrutaste, entonces, puedes volver a leer la crítica que ofrecimos sobre un disco imprescindible en la música española: