'Buscaron la verdad y fueron valientes para contarla'
El 3 de mayo celebramos el Día Mundial de la Libertad de Prensa, pero este año el periodismo vuelve a estar de luto. Hemos perdido a dos nuevos compañeros, David Beriain y Roberto Fraile, dos periodistas que contaban lo que nadie se atrevía a contar, por eso los han matado. También han asesinado a Rory Young, cooperante y guía de los dos reporteros en Burkina Faso, un país africano de alto riesgo para los informadores. David y Roberto han sido víctimas de un ataque, por parte de un grupo terrorista vinculado a Al Qaeda, cuando realizaban un documental sobre la caza furtiva.
Los dos periodistas eran conscientes de que, para contar la verdad, hay que meterse en la boca del lobo. A pesar del peligro, David nunca dejó de contar historias sobre mafias, carteles de la droga o grupos terroristas. Y Roberto estuvo muy cerca de la muerte en 2012, cuando resultó herido en la guerra de Siria. Esta vez, Al Qaeda ha acabado con la vida de dos reporteros valientes, en una emboscada cobarde contra unos profesionales que sólo iban “armados” con micro y cámara de televisión.
Según la Federación Internacional de Periodistas, unos 800 profesionales han sido asesinados en zonas de conflicto, durante la última década. El dato resulta escalofriante
Año tras año, la violencia contra los periodistas no cesa. Todavía recuerdo la masacre que provocó otro grupo terrorista, el Daesh, en la guerra de Afganistán, hace tres años. Tendió una trampa mortal a los corresponsales de guerra, provocando una auténtica carnicería, planificada con premeditación. Un terrorista se inmoló, causando la muerte de cuatro personas, y cuando los periodistas acudieron al lugar del atentado para informar, no sabían que un segundo suicida, disfrazado de operador de televisión, estaba esperándoles con otro explosivo. El terrorista acabó con la vida de 25 personas, entre las que había 9 informadores. Según la Federación Internacional de Periodistas, unos 800 profesionales han sido asesinados en zonas de conflicto, durante la última década. El dato resulta escalofriante.
Por eso, sentimos la necesidad de rendir homenaje a David, a Roberto y a todos los compañeros asesinados en el mundo, con una ofrenda floral en el monumento dedicado al periodista Constantino Ruiz Carnero. Un lugar simbólico que recuerda al director del diario republicano El Defensor de Granada, también asesinado durante la represión franquista por los mismos motivos, por buscar la verdad y ser valiente para contarla.
Desde las páginas de El Defensor, Ruiz Carnero denunciaba la corrupción de caciques y terratenientes, que dominaban con despotismo la vida de los pueblos. También advertía sobre la conspiración fascista contra la legalidad democrática de la República. Lo hacía de la única forma que sabe hacerlo un periodista, con la palabra. Sus verdugos sólo sabían responder con puñetazos y pistolas. Los militares golpistas cerraron violentamente El Defensor y, pocos días después, fusilaron a su director.
Ruiz Carnero escribió en cierta ocasión: “La pluma debe servir para algo más útil, más fuerte, más vibrante que trazar bellas notas de color o emborronar cuartillas, ha de formar el alma del pueblo”. Por eso lo mataron. Y por eso siguen matando a los periodistas comprometidos con la verdad, como David y Roberto, capaces de dar la vida por el derecho a la información, que es uno de los pilares de nuestra sociedad democrática.