El Observatorio de la Sostenibilidad sitúa a Granada como la segunda ciudad española más contaminada por el NO2 del tráfico
Un informe del Observatorio de la Sostenibilidad constata la altísima contaminación que soporta Granada y sitúa a la capital como la segunda ciudad que en 2020 tuvo mayores concentraciones de dióxido de nitrógeno (NO2), que proviene fundamentalmente del tráfico, en línea con otro estudio de Ecologistas en Acción que colocaba a Granada como la ciudad del país con más polución por NO2 desde que estalló la pandemia, pese a la reducción de niveles respecto a otros años.
Los datos recopilados por el Observatorio se refieren a 76 ciudades que suponen unos 18,8 millones de personas, casi el 40% de la población del país.
Como se ve en la tabla de arriba, tras la ciudad madrileña de Coslada se sitúa Granada, casi en los mismos niveles de NO2, 39,11 microgramos por metro cúbico de promedio en 2020 (hasta el 30 de noviembre). Y Granada está por encima de otras ciudades de Madrid y Barcelona, así como de la propia capital madrileña y catalana.
La concentración de NO2 de Granada, que en años anteriores ha superado sistemáticamente y con amplitud los 40 microgramos/m3, límite máximo anual permitido por la legislación, es algo superior a las cifras de medición de la Junta de Andalucía en sus dos estaciones de Granada capital. La de Granada Norte ha promediado 33 microgramos/m3 en todo 2020, la concentración más alta de Andalucía, junto a la de la estación malagueña de la Avenida Juan XXIII.
Disminuir el tráfico
El Observatorio de la Sostenibilidad indica en su informe, respecto al contaminante NO2, la necesidad de disminuir el tráfico, establecer desde zonas peatonales, uso de bicicleta, motos y coches eléctricos, transporte público no contaminante, más baratos y de mayor frecuencia, flotas de bajas emisiones, medidas desincentivadoras del coche privado, etc. En Granada, sin embargo, tras implantar carriles de tráfico restringidos al coche en beneficio de transporte público, bicis y patinetes, el Ayuntamiento se proponer eliminarlos.
"Cualquier medida que implique una disminución de emisiones a largo plazo es positiva y repercutirá en una mejora de la calidad del aire y directamente en la salud de las personas", afirma el Observatorio de la Sostenibilidad.
El Observatorio indica que, aunque se redujeron notablemente los niveles de dióxido de ntirógeno durante la pandemia por las restricciones de movilidad, "existe un remanente de NO2 (algo menor del 50%) que debe ser monitoreado, vigilado e identificado para realmente mejorar la calidad del aire de las ciudades"
Ese NO2 procede, explica el Observatorio, de fuentes diversas que se suman a las emisiones del tráfico rodado residual, de logística que nunca se paró durante la covid19, producido por generación de energía, grandes industrias, polígonos industriales, gestión de residuos, calefacciones domésticas, masas de aire procedentes de otras regiones, etc.
"Es necesario evaluar desde la óptica de políticas públicas cuáles son las mejores acciones para disminuir estos niveles de NO2 y de partículas que tengan un menor impacto en la población", afirma el Obsertorio.
La calidad del aire, un reto sanitario
"La calidad del aire en las ciudades que respiramos día a día y que afecta gravemente a nuestra salud es un reto sanitario que hay que enfrentar sin más dilación. La sociedad española ha sido capaz de reaccionar de una forma admirable ante el reto sanitario puntual provocado por el COVID19. Ahora resta saber si, seremos capaces de concienciarnos de los efectos en nuestra salud de la calidad del aire y de afrontar también la otra crisis ambiental que nos acucia, el cambio climático", continúa.
La conclusión final del análisis es que, "si no se cambian las políticas, tanto de transporte como de movilidad de las ciudades en muy pocas semanas o meses estaremos en una situación idéntica a la existente antes de la COVID19 en cuanto a niveles de NO2 y por tanto de efecto muy negativo sobre la salud de los ciudadanos", añade el Observatorio. De hecho, Granada volvió en enero, en los días posteriores a la tormenta Filomena, a los mayores niveles de NO2 registrados desde que empezó la pandemia.
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