Héroes granadinos vitoreados en la Montaña Pétrea y la Universidad Vieja
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Rectores, corregidores, eclesiásticos, un artista y un rejoneador fueron distinguidos con grafitis en las paredes céntricas para ensalzar sus méritos y triunfos sociales, desde mediados del XVI hasta su prohibición en 1757
A modo de medio de difusión, los muros de los edificios hicieron de soporte para escribir los nombres de los héroes o símbolos que los definieran. Acompañados de una alegoría de la victoria: no era otro signo que una especie de jeroglífico que agrupaba las letras de VÍTOR o VÍCTOR
El origen de la concesión de un vítor está en las culturas clásicas, especialmente la romana. Ganar una batalla, conseguir un consulado o un gobierno hacían a la persona acreedora a la corona de laurel, la erección de una estatua o construcción de un arco de triunfo. Existió una gradación relativa para cada tipo de victoria. Paralelamente, a modo de medio de difusión, los muros de los edificios hicieron de soporte para escribir los nombres de los héroes o símbolos que los definieran. Acompañados de una alegoría de la victoria: no era otro signo que una especie de jeroglífico que agrupaba las letras de VÍTOR o VÍCTOR.
La trasladaron estudiantes que se formaron en Salamanca y se repartieron a ejercer sus profesiones por catedrales, iglesias o simplemente habitar sus palacios. De ahí que hubiese vítores repartidos por todo tipo de edificios
Aquella costumbre de las culturas clásicas reapareció en la Universidad de Salamanca en el siglo XV. Se asoció a la consecución de grandes ascensos sociales, no sólo a licenciaturas, como ganar una cátedra, una canonjía catedralicia o un rectorado. Desde Salamanca se fue extendiendo la costumbre a otras universidades y ciudades. La trasladaron estudiantes que se formaron en Salamanca y se repartieron a ejercer sus profesiones por catedrales, iglesias o simplemente habitar sus palacios. De ahí que hubiese vítores repartidos por todo tipo de edificios. Aunque la mayoría de las inscripciones que han superado la prueba del tiempo son las que se grabaron sobre sillares de piedra; las pintadas sobre paramentos de ladrillo o enfoscados han desaparecido tras nuevos encalados o reparaciones.
La costumbre de dedicar vítores a los héroes ciudadanos llegó un poco tarde a Granada. Es lógico puesto que la castellanización del último reino musulmán se alargó durante los siglos XVI y XVII, por lo menos. Pero arraigó bien cuando le llegó su momento
La costumbre de dedicar vítores a los héroes ciudadanos llegó un poco tarde a Granada. Es lógico puesto que la castellanización del último reino musulmán se alargó durante los siglos XVI y XVII, por lo menos. Pero arraigó bien cuando le llegó su momento. Alrededor de medio centenar de vítores de ese periodo renacentista y barroco se conservan en los muros de Granada. La mayoría nos han llegado muy maltratados por las inclemencias del tiempo, están incompletos, ilegibles; han sido raspados o repellados en obras posteriores. Además, la contaminación y el oscurecimiento de la piedra rubia de Escúzar los han ido ocultado cada vez más. Hace tan sólo veinte años apenas se veían los dibujados sobre fachadas de la Capilla Real; la última restauración y limpieza que se hizo a fondo −dirigida por el arquitecto Pedro Salmerón─ permitió aflorar trazos que estaban ocultos. Pero, por lo general, la mayoría de aquellos grafitis hechos hace cuatro siglos están deficientemente conservados. Suerte parecida tuvieron los ubicados en la Puerta del Perdón de la Catedral, también restaurada hace algo más de una década.
El caso de los vítores de Granada se repite de una manera muy similar a su imitada Salamanca, pero con varias peculiaridades locales
El caso de los vítores de Granada se repite de una manera muy similar a su imitada Salamanca, pero con varias peculiaridades locales. Se replica con abundancia la media luna mirando hacia abajo referida a la refundación de Salamanca por el Papa Luna (hecho que le cogía muy lejano a la Granada de Carlos V). En cambio, en los vítores de Granada no se detectaron tantas luchas de poder como allí; aquí todavía no había colegios mayores que hicieran campaña electoral por sus catedráticos o para imponer rectores amigos, es decir, no utilizaron los vítores como "carteles electorales". El dominio absoluto de la UGR por la jerarquía católica eliminaba la democracia electiva. Sí se daba esta diatriba partidaria entre grupos de presión de órdenes religiosas para aupar a sus miembros a canonjías o capellanías reales. Tampoco en Granada se detectan vítores de regiones o nacionalidades, aquellos que ponían una C para marcar que eran de Castilla, G para Galicia, P para Portugal, A para Andalucía, etc. Aunque sí resulta evidente que unos dibujantes montaron los suyos sobre anteriores o contrincantes. Y, finalmente, la extensión de este sistema de honores al ámbito político y lúdico (las fiestas de cañas).
El estado de conservación de los que hay en el resto de la Catedral e iglesia del Sagrario es mucho peor; se encuentran ennegrecidos por el humo y el polvo acumulado durante los últimos siglos. Algunos apenas se intuyen, aunque están debajo esperando que los afloren a la luz
El estado de conservación de los que hay en el resto de la Catedral e iglesia del Sagrario es mucho peor; se encuentran ennegrecidos por el humo y el polvo acumulado durante los últimos siglos. Algunos apenas se intuyen, aunque están debajo esperando que los afloren a la luz. Excepcionalmente, uno de los paramentos de la fachada catedralicia perpendicular a la Curia presenta las inscripciones con mayor intensidad; están mejor conservados porque durante más de dos siglos permanecieron protegidos dentro de una casilla que hubo construida entre esos dos contrafuertes.
Todos los vítores que se conservan en los sillares del conjunto que conforma la Montaña Pétrea son de tonos rojizos. Unos más intensos que otros en función del tiempo transcurrido desde que fueron pintados
Todos los vítores que se conservan en los sillares del conjunto que conforma la Montaña Pétrea son de tonos rojizos. Unos más intensos que otros en función del tiempo transcurrido desde que fueron pintados. Pero también de la composición de los pigmentos utilizados. La base de esa pintura de color bermellón es el almagre, es decir, óxido de tierra ferruginosa; a partir de ahí le solían añadir pimentón, aceite de oliva, cola de conejo, incluso sangre o aglutinantes desconocidos. No se tiene noticia de que jamás desde que fueron pintados nadie se encargara de repintarlos, como sí ha ocurrido con los de otras ciudades. Al contrario, se ven raspaduras sobre las piedras como síntoma de que intentaron borrarlos en algún momento posterior.
Las fechas en que están “grafiteados” cada uno de ellos son difíciles de precisar. Sabemos con toda certeza de que Granada fue de las últimas ciudades en castellanizarse y que su Universidad empezó a entrar a pleno rendimiento ya rebasada la segunda mitad del XVI. Además, sólo las fachadas de la Capilla Real y la Lonja estuvieron disponibles para pintar sobre ellas en la primera mitad del XVI; la Catedral se fue incorporando por partes desde mediado del XVI (calle de la Cárcel y torre Norte) y hasta finales del XVII; en tanto que el Sagrario no vio alzarse sus paredes hasta pleno siglo XVIII.
Sólo dos vítores o distinciones de las conservadas en Granada llevan impresa las fechas en que se hicieron: la más segura es una que se conserva dentro de la Curia, de 1573; la otra está sobre la Catedral y figura “año de 96”. En este caso no sabemos a qué siglo se refiere, pero la conclusión es fácil de obtener: es 1696
Sólo dos vítores o distinciones de las conservadas en Granada llevan impresa las fechas en que se hicieron: la más segura es una que se conserva dentro de la Curia, de 1573; la otra está sobre la Catedral y figura “año de 96”. En este caso no sabemos a qué siglo se refiere, pero la conclusión es fácil de obtener: es 1696. Esa parte de la fachada de la Catedral fue iniciada en 1668 por el arquitecto José Granados de la Barrera y culminada con el torreón del Arcángel en 1697 por Melchor de Aguirre. En resumen, no pudo ser antes porque no existía la fachada y tampoco a partir de 1757 en que fueron prohibidos los vítores por el rey Fernando VI (A raíz de múltiples peleas y asesinados que solían acarrear estas celebraciones competitivas en algunos casos, sobre todo en la universidad de Alcalá). Para finales del siglo XVII ya se empezaron a cuestionar las inscripciones de vítores en fachadas, incluso se consideraban pecado de vanidad porque se generalizó la costumbre de auto-vitorearse en sus propias fachadas.
Abundan iniciales sueltas, nombres y apellidos a medio, mucha simbología, dibujos y jeroglíficos indescifrables. Esto nos hace recurrir a archivos escritos en busca de rastros de granadinos vitoreados ─en su mayoría en época barroca que fue cuando se pusieron de moda en Granada─ para poder aportar información
Las dificultades de identificar, trascribir las letras y el desconocimiento de la mayoría de los personajes vitoreados en estas fachadas tampoco nos permiten datarlos con exactitud. Abundan iniciales sueltas, nombres y apellidos a medio, mucha simbología, dibujos y jeroglíficos indescifrables. Esto nos hace recurrir a archivos escritos en busca de rastros de granadinos vitoreados ─en su mayoría en época barroca que fue cuando se pusieron de moda en Granada─ para poder aportar información. En muchos casos hay que recurrir a hipótesis y deducciones.
Los vítores de Granada son bastante más burdos en su estilismo que los conservados en Salamanca o Ciudad Rodrigo, por ejemplo. Allí esmeraron mucho a la hora de dibujar emblemas y letras; pareciera que están hechas con un molde. Los vítores de Granada, o los trazos que han llegado a nuestros días, son más anárquicos y vulgares. Es casi imposible hallar un hombre completo.
En el origen de los vítores granadinos se hallan reconocimientos o ascensos sociales motivados por cuestiones de estudios (una cátedra, un rectorado) y eclesiásticos (una canonjía, un debate doctrinal
En el origen de los vítores granadinos se hallan reconocimientos o ascensos sociales motivados por cuestiones de estudios (una cátedra, un rectorado) y eclesiásticos (una canonjía, un debate doctrinal). Como en el resto de ciudades. Pero Granada cuenta con vítores muy particulares destinados a ensalzar a políticos que la gobernaron, a corregidores que la libraron de hambrunas y epidemias y, lo más curioso, al personaje que se considera mejor jinete rejoneador de la primera mitad del siglo XVII: el maestrante Gabriel Téllez Girón.
Se sospecha que hubo hombres de letras y de guerra entre los vitoreados, al menos eso hacen pensar las plumas y las espadas dibujadas al lado. Existe también un grafiti muy importante para premiar la memoria del artista y arquitecto que más contribuyó a adornar con sus cuadros el interior de la Catedral y a dotarla de la fachada principal: Alonso Cano.
El franquismo utilizó de manera espuria el símbolo de los héroes romanos y españoles del Renacimiento/Barroco al tomarlo como logotipo ideológico durante casi cuarenta años. Desvirtuado y manipulado su auténtico significado original
Antes de iniciar el recorrido por los edificios granadinos plagados de vítores, no quiero pasar por alto que el franquismo utilizó de manera espuria el símbolo de los héroes romanos y españoles del Renacimiento/Barroco al tomarlo como logotipo ideológico durante casi cuarenta años. Desvirtuado y manipulado su auténtico significado original.
LA UNIVERSIDAD VIEJA, LOS PRIMEROS VÍTORES
Existían bastantes universidades en Castilla cuando el emperador Carlos V mostró su deseo de erigir otra en Granada durante su estancia de luna de miel en 1526. Sin duda que la más antigua y con tradición desde principios del siglo XIII era la de Salamanca. Todas las demás mamaron de ella: Valladolid, Barcelona, Alcalá, Santiago, Valencia, Sevilla, Baeza… El primer tercio del siglo XVI supuso la eclosión de las universidades españolas siguiendo el modelo salmantino y nutriéndose de sus enseñantes.
Entre 1527 y 1532 estuvieron en construcción los edificios necesarios para albergar la futura Universidad de Granada. Nos disponemos a celebrar su 500º aniversario. Se decidió que la Universidad original ocupara unos solares entre la Plaza de Bibarrambla y el lugar donde abrían los cimientos para levantar la Catedral renacentista. El edificio o colegio principal estaba pegado al Palacio Arzobispal y fue confiado a la batuta de la Iglesia católica. A su lado fue levantado la casa auxiliar del Colegio Imperial de Santa Cruz de la Fe (actual Plaza de las Pasiegas). Acogían fundamentalmente estudios relacionados con cánones (leyes) y letras. La medicina tenía su hueco aparte.
Aquellos iniciales profesores y generaciones de estudiantes calcaron en la Universidad de Granada las costumbres y tradiciones aprendidas en Salamanca. Y entre ellas figuraba desde finales del siglo XV la impresión de vítores en las paredes de la ciudad
El profesorado inicial, en su inmensa mayoría, se había formado en las universidades de Salamanca y Alcalá de Henares antes de recalar en la bulliciosa Granada. El primer rector fue el canónigo Jorge de Torres, en 1532. Aquellos iniciales profesores y generaciones de estudiantes calcaron en la Universidad de Granada las costumbres y tradiciones aprendidas en Salamanca. Y entre ellas figuraba desde finales del siglo XV la impresión de vítores en las paredes de la ciudad. Los muros salmantinos eran los primeros carteles o antecedentes de páginas de periódicos donde publicitar sus éxitos universitarios.
En Granada no podemos datar con exactitud cuándo empezaron a aparecer los vítores por consecución de objetivos. Debió ocurrir ya desde mediados del siglo XVI, cuando comenzaron a salir las primeras hornadas de licenciados, doctores, catedráticos, decanos y rectores. Seguro que fue tradición protagonizada por quienes consiguieron la gloria de ganar una reñida oposición.
Esta sala, en la planta baja, a la derecha, debió actuar como una especie de salón de grados donde se anotaban con grandes carteles los nombres de quienes alcanzaban la gloria
Aquellos primeros universitarios granadinos dejaron escrita la fecha de 1573 bajo uno de los carteles de la sala de reuniones, bajo el nombre de un tal MOLINAR. Esta sala, en la planta baja, a la derecha, debió actuar como una especie de salón de grados donde se anotaban con grandes carteles los nombres de quienes alcanzaban la gloria. Toda la estancia debió estar profusamente decorada con apellidos y vítores, a juzgar por los restos que fueron respetados en las últimas restauraciones. No queda ningún símbolo de vítor en este salón.
En cambio, en el corredor del primer piso se han salvado cuatro grandes marcos repletos de nombres y vítores. Es de imaginar que todas las paredes enyesadas debieron estar pintadas con nombres y emblemas victoriosos de quienes pasaron por allí. Incluso también es probable que la fachada de la Universidad Vieja acogiese los primeros vítores. Sus continuos revocos de argamasa y pintura no nos lo pueden asegurar.
Y no sólo se circunscribieron los vítores al mundo académico; saltaron también a círculos eclesiásticos (que en realidad estaban ligados a los universitarios) y a otros sectores de la vida social, política y civil
De la Universidad se fueron extendiendo esos vítores a los muros de la Capilla Real y la Lonja, casi coetáneos del edificio de la Universidad. Y no sólo se circunscribieron los vítores al mundo académico; saltaron también a círculos eclesiásticos (que en realidad estaban ligados a los universitarios) y a otros sectores de la vida social, política y civil.
El periodo más fecundo de vítores por las fachadas céntricas de Granada corrió paralelo a la construcción de la Catedral y el Sagrario, es decir, finales del siglo XVI, XVII completo y primera mitad del XVIII, hasta su completa prohibición. En ese arco temporal de unos dos siglos vivieron los granadinos que sabemos fueron vitoreados con inscripciones en la piedra y a través de crónicas escritas.
Pero para esas fechas ya estaba prácticamente obsoleta la costumbre de los vítores en las fachadas. Los méritos se empezaban a reconocer a través del papel impreso
La Universidad impulsada por Carlos V pasó a llevar el nombre de Vieja en cuanto fue abandonada esta ubicación como lugar de estudios y dedicada a Curia Eclesiástica. Eso ocurrió en el año 1769 en que profesores y alumnos se trasladaron al Colegio de San Pablo, dejado vacío por los jesuitas tras su expulsión dos años antes. Pero para esas fechas ya estaba prácticamente obsoleta la costumbre de los vítores en las fachadas. Los méritos se empezaban a reconocer a través del papel impreso.
EN LA CALLE OFICIOS
El pueblo acusaba a la primera autoridad de falta de previsión y mal gobierno. Una turba bajó en tropel desde el cerro al centro dando vivas al Rey y muerte al gobierno local. Los levantiscos asaltaron la casa del corregidor, pero sólo hallaron restos de su precipitada huida
El primero con claridad que nos encontramos en la bajada por calle Oficios es M. PAZ, uno de los personajes vitoreados justo enfrente del edificio que era por entonces sede del Concejo de la ciudad, es decir, la Madraza. Su nombre completo era Luis de la Paz y Medrano. Se trató de uno de los alcaldes más populares, paseados a hombros y vitoreados por los granadinos de mediados del siglo XVII. Hubo varias razones de peso para ello: Corría el año 1648 y era corregidor desde poco tiempo atrás Francisco Arévalo de Zuazo. En la primavera de aquel año se produjo una hambruna en la ciudad que llevó a un motín el 18 de mayo; se inició en el Albayzín y se fue extendiendo poco a poco por el resto de la urbe. El pueblo acusaba a la primera autoridad de falta de previsión y mal gobierno. Una turba bajó en tropel desde el cerro al centro dando vivas al Rey y muerte al gobierno local. Los levantiscos asaltaron la casa del corregidor, pero sólo hallaron restos de su precipitada huida.
Después los granadinos acudieron a la Chancillería a pedir el nombramiento de un nuevo alcalde. El pueblo aclamó al médico y hacendado Luis de la Paz y Medrano como su nuevo corregidor; fue paseado a caballo por las calles y vitoreado. No acabaron ahí los altercados, pues el pueblo se enteró de que el anterior corregidor y algunos ediles estaban refugiados en el monasterio de San Jerónimo y en el Palacio Arzobispal.
Para apaciguar el motín de la ciudad, la Real Chancillería nombró alcalde a Luis de la Paz el 19 de mayo de 1648, previa suspensión del anterior; tomó posesión en la Madraza al día siguiente (Fecha en que seguramente debió ser rotulado su vítor en la pared de enfrente)
Para apaciguar el motín de la ciudad, la Real Chancillería nombró alcalde a Luis de la Paz el 19 de mayo de 1648, previa suspensión del anterior; tomó posesión en la Madraza al día siguiente (Fecha en que seguramente debió ser rotulado su vítor en la pared de enfrente). Luis de la Paz escribió al rey Felipe IV solicitando −y consiguiendo− el perdón para todos los ciudadanos que habían sido presos durante los altercados. Luis de la Paz era caballero de la Orden de Calatrava.
El nombramiento de corregidor fue con carácter interino, hasta que se calmaran los ánimos. El Rey no quiso que los granadinos se salieran con la suya y quedara por muchos años el corregidor que habían vitoreado por la fuerza. El 1 de junio de 1648 nombró a su mayordomo Álvaro Queipo de Llano y Valdés para la alcaldía de Granada. No obstante, durante el resto del siglo XVII se le recordó como el mejor alcalde que había tenido Granada.
Aquel hombre tomado por recto y virtuoso no sólo vio estampado su vítor en la fachada de la Capilla Real, también consiguió trigo para aplacar el hambre en los pocos días que fue alcalde de Granada
Cuentan las crónicas que el pueblo vitoreaba frenético por las calles ¡Viva nuestro corregidor! A lo que él correspondía, crucifijo en mano, ¡Hijos, éste es vuestro Corregidor, no yo! Aquel hombre tomado por recto y virtuoso no sólo vio estampado su vítor en la fachada de la Capilla Real, también consiguió trigo para aplacar el hambre en los pocos días que fue alcalde de Granada. Cuando falleció, el 29 de septiembre de 1667, un fraile del convento de San Agustín escribió una barroca elegía. Luis de la Paz fundó a su costa el Hospital de Convalecientes del Santo Cristo de las Penas, al que dejó la mayor parte de su herencia.
Apoyaron con su fortuna a la creación del Convento de Nuestra Señora de Gracia (actual Seminario San Cecilio), a partir del establecimiento de los trinitarios descalzos en 1606. Padre e hijo tuvieron sepultura en capilla particular de este convento
R. D. VÁZQUE (Z) que aparece debajo de PAZ es probable que apunte a una familia de ese apellido que era por 1637, en plena euforia de vítores, una de las más poderosas económicamente en el mercado de la seda. Controlaban buena parte del negocio de producción de morales en campos del Reino, decenas de telares, varias tiendas en la Alcaicería. También extendían sus tentáculos a la exportación de seda hacia Italia. Eran prestamistas y constructores de edificios de renta. Aunque no llegaron a poseer categoría de hidalgos ni acceso a cargos políticos. El padre se llamó Fernando y consiguió que su hijo Lorenzo llegara a ocupar un alto cargo en la Inquisición. Apoyaron con su fortuna a la creación del Convento de Nuestra Señora de Gracia (actual Seminario San Cecilio), a partir del establecimiento de los trinitarios descalzos en 1606. Padre e hijo tuvieron sepultura en capilla particular de este convento.
Por lo temprano de la fecha es menos probable que este grafiti esté dedicado al canónigo universitario. De referirse a Pedro Vázquez, éste sería el personaje más antiguo inscrito en las fachadas de la Capilla Real. Aunque su vítor, de haberlo tenido, no se conserva
No obstante, este Vázquez también podría referirse a uno de los primeros rectores ─y más repetidos─ que tuvo la Universidad de Granada, Reverendo Doctor Vázquez de Utiel, que era profesor de cánones y ocupó el rectorado a partir del 11 de noviembre de 1549 durante un año, y repitió en 1559, 1561, 1564, 1566, 1568 y 1579 (El día 11 de noviembre se estableció como fecha para la toma de posesión y relevo de rectores. El rectorado lo ocupaban por plazos de un año). Por lo temprano de la fecha es menos probable que este grafiti esté dedicado al canónigo universitario. De referirse a Pedro Vázquez, éste sería el personaje más antiguo inscrito en las fachadas de la Capilla Real. Aunque su vítor, de haberlo tenido, no se conserva.
En el lateral del muro que forma ángulo aparecen letras sueltas y quizás dibujos. De ellos sólo podemos identificar T, I, A…
Quizás su excelente ubicación frente a la que fue sede del Concejo ─entre los años 1500 y 1845─ tuviera algo que ver: era el frontón de ojeada obligatoria para quien saliese por la puerta del Ayuntamiento o se asomara a alguna de sus ventanas
El muro y el contrafuerte situados perpendicularmente a la puerta de la Madraza son los que concentran la mayor parte de vítores visibles. También los mejor conservados. Quizás su excelente ubicación frente a la que fue sede del Concejo ─entre los años 1500 y 1845─ tuviera algo que ver: era el frontón de ojeada obligatoria para quien saliese por la puerta del Ayuntamiento o se asomara a alguna de sus ventanas.
En estos tres planos, de derecha a izquierda, se ven una D., una S, y una V, seguidas de la abreviatura de VITORI (A). Esto podríamos interpretarlo de varias maneras: podría ser alguien de apellido Vitoria o Doctor de Vitoria, Siervo de Vitoria, etc. Debajo se ven una D con una R dentro y dos signos repetidos que parecen mezclar las letras T, F, E, I.
Por la similitud del diseño con la de otro rector ─que estudiamos adelante−, me inclino por la personalidad del rector
El centro del contrafuerte lo encabezan tres líneas de letras góticas, de gran tamaño, de las que se pueden leer G y Fe. Debajo hay dos plumas y lo que parece la parte alta del fruto de una granada. Coronan una ED superpuestas, seguidas de DIV con una O inserta en medio y una ED mezcladas, antes del apellido SOLIS. Hubo en aquellos tiempos del XVI-XVII bastantes personajes importantes en Granada con ese apellido. Podría tratarse, por las plumas que apuntan a letras, del catedrático de la asignatura de prima y rector DOCTOR IVAN DE SOLÍS. Juan de Solís (1625-49, ocupó el vicerrectorado y rector suplente 1640-1). Por la similitud del diseño con la de otro rector ─que estudiamos adelante−, me inclino por la personalidad del rector. Aunque no descarto que pudiera tratarse de Francisco de Solís Obando, oidor de la Real Chancillería y perteneciente al Consejo Real. (Si es que ambos Solís no fueron la misma persona). También aparece el apellido CASTILLAS.
En el siglo XVII se consideraba todo un éxito llegar a la altura de los cuernos de la luna como síntoma de que rozaba la punta baja del vítor honorífico
En la otra pared que se ve a la izquierda se lee claramente una D. y LUIS. Hay varias letras más sueltas. Lo más interesante de este panel quizás sea el símbolo de un vítor que tiene una C con las puntas hacia abajo. En el siglo XVII se consideraba todo un éxito llegar a la altura de los cuernos de la luna como síntoma de que rozaba la punta baja del vítor honorífico. A su derecha se repite otro vítor completo con una pluma superpuesta.
Debajo hay varias AA G, R sueltas y manchas difíciles de interpretar.
El apellido Pastrana no fue muy abundante en Granada. Hay referencia a dos Fray Pedro de Pastrana en el XVII pertenecientes a la comunidad de carmelitas, pero sin ningún hecho destacable para recibir un vítor
Este muro lateral de la Capilla Real, mirando a la Lonja y leído de derecha a izquierda, tiene un nombre casi completo, otro esbozado pero mejor documentado y una cruz con simbología. Debajo de la crestería aparece una corona sobre varias plumas y adornos. Le siguen las letras M DE superpuestas, la abreviatura de PEDRO LVIS DE PASTRANA. Se podría interpretar que se refiere al Maestro Pedro Luis de Pastrana. No he podido encontrar en archivos de papel a nadie que jugase un papel importante en la Granada renacentista y barroca que llevase asociado ese nombre y apellido. El apellido Pastrana no fue muy abundante en Granada. Hay referencia a dos Fray Pedro de Pastrana en el XVII pertenecientes a la comunidad de carmelitas, pero sin ningún hecho destacable para recibir un vítor.
En este caso hay que tener en cuenta que esta inscripción estuvo bajo un repello de argamasa durante mucho tiempo. Quizás eso la protegió de la climatología
Es una de las leyendas más claras y mejor conservadas. En este caso hay que tener en cuenta que esta inscripción estuvo bajo un repello de argamasa durante mucho tiempo. Quizás eso la protegió de la climatología. En la fotografía que hizo Ayola de ese muro en 1885-90 solamente se identifican la P y la R.
Algunas letras más abajo de Pastrana son I, P (con una O en su interior), Z, lo que podría referirse al apellido López.
Entre el contrafuerte y la ventana ojival aparecen el arranque de una M, una R, B, IE superpuestas, T, L, L, E superpuestas y una G minúscula. Este conjunto se interpreta como el nombre de M (aestrante) RA (sic) BIEL TÉLLE (Z) G (irón), es decir, Gabriel Téllez Girón. Debajo están insinuadas dos líneas de letras que debieron formar parte de su vítor; tampoco aparece el símbolo de su heroicidad.
Los méritos de este hombre los tenemos bastante documentados por la literatura local. Gabriel Téllez Girón fue uno de ellos granadinos vitoreados más populares de su época, principios del siglo XVII
Los méritos de este hombre los tenemos bastante documentados por la literatura local. Gabriel Téllez Girón fue uno de los granadinos vitoreados más populares de su época, a principios del siglo XVII. Emparentado con la casa de Osuna y casado con una descendiente de los antiguos reyes de Castilla. Fue noble y caballero maestrante, con título de Señor de Torre Cardela. Como noble y maestrante, su gran afición eran los caballos, las justas y los alances de toros en la Plaza de Bibarrambla. Cada año, un par de veces, participaba en los torneos de caballeros llamados máscaras; por parejas de caballistas iban burlando a los morlacos hasta que le daban muerte. Por entonces el toreo a pie se limitaba a peones de ayuda a los caballos.
La consagración de Gabriel Téllez Girón como héroe local y la consiguiente concesión del vítor de la ciudad le llegó el 14 de octubre de 1617
La consagración de Gabriel Téllez Girón como héroe local y la consiguiente concesión del vítor de la ciudad le llegó el 14 de octubre de 1617. La ciudad organizó una gran fiesta junto con la Inquisición en su monasterio de Santa Cruz La Real con motivo de la creación de la Hermandad de San Pedro Mártir. Los festejos llevaron aparejada una gran corrida en la plaza de Bibarrambla que duró dos días. Relata Enríquez de Jorquera en sus Anales que el primer día se lidiaron ocho toros muy bravos; estuvieron acompañados de grandes fuegos artificiales, los mejores conocidos hasta entonces. En la segunda jornada tocó lidiar dieciocho toros; participaron seis cuadrillas de a seis caballeros. Toreó incluso el alcalde de la ciudad, Luis de Guzmán y Vázquez. Pero sin duda fue el caballero Gabriel Téllez Girón el que se alzó con el triunfo absoluto en el manejo de rejones de muerte. La ciudad decidió concederle el vítor por unanimidad. Su nombre quedó inscrito en la pared de la Capilla Real para los siglos siguientes.
En el año 1604 le fue concedido ─además del de Alcántara que poseía por herencia familiar─ el hábito de la Orden de Santiago como recompensa a los servicios prestados por su padre al rey Felipe II en sus guerras y su administración
Téllez Girón fue un personaje muy presente en la vida granadina de principios del siglo XVII. Era hijo de Fernando Téllez Girón, Veinticuatro de Granada, y propietario de la Casa de los Girones. En el año 1604 le fue concedido ─además del de Alcántara que poseía por herencia familiar─ el hábito de la Orden de Santiago como recompensa a los servicios prestados por su padre al rey Felipe II en sus guerras y su administración. Sucedió en el mayorazgo a su padre, fallecido ese año, y enterrado en la capilla familiar de San Pedro Mártir de la iglesia de Santo Domingo (actual capilla del Rosario).
La corrida de 1617 donde le concedieron el vítor no había sido la primera ni única en que participó. También lo hizo en el que fue juego de cañas más sangriento de los registrados en la plaza de Bibarrambla
La corrida de 1617 donde le concedieron el vítor no había sido la primera ni única en que participó. También lo hizo en el que fue juego de cañas más sangriento de los registrados en la plaza de Bibarrambla. Ocurrió el 19 de agosto de 1609. Se trató de toros tan bravos “que fueron asombro y espanto de la gente. Mataron treinta y seis personas (caso lastimoso) y más de sesenta heridos. Murieron cuatro caballos y quedó muy maltratado don Gaspar de Pernia”. Llegó la noche y todavía había un toro danzando por la plaza ya que no había nadie que se atreviera a desjarretarlo. Fue necesario encandilarlo con fuegos y escopetearlo para darle muerte. Mató aquel toro a cinco hombres. La veintena de toros lidiados fueron peores que demonios. (Así relatan los Anales).
Nuevamente, en 1625 se ve triunfando de nuevo al rejoneador Gabriel Téllez Girón en la fiesta del 27 de agosto, del ciclo de San Agustín. Nuestro maestrante y el rejoneador Pablo de la Cueva, alcalde de Guadix, alancearon nada menos que diecinueve toros muy bravos.
Gabriel Téllez Girón falleció el 2 de septiembre de 1628, a edad mediana. Se le calificaba como “uno de los mejores hombres a caballo y toreadores que ha tenido esta ciudad”
Gabriel Téllez Girón falleció el 2 de septiembre de 1628, a edad mediana. Se le calificaba como “uno de los mejores hombres a caballo y toreadores que ha tenido esta ciudad”. Fue sepultado en su capilla familiar de la iglesia de Santo Domingo. Dejó como viuda, joven, a Ana de Castilla y dos huérfanos. Ana de Castilla era de sangre real: descendía del rey Pedro de Castilla, el Cruel o el Justiciero (1334-69) y de María de Padilla por línea directa. Casó muy joven con Gabriel Téllez Girón; volvió a contraer dos nuevos matrimonios a partir de 1628, el primero con Álvaro de Córdoba, marqués de Valenzuela, y el segundo con el conde de Sevilla la Nueva.
El sentimiento de luto y el recuerdo del gran caballero vitoreado por sus éxitos en la plaza de Bibarrambla quedó plasmado en un sermón laudatorio escrito e impreso por frailes dominicos con motivo de su entierro.
En el año 1623 también tuvo una participación destacada el maestrante Gabriel Téllez Girón en los juegos de cañas celebrados en Bibarrambla para conmemorar el segundo año del reinado de Felipe IV. Pero en esta ocasión la recompensa del vítor no fue para él, sino para otro directo competidor: Luis de la Fuente
En el año 1623 también tuvo una participación destacada el maestrante Gabriel Téllez Girón en los juegos de cañas celebrados en Bibarrambla para conmemorar el segundo año del reinado de Felipe IV. Pero en esta ocasión la recompensa del vítor no fue para él, sino para otro directo competidor: Luis de la Fuente. No nos ha llegado, o no es reconocible, su inscripción en ninguna de las fachadas de la calle Oficios. Aquel triunfo concedido por la ciudad tuvo lugar el 2 de septiembre. “Se lidiaron dieciocho toros como leones”. Alancearon seis caballeros veinticuatro (concejales) de Granada. El cronista Jorquera destacó que participó Gabriel Téllez “uno de los mejores toreadores destos tiempos”.
En la parte baja de este mismo muro aparece una cruz sobre un calvario. Debe ser un ensalzamiento de la Cruz de tipo religioso, un grafiti en toda regla. Se ven unos escalones al estilo de los cientos de cruces que proliferaron por Granada (Campo del Príncipe, Triunfo, plaza de Gracia) con motivo del agravio a la Inmaculada de 1640. Hay rayajos alrededor que son difíciles de interpretar:
En el paño superior donde se encuentra la portada a la Capilla Real luce una inscripción bastante llamativa ─de las más completas−, rodeada de algunas letras sueltas
En el paño superior donde se encuentra la portada a la Capilla Real luce una inscripción bastante llamativa ─de las más completas−, rodeada de algunas letras sueltas. Se lee perfectamente ARAVITO. Posee un víctor debajo, rodeado de lo que parecen ser dos plumas. Y encima tiene una granada con lazos al aire. También acaba este emblema en una enorme luna con las puntas hacia abajo. Este Aravito se refiere, con bastante probabilidad, Agustín de Garavito, que fue rector en 1656-7. Presenta similitudes con el otro probable rector mencionado más arriba.
Y justo a la derecha de la entrada a la Capilla Real se insinúa una fila de grandes letras góticas y por debajo restos de pintura de color almagra. En la fotografía de finales del siglo XIX (la que se ve un hombre orinando junto a la puerta) aparece una tercera línea con las letras ABA, hoy completamente borradas. Un poco por encima, a la derecha, también quedan restos de pintura.
La localización de grafitis en la plaza de acceso a la Capilla Real incluye uno situado en la misma esquina de la Lonja
La localización de grafitis en la plaza de acceso a la Capilla Real incluye uno situado en la misma esquina de la Lonja. Consta de dos líneas de grandes letras; las letras superiores se asemejan a M, L y BL superpuestas. Debajo está bastante desfigurado el anagrama del vítor.
Quizás alguno de estos vítores imposibles de identificar se refiera a algunas personas que conocemos por los archivos a quienes se le dedicaron grafitis
Quizás alguno de estos vítores imposibles de identificar se refiera a algunas personas que conocemos por los archivos a quienes se le dedicaron grafitis. Por ejemplo, nn Carvajal (o Caravajal) que obtuvo el vítor de los granadinos fue Francisco Carvajal y Manrique, Salazar y Luna. Algo similar nos ocurre con el apellido Zapata; es probable que una inscripción corresponda a Gómez Zapata, que fue corregidor de Granada entre 1611 y 1613. Era caballero de probador o de boca del rey Felipe III. No consta que tomara grandes decisiones en favor de Granada, más allá de encargarse de perseguir a los moriscos revoltosos y acabar de expulsarlos del Reino. Pero, por entonces, tan sólo con ser nombrado alcalde era motivo suficiente para que le dedicaran un vítor en una fachada.
Al final ganó la plaza Francisco Barrientos de la Torre, procedente de la catedral de Ciudad Rodrigo. El vítor era en premio por sus habilidades para lectura y predicación
Otro de los vítores desconocidos, desfigurados, borrados o indescifrables de las paredes de la Capilla Real perteneció al canónigo Francisco Barrientos de la Torre. Le fue dedicado en mayo de 1632 por el cabildo de la Catedral y todo el pueblo de Granada. Aquel religioso ganó en dura oposición la plaza la canonjía doctoral de sagrada escritura de la Santa Yglesia, que estaba vacante por fallecimiento de su titular. Fue muy deseada y disputada aquella plaza, con discursos en público y pruebas por escrito abiertas al público en los salones de la Curia de Cánones (Universidad). Nueve sabios canónigos se presentaron a la plaza granadina; eran los titulares de templos de Pulianas, Colegio de Santa Catalina, un canónigo venido de Almería, el arcediano de Almería… Al final ganó la plaza Francisco Barrientos de la Torre, procedente de la catedral de Ciudad Rodrigo. El vítor era un premio por sus habilidades para lectura y predicación. Barrientos defendió como abogado (1617) en los tribunales los privilegios concedidos a la Capilla Real por todos los monarcas desde los Reyes Católicos.
Debajo está perfectamente conservado el símbolo del vítor. Esta inscripción corresponde con toda seguridad a la primera mitad del siglo XVIII en que ya estaba levantado el muro. El tipo de letra es más descuidado que las góticas de los muros de la Capilla Real
En la pared del Sagrario hay también varios grafitis que destacan poco por la oscuridad de la calle y porque esa fachada está muy ennegrecida. Sin duda que el más vistoso es el de la fotografía anterior, ubicado justo debajo de una de las ventanas. Aquí se identifica perfectamente la abreviatura de Dr (Doctor), seguido de unas letras (C, Y, N quizás). Debajo está perfectamente conservado el símbolo del vítor. Esta inscripción corresponde con toda seguridad a la primera mitad del siglo XVIII en que ya estaba levantado el muro. El tipo de letra es más descuidado que las góticas de los muros de la Capilla Real.
En este mismo muro frente a la Alcaicería hay otros dos grafitis con pintura roja. El más próximo a la puerta de la Sacristía, a una altura excesivamente baja, parece poner DON CASTILLO. Tengo dudas de que esta inscripción sea un vítor.
EN EL SAGRARIO Y LA FACHADA PRINCIPAL DE LA CATEDRAL
Es la que mejor se lee porque quizás sea de las más recientes en su pintura. El primer motivo, porque esta iglesia no acabó de levantarse hasta casi mediado el siglo XVIII
Proseguimos el recorrido de derecha a izquierda, empezando por la esquina del Sagrario para seguir buscando hacia la fachada principal de la Catedral. El primer vítor que hallamos es el referido a Francisco Enríquez de (Luna o Pina), canónigo magistral de Málaga. Es la inscripción más completa y legible que existe de todas las existentes en el grupo de edificios. Aunque hecha con una letra de escritura ordinaria, sin abreviaturas ni tipo jeroglíficos del siglo anterior. Está situada a la derecha de la puerta del Sagrario, justo en perpendicular a la calle Libreros. Es la que mejor se lee porque quizás sea de las más recientes en su pintura. El primer motivo, porque esta iglesia no acabó de levantarse hasta casi mediado el siglo XVIII.
Por los apellidos Enríquez de Luna es bastante probable que tuviera alguna ligazón de origen con Granada, concretamente con el Marquesado de Miravalle que lleva esos apellidos
Los datos que conocemos de Francisco Enríquez proceden de la catedral de Málaga. En el año 1745 optó a una canonjía en la ciudad vecina y allí se desplazó a ejercerla el resto de su existencia. Por los apellidos Enríquez de Luna es bastante probable que tuviera alguna ligazón de origen con Granada, concretamente con el Condado de Miravalle que lleva esos apellidos. También conocemos que antes fue colegial del Colegio Mayor de Cuenca en la Universidad de Salamanca. Debió ganar su canonjía estando en Granada y por eso dejó su pintada para recuerdo futuro de sus paisanos.
En los arranques de los cuatro contrafuertes que sostienen los tres arcos de la portada principal también hay inscripciones y vítores, aunque muy oscurecidas por la contaminación
Las tres caras de la torre de San Miguel y el panel del fondo (1, 2, 3 y 4) acumulan un buen número de vítores e inscripciones, de los más interesantes y más vivos colores de todos los que hay en esta fachada diseñada por Alonso Cano en 1667. En los arranques de los cuatro contrafuertes que sostienen los tres arcos de la portada principal también hay inscripciones y vítores, aunque muy oscurecidas por la contaminación. Incluso en la jamba izquierda de la puerta central, al lado de San Pedro, hay otro vítor pequeño.
Pared numerada con el 1 en el alzado, la más próxima al Sagrario. De trazos ilegibles. A su derecha está grabado el nombre de José Antonio Primo de Rivera, sobre un muro del Sagrario que tuvo otro vítor de mediados del siglo XVIII. Esta pared del lado Este de la torre Sur, la que ya linda con el Sagrario, aparecen las dos primeras líneas de letras y lo que insinúa un vítor muy desgastado (en el círculo rojo). Están ilegibles. Incluso dan la sensación de haber sido raspadas:
La buena conservación es este espacio me hace concluir que las pinturas las realizaron al poco tiempo de acabar el muro que cierra la fachada catedralicia, finales del XVIII
Pared número 2. La buena conservación de este espacio me hace concluir que las pinturas las realizaron al poco tiempo de acabar el muro que cierra la fachada catedralicia, finales del XVIII. En este muro, lo que es el primer cuerpo de la torre Sur, contiene la única fecha escrita en todos los vítores de estas fachadas que estamos recorriendo: AÑO DE 96. Se refiere al ya comentado año 1696, recién acabada la fachada frontal de la Catedral. Debajo de la fecha parece leerse DOPORISOO TUS MAS.
Esta parte también es muy rica en símbolos, aunque se encuentra muy ennegrecida. Dentro de la hornacina hay un vítor y otros cuatro más repartidos por el paramento. Están las palabras D. VARGAS y Dr. CUEVAS. Mucho más grandes aparecen letras para componer los apellidos DAVILA VALDERAS.
Fue alcalde de Granada entre 1679 y 1682. El gobierno de la Real Chancillería (en nombre del Rey) hizo constar en el Real Acuerdo de 12 de octubre de 1682 sus desvelos por acabar con la hambruna que asolaba la población en aquellas semanas
Otro corregidor que cuenta con bastantes probabilidades de tener vítor en esta fachada es Pedro de Vargas Maraver y Silva. Tenemos el apellido VARGAS debajo del anagrama del vítor. Al menos contrajo méritos para que la ciudad se lo dedicara. Fue alcalde de Granada entre 1679 y 1682. El gobierno de la Real Chancillería (en nombre del Rey) hizo constar en el Real Acuerdo de 12 de octubre de 1682 sus desvelos por acabar con la hambruna que asolaba la población en aquellas semanas. Así como paliar el contagio de peste que apareció en las calles en junio de 1679, al poco de llegar él (con unos 3.000 muertos sólo en la capital). Hubo una serie de rogativas y misas delante de la Virgen del Rosario (Santo Domingo) para pedirle su intercesión. La tradición cuenta que por aquellos días fue cuando apareció una estrella con los colores del arco iris en la frente de la virgen de Lepanto. El arzobispo abrió proceso por el supuesto milagro; el alcalde que combatió la peste y el hambre habría visto pintado su vítor en las paredes (Ver: Los pomposos desagravios a vírgenes “putas” y las tallas que lloraban sangre).
Repito: este panel es muy interesante porque acumula cinco símbolos de vítor, tres grandes y dos más pequeñitos. También tiene dibujada la cruz de la orden de Santiago. Y una pluma.
Pared 3. En la cara norte de la torre San Miguel existe una única inscripción con letras mayúsculas (DE… RA), una letra D suelta, una gran mancha o dibujo sin definir claramente. Y uno de los símbolos del vítor mejor acabado.
Uno de los muros con más abundancia de vítores y mejor conservados es el que se encuentra bajo la torre de San Miguel, el paramento que corresponde con la quinta nave del templo metropolitano
Pared 4. Uno de los muros con más abundancia de vítores y mejor conservados es el que se encuentra bajo la torre de San Miguel, el paramento que corresponde con la quinta nave del templo metropolitano. También son de los más coloridos por haber estado ocultos dentro de la casilla que aparece en la fotografía anterior. La inscripción más clara, D. VALLE, quizás se refiera a la familia del afamado Doctor Valle. O a su hijo militar, el teniente Bartolomé del Valle. Éste encabezó una compañía de sesenta hombres a caballo que envió la ciudad de Granada (verano de 1641) a combatir a la guerra de Cataluña. El vítor del D. Valle también tiene en el vértice la típica luna con los picos hacia abajo.
En el zócalo de lo que debió ser primer piso de la casilla, por encima de los mechinales de los palos redondos, se vislumbran deterioradas otras dos filas de letras
Leemos las palabras Omary o quizás OMARYA, en letras pequeñas. Al lado hay una D y una R muy barrocas y adornadas. Debajo tenemos D (n)MF. El segundo vítor está limado en su parte baja; a su derecha parece haber la inscripción de los jesuitas, IHs sobre dos líneas onduladas. Y más abajo, una D con una R dentro, I, B, S y R. En el zócalo de lo que debió ser primer piso de la casilla, por encima de los mechinales de los palos redondos, se vislumbran deterioradas otras dos filas de letras.
Las cuatro fotos que siguen corresponden a las cuatro pilastras que soportan la portada principal. Cada una de ellas ofrece una inscripción, en varias líneas, que están pendientes de aflorar en cuanto les sea retirada la capa de humo y polvo que las cubre desde hace décadas. Solamente en la pilastra marcada con el 7 aparece muy desdibujado el símbolo del vítor. El marcado con el 8 aparenta estar coronado con unas hojas vegetales; en este caso, el grosor de sus letras es exagerado, pone GRIX en la primera línea.
EN LA CALLE DE LA CÁRCEL BAJA
No conocemos con exactitud la fecha en que Alonso Cano fue vitoreado por el cabildo y arzobispado de Granada. Lo más probable es que fuese justo al regresar de Madrid con el nombramiento de Felipe IV en la mano; regresó elevado a la categoría de racionero de la Catedral, en 1660
Nos llama la atención la pintura RS CANO (vítor) Y M R. Alonso Cano y Almansa es el vitoreado en el contrafuerte izquierdo de la puerta del Perdón de la Catedral, en la calle de la Cárcel Baja. Las letras RD superpuestas, el apellido CANO y las iniciales Y M R se trascriben como abreviaturas de Reverendo Alonso Cano Yglesia Maestro Racionero. Hasta finales del siglo XVIII, incluso en el XIX, era habitual escribir Iglesia con Y. Encima de la inscripción existen dos coronas, justo entre las piernas de los angelotes del escudo imperial de Carlos V. Esta parte baja de la portaba fue labrada personalmente por Diego de Siloé hacia 1539; dejó su firma en forma de S en una hornacina superior.
No conocemos con exactitud la fecha en que Alonso Cano fue vitoreado por el cabildo y arzobispado de Granada. Lo más probable es que fuese justo al regresar de Madrid con el nombramiento de Felipe IV en la mano; regresó elevado a la categoría de racionero de la Catedral, en 1660.
Aunque hay que retroceder unos años para entender la relación de amor-odio-amor que tuvo con los capellanes para comprender lo ocurrido
Aunque hay que retroceder unos años para entender la relación de amor-odio-amor que tuvo con los capellanes para comprender lo ocurrido: en 1652 llegó a Granada tras su largo deambulatorio por Sevilla y Madrid. Venía con fama de magnífico pintor y tallista, viudo y exculpado de la extraña muerte de su esposa. La condición fue ocupar la plaza de racionero de la Catedral, cederle estudio en la primera planta de la torre Norte (la única por entonces) de la Catedral. A cambio, se dedicaría a pintar los cuadros de la capilla mayor, la serie de la Vida de la Virgen. Debía ordenarse sacerdote en el plazo máximo de un año.
Tuvo encontronazos con el cabildo que gobernaba la Catedral a partir del rechazo de su cuadro 'la Presentación'. Aquella tirantez le llevó a dedicarse a pintar para el convento del Ángel Custodio, para la Abadía de San Antonio y San Diego de Fajalauza, etc
Tuvo encontronazos con el cabildo que gobernaba la Catedral a partir del rechazo de su cuadro la Presentación. Aquella tirantez le llevó a dedicarse a pintar para el convento del Ángel Custodio, para la Abadía de San Antonio y San Diego de Fajalauza, etc. Necesitaba al menos un plato de chanfaina para sobrevivir. Hasta que las tensiones con sus patrocinadores llevaron a dejar vacante la plaza de prebendado porque no le aprobaron el examen de latín para ser colegial de pleno derecho.
El conflicto con sus canónigos le hizo abandonar Granada en 1657 y regresar a Madrid. Una vez en la corte no se quedó de brazos cruzados; Alonso Cano apeló al Rey, ya que la Catedral estaba bajo el patronazgo real, reclamando su plaza. Fue ordenado sacerdote por el arzobispo de Salamanca, si bien tuvo que someterse a exámenes ante el nuncio. El Rey y el Vaticano ordenaron a la Catedral de Granada que se le admitiera como prebendado y se le abonaran todos los salarios desde la fecha en que fue suspendido por no dominar el latín. Fue premiado, además, con el hábito de la Orden de Santiago, con Diego Velázquez de padrino.
Y en 1660 regresó a Granada tras ganar el largo pleito a los canónigos que rechazaban pagarle los años de salario pendiente. Continuó a partir de entonces un febril trabajo de pinturas para la Catedral y el Palacio Arzobispal
Y en 1660 regresó a Granada tras ganar el largo pleito a los canónigos que rechazaban pagarle los años de salario pendiente. Continuó a partir de entonces un febril trabajo de pinturas para la Catedral y el Palacio Arzobispal. Pero las tensiones continuaron todavía en 1664, con la venganza de los canónigos desalojándolo de la primera planta de la torre. El pretexto era que debían pasar por allí las cuerdas del campanario. Cano, en venganza, abandonó su trabajo, se fue a la Catedral de Málaga durante casi un año. Finalmente, fue requerido a toda prisa a Granada porque su presencia se consideraba imprescindible: las obras de la Catedral estaban casi paradas, era necesario un arquitecto e iniciar la construcción de la fachada.
En mayo de 1667 fue nombrado maestro mayor de obras. Pintó la fachada, ya sin la torre Sur, y se dispuso a empezar su construcción. Le reconocieron su valía también como tracista arquitecto
En mayo de 1667 fue nombrado maestro mayor de obras. Pintó la fachada, ya sin la torre Sur, y se dispuso a empezar su construcción. Le reconocieron su valía también como tracista arquitecto. Pero el 18 de agosto se sintió muy enfermo, hizo testamento. La vida se le acabó el 3 de septiembre en su casa de la calle Santa Paula. Los canónigos habían firmado la paz con él, tras varios años de desavenencias; decidieron ejecutar la fachada tal como Cano la diseñó y labraron un pilar entre las puertas del Perdón y San Jerónimo. Durante mucho tiempo ese pilar llevó el nombre de Alonso Cano.
No sabemos si el vítor en memoria de Alonso Cano lo pintaron cuando llegó a Granada con el título real de reverendo racionero o se lo pintaron tras su muerte sus compañeros canónigos. La segunda posibilidad es más probable.
En el paramento derecho de la Puerta del Perdón, también debajo del escudo imperial, tenemos inscripciones muy desdibujadas repartidas en cuatro líneas de distinto grosor. Se pueden identificar las letras D, MA coronadas, Y, N, una GS pequeñas. También se insinúa un logotipo de vítor (en el círculo rojo).
En esta misma fachada norte de la Catedral, la que linda a calle Cárcel Baja, existen varias letras más sueltas en los muros que discurren hasta la Puerta de San Jerónimo. Son difíciles de traducir. No se identifica ningún vítor
En esta misma fachada norte de la Catedral, la que linda a calle Cárcel Baja, existen varias letras más sueltas en los muros que discurren hasta la Puerta de San Jerónimo. Son difíciles de traducir. No se identifica ningún vítor. Sobre el pilar aparece la inscripción de PROHIBIDO PONER ANUNCIOS; aunque está hecha en pintura roja, lo más probable es que se trate de un cartel pintado por el Cabildo pidiendo que no se pintaran las paredes. No sabemos la fecha en que está hecha ni si corresponde a la prohibición real ordenada en 1757. El tipo de letra da a entender que es posterior.
HOSPITAL REAL Y CASA DE LOS TIROS
En la fachada principal del Hospital Real se localizan por lo menos seis inscripciones hechas con almagra. Cuatro de ellas tienen asociados sus correspondientes símbolos del vítor. Están muy deterioradas por el paso del tiempo y por raspaduras posteriores. Están repartidas la mitad a cada lado de la portada (dos víctores a la derecha y dos a la izquierda). Las más interesantes son las que tienen víctores. Todos los emblemas van acompañados de letras o iniciales.
Las procedencias de esos seis grafitis y tres vítores son enigmáticas. Este edificio estuvo alejado del escenario céntrico de lucimiento y exhibición sociales hasta finales del siglo XIX
Las procedencias de esos seis grafitis y tres vítores son enigmáticas. Este edificio estuvo alejado del escenario céntrico de lucimiento y exhibición sociales hasta finales del siglo XIX. Tampoco tuvo uso relacionado con la Universidad (hasta su cesión den 1982 para Rectorado), ni judicial ni municipal. Es probable que esas inscripciones se deban a algunos directores, administradores o médicos que obtuvieron la plaza para dirigir este asilo-hospital.
Aunque podría referirse a alguien que alcanzó un doctorado por la D. con que empieza la primera línea
En la fachada de la Casa de los Tiros también luce en grandes letras el nombre de una persona. Pero no lleva asociado el símbolo de víctor, a no ser una especie de V que se insinúa en la tercera línea (en el círculo rojo). Aunque podría referirse a alguien que alcanzó un doctorado por la D. con que empieza la primera línea. Le siguen unas letras que podrían ser MAP. En la segunda línea se lee perfectamente el apellido OSVNA.
COLEGIO SAN BARTOLOMÉ Y SANTIAGO
Finalizo este recorrido por las inscripciones, grafitis y vítores de Granada entrando al Colegio Mayor San Bartolomé y Santiago (que por estos días está inmerso en su 375 aniversario). Los pasamanos y columnas de la balaustrada de su claustro alto están repletos de nombres, iniciales y jeroglíficos grabados por los miles de alumnos que han pasado por sus estancias en estos casi cuatro siglos. Muchos de quienes consiguieron raspar sus letras en el duro mármol seguro que más tarde fueron quienes merecieron vítores para dejar su memoria en la Universidad Literaria o en alguna de las paredes de los edificios que forman la Montaña Pétrea. Por este colegio mayor, uno de los más antiguos o el que más de España, pasaron grandes personalidades que luego fueron presidentes de gobiernos, obispos, rectores, artistas…
Por la forma tan peculiar que tienen sus letras se cree que fue grabada por el joven Federico García Lorca
La única inscripción que voy a destacar entre todas es una muy solitaria en uno de los pilares. Por la forma tan peculiar que tienen sus letras se cree que fue grabada por el joven Federico García Lorca en el poco tiempo que permaneció en este edificio como colegial.