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UNA SECCIÓN de JOAN CARLES MARCH

'Habladurías' para conocer a la PEPA: La voz que despierta a la Enfermería andaluza

Ciudadanía - Joan Carles March - Lunes, 23 de Junio de 2025
En este excepcional 'Habladurías', el experto en Salud Pública Joan Carles March conversa con las enfermeras Laura Pérez y Carmen Bernardino, para dar voz a la necesaria Plataforma de Enfermeras por Andalucía. No te lo pierdas.
Las enfermeras Laura Pérez y Carmen Bernardino conversan con Joan Carles March en este excepcional 'Habladurías'.
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Las enfermeras Laura Pérez y Carmen Bernardino conversan con Joan Carles March en este excepcional 'Habladurías'.

Enfermeras que se unen para cambiar las reglas del juego

Enfermeras que se van, enfermeras que aguantan, enfermeras que luchan. Así podría resumirse la realidad de miles de profesionales sanitarias en Andalucía, donde las condiciones laborales empujan a la precariedad, la frustración y la desmotivación. Pero también hay quienes han decidido no callar más. De esa convicción nace PEPA, la Plataforma de Enfermeras por Andalucía, una organización autogestionada que ha irrumpido con fuerza para exigir cambios estructurales en la sanidad pública andaluza.

“Todos somos PEPA”, afirman. Porque lo que reclaman no es solo una mejora profesional para ellas, sino también una atención sanitaria más humana, continuada y segura para toda la ciudadanía

En este “Habladurías”, las enfermeras Laura Pérez y Carmen Bernardino, vocales de PEPA, exponen con claridad y crudeza la situación que vive su colectivo. “Todos somos PEPA”, afirman. Porque lo que reclaman no es solo una mejora profesional para ellas, sino también una atención sanitaria más humana, continuada y segura para toda la ciudadanía.

Un movimiento desde la base

PEPA no es un sindicato, ni una asociación financiada. Es una plataforma creada por enfermeras de base, que trabajan a diario en hospitales y centros de salud, y que han decidido organizarse al margen de estructuras tradicionales como los colegios profesionales o los sindicatos, que —según denuncian— han fallado durante años en representar sus verdaderas necesidades.

“Somos enfermeras que se ponen el uniforme cada día, que conocen los problemas reales y que no quieren seguir dependiendo de decisiones que se toman desde despachos lejanos a la realidad”

“Somos enfermeras que se ponen el uniforme cada día, que conocen los problemas reales y que no quieren seguir dependiendo de decisiones que se toman desde despachos lejanos a la realidad”, explica Carmen. La plataforma nació con una visión clara: unir a las enfermeras, darles voz y cambiar el modelo desde la raíz.

Precariedad estructural: contratos por semanas y maltrato laboral

Uno de los ejes centrales del diagnóstico que hace PEPA es la precariedad estructural del empleo enfermero en Andalucía. “Estás un mes en una planta, al siguiente en primaria, y luego en una unidad especializada. Sin tiempo para adaptarte, sin formación adicional y sin garantías”, denuncia Laura. Esta temporalidad no solo impide el desarrollo profesional de las enfermeras, sino que dificulta los vínculos con los pacientes y reduce la calidad asistencial.

“Es imposible ofrecer cuidados de calidad cuando no sabes si vas a seguir en el mismo centro el mes que viene”

“Es imposible ofrecer cuidados de calidad cuando no sabes si vas a seguir en el mismo centro el mes que viene”, denuncia Carmen. Esta falta de estabilidad no solo mina el bienestar psicológico de las enfermeras, sino que repercute directamente en la salud de los pacientes, que pierden la continuidad en la atención y la confianza con sus profesionales de referencia.

Más de 5.000 enfermeras formadas en Andalucía emigraron a otras comunidades en solo dos años, en busca de contratos estables y condiciones dignas. “No es una cuestión de expectativas altas: es que aquí, con años de experiencia y formación, sigues firmando contratos de un mes, mientras que en otras comunidades ofrecen interinidades o contratos anuales”, explican.

La precariedad laboral no es solo un problema interno del sistema sanitario: afecta directamente a la ciudadanía. Las enfermeras denuncian que no pueden ofrecer los cuidados que saben que los pacientes necesitan

Consecuencias directas: menos cuidados, más frustración

La precariedad laboral no es solo un problema interno del sistema sanitario: afecta directamente a la ciudadanía. Las enfermeras denuncian que no pueden ofrecer los cuidados que saben que los pacientes necesitan. “Aunque demos el 120%, el paciente recibe el 50% de lo que se merece”, afirma Carmen. Esta brecha genera una profunda frustración profesional, que muchas veces deriva en burnout, ansiedad y abandono de la profesión.

Los datos son alarmantes: más de 30.000 enfermeras faltarían en Andalucía para alcanzar los estándares europeos de atención. Mientras tanto, se siguen sobrecargando servicios, no se cubren bajas ni reducciones de jornada, y se relega a las especialistas a puestos genéricos. “Estamos infrautilizadas. Tenemos formación, tenemos experiencia, pero el sistema nos malgasta”, sentencian.

"Estamos infrautilizadas. Tenemos formación, tenemos experiencia, pero el sistema nos malgasta”, sentencian

Enfermeras especializadas sin oportunidad

Una de las grandes paradojas que señalan es que Andalucía forma a miles de enfermeras especialistas (en salud mental, pediatría, geriatría, etc.), pero no las contrata como tales. “Estamos sobreformadas y maltratadas”, resume Laura. Muchas acaban ocupando puestos generalistas mientras que las unidades específicas carecen del personal capacitado que se necesita.

Invisibles para la administración, imprescindibles para el paciente.

Las enfermeras de PEPA denuncian también una invisibilización institucional de su labor. “A ojos de la Administración somos invisibles. No se nos escucha, no se nos consulta, no se nos valora”

Las enfermeras de PEPA denuncian también una invisibilización institucional de su labor. “A ojos de la Administración somos invisibles. No se nos escucha, no se nos consulta, no se nos valora”, afirman. Esta invisibilización, señalan, tiene un componente de género: una profesión mayoritariamente femenina y ligada al cuidado, tradicionalmente infravalorada.

Sin embargo, esa invisibilidad no se da en la relación con el paciente. Todo lo contrario. “Somos el referente constante. Somos quienes estamos siempre, quienes explicamos, calmamos, cuidamos. El paciente lo sabe. La Administración, parece que no”.

¿Qué propone la PEPA?

La PEPA no se queda en la queja. Su activismo se traduce en propuestas claras y alcanzables:

Contratación estable y digna desde el primer momento.

  • Reconocimiento oficial de las especialidades enfermeras.
  • Fin del sistema ACSA para la acreditación de la carrera profesional.

“No pedimos lujos. Pedimos las condiciones mínimas para ofrecer el cuidado que nuestros pacientes merecen”, insisten

  • Mejora real de los ratios enfermera/paciente.
  • Planificación de plantillas que cubran adecuadamente bajas, vacaciones y reducciones.
  • Financiación suficiente para priorizar cuidados de calidad en la sanidad pública. 
  • Inversión estructural en la sanidad pública y priorización de los cuidados como eje central del sistema.
  • Transparencia y participación en la toma de decisiones que afectan al colectivo.

“No pedimos lujos. Pedimos las condiciones mínimas para ofrecer el cuidado que nuestros pacientes merecen”, insisten.

Distintos momentos de la conversación sobre la Plataforma de Enfermeras por Andalucía, en la que Joan Carles March da voz a dos representantes de PEPA, las enfermeras Laura Pérez y Carmen Bernardino.

Cuando cuidar también quema

“Volvemos a casa con la conciencia tranquila de haberlo dado todo. Pero también con la certeza de que no fue suficiente. Y eso duele. Porque cuidar mal, aunque no sea culpa tuya, también te quema”

Uno de los puntos más conmovedores de su testimonio es la sensación de impotencia con la que muchas enfermeras vuelven a casa. Saben que podrían haber hecho más. Que su conocimiento, su vocación y su humanidad darían para cuidar mucho mejor si se les diera el tiempo y el contexto adecuado.

“Volvemos a casa con la conciencia tranquila de haberlo dado todo. Pero también con la certeza de que no fue suficiente. Y eso duele. Porque cuidar mal, aunque no sea culpa tuya, también te quema”.

La revolución silenciosa que ha dejado de callar

La PEPA representa hoy un ejemplo de movilización social y profesional desde abajo. Es una voz colectiva para el cambio. No representa un capricho ni un movimiento pasajero

La PEPA representa hoy un ejemplo de movilización social y profesional desde abajo. Es una voz colectiva para el cambio. No representa un capricho ni un movimiento pasajero. Es la respuesta colectiva de una profesión que ha dicho basta. No buscan liderazgos carismáticos, ni ocupar cargos. Buscan que las enfermeras sean escuchadas, que se entienda que la salud pública empieza por cuidar a quienes cuidan.

“No queremos parchear a la gente. Queremos transformar el sistema para que las personas puedan vivir mejor. Nuestra meta es que la sanidad pública funcione”, afirman.

Y en esa meta, no están solas. Porque como bien dice su lema: “Todos somos PEPA”.
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