47 años de Atención Primaria: luces, sombras y retos por venir: 'Habladurías' con el médico de familia José Manuel Aranda

José Manuel fue de los primeros profesionales que conocí cuando llegué a Granada. Entonces venía cada semana desde Málaga a la Escuela Andaluza de Salud Pública. Trabajábamos en promoción de salud, un campo donde él ayudó a marcar una línea clara de trabajo y un marco teórico relevante.
Hoy vive en Mallorca, jubilado pero muy activo, comprometido con la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, organizando jornadas, interviniendo en debates, como en el encuentro que esta semana gira en Madrid en torno a un tema vital: el consenso profesional para la mejora de la Atención Primaria.
En este ‘Habladurías’, repasamos con él sus 47 años de experiencia bajo el lema “luces y sombras”, desde una mirada personal, crítica y comprometida.
Lo que sigue es un viaje humano, profesional y colectivo por los pilares, logros, crisis y retos del sistema. Su conversación, cargada de experiencia y honestidad, aborda las limitaciones del sistema, los desafíos actuales y el papel esencial del legado profesional.
El inicio: medicina heroica
José Manuel relata sus inicios como médico recién graduado en 1977, enfrentando realidades duras como consultas con 200 pacientes y una medicina casi heroica.
“Yo acabé la carrera en el 77. Mi primer trabajo fue un ambulatorio en Plaza Castilla. Había 200 personas esperando. Entré con mi fonendoscopio y una bata blanca… y menos mal que me encontré con una enfermera que me salvó el día”
“Yo acabé la carrera en el 77. Mi primer trabajo fue un ambulatorio en Plaza Castilla. Había 200 personas esperando. Entré con mi fonendoscopio y una bata blanca… y menos mal que me encontré con una enfermera que me salvó el día”.
El relato de José Manuel está lleno de anécdotas que retratan una época: médicos sin recursos, sin soporte, enfrentados a una demanda inabarcable. Recuerda también un verano en un pueblo de la sierra madrileña, con 14.000 personas en agosto y él solo como médico con guardias solitarias en pueblos sobrecargados
“Asistí un parto. La abuela me miró y me dijo: usted no ha asistido muchos, ¿verdad? Por la cara de pánico que llevaba”.
De los ambulatorios sin recursos a una medicina con vistas al mar
A lo largo de los años, su trayectoria evolucionó de Málaga hasta ejercer en Palma de Mallorca, en un centro de salud avanzado, con mejores medios y condiciones de trabajo. Esa progresión simboliza, para él, las “luces” del sistema: más formación, mejor cartera de servicios, reconocimiento internacional y avances clínicos. Con el paso de los años, José Manuel pasó de esa medicina de trinchera a una atención más digna y humana:
“La gran sombra es que, al final, solo pasaba consulta. Dejé de hacer promoción de salud, dejé de trabajar con la comunidad. Eso no era lo que yo quería ser médico".
Las luces, dice, son evidentes: formación, cartera de servicios, calidad, reconocimiento internacional. Pero también advierte:
“La gran sombra es que, al final, solo pasaba consulta. Dejé de hacer promoción de salud, dejé de trabajar con la comunidad. Eso no era lo que yo quería ser médico."
Sombras: desencanto, pérdida de identidad. desigualdad y burocracia
Sin embargo, su mirada no rehúye las “sombras” que, a su juicio, ensombrecen el presente de la atención primaria:
Desencanto profesional: una generación de profesionales comprometidos se jubila desilusionada por la falta de reconocimiento, recursos y continuidad en los proyectos. La palabra “desencanto” aparece más de una vez. José Manuel lo vincula con el deterioro progresivo de la atención primaria:
“Después del esfuerzo de tantos años, la pandemia nos rompió. Esperábamos un renacer, y fue todo lo contrario. Listas de espera, pérdida de accesibilidad, pérdida de longitudinalidad"
“Después del esfuerzo de tantos años, la pandemia nos rompió. Esperábamos un renacer, y fue todo lo contrario. Listas de espera, pérdida de accesibilidad, pérdida de longitudinalidad". Añade que la desmotivación se ha generalizado.
Pérdida del enfoque comunitario: el modelo se ha centrado excesivamente en la asistencia clínica, relegando la promoción de salud y la atención comunitaria.
Conflictos interprofesionales: tensiones entre médicos, enfermeras y otros perfiles por la delimitación de roles que han afectado la colaboración. Muchos centros de salud han dejado de ser equipos cohesionados por el choque de roles entre profesionales:
“Propuse una sesión clínica para hacer mapas de activos en salud, y las enfermeras no asistieron. Me dijeron que era su campo, no el mío. Esa territorialidad no es Atención Primaria, es corporativismo".
“Propuse una sesión clínica para hacer mapas de activos en salud, y las enfermeras no asistieron. Me dijeron que era su campo, no el mío. Esa territorialidad no es Atención Primaria, es corporativismo"
Desigualdad territorial: la atención primaria en España es muy variable según la comunidad y el centro de salud. La inequidad territorial también duele:
“Un centro de salud no debería ser distinto si estás en Granada, en Galicia o en Baleares. Pero lo es. Cada uno es de su padre y de su madre".
Centralización burocrática: los distritos y gerencias han restado autonomía a los equipos, sofocando la inteligencia organizativa local.
“Un centro de salud no debería ser distinto si estás en Granada, en Galicia o en Baleares. Pero lo es. Cada uno es de su padre y de su madre"
Protocolización excesiva: una medicina reducida al cumplimiento de guías y protocolos, sin espacio para la adaptación contextual.
Los valores
Pese a todo, José Manuel defiende lo ha conseguido:
“Somos referencia internacional por algo. La longitudinalidad, la relación continuada con los pacientes, son valores que no podemos perder".
“Somos referencia internacional por algo. La longitudinalidad, la relación continuada con los pacientes, son valores que no podemos perder"
Recuerda cómo al principio de su carrera, aún se veían muertes por deshidratación o diabetes mal controlada: “Eso ya no pasa, y no es por los hospitales. Es por el trabajo diario y callado de la atención primaria.”
Los retos del presente (y del futuro)
José Manuel no idealiza el pasado. Reconoce que el mundo ha cambiado y que la atención primaria debe cambiar también. Identifica cuatro grandes retos:
1. El envejecimiento y la complejidad: “La medicina para mayores no cabe en protocolos. La atención a personas complejas solo puede hacerse bien desde primaria”.
2. La salud mental: “Ni psicofármacos ni psicoterapia bastan. Hay que actuar desde la comunidad. Las asociaciones de mayores hacen más por la salud mental que muchos recursos sanitarios”.
“La Atención Primaria no es rentable para el negocio. Solo puede sobrevivir y avanzar desde lo público y necesita una defensa clara desde lo público”
3. Las desigualdades sociales y culturales: Hay que reorientar la atención primaria hacia la promoción de la equidad en salud.
4. La revolución tecnológica: “La inteligencia artificial traerá más diagnósticos”. Y se pregunta: ¿Pero cuántos de ellos realmente mejoran vidas? Afirma: Hay que tener cuidado y deben integrarse con sentido crítico.
5. La privatización del sistema: “La Atención Primaria no es rentable para el negocio. Solo puede sobrevivir y avanzar desde lo público y necesita una defensa clara desde lo público”.
Nueva Atención Primaria: más profesional, más integrada
Según José Manuel Aranda, es hora de imaginar una nueva atención primaria, desde una lógica integradora y colaborativa:
“Nuestro objetivo no es solo diagnosticar, sino mejorar la vida cotidiana del paciente”
- Superar los corporativismos y los territorios profesionales estancos.
- Incorporar nuevos perfiles: psicólogos, educadores sociales, odontólogos, trabajadores comunitarios.
- Reforzar la formación y crear redes como el máster en atención primaria y salud pública que él está impulsando desde la Universidad de Valencia.
- Promover una cultura multiprofesional, basada en tres pilares esenciales:
1. Generalismo clínico con una visión centrada en la persona: una medicina no centrada en órganos, sino en personas y contextos. “Nuestro objetivo no es solo diagnosticar, sino mejorar la vida cotidiana del paciente”.
“Lo que le pasa a una persona está profundamente conectado con su familia”
2. Atención familiar: comprender al paciente como parte de un sistema familiar y social. “Lo que le pasa a una persona está profundamente conectado con su familia”.
3. Promoción de salud: ir más allá de la enfermedad, hacia los determinantes sociales y el trabajo comunitario. “No somos curadores de enfermedades, somos activadores de salud”.
Un legado en construcción
Para cerrar, José Manuel nos deja un mensaje claro: es hora de transmitir el legado, no de aferrarse a él. Reivindica el papel de quienes fundaron la Atención Primaria moderna. Llama a transmitir valores, manteniendo los necesarios, no trasmitir nostalgias, a ceder el protagonismo a las nuevas generaciones y a acompañar desde la experiencia.
“Nosotros no somos protagonistas ya. Lo que podemos hacer es sostener, animar y compartir lo que construimos para que otros lo transformen”, dice. “Hay que dejar espacio a los nuevos. Hay mucha gente joven con ganas, y los viejos tenemos que pasar a la segunda fila"
“Nosotros no somos protagonistas ya. Lo que podemos hacer es sostener, animar y compartir lo que construimos para que otros lo transformen”, dice. “Hay que dejar espacio a los nuevos. Hay mucha gente joven con ganas, y los viejos tenemos que pasar a la segunda fila".
Plantea permitir nuevas formas con nuevos profesionales (psicólogos, educadores sociales, odontólogos) que pueden enriquecer el modelo si se trabaja desde el respeto y el trabajo conjunto.
Conclusión: no estamos solos
“Cuando empecé, me sentía solo frente al peligro. Hoy, viendo la gente que sigue creyendo en la atención primaria, sé que no lo estamos".
“Cuando empecé, me sentía solo frente al peligro. Hoy, viendo la gente que sigue creyendo en la atención primaria, sé que no lo estamos"
José Manuel Aranda no solo hace balance o un repaso histórico. Llama a la acción. A volver a creer. A recuperar el alma de un modelo que ha demostrado su valor. Y, sobre todo, a no perder la esperanza.
Porque, como él mismo dice: “La Atención Primaria somos los que hacemos cosas".
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