'Granada de la marmota'
Empezaba a tener complejo de Bill Murray (o mejor, de su personaje Phil) en su excelente interpretación en El día de la marmota. Ya saben, aquel que vivía en un bucle de días iguales, atrapado en el tiempo. Donde todo era repetitivo y no había forma de salir.
Me asombra la velocidad con que los devoro; algunos son como una recta larga y aburridísima, no tienen curva, mirador o ensanche en que entretenerse a gozar unos minutos
Me levanto pronto. Echo un par de horas en leer prensa digital. Me centro en la andaluza y local. Antes las hojeaba, hoy sólo las ojeo. Incluso algunos digitales sólo con mi ojo miope. Me asombra la velocidad con que los devoro; algunos son como una recta larga y aburridísima, no tienen curva, mirador o ensanche en que entretenerse a gozar unos minutos.
Todo el paisaje nacional es lo mismo. Su Sanchidad, Pedro el Mentiroso, family and friends. La charlatana de barraca nunca se fue de Andalucía. El prófugo de Waterloo aprieta tuercas. El gallego que no se sabe si sube o baja. Los precios que nos comen por los pies, ¡España nos roba a todos!, nuestros vecinos comerciantes se están haciendo ricos con el pretexto de la inflación. Cuerpo a cuerpo con la vicepresidenta. El BBVA erre que erre. Y como guinda, el fiasco de Mbappé. Esas carreteras nacionales han dejado ya de interesarme. Renuncio a transitar por ellas.
Me interesa más lo próximo. Beber de aquí, es decir, lo que mana en Neguri y de la Tacita de Plata. Me dispongo a disfrutar de los medios locales. No quiero caldo, pero tomo tres tazas; de Málaga a Malagón
Me interesa más lo próximo. Beber de aquí, es decir, lo que mana en Neguri y de la Tacita de Plata. Me dispongo a disfrutar de los medios locales. No quiero caldo, pero tomo tres tazas; de Málaga a Malagón: capítulo MCXXXVI de Juana Rivas, en su eterno idilio de amor/odio con Arcuri, cuán Romeo y Julieta a la andaluza. Crónica de los trenes que nunca cogimos y siempre perdimos; el tranvía de Güéjar Sierra; el corto nonato a Motril y el que se largó a Murcia y nunca regresó.
Los mismos titulares de todas las semanas y todos los meses: Recogida de firmas exprés sobre si amas a Dios o al Demonio sobre todas las cosas, ya somos por lo menos diez mil. La visita de viernes y lunes de la consejera Cariño, la que da besos a los raíles del tranvía. La inauguración triunfal de una acera a toda plana, como pretexto para endosar sus contenedores de basura a la fachada de Fray Leopoldo.
Los turistas que se mueven como los rebaños de la Mesta por cañadas y descansaderos del centro. Todas las casas de mi acera son ya apartamentos turísticos. La eterna crisis del Parque de las Ciencias, el que lleva cuatro veces a los colegiales para hinchar estadísticas de visitas
Los turistas que se mueven como los rebaños de la Mesta por cañadas y descansaderos del centro. Todas las casas de mi acera son ya apartamentos turísticos. La eterna crisis del Parque de las Ciencias, el que lleva cuatro veces a los colegiales para hinchar estadísticas de visitas. La manifestación semanal por el mal funcionamiento de Salud, aunque sólo sea por joder. Que se vayan a África y verán la sanidad que se pierden. O a los USA.
Ítem más. Otra conexión por avión que ha volado, la que subvencionamos para amiguetes. La levantá nuestra de cada día. Las calles con más pedigüeños de España. Fuentevaqueros sigue sin mayoral; mejor, porque reunión de rabadanes, ovejas muertas. Vamos a promocionar otra vez nuestro turismo en Japón y las tapas en Fitur, el dinero público no es de nadie. Concedamos más corralicos de bares en plazas y aceras. El jodido cambio climático que nos ha dejado sin nieve en la Sierra; vaya patinazo que se augura esta temporada, queremos más subvenciones. No se aflijan, que los amigos de la Alhambra vienen a salvarla ¿Es que está enferma? La Universidad está ahíta ¡Pobrecita!, ya no quiere más dinero, le sale por las orejas. El Granada C. F. juega como nunca, pero pierde como siempre. El puñetero temporal nos ha vuelto a joder las playas.
Calle usted, que el lector no tiene memoria; eso se llama seguimiento de la noticia. Debe de haber otros 999 granadinos tan confundidos como yo, porque ya somos millar los que nos descolgamos cada mes como suscriptores. Me informan que de 83.000 hace un año ahora quedamos 74.000
Ozú qué agobio. No me puedo centrar. Hoy (14 de enero), la cosa no debe estar muy clara. Una portada me ofrece un menú de degustación largo y estrecho, de trece noticias en exclusiva. La apuesta principal, de repetición socorrida. Calle usted, que el lector no tiene memoria; eso se llama seguimiento de la noticia. Debe de haber otros 999 granadinos tan confundidos como yo, porque ya somos millar los que nos descolgamos cada mes como suscriptores. Me informan que de 83.000 hace un año ahora quedamos 74.000.
Ya me lo criticaban hace unos días en un coloquio con universitarios. Como si yo fuese el amo del cortijo. Que no, que tenéis que apuntar para otro lado. Que yo no puedo hacer nada, llevo años jubilado del oficio. Pero insisten: “Es que antes había prensa crítica en Granada. Hoy los medios sólo sirven de incensarios”. “Los periodistas han dejado de ser chinas en el zapato de quienes nos gobiernan”. “Así no progresa Granada, es siempre lo mismo”. “No encuentro nada atractivo en los medios locales”. “Los periódicos sois unos aburridos”. “Todo es un montaje, ustedes nos utilizan como protagonistas del Show de Truman”.
Llevan razón esos muchachos. Ya les dije: es que en la calle hace mucho frío y el hambre ruge en los intestinos. Vamos, que sin ventas ni publicidad comercial sólo queda echarse en manos de los patrocinios oficiales y publirreportajes encubiertos. La independencia se paga cara
Llevan razón esos muchachos. Ya les dije: es que en la calle hace mucho frío y el hambre ruge en los intestinos. Vamos, que sin ventas ni publicidad comercial sólo queda echarse en manos de los patrocinios oficiales y publirreportajes encubiertos. La independencia se paga cara.
¿Entienden ustedes de quién depende la Fiscalía? Pues eso.
Decido evadirme de la realidad. Regreso a mis archivos, a los anaqueles de biblioteca, a mis libros viejos. Me borro de las pocas las redes sociales en que milité. También de algún carguillo y representación. Dejo internet para lo mínimo indispensable, los correos, leer gratis lo poco que me atrae y visitar de vez en cuando alguna página guarra. Como todo hijo de vecino/a.
Dejo de ser marmota en Granada. Me de-suscribo de varios digitales. Retorno a bucear en el pasado. A mis largos paseos y charlas con amigos. Es inmensamente más satisfactorio para la salud. La física y la mental.