Granada es la capital andaluza más contaminada por el tráfico, con niveles parecidos a los de Madrid
El humo de los vehículos es el principal emisor de dióxido de nitrógeno. ecologiaverde.com
Madrid ha estado unos días en alerta por alta contaminación, con restricciones al tráfico que han causado mucha polémica. El motivo que esgrime el Ayuntamiento madrileño para restringir el tráfico son los elevados niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) que emiten principalmente los tubos de escape de los vehículos, en especial de los diésel, que son mayoría en el parque automovilístico.
Granada también padece este problema. Es la capital andaluza más contaminada por NO2 y soporta niveles de contaminación parecidos a los de la capital de España. Pero aquí no se han planteado medidas de control del tráfico como las de Madrid. Ni lo hizo el gobierno del PP ni tampoco el actual del PSOE, que apuesta por mejorar la red de transporte público y propiciar el cambio de calderas de calefacción para mitigar la polución.
El Defensor del Pueblo ha intervenido de oficio en el asunto y ha pedido información a 14 municipios españoles, entre ellos, Granada, para conocer las medidas que contemplan para atajar la contaminación atmosférica urbana.
Incumplimiento sistemático
Y es que Granada lleva varios años incumpliendo sistemáticamente la normativa europea sobre límites de dióxido de nitrógeno. De las dos estaciones de medición de calidad del aire que hay en la ciudad, en el entorno del Palacio de Congresos y en la Avenida Luis Miranda Dávalos (junto a la estación de autobuses), esta última, denominada por la Consejería de Medio Ambiente Granada Norte, sobrepasa habitualmente cada mes los 40 microgramos por metro cúbicos de media, límite establecido para la protección de la salud humana, según los informes mensuales que elabora la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio.
Según Ecologistas en Acción, "los óxidos de nitrógeno son en general muy reactivos y al inhalarse afectan al tracto respiratorio. El NO2 afecta a los tramos más profundos de los pulmones, inhibiendo algunas funciones de los mismos, como la respuesta inmunológica, produciendo una merma de la resistencia a las infecciones. Los niños y asmáticos son los más afectados por exposición a concentraciones agudas de NO2. Asimismo, la exposición crónica a bajas concentraciones de NO2 se ha asociado con un incremento en las enfermedades respiratorias crónicas, el envejecimiento prematuro del pulmón y con la disminución de su capacidad funcional".
Además, la OMS dice que estudios epidemiológicos han revelado que los síntomas de bronquitis en niños asmáticos aumentan en relación con la exposición prolongada al NO2. Y la disminución del desarrollo de la función pulmonar también se asocia con las concentraciones de NO2 registradas (u observadas) actualmente en ciudades europeas.
En 2016 la estación de Granada Norte ha superado el límite en todos los meses menos en agosto, cuando el tráfico se reduce por las vacaciones, en que llegó a 39 microgramos/m3, y en julio, que se quedó en 40, justo en el límite. Faltan por saber los datos de diciembre, un mes en el que también se suele sobrepasar el límite porque al intenso tráfico, especialmente en las fechas navideñas, se suma el efecto de las calefacciones.
A lo largo del año recién terminado Granada ha sido la capital andaluza con mayores niveles de NO2. Solo se le ha acercado Málaga, que en los meses de abril, mayo y junio superó ligeramente los niveles de Granada en su estación medidora de la Avenida Juan XXII. En el resto de meses, la estación de Granada Norte ha tenido niveles superiores de dióxido de nitrógeno.
La mayoría de estaciones de Madrid, por debajo
El máximo se registró el pasado enero, con 52 microgramos de NO2 por metro cúbico, muy por encima de los límites. La media del periodo enero-noviembre supera los 43 microgramos/m3, por encima de los 40 máximos de la legislación. Para hacerse una idea, en Madrid, de las 20 estaciones de medición de calidad del aire, solo cuatro han rebasado los niveles de la estación granadina este año.
La otra estación de la capital, la de Palacio de Congresos, presenta unos índices de polución por NO2 algo inferiores. Solo una vez en 2016, en enero, llegó a los 40 microgramos/m3, y la media del año roza los 34.
La diferencia de Granada con Madrid es que aquí no se dan unos picos horarios de NO2 tan altos como en la capital española. Mientras en Madrid las estaciones de mayor polución registran estos días valores puntuales de NO2 que superan con creces los 200 microgramos/m3 durante varias horas (razón por la que se da la alerta y se restringe el tráfico), en Granada lo máximo de los últimos días fue de 183 microgramos en Granada Norte, el día 26 de diciembre a media tarde.
Más partículas que en Madrid
Pero, además de tener unos valores medios de NO2 tan altos, los más elevados de Andalucía y muy próximos a los de Madrid, Granada tiene una peculiaridad que agudiza la gravedad de su contaminación atmosférica, y es su alto índice de partículas en suspensión, con unos niveles que superan en mucho a los de la capital madrileña, debido a las corrientes de polvo subsahariano que afectan de lleno al área metropolitana (y a otras muchas zonas andaluzas) y al efecto muro de Sierra Nevada, que hace que la polución parmanezca más tiempo sobre Granada.
Mientras en Madrid la media de sus 20 estaciones ha sido en 2016 de 19 microgramos/m3 de partículas en suspensión (PM10, tamaño inferior a 10 micras), en Granada el promedio ronda los 30 microgramos/m3. Es una cifra inferior a los 40 de máximo anual que establece la legislación europea, aunque muy superior a los 20 microgramos/m3 que recomienda la Organización Mundial de la Salud como tope máximo para proteger la salud humana.
Más de 50 días de aire malo
Y aunque el promedio no rebase la ley europea, los episodios de contaminación por partículas son los que habitualmente provocan la calificación de aire malo o muy malo (nivel rojo o marrón) en los informes diarios de Medio Ambiente. Todos recordamos esas masas de polvo que a veces se sitúan sobre el área metropolitana, especialmente en verano, que enturbian el aire y causan picos de polución muy elevados. En 2016 se han registrado 53 días de aire malo o muy malo por altos niveles de partículas, según los informes diarios de la Consejería de Medio Ambiente.
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